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Final

–¿Por qué está pasando esto? No entiendo nada. –Lu se encuentra temblando de miedo –S-Se llevan los cuarpos... –susurra al ver como los hombres uniformados comienzan a levantar a los caídos.

Él estaba en la biblioteca, leyendo libros ya que quiere ser como el señor Damia, desde que su último plan salió mal con Gael. Pero Nizar, ese tenebroso alfa, entró al lugar gritando el nombre de Milenka y Yannick. Naturalmente el pequeño castaño fue invadido por el miedo al sentir su sofocante aroma, cargado se ira y rabia. El alfa le preguntó donde estaban los gamma, aunque el no pudo responder, estaba paralizado. Y fue peor cuando se escuchó un gran estallido de cristales en toda la biblioteca. Unos hombres entraron a la mansión destrozando los ventanales y Nizar lo protegió de la lluvia de cristales.

–Todo está bien. –le dijo mientras los disparos rompieron con el silencio y la paz de la biblioteca. Lu sintió como el cuerpo del alfa perdía fuerza y terminó cayendo sobre él. Dejándolo atrapado, pero, a su vez, oculto de los intrusos.

Los minutos han pasado y ya no se oyen disparos. Sin embargo Lu está aterrado mientras sólo puede observar como se llevan a los guardias. Incluso llega a reconocer a Lina, quien se encuentra tendida en medio del pasillo, frente a las puertas de la biblioteca –¿Q-Qué puedo h-hacer? –se pregunta teniendo sus ojos llenos de lágrimas. Él comienza a llorar en silencio, haciéndose bolita mientras soporta el peso del alfa sobre su cuerpo y ese olor cargado de ira, que apenas lo deja respirar.

De repente, Lu escucha y siente como Nizar suspira. Entonces acerca su oído al pecho del alfa para escuchar sus latidos. El corazón está ahí, vive –Te sacaré de aquí. –le promete el pequeño castaño. Encontrándose extrañado, Nizar está dormido pero su olor no cambia. Sigue siendo el mismo.

Haciendo un gran esfuerzo, él mueve al alfa lentamente. Se pone de pie sosteniendo a Nizar sobre su espalda, las piernas del mayor se arrastran por el suelo, lo que hace el trabajo mucho más difícil. Aun así Lu continúa y lo lleva a un lugar más resguardado, fuera de la vista de esos hombres y detrás de una gran pila de libros. Aunque su cuerpo se sienta débil por realizar tal esfuerzo, Lu se siente muy bien. Jamás creyó que podría hacer algo parecido en el pasado, sin mencionar que siempre le repetían que es un bueno para nada. Pero Damia cambió eso, ahora sabe que los omega son capaces de cualquier cosa si se lo proponen.

–Mmm, ¿d-dónde...? –el alfa empieza a moverse un poco y balbucea cosas sin sentido. La primera reacción de Lu es alejarse por precaución, es ese olor. Sin embargo, sacude su cabeza y mira a Nizar. En su rostro no hay rastros de molestia o enojo, no, él sólo está confundido.

–E-Estás b-bi-bien. –responde el omega –T-Te dispararon... algo que te d-dejó dormido. –Lu está haciendo un gran esfuerzo por hablar sin tartamudear, pero falla ya que su omega interior se encuentra aterrado con la sola presencia del alfa.

–¿Me dispararon? –pregunta Nizar sintiéndose adolorido y cansado.

–Si. –asiente el pequeño castaño –Y s-se están lleva-llevando a t-todos. Yo te t-traje aquí.

–¿Tú estás bien? –Nizar lo mira a los ojos, provocando que él de inmediato desvíe la mirada por respeto y sumisión.

–S-Si.

–No agaches la cabeza, acabas de salvarme, ¿no? –comenta el mayor llamando la atención de Lu. Entonces, al levantar la mirada, se encuentra con una sonrisa cálida y amigable de Nizar.

El momento tranquilo llega a su fin cuando un uniformado los encuentra. Lu se pone de pie rápidamente y enfrenta al hombre como lo haría un alfa –Se lo llevarán sobre mi cadáver. –el castaño parece poseído por una rabia asesina y le gruñe a los intrusos hasta sentir el aroma de flores silvestres en el aire. Ese es el olor de Damia.

–Lu, tranquilo. Ellos son aliados. –el señor de la casa viene acompañado por esos hombres. Entonces el castaño se deja caer de rodillas, su cuerpo apenas soportó ese brusco cambio de carácter.

–Que bien. –murmura para luego sonreír.

Unas horas han pasado desde el supuesto ataque a la mansión Lobos y los responsables se encargaron de reparar los daños y pedir disculpas. Damia llegó a un acuerdo con Angelien, los ayudará en su misión a cambio de que ellos liberen a todos sus hombres arrestados y que les den protección, esas eran sus condiciones y la beta le estrechó la mano. Así el trato quedó cerrado.

–Atención, fuimos atacados por el equipo especial de protección. Fue un error ya que venían tras Guillermo Lobos. Pero desde ahora me comprometo a ayudar a su causa, a cambio ellos nos protegerán. Todos salimos ganando. –anuncia el omega, estando ante todos sus empleados y guardias. Los cuales ya despertaron nuevamente.

–Pero señor. No necesitamos ayuda de esos... –Lina protesta, pero el beta de cabello negro la interrumpe. Éste es la mano derecha de Angelien.

–Sin nuestra ayuda, en un ataque con armas reales, todos ya estarían muertos. Sólo intentamos prevenir lo peor. –el hombre ni siquiera es un alfa, sin embargo Lina baja la cabeza en señal de respeto y ya no discute.

–Lo pensé y es lo mejor. –agrega Damia mirando a todos y cada uno. Él les da una sonrisa para luego caer de espaldas. Estaba tan agotado que cayó dormido en plena sala.

–Bueno, todos a trabajar. –Angelien mueve a sus escuadrones y les ordena retirarse, pero antes deja a alguien más a cargo –Ilan, ¿cierto? Como mano derecha de Damia debes tomar su lugar hasta que él se recupere.

–¿Yo? Ammm... ¿Quién se lo dijo? –responde este nervioso.

–Damia, ¿quién más? Me habló mucho de ti. –habla la beta sacándole colores a Ilan. 

Él frota su rostro, palmea sus mejillas y asiente –Lo haré. –responde de manera firme para luego mirar a los demás. Estos lo reconocen como el líder temporal de la mansión, aunque esa es una gran responsabilidad. Con los agentes fuera de la casa, Ilan comienza con sus actividades, no sin antes recibir burlas por parte de Cruz.

–Ja, ¿tú, el nuevo señor? Que ridículo.

El beta mira al pelirrojo, sin un rastro de molestia y contesta –Ya era tu amo antes de suplantar al señor Damia.

Cruz le gruñe, pero no hace nada más, tampoco continúa con la discusión y procede a ser la mano derecha de Ilan –Bien, señor. Esta es la lista de tooodos sus deberes. –el alfa sonríe de lado y le entrega una tableta. En la misma están todos los horarios programados y las actividades que Damia planeaba realizar. Ilan suspira y comienza con la primera actividad de la lista.

Despedir a León.

–¿Cómo? –se pregunta el beta luego de leer eso. No lo entiende ya que ese supuesto niño nunca trabajó para Damia.

–Tal vez, luego de todas sus investigaciones, no fue capás de descubrir qué es ese niño. Así que planeaba enviarlo con Erik, después de todo él seguramente sabrá lo que son. Sólo es una suposición. –habla Cruz mientras cruza los brazos. Ilan lo mira sorprendido y suspira.

–Si, tienes razón. Bien hecho.

–Ya sabes lo que quiero de recompensa. –el pelirrojo se acerca y rodea al menor con sus brazos. Besa su cuello con suavidad mientras que sus manos acarician el pequeño cuerpo. Sacándole unos gemidos en respuesta, lo que incentiva a Cruz dejar una marca morada en la piel de su amo.

Eso no le agrada a Ilan ahora, así que lo aparta cuando retoma el control de su cuerpo –Esto es serio. –lo regaña, pero se ve adorable con su rostro rojo.
–Yo hablo muy en serio. –contesta el alfa. Aunque no vuelve a insistir, Ilan nota que éste mantiene el ceño fruncido y su olor lo delata. Es una mezcla de molestia y tristeza.

Ante los ojos del beta, Cruz parece un cachorro haciendo un berrinche. Ya casi no ve al hombre que lo había maltratado hace tiempo –Está bien, lo haremos. Pero después de terminar con la lista. –incluso con esa condición, Cruz acepta de inmediato y con estuciasmo.

En otro lado de mansión, Nizar busca desesperadamente a Milenka mientras tiene una arrugada hoja en su puño –Milen. –al fin logra encontrarla junto con la doctora de la casa. Pero Gael se encarga de detenerlo, no le permitirá que se le acerque.

–¿A dónde vas? –le dice el gamma estando en el camino del alfa. Detrás del rizado está la doctora, curando los moretones que la muchacha tiene en su cuerpo.

–Encontré esto luego de nuestra pelea, el viento las trajo. –Nizar le entrega las hojas y Gael queda sorprendido al ver un retrato perfecto de Milenka. Es algo muy extraño.

El alfa intenta acercarse un poco más a ella, pero lo detiene nuevamente con un gruñido profundo –Gracias, ahora largo.

–¿Qué? Tú dijiste que podría...

–Ah, si. –el rizado mira a Milenka y esta sonríe nerviosa –Si, lo que digas. Pero ahora no. –de nuevo le gruñe causando que Nizar responda de la misma forma.

–Estoy bien, además Gael está así por el celo. No vuelvan a pelear, ¿si? –interrimpe ella haciendo que el alfa se tranquilize y este le sonría.

Por su parte, Gael lee las inscripciones que se encuentran al pie de ese retrato en voz alta –Por favor, si la han visto búsquenme en... No puede ser. –él interrumpe la lectura al ver quién firma la hoja –Es Max, el desgraciado está vivo.

–¿Max? –se pregunta Nizar, sintiendo la sensación que había escuchado ese nombre antes. Gael le ordena cuidar a Milenka pero con la condición que no la toque, él, por su parte, buscará a Yannick para darle la noticia. El rubio había estado muy triste por eso, aunque ahora está seguro que estallará de alegría.

Unos minutos después de recibir la buena noticia y luego de pedir la ayuda de Ilan, los tres gamma acudieron al lugar en donde Max los espera. Un parque bastante grande y bonito, concurrido por muchas personas y sus familias. Aunque en el lugar nadie ha dejado de hablar del misterioso hombre de los retratos.

–Lo vi, acabo de pasar junto a él y me pidió repartir estas fotocopias. –dice una mujer teniendo una cantidad considerable de hojas en sus manos, ella camina junto a su pareja y ambos se encuentran bastante confundidos –¿Quiénes serán estas personas? ¿Por qué los busca? –la respuesta está frente a ellos. Gael, Milenka y Yannick están allí y, gracias al los retratos, la mujer los reconoce.

–¿De dónde sacó todo eso? –le pregunta a el gamma rubio. La pareja les indica la dirección y los tres rápidamente corren al encuentro de Max.

Quién, luego de dos días de espera, se encuentran cansado y un poco hambriento. Él gastó todo el dinero en fotocopias de sus dibujos, las cuales empezó a entregar a las personas para que lleguen a toda la ciudad y encontrarlos –Dos días y nada. –murmura, estando acostado sobre una manta de papeles. Algunas copias vuelan por el viento y se las lleva lejos, aunque eso no le importa. Max necesita que esos comunicados lleguen tan lejos como sea posible, para, de algún modo, hallar una pista con la cual seguir.

La paz del parque lo arruya, ahora hay silencio y la brisa fresca invocan su sueño. Max está a punto de quedar dormido hasta que oye a lo lejos su nombre –Debe ser otro sueño. –se dice a sí mismo, desde lo sucedido con Thom no ha dejado de tener pesadillas y sueños, estos últimos siendo los más crueles porque son una completa mentira.

–¡Max! –la voz es más fuerte. Entonces se sienta lentamente y mira a su alrededor desganado. Es otro sueño en donde logra encontrarlos, pero todo termina cuando él los ve a los ojos. Es por eso que ahora ni siquiera se molesta en levantar la mirada, sólo espera que el sueño acabe para volver a la realidad. Pero en su lugar, siente como alguien lo atrapa en un abrazo, no es sólo una persona, sino más. Todo se hace cálido a su alrededor y reconoce sus voces, lo que provoca que una pequeña lágrima escape.

–¿Dónde estabas?

–Creíamos que estabas muerto.

–No tienes idea por lo que pasamos, tengo mucho que contarte.

–¿Hace cuánto estás aquí?

–Apestas. Necesitas un baño urgente.

–¡Vamos a comer algo y a celebrar! Ya todos estamos justos, esto es increíble.

Él regresa el abrazo con cariño mientras escucha todas las cosas que los tres le dicen, no responde porque no quiere interrumpirlos. Hasta temió no ser capaz de recordar sus voces –¿Estás bien? –le pregunta Yannick, mostrando genuina preocupación en su rostro.

–Ahora sí.

Fin.
Gracias por leer.

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