-Ay, todo me da vueltas. -Gael abre los ojos lentamente, se encuentra sobre una cómoda cama y un yeso cubre su pie derecho. Además tiene algo en el brazo izquierdo que le impide su movimiento-. Siento que nunca sanaré -se dice molesto para luego bufar.

-¡Despertó, despertó! -Lu suelta gritos de alegría mientras salta por la habitación, luego gira hacia el gamma y está a punto de arrojarse sobre él. Pero Ilan lo detiene con un grito.

-¡Basta! Él está herido, no puedes abrazarlo aún.

El omega hace un puchero, aunque se conforma con tomarle la mano a Gael.

-¿Qué pasó? -pregunta el castaño. El pequeño le sonríe y le explica porqué despertó en la cama con un tobillo roto.

-Vimos a ese niño caminar por la pared y me asusté mucho. Te abracé, entonces él cayó sobre nosotros y quedaste inconsciente. León despertó y fue quien llamó a Ilan y al doctor. Pero ya estás bien. -Lu sonríe aun más y frota su mejilla contra la mano del rizado, espera a que lo acaricie. Pero el mayor sólo ignora ese gesto y mira al beta.

-¿Dónde está León? -pregunta curioso, entonces la respuesta entra por la puerta. El niño de ojos azules camina hacia él y se sienta junto a la cama, el omega lo mira de una manera cortante ya que considera que está demasiado cerca de su amo-. Hey, ¿también tienes roto algo? -le pregunta Gael en un tono burlesco.

-Parece que alguien amortiguó mi caída -responde mientras niega-. Lu dijo que... yo-

-León, ¿puedes acompañarme? -el señor Damia interrumpe la conversación cuando se asoma por la puerta. El de ojos azules asiente y lo sigue fuera de la habitación, Ilan también los acompaña por si acaso su señor necesita algo-. Por lo que escuché anoche hiciste algo impresionante -comenta el hombre.

-Si, eso creo. Estaba dormido y no recuerdo lo que pasó -responde León nervioso, sus manos tiemblan un poco.

-Bueno, ayer te prometí que hablaríamos. -Damia se detiene frente a una puerta e Ilan la abre para dejarlos pasar. Ellos entran a un despacho y el omega toma asiento detrás del escritorio. León se ubica en una de las sillas que están frente al escritorio y ve al hombre sacar varios libros de los cajones.

-¿Qué es? -Él no puede ocultar su curiosidad.

El hombre abre uno de esos libros y pasa a enseñarle unas fotos, en las imágenes muestran a un muchacho joven, no más de 20 años, cabello castaño y ojos verdes.

-Erik Jonathan, fue el mejor guardia de mi tío Guillermo, hasta que una familia rival atacó esta mansión y yo pasé a la cabeza. Fue cuando lo conocí y él era realmente extraño, sin mensionar que nunca se separaba de un gamma que también vivía en la casa. Mi curiosidad era tanta que comencé a investigarlo, su palidez me resultó muy extraña, pensaba que no se alimentaba bien pero estaba equivocado. Su comida favorita eran las frutas de preferencia las que tienen un color rojo, manzanas, cerezas, frezas, moras y más. ¿A ti te gusta algo de eso?

-Bueno... -León baja la mirada ya que sólo hace tres días lo alimentaban con comida para perros, en mansión Apraiz eso cambio un poco, la comida no estaba rancia-. Me gustan las manzanas -responde de manera tímida.

-Pienso que, con todo la información que tengo de Erik, tal vez pueda ayudarte a descubrir a qué clase perteneces -comenta Damia sonriendo para luego colocar la bufanda de antes sobre los hombros de León. Él ve un brillo en los ojos del omega, así que sonríe y acepta hacer la investigación juntos.

-Será difícil, yo busqué por mucho tiempo -murmura bajando la mirada. Los recuerdos lo atormentan y el dolor de no pernecener a ningún lugar siempre ha estado presente.

-La respuesta no está afuera, creo que está en ti. -Las palabras de Damia lo sacan de sus pensamiento y ve al omega con una cinta métrica en sus manos-. Veamos, ¿recuerdas a tus padres? -Éste procede a medir su cuerpo con la cinta. Primero su cabeza, luego sus brazos, piernas y cuerpo entero. Al terminar a otra las medidas en una libreta.

-No. Sólo recuerdo que ya estaba en la calle, robaba comida para sobrevivir hasta que me atraparon y me llevaron a las subastas -le explica confundido, sus primeros años de vida son muy confusos como sucede con cualquier adulto. Pero León está seguro que no tiene padres.

-¿Qué edad tienes?

-35 años, pero me veo así -responde rápidamente-. ¿Qué edad tenía Erik entonces?

-Oh, él... Bueno, mi padre me comentó que crecieron juntos pero, por alguna razón, Erik nunca envejecía. Ahora debe tener 66 años aproximadamente, aunque juraría que aún sigue viéndose como en la foto. Ambos son muy especiales -contesta el mayor para luego hacer unas cuentas-. Si naciste hace 35 años pero luces como un chico de 13 años, eso quiere decir que cinco años para mí es sólo un año para ti. Es por eso que no "creces", increíble, ¿no?

-No entiendo -niega León y se pregunta cómo eso puede ser increíble.

-Nosotros podemos llegar a los 100 años con una dieta adecuada, ejercicio y mucha suerte. Pero tú... y Erik, podrían vivir el doble sin problemas. ¡Eso es increíble! -habla Damia para luego anotar esa información en una libreta nueva, esta tiene el nombre de León en la tapa.

-Nunca había pensado eso -comenta el niño levantando las cejas por la sorpresa.

-Lo siento, señor. -Una beta golpea la puerta y llama la atención de Damia-. Él regresó y quiere a Ilan -al oír eso el omega deja todo lo que está haciendo para salir de su despacho e ir a las puertas de la mansión.

Allí se está viviendo una fuerte pelea entre Cruz y los guardias de Damia. El pelirrojo se niega a irse sin su beta, no le importa que esté recibiendo una paliza y no deja de llamar a Ilan.

-¡Te dije que no podías regresar! -exclama Damia con una voz grave. Sus guardias se apartan, dejando a la vista al alfa de rodillas. Cruz tiene golpes en todo su cuerpo y rostro, apenas puede mantener los párpados abiertos y no para de toser sangre-. Creo que se pasaron un poco -murmura mirando a la jefa de los guardias.

-Oh no, este desgraciado se merece mucho más -responde Lina para luego patear al pelirrojo.

-¡Basta! -Damia la detiene antes de que vuelva a tocarlo-. No te rebajes a su nivel -le aconseja para luego caminar hacia el alfa. Él flexiona las piernas y queda a la altura de Cruz, así lo oye murmurar maldiciones hasta que suelta un grito a todo pulmón.

-¡E-Es mi beta, lo quiero de regreso!

-¿Por qué? -pregunta Damia en un tono aburrido. Cruz levanta su mano y toma el zapato impecable del omega con rabia, manchando este con un poco de su sangre.

-Eso no... t-te interesa. Q-Quiero hablar con él.

-No, además-

-Señor -Ilan interrumpe el tenso momento y camina hacia ellos con pasos firmes. Por un momento Cruz creyó que se dirigía a él, pero el beta se refiere a Damia-. Esto se va a seguir repitiendo hasta que hable con él -comenta para luego mirar al alfa pelirrojo.

-Dilo o sino lárgate -le ordena el hombre a Cruz mientras se aleja. Le da un poco de espacio a ambos pero no deja completamente solo a Ilan. Teme que el alfa lo vuelva a lastimar.

El beta se agacha a su altura y espera las palabras del otro, Cruz se encuentra agitado y adolorido por los golpes. Pero se las arregla para insultarlo.

-Idiota, no te di permiso para... que t-te fueras. ¿D-Desde cuando puedes ig...ignorar mi voz de alfa?

Ilan suaviza su ceño fruncido para luego responder: -desde que salimos de la mansión, pensé que querías compañía. Pero estabas perfecto solo, así que regresé. Ya no te molestaría mi existencia. -Sus palabras son calmadas pero están llenas de rabia hacia el alfa.

-N-No... -Cruz suelta una risa para luego levantarse, al encontrarse muy lastimado sólo puede colocarse se rodillas y gatear hacia el beta. Ilan retrocede asustado hasta perder el equilibrio, entonces el mayor lo atrapa en sus brazos-. No m-me dejes solo Ilan -susurra en su oído mientras lo abraza con las fuerzas que le quedan.

-¡Tienes 5 segundos para alejarte de del conejito! -lo amenaza Lina, pero como Cruz la ignora, procede a tomarlo de los hombros y arrojarlo lejos de Ilan-. ¿Te lastimó de nuevo? ¿Todo está bien? -Ella rápidamente va a la ayuda del beta y lo levanta del suelo con cuidado.

-Si, yo me encargo. -Él camina hacia el pelirrojo luego de sonreírle a Lina. Ve que el alfa ya se encuentra desecho y apenas puede continuar consciente, eso toca su corazón porque, después de todo, él no es como las personas que lo maltrataron en el pasado.

-Ilan, Ilan... -Cruz no deja de repetir su nombre entre quejidos.

-Estoy aquí -responde el beta mientras saca un pañuelo de su bolsillo, con él limpia la sangre que brota del labio del alfa.

-Vuelve, ¿si? -le dice éste intentando levantarse.

-No iré a ninguna parte, esta es mi casa.

-¡Entonces yo me quedo contigo! -Si su padre lo viera ahora seguramente le hubiera dado la paliza de su vida. Un alfa rogándole a un beta, es impensable. Pero después de todo él ya está muerto-. ¡Seré tu alfa!

Ilan queda en silencio. No todos los días un alfa se ofrece servir a alguien que es más débil que él, dejando su orgullo y vanidad de lado.

-Lo pensaré -contesta para luego ponerse de pie.

-De hecho. -Damia se acerca al beta dándole una sonrisa-. Ahora que eres mi mano derecha necesitarás mucha ayuda -comenta haciendo que Ilan se vuelva rojo de la vergüenza.

-¡¿Qué?! ¿Está seguro señor? -pregunta rápidamente y su sonrojo se expande por todo su rostro al ver que el omega afirma.

-Y tu primera orden, como mi mano derecha, es que cuides de tu alfa. -Ilan regresa la mirada hacia Cruz y nota que está inconsciente, entonces se acerca a él y le asegura a Damia que eso hará.