Lu

Mi cara de sorpresa fue épica cuando, tres días después, recibí un correo en respuesta del que había enviado.

Señorita Jenkys, hemos leído su relato. ¿Solo para entretenimiento? Hacía mucho tiempo que no leíamos algo tan bueno de parte de alguien que no estudiara con nosotros o algo así. Los sentimientos  eran capaces de traspasar las letras y poner los vellos de punta. Dios, menudo arte. Enhorabuena, queremos que usted forme parte de nuestro curso de escritura creativa. Es de las más capacitadas que hemos leído. El curso será en el edificio Noster, en el centro. A partir de la semana entrante, esperamos verla allí. Felicitaciones.

Conjunto directivo de
Pure Writer's Academy.

Me arrastré de la cama y me recosté en la silla de ruedas con un esfuerzo enorme y giré las ruedas en dirección a la cocina. Mi madre estaba visualmente agotada, parecía haber acabado de llegar del trabajo, en uno de sus turnos de noche. Mi hermana estaba sentada en la mesa, desayunando rápidamente, parecía que se le hacía tarde para la universidad, mientras repasaba unos apuntes.

—Me han aceptado en un curso en PWA—conté, tratando de que ambas dejaran esas caras de zombies mientras esbozaba una falsa sonrisa—¿No es genial?

Mi hermana levantó los ojos, al menos intentó sonreír.

—Felicidades, Lu.

Asentí. Me giré hacia mi madre. Laura, mi hermana, le dio una mal disimulada patada por debajo de la mesa para que me dijera algo.

—Qué bien, cariño...—murmuró de mala gana.
Laura la fulminó con la mirada por ni siquiera esforzarse.

Después del accidente, todos habíamos cambiado. Si bien ellas podían caminar, sus energías no eran iguales. Lo que quedaba de mi hermana era una sombra, mientras que de mi madre...de ella no quedaba nada más que un robot insensible adicto al trabajo.

—Voy a...ducharme, debo ir a la biblioteca.

Laura dejó sus apuntes.

—¿Necesitas ayuda?—preguntó.

Tragué saliva.

—Ya casi le cojo el tranquillo a...—Laura me interrumpió.

—No debes excusarte, Lu.

Mi hermana se levantó y me impulsó hacia el baño. Me ayudó a desvestirme y a deslizarme hacia la bañera. Lo había logrado hacer sola un par de veces, incluso me había caído otro par. Pero me daba mucha pena pedirle a mi hermana y mucho menos a mi madre que cargaran a una mujer de diecinueve a la bañera. No quería ser una carga.

Casi pude oír a mi terapeuta "No eres una carga, Lucía''.

Laura me sonrió cuando me sumergí en el agua.

—¿Necesitas algo más, Lu?

Miré a mi alrededor.

—¿Podrías ponerme el albornoz cerca de la bañera, por favor?

Ella titubeó.

—¿No prefieres que te ayude a salir?

Tragué saliva.

—No quiero interrumpirte. Parecías afanada.

Ella le restó importancia.

—No te preocupes por ello. Hace mucho que no hablamos, Lu. ¿Qué cuentas? ¿Cómo lograste entrar al curso de PWA? Son muy quisquillosos para elegir alumnos.

Sonreí, más relajada.

—Mandé uno de mis relatos, para la preselección. Pareció gustarles mucho.

Laura aplaudió en el aire.

—Eso es genial. En serio, Lu. Tal vez esté hablando con la próxima J.K.Rowling...—sonrió.

—No exageres—murmuré con las mejillas encendidas.

Cuando terminé de darme un baño, Laura me ayudó a drenar la bañera y ponerme el albornoz y llevó mi silla hasta mi habitación.
Fue hasta mi armario y tomó uno de mis vestidos largos y la ropa interior que vio de primera y las colocó sobre la cama junto a unas zapatillas cómodas.

—Vas a perder las primeras clases por mi culpa...—murmuré.

Ella bufó.

—¿Quién se molesta por perderse la clase de Trigonometría? No te preocupes, Lu. Acabo de salir de la etapa de exámenes, necesito distraerme.

Me ayudó a vestirme y arreglarme como hacía mucho tiempo que no hacía, fue un momento muy bonito. Si no estuviera sobre una silla de ruedas, no creería que ese accidente hubiera pasado.

Cuando salí hacia la biblioteca, ella salió a la universidad. Aproveché mi tiempo en la biblioteca para repasasar unos borradores de mis historietas que quería editar, en silencio.

Y a partir de allí, conté las horas para que llegara el lunes.