Al viento suplico, con bisbiseos delicados,
Un ruego llevado en sus alas bisbiseantes,
quise que te alejaras, que partieras en el alba dorada,
mas tu rasgo quedó, pero un eco de ti se disipó,
un arcoiris de querencia que una vez brilló en lo azulino.

Palabras al viento, como hojas de la zonda llevadas,
el querer latente de un despedida, de un partir inmarcesible adiós,
tu presencia en la carne persiste, mas en los hilos del corazón,
se difumina, cual niebla matutina ante el ardor del sol,
y el sonido de tus risas ahora habita en el silencio más profundo.

No entablo diálogos con los espectros que moran en el pasado,
no hablo con fantasmas,
ni con las umbras que el tiempo desvaneció,
mas persisto en este mundo de los vivos, en el albor de mis alcances,
aun cuando el meollo anhele el recuerdo que se desvaneció.