Ha llegado mi parte favorita de la historia. Con ustedes: los agradecimientos.

Primero, debo agradecer al chico de ojos café que tantos versos ha inspirado. Admito que su recuerdo jamás se borrará de los míos, pero elijo abandonarlos en esta historia para sanar. Gracias y adiós.

Agradezco a mi amiga Luciana por ser la primera en interesarse en esta historia y motivarme a seguir escribiéndola, al igual que brindarme consejos a la hora de redactar. No lean el próximo agradecimiento sin visitar su poemario «Poesía Rabiosa»: Amnimus.

Agradezco a mi cama por soportar mi peso durante largas horas de escritura, al bloc de notas de mi celular por almacenar los primeros borradores de esta historia, a mi reproductor de música por llenar de ritmo mis calladas tardes y a mi perra La Chiqui por estar a mi lado en el momento en que terminé de escribir el último verso de esta historia.

Asimismo, agradezco a Winny26, Monserrath_Vargas, AndresMoros, GauthierKassandra, StephanieBossi y LUZMISANTI por el constante apoyo en cada una de mis obras. El hecho de que siga publicando nuevas historias es, principalmente, por ustedes.

Pero el agradecimiento más importante va hacia ti, lector/a. Gracias por tomarte el tiempo de leer esta especie de poemario. Sé que no es el mejor ni tampoco lo será, pero ha sido un gran desafío escribirlo porque he roto varias barreras auto-impuestas.

Probablemente, vuelva en un tiempo por aquí para realizar pequeños cambios de ortografía y/o gramática. Hasta ese entonces, nos volveremos a encontrar en mis otras historias.