105-Mansión
La última noche, me repito una y otra vez, antes de arrebatarle el vestido de las manos y entrar al probador para ponérmelo. Cierro los ojos unos segundos y respiro profundamente, intentando evitar sentirme más mal de lo que ya estoy, al tener que llevar durante unas malditas horas este maldito atuendo. Salgo a pasos inseguros y al levantar la vista, me encuentro a Veronica con la cajita en las manos y un par de zapatos negros de tacón.
Una vez lista, practico un poco caminando de arriba abajo, ya que como no soy muy fanática de ir tan pitiminí, lo más probable que no llegue a la dichosa fiesta, sin torcerme un pie o acabe mandando a tomar por culo los taconcitos.
–¡Estás perfecta! —exclama Jack escaneándome detenidamente— Pareces una mujer y todo.
Abro la boca para mandarle a la mierda, pero no me da tiempo ya que recibe una llamada y se aleja unos minutos. Al colgar, le miro y está más blanco que un papel. Se despide de su hermana con un beso en la frente y sin dar ninguna explicación, me agarra de la muñeca, para salir a paso ligero de la tienda.
–¡Joder! ¡Te recuerdo que llevo andamios! —le grito forcejando para que me suelte.
Haciendo caso omiso a lo que le digo y con la ira recorriéndome por todo mi cuerpo, llegamos al coche. Le miro con la tentación de girarle la cara de un puñetazo, por la forma tan brusca de tratarme, hasta que veo como apoya los brazos en la puerta con la cabeza agachada. De pronto sus espalda se mueve como si estuviese llorando y al ponerme a su lado, compruebo que estaba en lo cierto.
–¿Quién te ha llamado? —le pregunto preocupada— ¿Jack? Dime que está pasando.
Gira la cabeza despacio y traga en seco.
–Han matado a varios de mis compañeros. —me suelta con rabia y los ojos rojos— Han descubierto la operación y les han pegado un tiro.
Me quedo en silencio, procesando sus palabras y entendiendo lo culpable que se debe de sentir en este momento. Aparte que no se que decir cuando pasan cosas así. No se me da nada bien expresarme y es algo que jamás he podido controlar.
–Lo que significa que se cancela todo. —prosigue con frustración— Prepararé papeles para ti y tu familia con nuevas identidades....
–¡No! Voy a ir contigo o sin ti—le interrumpo con los dientes apretados— Ahora no me voy a echar para atrás.
Resopla y se pasa las manos por el pelo pensativo. Al ver que no responde, me voy alejando buscando un taxi para irme.
–¿Eres consciente que estamos prácticamente solos? —me pregunta de golpe, haciendo que me detenga— Si aún así quieres seguir, vámonos.
Afirmo encaminándome de nuevo hacia donde está él y nos subimos al coche. Avisándome previamente que primero pasaremos por un sitio.
Mi cabreo se intensifica, al parar frente la casa de Aiden y verle venir en dirección a nosotros.
¿En qué mierda está pensando Jack? Según lo que me ha contado, sus jefes han optado por posponer la operación, hasta nuevo aviso. No quiero que se involucre en todo esto si no hay garantías de salir vivo y menos tratándose de él.
–Sé que no te gusta que venga, pero lo necesitamos. —comenta como si me leyera la mente— Está bien entrenado, si es lo que te preocupa, aparte aún tenemos apoyo de varios hombres.
Nada más escuchar como la puerta de atrás se cierra, Jack aprieta el acelerador saliendo a toda velocidad. Me imagino que lo ha hecho a propósito, para no darme la oportunidad de renegar o mandar al niñato a su casa de nuevo.
A medida que nos vamos acercando a nuestro destino, los nervios y la tensión se va notando en el ambiente, lo puedo ver en sus caras. Como hemos acordado, estaciona a dos calles de la mansión, para seguir yo sola, mientras ellos se reúnen con los demás.
–Si ves que las cosas se tuercen, no dudes en salir de allí. —me aconseja Jack— Estaremos pendientes de cada movimiento.
Cuando estoy a punto de marcharme, Aiden me agarra del brazo y me abraza con fuerza, quedándonos varios minutos en esa posición. Me aferro a su cintura, deleitándome con su fragancia y el calor que emana. Un carraspeo hace que nos separemos y tras una mirada de despedida voy andando, sintiendo como el miedo florece a cada paso que doy, por no tener ni puta idea de qué me deparará está noche. Cruzó el jardín con seguridad y ocultando todo rastro de tristeza, poniéndome una vez más la máscara de frialdad.
Dos armarios empotrados, me saludan y al decir mi nombre me acompañan dentro. Pensando que me encontraría con un salón repleto de gente y mi sorpresa fue no ver a nadie.
–Bienvenida a tu fiesta. —anuncia Morales bajando por unas escaleras— Tengo una sorpresita que te va a encantar.
–Déjate de gilipolleces y dime que quieres. —le suelto mirándole con asco.
Se ríe a carcajadas ante mi manera de hablarle y se acerca con las manos en la espalda, dando vueltas a mi alrededor, notando su aliento en mi cuello. Les hace señas a sus hombres y al abrir las puertas veo, una mesa alargada con velas.
Me aparta la silla, para que me siente y dudo varios segundos antes de hacerlo. Se sienta en la otra punta y chasquea con los dedos, haciendo que nos sirvan el vino y la comida. No tengo hambre y menos sabiendo que todo esto proviene de él. Dejo las manos en mi regazo viéndole comer y al darse cuenta que no he probado bocado, se le endurecen las facciones y se levanta de golpe.
–Al parecer mi pequeña no tiene hambre. —musita acercándose peligrosamente a mí.
Sin esperármelo, me agarra del pelo con fuerza echándome la cabeza para atrás, para mirarme fijamente a los ojos. Mantengo mis emociones a raya y le miro desafiante.
–No seas tan descortés con nuestra invitada. —oigo una voz que me resulta demasiado familiar— siento haber entrado ya, pero no podía esperar más para ver su cara. —añade con alegría.
Dedicado a;
AliciaPirezGranados
LauraRodri25
VeroOrtiz044
MariaJorroFaus
EvaRibaltaCaler
Carluuchiii18
candyoftheunivers
AnnabelGaleraGarc
Llumetes
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro