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Capitulo 9. Tragame tierra

Nuevo amanecer.

Nuevo día.

Nuevo comienzo y con ello nuevas cosas por descubrir.

Como diría mi abuelita materna, que en paz esta "al mal tiempo buena cara."

Suelto un exagerado suspiro lleno de tristeza. Recordar la bella imagen de mi abuelita y los mementos que estuvo conmigo en mi infancia, duelen mucho.

Han pasado ya 6 años de su partida y a pesar de todo, la extraño cada segundo de mi vida.

«Al parecer hoy. Es uno de esos días en los que despierto y comienzo a recordarla.»

—Me haces demasiada falta abuelita. —digo hablándole a la nada.

Meneo la cabeza de un lado a otro.

Necesito alejar de mi mente el recuerdo de su muerte.

Recordarla me llena de tristeza. Poco a poco siento como el pecho se me comprime. De la nada nace en mí un gran vacío. Extraño su cariño.

Su despedida es un episodio muy doloroso que viví en mí no tan niñez.

Suelto una vez más un suspiro y centro mis pensamientos en otro lugar, en otro momento...

Son las casi 11:00 de la mañana y es la hora en la que no he podido tan siquiera borrar de mi subconsciente la conversión que tuve con Raúl.

Debo admitir que muy a mi pesar. Que muy en el fondo de mi ser. Estar con ese chico de ojos oscuros. Me hace sentir cómoda. Y aunque suene absurdo él me hace sentir a gusto.

Sé que es muy rápido para sentir de una u otra manera algo por él. Razón. A penas lo conozco y sé muy poco de él.

Raúl es de esas personas que cuando llegan a la vida de una persona, solo llegan para poner patas arriba tu vida. Descontrolando todo a su paso, como si fuese un tsunami, con tan solo una mirada llena de secretos y una sonrisa encantadora.

Eso es Raúl.

Raúl es como una tempestad en medio de un campo lleno de girasoles. Y temo. Temo no poder sobrevivir al desastre que trae consigo.

Porque, aunque no lo admita en vos alta. Lebrent empieza a provocar cosas en mí. Cosas que creí marchitas debido a lo de James.

Pero la realidad es que él;

Me descoloca sin siquiera pensarlo.

Me desestabiliza el mundo.

Y sin planearlo.

Me está conduciendo a la oscuridad que dicen cargar sus preciosos ojos.

Pasan las horas y el reloj no pierde su sincronía, no deja de hacer tic tac, tic tac.

Lo sé porque desde donde estoy sentada puedo escuchar el sonido.

He perdido la noción del tiempo desde que dejé la cocina después de ayudar a mi abuelita en el quehacer y decidí tomar un poco de sol, en mí ya habitual lugar o sea el tronco.

Quizás ya sean la 1 o 2 de la tarde, quién sabe.

Pienso para mis adentros.

Suelto un suspiro.

Me pierdo de nuevo en el hilo de mis pensamientos.

Siento que han transcurrido varios minutos más, cuando al poco rato se escucha un terrible rechinido. Como cuando alguna una puerta o ventana estuviesen oxidadas por la falta de uso y necesitasen de algún aceite para ser aflojados.

Exactamente así se escuchó.

Afortunadamente. El rechinido dejó de escucharse tan alto y la paz y el silencio reinaron de nuevo.

Pero mi felicidad mental no duro demasiado. Cante victoria antes de tiempo. El rechinido volvió hacer presente. Siendo aún más escandaloso que antes.

Desconcentrada de mis pensamientos, un tanto enojada e irritada por la intromisión de la persona que sea que ha estado haciendo ese horrible rechinido y causando que mi tranquilidad se esfume.

Centro mi audición y pongo toda la atención posible para saber de dónde proviene el ruido, hoy es el día en el que todos mis vecinos tengan en alto sus estéreos.

Parece que todos se pusieron de acuerdo.

Cuando creo saber de dónde viene el escándalo, giro mi vista hacia la casa de a lado. Sí. A la casa donde están mis vecinos y con ello los nuevos. Sí. Exactamente a la casa donde se encuentra el chico de ojos oscuros y en la cual justo ahora estoy presenciando una escena que en mi vida jamás jure ver y mucho menos poder verla en vivo y a todo color.

Son de esas escenas que solo se viven una vez en la vida.

Todo rastro de enojo e irritación que sentí antes, se han esfumado con tal escena.

Raúl saliendo del baño, con tan solo una toalla enredada en la cintura, la tez de su piel desde la distancia se ve más clara que lo normal haciéndolo lucir más chulo de lo normal, desde la distancia se puede ver como pequeñas gotas de agua salen de su cabello largo y caen por su cara, haciendo que viajen por todo su cuerpo y se pierdan al inicio de la toalla de baño.

«Jesús mío y santa virgen de las vírgenes.»

Mi corazón late más de lo normal.

Mis ojos no creen lo que ven.

A mis quince años nunca había presenciado algo así.

Belén no te hagas guaje que si has visto tal escena. me recrimina mi subconsciente.

Bueno si, pero solo en las películas... Y por favor margarita deja de arruinar el momento. le hablo a la nada.

A veces se me olvida que tengo a margarita en la mente y que somos una misma.

Suelto un suspiro entre cortado.

Siento mis labios secos, los relamo y trago saliva al sentir la garganta seca.

Raúl intenta cerrar la condenada puerta con una mano, la cual hace más ruido que los coyotes cuando se rascan la cola. Se hace la difícil, mientras que con la otra mano sostiene la toalla a su cintura.

Así que él era el del rechinido y el causante junto a todos mis vecinos de que se fuera al caño mi paz mental.

Suelto un bufido.

Pasan varios minutos y Raúl no puede cerrar la puerta, se frustra y termina por dejar la como esta.

«Yo que Raúl, yo ya la hubiese azotado para que afloje por lo mínimo.»

Suelto una pequeña risa malvada ante semejante pensamiento.

Admito que verlo un tanto frustrado y al mismo tiempo ver como los músculos de sus brazos se tensan un poco, solo lo hacen lucir más guapo y atractivo que antes de salir del baño.

Jesucristo redentor a leja de mi mente y mi alma el pecado que tengo en persona.

Amén.

Carraspeo regresando a la realidad.

No es como que vea a muchos chicos hoy en día saliendo de un baño y con solo una toalla en vuelta en la cintura, ¿no verdad? Y mucho menos tener la dicha de que sean mis vecinos.

Por eso, su imagen la conservaré muy bien en mi mente, como si de oro se tratase.

—No sabía que ahora los espías y los acosadores se revelaran a plena luz del día. —dice el chico con el semblante serio y una ceja arqueada.

Frunzo el ceño.

Salgo de mis pensamientos y centro mi atención en la persona que ahora me está mirando.

—¿Disculpa...? ¿De qué espías y acosadores, hablas? —expreso mi total confusión al chico.

—Disculpa aceptada solcito... —espeta Raúl en un tono coqueto, el cual hace que mis mejillas se sonrojen —. Y sobre tu pregunta, me refería a que acabo de descubrir que la chica con la que pasé un agradable momento anoche y con la cual me divertí mucho, resulto ser toda una acosadora y espía ¿no sabía que tuvieras esa obsesión solcito? —concluye Raúl en un tono seductor al tiempo que eleva una de sus cejas.

Bien ahora paso de decirme lindura a decirme solcito.

Genial.  Nótese la ironía.

Y la ironía se hizo presente. ¡Gui!

Pienso internamente.

Suelto un suspiro.

Siendo sincera muy en el fondo, me gusta más este nuevo término, que el anterior, pese a que este último no sé el significado que téngase.

Como apto de reflejo toco una de mis mejillas que ahora se encuentran sonrojadas debido al apodo antes dicho por el chico de ojos oscuros que últimamente atormenta mis pensamientos.

Al tocarla puedo sentir como estas yerbeen de lo calientes que se encuentran, quizás se deba a que aún sigo estando en el sol y que la sombra que antes me cubría ha sido sustituida por el mismo sol.

«Primero odias el término lindura y después amas un término del cual desconoces completamente, quien rayos te entiende BelénMe autorrecrimino.

Vuelco los ojos.

—A veces ni yo sé que transita por mi mente. —le hablo a la nada en un susurro al tiempo que me quito del sol y camino hacia la sombra que proyecta el pistache.

Suelto un suspiro y me concentro de nuevo en el chico que tengo enfrente.

Lo miro incrédula.

—Primero que nada, no tengo alguna obsesión ni nada por el estilo Raúl. — espeto en un tono serio y claro, remarcando su nombre—. Segundo no soy una acosadora ni tampoco una espía... eso déjaselo a mis vecinos, ¿no crees? —exclamo, al instante el que se me escapa un disimulado bufido.

—Bueno, bueno, haré como que te creó solcito. —expresa, Raúl con su inigualable sonrisita coqueta—... Pero no me trago del todo tu explicación un tanto sin sentido, puesto que hace unos minutos estabas hechizada por así decirlo, con mi espectáculo, ¿no es así?

Concluye Raúl con una mirada severa pero que al mismo tiempo se me antoja divertida— el brillo en sus ojos me lo demuestra— justo cuando creo que no puede ser peor su mirada, Raúl realiza el movimiento de acomodarse disimuladamente la toalla que tiene en su cintura, acción que provoca que mis ojos viajen hasta esa zona.

Esa sola acción es la que hasta el momento me ha traído hasta está situación tan calurosa de nuevo.

Cosa que Raúl no pasa desapercibido y me mira con esos iris llenos de perversión, siendo aún más intensos que la oscuridad.

—Con que, observándome otra vez, he... —expresa, Raúl en una ladina sonrisa.

Mierda.

Se dio cuenta otra vez.

Trago saliva.

—He... he... poor... por supuesto que no. —espeto con el ceño fruncido y me cruzo de brazos.

Doble mierda.

¡He sido descubierta!

¡Porque tenía que trastabillar!

Margarita hemos sido descubiertas.

—No querida, aquí la que ha sido descubierta eres tú no yo, recuerda que yo estoy en tu mente.

Suelto un bufido de indignación.

Como dice la revista llamada TÚ, esa que compro cada fin de mes.

Trágame tierra y escúpeme en otra parte del mundo que no sea aquí.

—Te gusta la vista solcito. —comenta Raúl ahora con una voz seductora, causando que los vellitos de mis brazos se ericen al instante.

Los rulos que aún cuelgan en su rostro, provocan que se vea aún más lindo de lo que es.

Esos condenados rulos, solo están empeorando más la situación.

Suelto un suspiro más.

A estas alturas terminaré sin aire.

Trago saliva.

—Raúl... —musito sonrojada.

Bajo la vista avergonzada, para después mirar en otra dirección que no fuera hacia Raúl.

Aquel ser tan extraño —por así decirlo— que la vida me estaba ofreciendo en estos momentos, cara a cara, ¿Había sido enviado hasta este lugar, para cumplir un objetivo en específico? Quién sabe, probablemente sí. Pero si es así que dios me perdonase. Porque mi ser y todo mi cuerpo me decían que él podría, corrección, que él seria mi salvador, pero también sería mi verdugo al mismo tiempo.

Sin duda alguna todo dependería de cuan involucrados estén mis sentimientos hacia Raúl Lebrent Del Carmen.

Hacia aquel chico que ahora me mira como si mirase un rubí en plena exhibición.

«Con gran fascinación.» Pensé para mis adentro.

Absurda comparación, pero era la única frase que más describía su mirada.

—Bueno solcito, cambiando de tema, dime ¿Qué planes tienes para más tarde? —comenta Raúl retirando sus rulos de su frente.

Esa pregunta me toma desprevenida.

—Mmm... —exclamo, tomo valor y hablo—. Sinceramente no tengo nada en mente. por el momento... Pero... tengo que terminar de ver un programa en la TV.

¿En serio, Belén? ¿Un programa de televisión?

¡Shuu! Cállate Margarita. No vez que en el la voz México sale mi artista favorito.

Le regalo una sonrisa vergonzosa llena de pena, pese a mi sonrojes latente.

—Mmm.. Interesante solcito, pero no sé, tengo dudas con respecto a algo... —expresa, Raúl en un tono pausado y misterioso—. Qué te parece... si nos vemos de nuevo a la misma hora y en el mismo lugar de ayer... claro si tú quieres.

Sus bonitos ojos no dejan de observarme.

—Y que te hace creer a ti, que aceptare tu propuesta. —expreso con una sonrisa condescendiente.

Dejando de lado mi sonrojes.

Lo veo dudar, al tiempo que humedece sus labios.

—Bueno. Porque si no aceptas, será tu culpa si me encuentro con un animal extraño y no sepa que hacer-me mira suplicante.

Umh que lindo se ve haciendo esos gestos.

Me pregunto ¿Qué se sentirá tocar esas esponjosas y blancuzcas mejillas?

¡Jesucristo!

Estoy perdida.

Vasta Belén, concéntrate.

Trago saliva.

—¡Ha! Con que jugando sucio, he Raúl. —meneo la cabeza de un lado a otro.

—Debes en cuando hay que usar la vieja confiable. —expresa—. Y ya que tú te reúsas ayudarme. No me quedo de otra, más que usar ese método para nada convincente... —se encoje de hombros y me sonríe con dulzura.

¡Jesús mío! No seas malo. Hazme inmune a la sonrisa de este chico.

Te lo pido por favor.

Porque sí sigue sonriéndome así de esa forma, te aseguró Dios qué caeré rendida a sus pies y es lo que menos deseo.

No te hagas la mártir, si bien que en el fondo sabemos que disfrutas de la compañía de Raúl.

Suelto un suspiro.

—De acuerdo. Tú ganas, acepto. —exclamo—. Pero antes tengo que pedir permiso. -le aclaro por último.

—Magnifico. —expresa—. Entonces, te espero en el mismo lugar.

Le doy un asentamiento de cabeza.

—Por supuesto, en el mismo lugar. Si es que mi abuelita me da permiso.

—Claro. Ahora solo toca que tu abuelita te de permiso. —me sonríe y sé re acomoda la toalla de nuevo.

Trago saliva.

Afortunadamente Raúl no se percató de mi gesto para nada indiscreto.

—Efectivamente. Ahora. Si me disculpas me tengo que ir. El calor me está matando. —expreso al tiempo que me soplo con las manos como si fuesen abanico.

Raúl frunce el ceño y veo la confusión en sus facciones.

—Per- pero... no se supone que ya deberías estar acostumbrada. —cuestiona confundido al tiempo que retira los rulos que le caen en el rostro.

—Tú lo has dicho. Estoy acostumbra. —exclamó—. Pero el calor en ocasiones es muy insoportable y hoy es una de esas ocasiones.

—Tienes razón. El calor aquí es insoportable. —expresa—. Al menos de noche es fresco, pude darme cuenta de eso anoche.

Asiento en acuerdo con él.

—Bueno. Ahora si. Si me disculpas me voy. -comento-. Fue un placer hablar contigo.

—Lo mismo digo, Bel. —expresa, Raúl.

Suelto un suspiro.

Doy media vuelta, dejando atrás al chico de los rulos. Avanzo hacia el lavadero, no sin antes mirar el lugar vacío donde estaba hace unos cuantos minutos Raúl.

—Necesito un poco de agua fresca, de esa que proporciona la manguera. La conversación con Raúl me ha dejado algo calurosa. —expreso a la nada.

Voy a tomarme toda el agua fría que hay en el refrigerador.

Sí que sí.

Suelto una risita traviesa llena de maldad.

NOTA DE AUTORA: Hey!!! Como están he vuelto, después de un tiempo mis primaveras. Y bien aquí estoy y con nuevo capítulo si ke si jajaajjaaj

Bueno, diendo al grano, espero que este cap sea de su agrado y espero sus opiniones, comentarios, teorías, etc..

Hoy no tengo preguntas, no se preocupen, pero recuerden que aquí tienen una servidora que esta a su disponibilidad para platicar.

Sin más que decir, me despido de ustedes y nos vemos en el siguiente capitulo.

Gracias por todo.❤

Besos de primavera.....

Azucena🌻

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