49-Sola
Dedicado a Exmxb_
lamenorsitaa
carlusky_16
Me pellizco el puente de la nariz intentando calmarme, no sé que tiene en la cabeza para pedirme matrimonio ¿Será que los golpes le han afectado al cerebro? Porque por mucho que le he explicado mis motivos, parece que no los entiende o no quiere.
–Me voy a casar con él, ya está decidido. —le aseguro con decepción— Déjame salir o romperé el cristal.
–Piensa lo que quieras, pero olvídate de esa idea, porque no lo voy a permitir. —reniega Daniel quitando el seguro.
–Ni lo intentes o acabaremos mal. —le advierto señalándole con el dedo.
Salgo del coche y veo como ya está amaneciendo, me dirijo a mi casa escuchando sus gritos llamándome, le ignoro y acelero el paso, cuando estoy a punto de cerrar la puerta, de un empujón la abre colándose en mi casa.
Si cree que así se solucionan las cosas lo lleva claro, por mucho que me persiga no me va hacer desistir.
Me voy al baño para limpiar la sangre reseca de los golpes que he recibido intentando separar a ese par, mientras tanto mi acosador me observa desde la puerta pensativo.
–Lo siento. —se disculpa de repente— no era mi intención golpearte. —prosigue angustiado.
–Golpes más fuertes he recibido. —le respondo mirándole a través del espejo.
En dos zancadas se pone a mi lado, me quita el pañuelo de las manos para pasármelo por la cara con delicadeza, cuando roza el pómulo no puedo evitar hacer una mueca, se queda quieto y posa sus ojos en los míos. Su color verde resalta más con la claridad del día, perdiéndome en ellos varios minutos, levanta la otra mano y con cautela acaricia mi barbilla.
Una vez más estamos en la misma situación a punto de besarnos otra vez, esto es como un bucle el cual nunca termina, pero ahora ya no puedo dejarme llevar por mis impulsos, gracias a eso mi mente siempre acaba más perdida que un pingüino en una feria.
–Me voy a dormir. —comento mordiéndome el carrillo— será mejor que te pongas hielo o se te hinchará. —agrego incómoda ante su cercanía.
Paso por su lado y oigo como maldice por mi reacción.
Después de cambiarme me tumbo en la cama, medio dormida, noto como el colchón de hunde y la fragancia de jabón llega a mis fosas nasales.
Un zarandeo me despierta de golpe sobresaltada, me tranquilizo cuando veo a Daniel, sin que diga nada ya se el motivo del porque "otra pesadilla". Con el cuerpo temblando me levanto para darme una ducha y relajarme un poco.
Hacia tiempo que no tenía ninguna, me sentía aliviada y se podría decir que hasta contenta, pero por desgracia han tenido que volver para recordármelo todo, cada vez que avanzo un paso, retrocedo dos.
Me asomo en la habitación y le veo dormido, en silencio me pongo un bikini y el chándal, guardo la toalla y algo para picar en la mochila.
Ya fuera de casa, me dirijo al único lugar donde sentí paz sin tener que pegarle a un saco.
Necesito estar sola, sin llamadas ni mensajes, así que el móvil lo he dejado en un cajón, tan solo le dejado una nota en la mesita para que no se preocupen ni me busquen.
Aparco el coche cerca del árbol, como la última vez. Dejo las cosas en el suelo y me quito la ropa, camino por la orilla del lago contemplando las hermosas vistas de este sitio. Despacio voy entrando en el agua, hasta que todo mi cuerpo queda sumergido, después de nadar durante mucho rato, salgo notando mis brazos cansados y mis dedos arrugados, la verdad no se cuantas horas han pasado desde que llegué, pero ya está anocheciendo y empieza a refrescar.
Después de secarme, me arropo con la toalla y me siento apoyada en el tronco, sin despegar la vista del paisaje, cierro los ojos unos instantes imaginándome lo maravilloso que sería mudarme aquí, meneo la cabeza por las tonterías que se me ocurren y sin poder evitarlo sonrió.
Mi estómago protesta por el hambre y saco un par de sándwich, una bolsa de patatas y con tranquilidad comienzo a comer.
–Deberías de cuidarte más —oigo hablar detrás de mí.
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