Mi peldaño
Ahora que ya no es negro o blanco,
(si no gris claro),
que camino de tu mano
y no hay llantos,
que duermo a tu lado
y no hacerlo
se podría considerar
acto de
pecado,
te confesaré algo.
Ni un millón de
kilómetros me moverían
de tu lado,
ni estar al filo de
un acantilado,
ni veinte kilos
tuyos, de más
(de regalo).
Quiero echarte tanto de menos
que no me sienta las manos,
(del frío)
y al verte abrazarte tanto
que el latir de nuestros
huesos destruya todos
los horarios.
Sé que mis uñas
son un escándalo,
porque suelo salir al jardín
a desenterrar mi pasado
y me emociono
demasiado,
cuando me sostienes
(las manos)
y besas cada uno
de mis nudillos,
siendo mi peldaño.
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