87-Avanzando
Pasan varios minutos y ellos siguen charlando animadamente, mientras yo no dejo de observar las miradas cómplices que se echan. Comprendo que mi madre, no se haya dado cuenta con la emoción de ver a su hijo vivo, pero yo los conozco perfectamente y sé cuando me ocultan las cosas, sobretodo Kevin, así que sin rodeos le digo a mi madre si puede traernos algo de comer, argumentando que no hemos comido nada en todo el día y aunque al principio se sorprende por dirigirme a ella tan calmada, accede sin rechistar saliendo disparada por la puerta con una sonrisa de oreja a oreja.
–¿Qué cojones os traéis vosotros dos? —les enfrento cruzada de brazos— ¿Desde cuando sabes que él está vivo Papa?
–Fui yo quien ayudó a Jorge con el traslado y el cambio de nombre. —me responde con suavidad— Y no pude decirte nada, porque hubieses querido ir corriendo a verle y su vida corría peligro.
–Britt, no tuvo más opción en ese momento. —interviene Kevin— Cuando quiso decírtelo tú ya te habías ido, así que esperó a que volvieras y le pidió a Jorge que te guiará hasta mi.
–Me fui porque no me quedó más remedio. —les replico con los dientes apretados— Mi hermano estaba muerto, mi padre me abandonó y para mi madre yo era de lo peor.
Un silencio incómodo se instala en la habitación y nadie se atreve a decir ni una sola palabra, después de escuchar lo que he dicho. Ahora era el momento menos indicado para soltarlo, pero no me he podido contener las ganas. Habían más opciones que dejarme hecha una mierda y totalmente a mi suerte. Quizás si mi padre me hubiese llevado con él o mi hermano no se hubiese dejado llevar por la ira, ahora tal vez tendría una familia o estaría casada y no tendría un carácter de mierda como el que tengo.
–Explícame porqué no quieres que vaya a la fiesta. —comento intentando romper la tensión— ¿Qué sabes sobre eso?
Carraspea y se queda varios segundos pensativo, como si buscará la manera de decírmelo con suavidad o buscar una excusa para evitar el tema, pero me conoce y sabe que no me quedaré tranquila con su respuesta y si no me convence iré a la fiesta si o si.
–Escuche a sus hombres decir que había encargado objetos de tortura. —me responde cerrando los ojos— Ha perdido la cabeza totalmente.
–Pues, se los va a tener que meter por el culo, porque mi hermana no va a ir. —brama Kevin con las facciones endurecida.
Saco del bolsillo la pequeña grabadora y la dejo encima de la camilla con brusquedad. Ellos lo ven tan fácil el decir "no voy" pues ahora, les haré partícipe de todo y dejen de decir las cosas a la ligera.
Aprieto el botón de play y dejo que escuchen absolutamente todo. Al terminar levanto la cabeza y veo a mi padre mirando detrás de mí, sigo su mirada y me encuentro a mi madre en el marco de la puerta, con lágrimas en los ojos y negando con la cabeza. Debe de ser un golpe muy duro, escuchar la voz de la persona que algún día amaste con locura, decir todas esas barbaridades y claro, no es lo mismo que te lo cuenten a que lo tengas que confirmar por ti misma.
Con pasos inseguros, se encamina hacia mí y por primera vez se queda callada, sin previo aviso me estrecha entre sus brazos. Ese acto es suficiente para hacer yo lo mismo, ya que valoro más ese gesto que mil palabras que carecen de sentido, debido a que no se puede volver al pasado para arreglar las cosas, tan solo mirar para delante e intentar no volver a cometer los mismos errores. Soy de las que piensa que: "Las palabras se las lleva el viento" así que una disculpa no sirve de nada.
Puede que no sea mi madre biológica y puede ser que otra persona jamás la perdonaría, pero ¿Quién soy yo para juzgarla? Creo que el peor castigo será su propia conciencia.
–¡Estás ardiendo en fiebre! —exclama alarmada— ¿Por qué no has dicho nada? Hay que bajártela de inmediato.
No me da tiempo de replicar, cuando ya ha tocado el timbre para llamar a una enfermera. Ahí está la histérica de mi madre, la que se ponía como loca cuando teníamos un pequeño resfriado y al parecer después de tantos años ha vuelto.
–Tranquilízate, tan solo es un poco de fiebre. —le contesto apartándole las manos de mi cara— No seas tan dramática mamá.
A lo mejor es la fiebre que me hace estar tan vulnerable o quizás ya estoy cansada de todo esto y quiero un poco de paz. Sea como sea, tengo que aprender a perdonar si quiero dejar mis demonios atrás.
Cinco minutos más tarde entra una enfermera y después de que mi madre le explicará de manera dramática en plan "mi hija se va a morir" me pone el termómetro. Mi padre y mi hermano que hasta ahora se habían mantenido en silencio, se ríen por lo bajo al ver el show que está montando.
La mujer nos explica que tengo temperatura alta, pero con medicamentos y reposo estaré bien en unos días.
Aunque quisiera quedarme en cama, es algo que no puedo permitírmelo en este momento, así que me despido de ellos con el pretexto de irme a casa y descansar, pero la única verdad es que tengo un funeral al que ir y un número de teléfono que llamar.
Dedicado a;
AliciaPirezGranados
LauraRodri25
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candyoftheunivers
Carluuchiii18
MoniqueTejeroGil
EvaRibaltaCaler
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