78-Asimilando
Antes de siquiera poder responder, me cuelga el teléfono dejándome con la palabra en la boca. ¿Enserio me acaba de colgar? voy pensando mientras me dirijo hacia la puerta. No quiero empezar la mañana cabreándome, pero es que... ¡Joder! no me lo ponen nada fácil.
Me maldigo mentalmente, al salir y acordarme de que Daniel me trajo a casa en su coche y el mio sigue aparcado cerca de la cascada, así que refunfuñando camino a paso rápido por un sendero cerca de la carretera a pleno sol, sintiendo como me pinchan las manos y el sudor me empieza a bajar por la frente.
Después de más o menos media hora caminando, llego a casa de mi hermano, pero antes de poder cruzar la verja del jardín un fuerte mareo me sacude obligándome a apoyarme en ella, para evitar besar el suelo.
Al cabo de unos minutos se me va pasando y voy abriendo los ojos despacio, para encontrarme a Daniel en el porche de brazos cruzados mirándome con el ceño fruncido.
–¡Estás loca! —exclama dirigiéndose a mi— ¡Como se te ocurre venir caminando!
–No he venido a escuchar tus discursos. —le suelto mientras paso por su lado y subo las escaleras.
El ruido de un motor nos hace girar la cabeza al mismo tiempo, para ver a mi hermana con Ángel y Aiden aparcando y bajando del coche.
–¿Qué hacéis aquí? —les pregunto con tono molesto.
–No me vas a dejar fuera de esto. —contesta Sara con seguridad.
Niego con la cabeza y automáticamente entro ignorándoles totalmente.
La cabezonería de Sara y los demás, cruzan los límites y por mucho que intente dejarlos al margen, siempre se las ingenian para meter las narices en todo. Aunque esta vez no son conscientes de que ayudando a mi hermana en esto, la están perjudicando.
En el salón están Kevin y Andrew, junto a un hombre de traje. Se quedan los dos callados cuando notan mi presencia y no me pasa desapercibido como me miran las manos con desaprobación.
–Britt, él es el abogado de Nana y ha venido a leer su testamento. —me informa Andrew.
–No me interesa, si eso es todo me largo. —le replico dándome la vuelta para marcharme, pero Daniel me cierra el paso.
–Se que esto es duro para ti, pero tienes que escucharle. —interviene Kevin.
Ni siquiera la hemos enterrado y ya vienen con el tema del testamento, sinceramente no tengo cabeza para eso ahora mismo.
–¿Por qué no me podéis dejar en paz de una maldita vez? —bramo perdiendo los papeles— Ni siquiera asimilo que se haya ido y que antes de eso, me haya soltado una puta bomba acabando de joderme la vida, como para que ahora venga un hombre a decirme a saber que cosas.
–¿De qué estás hablando? —me pregunta Sara con curiosidad— ¿Qué bomba te ha dicho?
Daniel me pone una mano en el hombro y al cruzar nuestras miradas, afirma lentamente.
Un remolino de sentimientos mezclados hacen acto de presencia y mi boca toma el control.
–Me dejó una carta, donde me explicaba que yo era su hija y fui producto de una violación, por la misma persona que me violó a mí. —les explico intentando mantener la compostura— Nana era hermanastra de papá, así que somos primos ¿Queríais la verdad? Pues ahora ya la sabéis.
Ante mi gran confesión todos se quedan callados y lo único que se escucha son los llantos silenciosos de Sara, pero lo que realmente me llama la atención, es que Kevin no se haya sorprendido en absoluto.
–¿Tú ya lo sabías? ¿Verdad? —le digo acercándome a él.
–Lo escuché en una discusión que tuvieron mamá y papá. —me responde tranquilamente— pero no me importa de quien seas hija, eres mi hermana igual. —agrega restándole importancia.
Una ira recorre todo mi cuerpo al escuchar a Kevin y sin poder contenerme, le doy un bofetón en toda la cara. Andrew intenta detenerme, pero mi hermano le dice que no se meta.
Detrás de ese, le doy dos más que retumban en el salón.
–Desahógate golpeándome todo lo que quieras, saca todo el dolor y la rabia de una puta vez. —murmura con sus ojos clavados en los míos— pero luego, enfréntate a tu realidad y piensa que por mucho que diga ese papel seguimos siendo tus hermanos.
Dedicado a;
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