Ji o Chi
Ilan siente la falta de aire y detiene a Cruz para que lo deje respirar. Apenas pudo seguir el beso, además el alfa lo dejó muy agitado, con el cabello revuelto y su rostro muy rojo.
—Que lindo —murmura el pelirrojo. Él esconde su rostro en el cuello del menor y besa su piel con calma.
—Basta, no podemos hacer esto aquí. —Trata de alejarse del mayor pero éste envuelve sus brazos alrededor de su cintura.
—¿Entonces dónde sí?
El beta le sujeta los hombros y niega rápidamente.
—Eh, n-no entiendo, ¿por qué tú...?
Cruz lo calla con un beso en los labios, uno en donde explora la boca del otro con estuciasmo, además siente que la entrepierna de Ilan despertó con esos candentes besos.
—Debo hacerlo, ya te lo dije. Además lo estoy disfrutando más de lo que creí. —Él desliza sus manos por la espalda del menor y termina colocándolas sobre el trasero de éste, así lo atrae más a su cuerpo y comienza a torturar a Ilan con su pierna. Hace que el menor se frote contra él de manera suave mientras disfruta la vista. Ilan mantiene atrapado su labio inferior entre los dientes, sus mejillas están rojas y su cabello oscuro está revuelto.
—Debemos parar —susurra aferrándose a la ropa del mayor. Pero éste niega con la cabeza y le segura que acabará con lo que empezó. Sus manos siguen en las mejillas del beta y las amasa un poco al mismo tiempo que continúa con los movimientos. Eso provoca que al menor se le escape un gemido ronco, cosa que lo avergüenza e intenta recuperar su cordura.
—Déjate llevar, sé que también te gusta —le dice Cruz al oído mientras acelera los movimientos de Ilan sobre su pierna. Así el beta suelta un grito agudo y termina ensuciando su ropa interior. Se siente cansado y confundido, tampoco se atreve a mirar al alfa a los ojos después de esto. Pero el mayor levanta su mentón con la mano para dejar cortos besos en su mejilla derecha—. Eso fue tan caliente —comenta para luego soltar un gruñido.
—Fue... fue... —Ilan no tiene palabras, así que guarda silencio mientras intenta controlar el calor que se expande por sus mejillas. En eso, comienza a retroceder al mismo tiempo que Cruz avanza, entonces termina cayendo sobre la cama de la habitación y el alfa se las arregla para acorralarlo nuevamente.
Con el beta sobre la cama, sonrojado y el pecho descubierto, Cruz siente sus pantalones ajustados en la entrepierna. Está tan excitado que necesita abrirlos para no sentir dolor, lamentable Ilan se encoge en la cama al ver eso.
—Tranquilo, no dolerá —le asegura. Entonces gatea hacia él y termina dándole un beso en la frente. Cruz también se siente raro porque nunca había sido tan delicado con nadie. Con sus otras parejas sexuales sólo lo hacían y ya, al día siguiente buscaba otra chica. Pero al deberle mucho a Ilan, eso lo convierte en alguien que merece un trato especial.
—Y-Yo nunca lo hice —confieza el menor desviando la mirada.
—Lo sabía. —El alfa desliza la camisa rota fuera del cuerpo de Ilan, unos viejos moretones quedan al descubierto y eso llena de culpa a Cruz por un momento—. Te haré nuevas marcas, te cuidaré como tú siempre cuidaste de mí —le promete estando a unos centímetros de su piel. Luego se encarga de sorber con fuerza, dejando así, marcas rojas sobre los moretones de su vientre y pecho. El alfa continúa marcando al beta haciendo que suelte más gemidos bajos y maldiciones.
—C-Cruz, no... no. —Ilan se retuerse y toma las sabanas de la cama con fuerza. Entonces el mayor le toma las manos y las coloca alrededor de su cuello. Así el menor lo abraza mientras marca su cuello.
A estás alturas Ilan está nuevamente preparado para llegar al clímax, pero Cruz se aleja y pasa la mano por su cabello para quitarlo de sus ojos. Ese gesto lo hace ver tan sexy que el beta no puede evitar morder su labio inferior y olvidar por un segundo su frustración.
—Debo continuar con el resto, amo —murmura el pelirrojo para después dar vuelta a Ilan y dejarlo sobre sus manos y rodillas. Así comienza a besar la espalda del más bajo mientras éste sigue pensando en cómo acaba de llamarlo. Él llamaba amo al alfa hace unos días, pero ahora todo es diferente, tanto que aún se siente confundido y llega a creer que todo es un sueño. Cosa que descarta rápidamente al sentir como sus pantalones son bajados junto con la ropa interior.
—Ah, a-ah... —Su cuerpo se paraliza cuando siente algo acariciar su centro, al mirar sobre su hombro apenas alcanza a ver a Cruz detrás de él. Pero si puede sentir a la perfección las caricias de su lengua, húmeda y caliente. Ilan jamás había sentido algo parecido en su vida y el fuego comienza a consumir su interior.
—Es tan, ah... Creo q-que voy a... —Gemidos y palabras entrecortadas salen de sus labios mientras siente las suaves penetraciones. Desesperado, cubre su boca con las manos para detener los sonidos que está haciendo.
Cruz ahora aumenta un poco la velocidad y comienza a estimularlo con dos dedos. Su boca ahora deja besos en la espalda baja del beta mientras mueve su mano, acariciando el interior de Ilan con cuidado. El alfa sonríe al ver como el menor intenta callar, aunque los jadeos y maldiciones salen de su garganta de igual manera. Eso lo excita mucho más, entonces comienza a bajar su ropa con la mano que está libre y su miembro al fin deja de estar atrapado bajo las telas.
—Aquí voy, mi amo —susurra al oído de Ilan mientras se acomoda y se empuja lentamente. El beta le da la bienvenida al encontrarse preparado, pero también suelta un grito ahogado cuando terminan unidos. Apenas puede pensar bien y su cuerpo está ardiendo.
—Ah... ah... ah. —intenta recuperar el aliento perdido, pero sólo suelta gemidos al sentir al alfa en su interior. A cada movimiento, a cada respiro—. Se siente r-raro. C-Cruz... —él no puede continuar porque siente una suave embestida. Las manos del mayor pasan a abrazar su pecho, no hay nada que los separe, mientras se mueve contra su cuerpo. Además escucha sus gruñidos y maldiciones del alfa muy cerca de su oído.
—¿Y ahora? —pregunta el pelirrojo, las embestidas aumentan de velocidad y deja una suave mordida en el hombro de Ilan—. ¿Cómo te sientes? —Él se endereza y levanta al beta al mismo tiempo. Ilan jadea al sentirlo más profundo cuando termina sentado sobre el alfa.
No es capás de contestar y siente que está a punto de desmayarse, está al límite. Cruz es atrapado con violencia por las paredes cuando Ilan se viene diciendo su nombre. Así que continúa embistiendo hasta sentir que está muy cerca, él se retira un poco para que el nudo no lastime al beta y también acaba soltando un gemido brave.
Tarda unos minutos en recuperar el aliento y observa a Ilan recargado por su pecho. Tiene la respiración agitada, está cubierto de sudor y mantiene los ojos cerrados.
—¿Estás bien? —Cruz aparta el cabello que cubre los ojos del beta y lo acomoda mejor entre sus brazos.
—E-Eso creo —responde luego de un corto silencio, un segundo después todo su rostro vuelve a estar rojo y se separa del alfa rápidamente—. No debimos hacer eso. Se supone que tenía que limpiar esta habitación para los huéspedes y el señor Damia se molestará mucho. —En su preocupación intenta levantarse y ordenar todo pero un ligero dolor en su interior lo obliga a permanecer acostado en la cama.
—¿Siempre te preocupas tanto? —Cruz se acerca y esconde su rostro en el cuello del menor—. Yo me encargo de todo —luego de esas palabras él se acomoda la ropa, ayuda a Ilan a vestirse y lo alza en sus brazos para llevarlo a su habitación.
—No hace falta, puedo caminar —insiste el beta, sin embargo el dolor se hace un poco más fuerte a medida que el tiempo pasa. Además se siente a gusto ahora recibiendo besos y abrazos del alfa en lugar de maltratos.
—No es cierto. Deja de ser tan terco, amo —contesta el pelirrojo.
Ilan baja la mirada y sus mejillas continúan rojas, aún más a escucharlo.
—No m-me llames así.
—Te sirvo a ti, eres mi amo, ¿verdad?
—Si, pero es muy formal y... —el beta se interrumpe al presivir el cambio en el olor de Cruz. Éste comienza a emanar feromonas debido a su cambio de ánimo.
—Hay un alfa desconocido en la casa —murmura dejando confundido al menor. Pero un fuerte aroma a cacao y menta llega a la nariz de Ilan, ese olor es fuerte y dominante. Es por eso que Cruz está molesto, no le gusta para nada la presencia de ese otro alfa y menos como suelta esas feromonas.
—Iré a hablar con Damia, él debe saber de qué se trata —propone Ilan y espera que el otro lo baje, mas eso no sucede, porque Cruz comienza a caminar con él hacia el gran salón. Los nervios invaden al beta cuando nota su estado, la piel llena de marcas rojas y mordidas, rostro sonrojado, el aroma de alfa impregnado en él y el propio Cruz llevándolo en sus brazos.
—Espera, bájame —le ordena en un tono serio. Entonces el alfa cumple y lo deja de pie frente a él.
Ilan arregla su cabello rápidamente y se lamenta al ver su camisa rota, la cual era parte de su uniforme. Pero la peor parte llega cuando siente como algo caliente se desliza desde su interior hacia afuera.
—¿Todo bien? —pregunta Cruz al ver su rostro asustado. Entonces siente los suaves golpes del beta en su pecho.
—Te veniste dentro de mí —responde molesto arrojado golpes de puño que no lastiman al alfa—. ¡Ahora todo está saliendo!
—Wou... —ambos quedan impactados al escuchar a una tercera persona. Entonces, al mirar a un lado, ven al gamma rizado con un par de muletas—. Esa fue demasiada información.
—¿Escuchaste? Quiero que hagas eso conmigo, por favor. —Lu también está allí y le reclama a Gael que lo tome, que sean uno. Pero el gamma se niega una y otra vez.
La vergüenza es tanta que Ilan queda paralizado, su mente ni cuerpo reaccionan. Cruz también se encuentra apenado, pero sólo sus mejillas sonrojadas lo reflejan.
—Hey, ¿saben si la visita de Damia ya llegó? —le pregunta a la otra pareja. Entonces el omega siente el aroma de ese otro alfa y suelta un chillido de miedo.
—Debe ser e-eso... Es aterrador —murmura el castaño estando oculto detrás de Gael. En cambio el rizado olfatea el aire y luego estornuda. Los demás quedan asombrados por su reacción.
—Odio la menta, siempre me hace estornudar —se queja para luego seguir su camino hacia la sala. Lu lo sigue rápidamente y Cruz decide que será mejor llevar a Ilan a su habitación. El pobre sigue en estado de shock.
Mientras tanto Damia recibe la visita del heredero de la familia Daban, el hombre llamó por teléfono diciendo que tenía a los gamma que estaba buscando y que los entregaría personalmente. Todo parecía maravilloso, pero Damia se siente muy inquieto al tener frente a él a ese alfa.
Nizar Daban es como lo describieron sus contactos, una persona fría, distante, un poco extraña y muy territorial debido a su olor. Cualquiera se siente amenazado en presencia del alfa lleno de tatuajes.
—Buenos días —dice el invitado mientras mira al omega con curiosidad—. Que sorpresa, no sabía que un omega estaba ahora a la cabeza de la familia Lobos —la voz melódica de Nizar contrasta mucho con su olor y aspecto. Eso confunde a Damia.
—Soy Damia Lobos. ¿Dónde están los gamma? —él va directo al punto haciendo que el alfa haga una mueca.
—Oh, ellos. Siguen afuera. —Nizar voltea y mira hacia la puerta—. ¡Vengan aquí, ustedes querían encontrar a sus amigos!
Yannick es el primero en entrar a la casa, un poco temeroso, da un par de pasos y termina junto al alfa. Un segundo después una muchacha de rastas entra al salón sonriendo. Intenta esconder su nerviosismo de esa manera.
—¡Achú, aachú! —unos estornudos resuenan por el eco del lugar, entonces todos miran al rizado que no puede dejar de estornudar—. Mierda, apenas puedo respirar —se queja para luego mirar a Milenka y a Yannick.
—¡Gael! —ambos exclaman su nombre y corren hacia él rápidamente.
—No, no, alto —intenta correr para que no lo derriben, pero los otros terminan abrazándolo de todos modos. Un abrazo grupal que habían esperado con ansias. Gael deja caer sus amuletas y regresa el abrazo con la misma intensidad.
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