Capítulo 3. Cuidado por donde caminas
Honestamente desde que tengo memoria mi vida junto con mi infancia nunca han sido fácil, siempre ha estado llena de conflictos emocionales y familiares al igual que sentimentales, pero quien ha dicho que la vida es fácil y pues he me aquí.
Avanzo lentamente hasta el portón, observando el maravilloso cielo nocturno que hoy se encuentra con un gran brillo. Quizás sea por las estrellas que hacen que sabea muy resplandeciente o incluso sea por la misma luna, pero debo admitir que le dan un toque perfecto a la noche.
En mi transcurso no dejo de pensar en la situación en la que me encuentro con mi papa, gracias a mi estupidez. Tomo una exhalación profunda una vez más y bajo los escalones uno por uno, tomándome todo el tiempo del mundo, al terminar de contar los escalones mentalmente, escucho un silbido un tanto melódico que hace que capte mi atención, volteo mi cabeza hacia ambos lados, pero nada así que giro mi cuerpo, para ver a la persona que viene caminando detrás de mí, sonrió al ver que es mi primo, en ese momento - siento una iluminación divina de dios - sonrió con malicia por lo que voy a hacer a continuación ya que eso significa que él puede ser mi salvador.
-¡Ey! Lucas - capto su atención, en ese instante, el alza su rostro y me dedica una sonrisa ladina.
-¡Ey! Mabel. -me responde utilizando mis palabras anteriores. Volcó los ojos y sonrió con delicadeza al escuchar semejante apodo en el que convirtió mis dos nombres.
-¿Cómo has estado, hace mucho que no te veía? -le pregunte con amabilidad. Necesitaba sacarle platica, para poder pedir le el favor que tanto necesito en estos momentos.
-Eh tenido días mejores, pero he estado bien. -respondió un tanto ausente -. Últimamente ando de aquí para allá, pero dime que tal tú. -talla sus ojos mientras me regala otra más de sus sonrisas encantadoras.
-Igual que tú, he estado un poco atareada. -respondo restándole importancia-. Y ahora con lo de mi mamá y mi hermana, ya te imaginaras como estoy.
-Si, me lo imagino, pero veras que todo se solucionara Bel. -dice -.Oye y eso que llevas allí son de entrega o.... -pregunta con curiosidad, señalando la bolsa que tengo en manos. Pensé que jamás preguntaría.
Volteo hacia donde Lucas está señalando y en mi interior festejo y grito de felicidad.
-Ah esto, son para tu tía Amaya. -digo restándole un gramo de importancia luciendo serena y fresca para que no se noten los nervios que tengo desde hace un
buen de rato -. De hecho, voy para su casa, me puedes acompañar por fa.
Le suplico casi en un susurró lleno de agonía.
-Mira que irónica es la vida. -sonríe con malicia y al mismo tiempo en sus ojos puedo ver que hay un destello de algo que no logro descifrar -. Justo para ya voy, anda que esperas vámonos.
Debo admitir que mi mente y todo mi sistema aún no termina de asimilar lo que estaba a punto de suceder, joder, que acaso mi vida no puede ser un poco menos difícil.
-Ahorita vengo abuelita.
Me despido de ella, recordando que tenía rato de estar parada en la puerta, seguro que escucho la plática que tuve con Lucas.
-Si, vayan con cuidado . -dice-. Lucas cuida me la por favor.
-Por su puesto que la cuidare muy bien, doña Estefy. -me sonríe Lucas, con sus típicas sonrisas coquetas -. Usted no se preocupe, que yo me hago responsable de traérsela sana y salva.
-Es bueno oír eso Lucas, no dudo de tu palabra.
Él sonríe.
-¿Nos vamos Bel?
-Claro, anda, vamos.
Emprendemos camino. Conforme pasan los minutos, mis nervios no se calman, es más creo que entre más pasan los minutos más aumentan, mis manos no dejan de temblar y a cada nada trato de arreglar mi vestimenta, mierda, solo a mí se me ocurre ponerme un short y una blusa holgada como pijama.
«Claro, tú, nunca piensas y mucho menos tratas de cambiar un poco. » me reprende mi conciencia.
Deja de molestar.
Solo me haces enfadar.
Aparte te recuerdo que solo eres mi conciencia.
Así que calla.
Ensimismada en mi pelea absurda con mi conciencia. No me di cuenta que Lucas me estaba hablando desde hace un rato.
-Disculpa, ¿que decías? - rasco mi nuca. Mientras le regalo una sonrisa penosa y él suelta un suspiro.
-Decía. ¿Qué si no has sabido algo de Eidan o de Adrián? -inquiere y me mira expectante, esperando una respuesta de mi parte.
-Sinceramente, no sé nada de ellos desde hace varios días. - aclaro-. A demás, tengo casi como dos meses que estoy incomunicada, mi papá me quito mi celular.
Tenso mis labios y suspiro al recordar, el motivo por el qué lo hizo.
Era viernes por la tarde, ese día me encontraba más atareada que de lo normal, y eso se debía a la tarea que nos había dejado la maestra de ciencias sociales, la cual quería que se la enviáramos ese mismo día.
Mientras realizaba el trabajo, debes en cuando le respondía uno que otro mensaje qué James, mi novio, me enviaba. Al terminar mi tarea, seguí con los pasos que solicitó la maestra, cuando ya todo estuvo listo, empecé a responder le los últimos mensajes que me llegaron desde hace unos horas, tan concentrada estaba en mi conversación con él, que ni cuenta me di que mi papá había llegado y de que tenía algún tiempo de estar parado en la ventana, viéndome.
En ese momento, él entro a mi cuarto, lo analicé desde la distancia y puede distinguir como sus facciones cambiaban de estar relajado a estar enojado y supe que el motivo era yo.
Lentamente se acercó a mi cama y me pregunto.
-¿Quiero saber a quién madres le mandas tantos mensajes desde hace rato, Belén? - inquiere enojado.
Me mira con sus ojos hechos furia y con su ceño fruncido. Esperando que responda.
«Ahora si ya nos llevó dios» pienso internamente.
Alzo la mirada, para enfrentar lo, ya que segundos antes la había agachado. Lo observo con ojos temerosos durante varios minutos. El tiempo pasa lento, el aire a nuestro alrededor se vuelve denso y pesado, el cielo se vuelve gris y siento como poco a poco mis manos empiezan a helarse y mi sistema teme porqué ahora no está mamá para defenderme de papá.
-A nadie papá. -aclaro-. Solo mandaba una tarea que la maestra Elizabeth pedio, solo era eso papá -respondo segura de mis palabras.
-¿En verdad? Y como porque has escondido el celular cuando me viste. - me acusa-. A mí no me haces pendejo, así que da me ese celular en este momento.
Nunca dejare de ser tan estúpida.
-¡Aso! Deberás con usted, le estoy diciendo la verdad.
-A mí me importa muy poco eso, muéstrame el celular. -de clara-. Voy a ver que tanto escondes en él.
Y con eso me arrebata el calcular de las manos, dirigiéndose a la sala, lo sigo y escucho como lo desbloquea y comienza a revisarlo, y para mi mala suerte se encuentra con las conversiones de James junto a otras cosas. Su enojo era latente en sus facciones.
-Ya lo reviso, ahora deme mi móvil, para terminar otra tarea.
-No, te lo voy hadar. -espeta tosco-. Dime ¿quienes son estos chamacos?
Me muestra el chat de mis amigos.
-Son mis amigos, ¿qué acaso ya no puedo tener amigos?- respondo incrédula-. O es que eso está prohibido.
Con ojos furiosos me mira, como diciendo
«Quiero que desaparezca de mi vista»
Su mirada muestra que quiere aniquilarme en el proceso.
-Cuida el tono con el me hablas -me amenaza-. Y esto que has hecho lo sabrá tu mamá.
En vuelta en una nube de furia, ira e impotencia mi mente se nubla, mis ojos se tornan negros y mi pecho sube y baja a un ritmo desesperante, no pienso en lo que hago.
Me acerco lentamente a la cocina y tomo entre mis manos el cuchillo que se encuentra en una esquina de la mesa, lo observo y avanzo con pasos minuciosos hacia mi papá, cuando estoy cerca de él. Puedo ver como en sus ojos hay un destello de sorpresa y miedo, pero este muere en el instante.
-De acuerdo quítemelo, me da igual lo que haga con él.
Me voy de largo a mi cuarto con el cuchillo en manos y con una sonrisa maliciosa.
Una vez dentro de mi habitación busco la cinta adhesiva y empiezo a cortarla con el cuchillo para pegar una tarea faltante que no recodaba que tenía guardado.
A falta de Resistol, cinta adhesiva.
Regreso a la realidad, perdiéndome en mis pensamientos, sé que mi papá aún sigue enojado y su decepción hacia mí sigue presente, pero también sé que en algunos días o años se le pasara, solo es cuestión de tiempo.
Sin darme cuenta estábamos a unos cuantos pasos de llegar a la casa de doña Celia.
-Entiendo Bel, no te preocupes. -Luca toca con delicadeza mi brazo, brindándome su apoyo.
-Vale, pero mucha platica y poca acción.- demande, sonriente-. Tengo que regresar temprano, lo recuerdas.
Él lo único que hace es soltar una carcajada a todo pulmón por la situación en la que estoy.
Lo miro incrédula con el ceño fruncido.
No sé, que es lo que le causa gracia a este.
-Perdón, pero tenía que reírme, o sea ni que te fueran arrobar.
-Si, si, si como sea, aja, es lo mismo que yo opino, pero bueno nunca los entenderé.
Entre platica y platica el tiempo se nos fue volando al igual que mis nervios se fueron disipando poco a poco y sin darnos cuenta ya estábamos en la puerta de la casa de la abuelita de Lucas. Cayendo en cuenta de esto, mis nervios que anteriormente se habían ido ahora han regresado como un ciclón en medio del mar.
Mi sistema empieza a colapsar, es algo estúpido, pero es lo que me estaba sucediendo en este momento. Desde lo profundo de mi ser, tome una inhalación profunda y mande hasta el fondo de mi interior mis nervios y mis temores.
Al llegar Lucas estaba abriendo la puerta, pero cuando estábamos a punto de entrar. De esta, salía Zenaida López, una de las del grupo de sangronas y presumidas del rancho. Era mayor que yo por dos o tres años, al pasar a nuestro lado le regalo una sonrisa coqueta a Lucas, pero este solo le devolvió el gesto con una de boca cerrada, yo al ver eso sonreí, entonces poso su mirada en mí, al ver me volcó los ojos y contonea sus caderas, haciendo de estas que su vestido corto se le ventara más provocando que se le viera la tanga que traía.
-Realmente Zenaida no conoce lo que es la dignidad. -espeta Lucas en un bufido. Entrando por fin al corredor de la casa.
-¡Ugh! Te aseguro que ella no conoce ni el significado de lo que es dignidad. - comento burlona.
-Eres mala Belén.
Cuando termina de decir eso, nos miramos uno al otro sonriente y al mismo tiempo soltamos una fuerte carcajada, la cual llama la atención de los presentes que están el corredor.
-¡Ups! Creo que nos escucharon. -tapo mi boca con ambas manos y le susurro a Lucas- . Dios, qué Vergüenza
Siento como mis mejillas se tornan un tanto caliente y sé que estas deben tener ya un toque rojizo por la pena.
-Buenas noches a todos.- saluda Lucas aun entre risas.
Me mira y sé que es mi momento de decir algo.
Trago saliva con dificultad.
Justo ahora desearía estar en mi casa.
-Buenas noches. -espeto mirando a todos, aclarándome la garganta digo - Amaya perdón que venga tan tarde pero mi abuelita te manda esto.
Le muestro la bolsa de ciruelas.
Es un milagro que mi mano no tiemble.
Ella camina hacia mí y toma la bolsa.
-Doña Estefy siempre tan considerada. -comenta Amaya con una sonrisa-. No se hubiera preocupado, dile que muchas gracias.
-No te preocupes por eso, con gusto le diré.
Suelto debes en cuando el aire que retienen mis pulmones.
-Bueno, eso es todo. -aclaro-. Yo me paso a retirar, que tengan buena noche.
Estoy a punto de girar sobre mi propio eje para avanzar hacia la salida, cuando escucho su voz.
-Por favor, que date un poco más. -me pide Amaya-. Hace rato no pudimos conversar bien.
-Encantada lo haría, pero le prometí a mi abuelita que no demoraría tanto. -aclaro apenada-. Aparte Lucas tiene que encaminarme a mi casa. -inquiero mirando lo- ¿Verdad, Lucas?
Pobre ya lo eché de carnada, pero ciertamente es la verdad o no.
-Mabel tiene razón, tía. -comenta Lucas, reafirmando lo que dije.
-En serio, tienes que llegar temprano a tu casa. -insiste Amaya-. No puedes quedarte, aunque sean unos minutos.
Su mirada es de súplica.
Dios no puedo hacer le esa grosería.
-De acuerdo, me quedare unos minutos. -suspiro derrotada. Solo espero que mi abuelita no se enoje y que mi papa aun no llegue a la casa.
-¿Segura Bel? No quiero que te regañe mi tía Estefy. -aclara preocupado Lucas.
-Estoy segura, a parte solo serán unos minutos.
Le sonrió a Lucas, pero esta se torna en una mueca.
-Gracias por quedarte, pero ven siéntate Belén. -comenta la mujer mientras me indica que me siente en el sillón.
Acato su petición y acto seguido tomo asiento.
Sin esperarlo mi vista se dirige al sonido que se reproduce, lo observo y ahí está él sentado en una esquina, con su mirada intensa mirándome fijamente mientras su música sale de sus audífonos, creo que es una canción de bad bunny o de ozuna, no recuerdo haberla escuchado antes, por lo que descarto ha de ser nueva.
Desvió la vista, para romper todo contacto con él, al mismo tiempo para desaparecer la tensión que se creó en el momento.
Mi desesperación aumenta, lo sé porque cada vez que algo me estresa mi pierna inicia con un tic donde empieza a moverse lentamente y las cruzo discretamente para disimular.
-Y cuéntame mija, sigues estudiando. -habla la mujer, rompiendo el silencio que se creó desde hace minutos.
-Am, si, voy en primer grado, segundo semestre de bachillerato. -comento-. De hecho, estoy a nada de terminarlo para empezar otro semestre.
Sonrió con nostalgia.
-¡Oh! Eso es muy bueno. -sus palabras resuenan en mi mente, haciendo que mi corazón se hinche de felicidad- . Te felicito por tu esfuerzo María Belén.
-Muchas gracias Amaya, que gran halago de tu parte. -exclamó, ladeando una sonrisa.
-Bueno, creo que no nos han presentado -comenta a mis espalda una voz ronca y a la vez juguetona, en seguida puedo sentir como a mis fosas nasales se deleitan con la colonia, es un aroma tan exquisito, tan embriagador que no es ni hostigoso ni empalagoso, puedes oler esa colonia miles de veces y nunca te cansaras de olerla.
Cierro mis ojos por una fricción de segundos, absorbiendo el aroma y guardándolo en mi mente.
Giro mi cabeza un poco encontrándome con él, que está detrás de mí, con una sonrisa ladina en sus labios.
Él avanza con pasos lentos dirigiéndose hacia donde está su madre, pero en cambio se dirige hacia donde me encuentro yo. Que dando frente a mí.
Una vez que estamos frente a frente, cara a cara, puedo observar cómo me detalla o me analiza de pies a cabeza con esos ojos tan oscuros como el mismo cielo nocturno, entonces copio su método y lo analizo sin disimulo asi como él lo está haciendo conmigo.
En mi análisis puedo destacar que el me rebasa en estatura y que su cabello es un poco largo, haciendo que uno de sus rulos caiga sobre su frente.
-Disculpa, por no haberme presentado antes, como se debe. -espeta en un gesto apenado-. Mucho gusto, me llamo Raúl Lebrent del Carmen. -me extiende su mano.
-El gusto es mío, Raúl. -tomo dudosa su mano, mientras pruebo como suena su nombre en mis labios. Y añado-. Yo soy María Belén Ruiz de la Fuente.
-Es un placer conocerte al fin. -expresa con una sonrisa ladina y mis mejillas al instante se tornan rojizas por su comentario.
-El placer es mío. -suelto sin pena y él a cambio esboza una sonrisa ladina.
Siento que en cualquier momento desfalleceré.
En ese instante las personas a nuestro alrededor desaparecen, el ambiente se torna menos tenso, el cielo se vuele más estrellado de lo normal, durante una fricción nos sostenemos la mirada, poco a poco puedo sentir como surge una sensación extraña en que nuestras manos se unieron, suena raro, pero es una sensación inexplicable, es como si siempre hubiera estado allí presente, pero oculto.
Rayos, justo ahora no puedo ni articular un argumento que sea coherente o sólido. Pasan alrededor de varios segundos en los que nuestras manos siguen unidas y nuestras miradas fijas uno en el otro. Hasta que Amaya decide romper la pequeña atmosfera que habíamos creado, llamando asi nuestra atención, causando que nos separemos y tomemos una distancia prudente.
Ignorando al chico que está a mi lado. Tomo asiento de nuevo.
-Sabes que no tienes nada de que agradecerme mija. -espeta la mujer mirándome con cierto toque de intriga-. Es la verdad, ahora cuéntame tienes novio o algún pretendiente.
De acuerdo. Este interrogatorio ya no me gusta.
En qué momento la situación se tornó fea, como para que todos los presentes en esta sala estén atentos, y más Raúl esperando a que responda.
«Auxilio, socorro saquen me dé aquí.» grito internamente.
«Corre Belén» mi subconsciente me grita peligro.
-Tuve un novio, pero lo termine ya hace mucho. -espeto en una mueca, restándole importancia. sí dije la verdad y que, total una parte de la verdad es falsa. Yo nunca termine a James, él fue el que me termino el mismo día que cumplíamos tres meses de novios y todo por andar con otra.
¿Me dolió? Obvio que sí.
¿Lo quise? Claro a pesar de que nunca estuve lista para besarlo, si lo quise.
¿Me ilusione con él? Claro que sí, pero eso si, nunca le llore.
¿Soy patética? Quizás si, quizás no lo soy.
Total, él no sería ni el primero ni el ultimo novio al que nunca bese y no, no era porqué no me gustasen, simplemente no sentía que ellos fueran los correctos, los indicados. ¿Suena absurdo? Puede que si, pero es la verdad.
-¡Ugh! Interesante. -inquiere la mujer en un susurro.
-Disculpa, que has dicho Amaya. -la miro incrédula, tratando de comprender sus palabras.
-No.. no.. he dicho nada.- responde entre quejidos.
Sonrió con malicia.
Pensó que no la había escuchado.
-Descuida Amaya, no me molesta en nada. -aclaro con una sonrisa sínica en los labios.
Suspiro al ver que ya es tardísimo, Dios, mi abuelita me va matar.
-En serio, perdón. -se la menta la mujer-. Fue un gusto platicar contigo, deberíamos platicar más seguido, qué tengas linda noche.
Le sonrió de boca cerrada.
-Por supuesto e igualmente tengan todos una linda noche. -informo mirando a los presentes -. Bueno, ya es hora de que me retire, es un poco tarde. Lucas podemos irnos ya.
Pobre ya lo lancé de carnada otra vez.
Volteo a ver al susodicho, el cual está muy entretenido tomándose fotos en una aplicación llamada Snapchat, lo sé porque es la qué usan mis amigas para tomarse filtros exóticos mientras hacen muecas extrañas.
Me retiro y avanzo lentamente hacia la salida, a lo lejos puedo escuchar como Lucas se despide de su tía y de su primo. Para trotar hasta donde estoy y asi posicionar se a mi lado.
Lo observo y sin poder retenerlo, suelto una amplia risa.
-De que carajos te ríes ahora Belén.- me mira severo Lucas, con una ceja enarcada y al mismo tiempo un destillo de maldad en sus ojos.
-De ti, querido primo, de quien más . -exclamo con simpleza.
Y sin darme cuenta, me encontraba huyendo de Lucas, pero al mismo tiempo soltaba una que otra carcajada, solo porqué el niño quiere venganza por haberlo dejado.
-¡Puff! Te han dicho que eres muy infantil. -bufo en un tono divertido y molesto.
-¡Belén Callate! -espeta molesto Lucas -. A veces eres irritable e insoportable.
-¡Auch! Justo en el cora, primito. -suelto burlona, haciéndome la ofendida.
-Hemos llegado a su reino, princesa. -exclama Lucas en tono de príncipe- . Sana y salva.
Le sigo el juego.
-¡Oh! Muchas gracias joven, es todo un..caballo. -expreso en tono confundida, solo quiero enfadar a Lucas y lo logro. -Disculpe mi confusión, decía que es todo un caballero.
Lucas bufa y yo sonrió.
-Gracias, ahora largo, entra a la casa ya. -ordena Lucas súper enojado.
-Si, si, lo que usted diga. -expreso acatando su orden- . Qué tengas buena noches.
-Igualmente tú, Belén.
Se despide de mí y se va hacia su casa, antes de que se aleje unos metros más. Le hablo.
-Lucas, una cosas más. -le grito y este voltea a ver me, esperando a que hable-. A sus órdenes jefeee.
Exclamo usando la voz de Cantinflas. Y entro corriendo a mi casa entre risas.
Al llegar, me encuentro con mi abuelita que me mira enojada con una ceja arqueada, diciendo me con su mirada «te lo advertí María Belén Ruiz de la Fuente, te lo advertí»
Trago grueso y avanzo lentamente, aminorando mis pasos, haciendo del tiempo, algo eterno.
-Perdón por llegar tarde, abuelita.-susurro avergonzada-. Es que me entretuve platicando con Amaya unos segundos y después con Lucas.
-Date de santos, que tu papá aún no llega. -espeta enojada. Cruzándose de brazos-. Total, ya tenía la excusa para qué no te regañara.
La miro anonada. Ella me observa con una sonrisa la dina.
Primero me regaña la doña y después me solapa.
«Que será de mí, sin ella, el día que me falte. Mi abuelita es como mi segunda madre. La quiero mucho.» sonrió de melancolía al pensar eso.
-¿Se puede saber por qué sonríes sola, María? -espeta mirándome.
-De algo que había olvidado hace mucho. -comento sonriente-. Pero que justo ahora me llego un vago recuerdo.
No me dice nada, solo asiente y se dirige abrir la puerta, camino detrás de ella, una vez adentro, ella se va a la sala y yo me voy directo a mi cuarto, una vez en él, me encargo de buscar mi ropa para ir a tomar un baño no sin antes, vestir a mi pequeño hermano de tres años que esta plácidamente dormido en mi cama. Busco el atuendo adecuado en uno de los cajones de mi ropero y acto seguido me encargo de vestirlo. Una vez listo lo vuelvo acomodar en la cama, le pongo unas amoldas a cada lado para que no se caiga.
Me dirijo a tomar un corto baño no más de quince minutos. Seco mi pelo una vez que estoy fuera, en el proceso comienzo a secar mi cuerpo también, para después vestirme y peinar mi cabello largo, el cual llega hasta la mitad de mi cadera.
Termino de peinar lo, dejo el peine en su lugar, camino hacia la cama, esa que desde que llegue no deja de tentarme a que me acueste en ella.
Bostezo a cada nada cuando me siento, una vez en ella, como si el destino me jodiera los planes de dormir, mi mente comienza a recapitular el encuentro que tuve hace unos minutos con Raúl.
Sonrió como estúpida al recordar como nuestras manos se unieron. Y sin pensarlo, mis parpados comienza a cerrarse cayendo en el limbo de la inconciencia.
💙🌺
NOTA DE AUTORA: Soy pésima para dejar notas jajaja..... en fin, solo vengo a decirles que perdón por la demora, pero ha valido la pena, este cap el primer cap que tiene casi más de cuatro mil palabras..ujujjuu...Aplausos por favor
Dejen aquí sus teorías por favor..... quiero leer que opinan ustedes de la novela, que esperan de ella, de su proceso con los personajes,etc..
Besos para mis lectores fantasmitas y los que no son, graciass
Nos leemos pronto, aquí su fiel primavera...muuuaaaakka🌺💙
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