Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Escena 5

Era la primera vez en mi vida que veía un fantasma y he de admitir que se me cortó un poco la respiración. ¿Cómo podría describirlo? Era un ser translúcido que podía pasar totalmente desapercibido si uno no le prestaba demasiada atención. Fijé mi mirada en él y vi que estaba observando atentamente unas mesas repartidas por toda la acera de una calle cercana a la estación de tren.Sobre los endebles muebles de aluminio se veía a unas madres de piel morena disfrutando dela tarde mientras sus hijos devoraban unos pasteles. Los chiquillos gritaban, reían y golpeaban el improvisado mantel de lunares mientras dejaban todas sus mejillas manchadas de nata.Seguro que era el cumpleaños de alguno de los niños, supuse que el que llevaba la corona de plástico sobre los rizos


¿Por qué estaba mirando el fantasma a los pequeños humanos? Parecía totalmente cautivado por la escena.


Decidí acercarme a él olvidando todas las películas de miedo que había visto. Cuanto más me aproximaba, más difusa se tornaba su silueta, como si realmente fuera producto de mi imaginación o un espejismo en un desierto.De cerca parecía un suspiro, una niebla, una intuición. Cuando estuve a una distancia lo suficientemente cercana como para mantener una conversación, me paré y me quedé mirando descaradamente.


-Son preciosos, ¿verdad?- comentó brevemente.

-¿Los niños dices? -volví mi mirada a la mesa- Sí, supongo. -respondí.


Su voz parecía sonar dentro de mi cabeza y al mismo tiempo podría haberla escuchado cualquier transeúnte. ¿Realmente había dicho algo o simplemente me lo había imaginado?¿Había yo respondido o solo había creído hacerlo?


Silencio. Siguió mirando la tierna escena de cumpleaños. Confirmé que su apariencia no era en absoluto estática. Los límites de su cuerpo eran volubles como una superficie acuosa y temía que desapareciera de repente si pestañeaba más tiempo de lo necesario.


Era una tarde bastante calurosa, el resto de terrazas estaban a rebosar de gente bebiendo cerveza y riendo a carcajadas. No parecía extraño que me hubiera parado bajo el árbol del bar. Los que circulaban por la calzada pensarían que simplemente estaba disfrutando de la sombra.


-¿Me acompañas a dar una vuelta? -susurró de repente- Parece que ya han terminado.


Era cierto, las dos camareras del bar estaban ya recogiendo todos los platos y los restos de la tarta. Grandes trozos de pastel se hallaban extendidos por la mesa y las madres se aseguraban de dejar una propina acorde al desastre que dejaban atrás.


Los niños se abrazaron, se despidieron hasta después del verano y se marcharon cogidos de la mano de sus respectivos padres, cada uno en una dirección diferente.


-Vale, voy contigo. -repliqué en voz alta o en mi imaginación. No me vas a matar, ni a poseer ni nada de eso ¿verdad? -pregunté medio broma medio en serio.


-No. -respondió simplemente.


No me convenció demasiado su respuesta. Su figura parecía haberse vuelto un poco más nítida. Tal vez fue sólo una impresión.


El espíritu empezó a caminar o flotar, no alcancé a ver si disponía de piernas o se deslizaba sobre la superficie del suelo. Yo empecé a seguirle el ritmo y enseguida nos hallábamos deambulando de vuelta por donde yo había llegado minutos antes. Nuestros pasos estaban encaminados hacia la estación de tren.


-Es la primera vez que un vivo me dirige la palabra -explicó entusiasmado-. No hablo con nadie desde que morí. Literalmente hablando -aclaró-.


-Hombre, no me extraña-respondí-. No creo que nadie pueda saber que estás ahí, apenas se te ve.


-La gente no mira mucho por donde va, se fijan más en la carterita brillante que llevan encima.


-¿Qué carterita?-pregunté extrañado- ¡Ah! Te refieres al móvil ¿no?.


Asintió levemente con su cabeza fantasmal. Desde ese ángulo concreto descubrí que se trataba de un hombre, o al menos un espíritu con rasgos masculinos.


-Ostras, pues si no sabes lo que es un móvil sí que te moriste hace tiempo. -comenté jocoso.


Llegamos a la estación de tren y decidió subir el puente que cruzaban las vías. Le seguí sin preguntar el destino.


-Yo viví un tiempo en esta ciudad ¿sabes? Pasé buenos años aquí, cuando era joven-proclamó al llegar a la otra orilla del río de hierro.


Nunca estaba seguro de cuando iba a empezar a hablar, no lograba distinguir su boca del resto del rostro. Con su última confesión su voz había sonado risueña y al mismo tiempo melancólica, como si en el fondo sintiera nostalgia por la vida de antaño.


-Pues es un sitio bastante aburrido- respondí a modo de queja- Siempre que vengo a ver a mi abuelo acabo dando paseos para pasar el rato.


-¡Bah, bobadas! El problema es que ahora todo os parece aburrido -exclamó orgulloso-Cuando yo era adolescente íbamos en bicicleta hasta el río y nos tirábamos desde las ramas más altas en el tramo profundo del cauce. Después recorríamos todo el borde del agua hasta llegar a la fábrica de cerveza y robábamos unas cuantas botellas del almacén. Nos colábamos en el colegio de noche y subíamos a la azotea a observar las estrellas. En aquel entonces el cielo nocturno parecía un papel negro todo agujereado por millones de agujas resplandecientes.


Me emocionaron aquellas historias de mi amigo espectral. Sentí una punzada de celos al comprobar lo poco interesante que resultaba mi vida en comparación.


Habíamos llegado a la parte antigua de la ciudad, donde las calles formaban laberintos imposibles y las personas parecían tener peor humor.


-¿Por qué has vuelto entonces? -me atreví a preguntar- La ciudad te la conoces de memoria,según me has contado.


Me miró y esa vez sí pude apreciar su rostro. Sus rasgos faciales eran como líneas trazadas en un cuaderno de bocetos, poco delimitadas pero existentes. Tenía una nariz angulosa, unos labios finos y unos ojos enormes. De lo único de lo que tenía certeza era de sus ojos,desprendían una intensidad perturbadora.


¿Se había enfadado conmigo? ¿Estaba emocionado? ¿Lloraba? No lograba descifrarle.


-La verdad es que sí -corroboró indiferente- Conozco bien este lugar, pero cuando yo vivía por aquí muchos de estos edificios ni siquiera existían. Éstos antiguos han cambiado también,realmente parece un lugar distinto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro