Capítulo 20. Conversaciones inesperadas, respuestas apresuradas
24 de abril del 2017.
Una semana.
Una semana ha pasado.
Una para ser exactos.
Desde aquel día que hable con Raúl.
Desde aquel día en el que Elyn regreso del seguro.
Una semana en donde no he tenido sueños extraños, en donde no he tenido tiempo ni para prestarle atención a mis pensamientos.
Pero eso no es lo peor, lo peor es cuando la noche cae, porque solo ahí es en donde le doy rienda suelta a mi mente, es ahí cuando pienso en su ausencia, en su sonrisa, en sus facciones, pero sobre todo en aquellos rulos rebeldes que solían colgar de su frente mismo que hacían latir mi corazón, sin embargo, nada en esta vida es para siempre, nada es eterno, sino al revés todo es efímero, porque cuando crees tener algo, este suele escaparse como agua entre las manos, causando que solo quede en tu mano aquel toque de agua sobre tu piel.
Cuando creo que voy a profundizar mis pensamientos, la alarma de mi celular hace que me sobresalte, regresándome a la realidad. Hoy 24 de abril, por fin después de varios días, regreso a mi infierno, a mi martirio... que digo regreso a la escuela.
Lo único bueno de todo es que volveré a ver a mis amigos y podre pasar tiempo con ellos.
Sonrió al tiempo en que termino de acomodar mi fleco por cuarta ocasión. Aliso mi uniforme, el cual consiste en una cola de caballo bien peinada sin dejar de salir una hebra de cabello, camiseta de polo con el logo del bachillerato en el lado izquierdo, falda plisada de cuadros rojos y negros la cual llega hasta un poco debajo de las rodillas, calcetas blancas bordadas y por supuesto zapatos negros de vestir, pero en este caso me salgo un poco del reglamento escolar, porque mis calcetas son lizas, mis zapatos son negros de piso y mi cabello va suelto con una trenza sujetada con un moño azul y cero maquillaje.
Reviso una última vez mi aspecto y prosigo a abrocharme la cadena, esa que me regalo mi abuelita para mis quince años y la cual le tengo mucho aprecio. Término de abrocharla rápido para luego meter la lapicera en la mochila justo en el momento en que oigo el sonido de bocina muy conocida para mí.
-Muévete Belén, ya llego Don Carlos. -espeta mi mamá asomándose por la ventana que esta por la cama donde duerme Elyn y mi abuelita.
-Voy. -pronuncio tomando la mochila, sin embargo, me regreso por algo que estoy olvidando.
-Apúrate Belén, que te va a dejar Carlos. -interfiere mi abuelita también, causando que ambas personas me pongan nerviosa.
-Ya voy. Dejen de espantar a uno. -musito alterada mientras tomo el suéter y el resto de mis cosas.
-Nada de espantar, si por eso te levantas temprano. -exclama mi abuelita sin dejar de mirar por la ventana.
-No sé por qué siempre te agarran las carreras, si por eso pones alarma. -expresa mi mamá, aportando sal a la conversación-, Ah, por cierto, ayer vi que tienes el cabello demasiado largo, al rato que salgas de la escuela vamos a ir a cortarte el cabello.
Cortarme el cabello, no es algo que quiera en este momento.
-Mm... Aja. -murmuro, esbozo una mueca, para luego avanzar finalmente hacia la salida-. Nos vemos al rato.
-Vete con cuidado. -musita mi abuelita, luego de que mi mamá me dé $50 pesos para comprar comida en la escuela.
Asiento.
-Que no se te olvide que cuando regreses de la escuela, vamos a ir a cortarte el cabello, así que no te demores para aprovechar irnos con los de la secundaria. -espeta mi mama detrás de mí.
-Sí, ya entendí. -espeto sin mirarla.
Bajo los escalones muy rápido y salgo finalmente al camino. Suelto un suspiro, acomodo mi mochila en mi hombro izquierdo y avanzo hacia la camioneta blanca que me espera, esa que es la fletera del rancho, la que siempre anda haciendo viajes desde distintas rancherías hacia Linduxw.
Al abrir la puerta lo primero que inunda mis oídos es la melodía de fondo que trasmite el radio y luego noto que no viene solo, que en la parte donde va el copiloto viene Adara y a su lado viene Irlandy.
-Buenos días, Don Carlos. -saludo amablemente, dejando mostrar un poco de mi entusiasmo por verlo de nuevo. Cierro la puerta de la camioneta con cuidado, pongo la mochila en mis piernas, a mi lado descubro que ya se encuentra Isela, mi odiosa prima y la cual no me traga porque piensa que le voy a quitar a su novio.
Este viaje será algo incómodo.
Exhalo y espero a que la camioneta nos ponga en marcha.
-Buenos días, Belén. -responde con su inusual voz entre suave y ronca para posteriormente escuchar el característico sonido del motor de la camioneta, lo que significa que ya nos vamos.
Dejo ponerle atención a las personas que me acompañan para prestarle mi total atención a la melodía que inunda todo el espacio, recargo mi cabeza en el vidrio de la ventana, centrando mis pensamientos en los paisajes que pasan cada que avanzamos, desafortunadamente para mí, los paisajes dejan de verse cuando entramos al rancho vecino de Welston o séase San Benito, poco a poco la camioneta deja de avanzar al detenerse en un tope, en donde a un lado de él se encuentra Lucia y Sandra junto con Armando, mi exnovio de la secundaria, dos años mayor que yo, él tenía 15 años y yo tenía 13 años, acababa de entrar en la secundaria cuando poco después comenzamos a tener algo, pero debo admitir que nuestra relación fue un tanto extraña, más que nada fue como de amigos, de manita sudada y de cartas cursis a mano, él siempre se me cedía su lugar cuando ya no había espacio para sentarme en la batea de la camioneta, a veces me compraba dulces, sinceramente él siempre me cuido.
Esbozo una mueca, cuando escucho que abren la puerta de mi derecha y dicen los buenos días en un tono dulce y tosco, sabiendo de sobra de quien es esa voz. Despego mi mirada del vidrio unos segundos solo para ver la característica sonrisa de la presumida de Sandra quien va platica y platica con Isela. Las ignoro y regreso de nuevo a lo mío, aunque claro ahora con un poco menos de silencio.
Pasan lentamente los segundos mientras observo los paisajes con gran entusiasmo dejándome envolver por la música que sale de la radio hasta que veo el letrero que dice: Bienvenidos a Linduwx, espero tengan buen viaje, pasamos de largo el anuncio, ha vanzamos unos metros más, ingresamos en la calle principal de Linduwx, pasamos la vía por donde el tren circula no sin antes dar una mirada de lado y lado solo para revisar que no venga el tren, dejamos y la vía atrás para posteriormente detenernos en una esquina de la calle, lo que significa que aquí es nuestra última parada.
Todos lo que vienen en la batea de la camioneta bajan con gran apuro para luego acercarse a la puerta de Don Carlos para pagarle.
Suelto un suspiro y veo que todos han comenzado a irse, tomo mi mochila y salgo del asiento trasero de la camioneta.
-Gracias Don. Carlos. -espeto acamando la mochila en mis hombros para luego cerrar la puerta con cuidado al tiempo que él me regala un asentamiento de cabeza para luego prender la camioneta e ir se a otro lugar.
Avanzo por toda la banqueta y como es de costumbre doy los buenos días a los dueños de la florería, continuo mi camino hasta que por fin llego a mi destino. Detengo mis pasos cuando llego a la pequeña puerta que me separa de la vida estudiantil y de la vida sin estudios, dejo que tres alumnos ingresen mientras saludan al portero y encargado del manteamiento de la escuela. Dejo de detallar el logo del bachillerato junto con sus colores característicos: rojo, negro y blanco, aquellos que hacen relucir sus tonos en todo Linduwx, tomo una respiración y reajusto mi mochila como forma de nerviosismo.
-Buenos días, Don. Tino. -musito sonriéndole con cariño quien al verme se le iluminan sus ojitos, la verdad es que a Don tino le tengo gran aprecio desde que me inscribí aquí, es de esas personas que te inspiran confianza y respeto.
-Buenos días, Belén. -pronuncia en un tono alegre, pero sin dejar de lado el tono autoritario que tiene, se hace a un lado para que pueda pasar-, siempre puntual.
Sonrío y asiento ante sus últimas palabras, avanzo unos pasos más y a mi izquierda observo varios alumnos sonriendo y comentando sobre sus trabajos mientras se encuentran sentados en el muro donde por lo general es la cooperativa dejo de ponerles atención y subo de una buena vas las escalaras, la cuales me llevan a mi salón temporal, aquel que se encuentra en la segunda planta, todo esto porque la directora decidió asignarnos el piso de arriba el cual correspondía al grado de los de quinto semestre debido a que estaban haciéndole remodelaciones al piso de abajo donde antes estaba mi grupo, pasando a los de quinto semestre al salón donde antes guardaban las sillas que no cabían en los salones o que los alumnos destruían o simplemente salían defectuosas.
Sin embargo, la estructura educacional por así decirlo, se encontraban acomodados de la siguiente manera, por ejemplo, el piso de abajo se encontraba lo que eran, dos salones, el cual uno pertenecía a primer semestre que era él quedaba hacia la calle, el segundo es el que está en frente de este, el cual pertenece a tercer semestre, seguido del salón de computación, este se encuentra a tras del salón de tercer semestre y al lado de se encuentra el baño de niñas, ese que solo cuenta con un pequeño y reducido espacio. Y en medio del salón de primero y tercero se encuentra un espacio en donde hay una barra de material y un muro pegado a la pared para sentarse, dicho lugar es conocido como la cooperativa y al lado de este lugar se encuentra un callejo reducido el cual conduce al baño de hombre y al salón donde se guardan las sillas en desuso, pero por el momento se convertía en el salón de los de quinto semestre y para finalizar, en la planta de arriba se encontraba el salón de los de quinto semestre quien estaba siendo ocupado por mi grupo los de tercer semestre y al lado de este se encuentra la dirección, así para hacer relajo y bromear no se puede hacer mucho.
Suelto un suspiro de cansancio cuando termino de subir las escaleras sosteniéndome un poco del barandal, solo para tomar impulso, levanto la mirada y descubro que no hay nadie en el salón, lo cual es un alivio para mí, porque puedo tener un poco de paz por un momento.
-Buenos días. -llamo la atención de las personas que se encuentran en la dirección, tanto la directora Noelia como la maestra Darla me correspondieron el saludo desde sus escritorios.
Asentí e ingresé al salón, dejando mi mochila segunda banca enfrente a un lado de esta, terca fila. Si algo tengo yo es que no me gusta sentarme hasta el fondo, no sé, nunca me ha gustado estar hasta atrás.
Observo con sumo detenimiento el salón y es que para ser sinceros no cambio nada, solo que el color de este que ahora predomina el color verde siendo un complemente con las cortinas que adornan los cristales de las ventanas, recorro con las yemas de mis dedos la textura del escritorio para luego caminar hasta el ventanal de la izquierda, con cuidado abro una cortina, me introduzco en ella, a pesar de que la ventana es un poco más alta que yo me impide observar bien la vista.
A quien en su sano juicio se le ocurre hacer una ventana alta, es que acaso no saben que existen personas tan bajitas que debido a dicha altura que poseen solo hacen que de esas personas un reto ciertas cosas, por ejemplo, el poder mirar por la ventaja en puntillas.
¿En dónde carajos, estuvo la cabeza del albañil para hacer semejante ventana?
Esbozo una mueca, a pesar de que casi estoy de puntillas y a pesar de que casi no puedo ver qué pasa en el piso de abajo, aun así me quedo varios ahí mirando el cielo y viendo como la señora que está a un lado del bachillerato mata, descuartiza y pela varios pollos para vender, desvió la mirada hacia el techo de la escuela y me quedo ahí de nuevo mirando como el ventilador con forma de pájaro se mueve debido al viento que hace que se balancee con suma delicadeza.
No sé cuánto tiempo paso ahí mirando quienes van y vienen hasta que a los pocos minutos oigo una melodiosa y sonora, tan propia de una persona que conozco muy bien.
Sonrió al verlo que entra al salón, sin embargo, no me retiro de mi lugar, decido quedarme ahí mientras a mis espaladas el ruido de las sillas inunda el cómo silencio que se creó.
-¿Qué haces? -pregunta Edmund, abriendo las cortinas para luego ponerse a mi lado, al instante la diferencia de altura se hace notar.
-¿Qué afán tienes de espantarme? -cuestiono entre enojada y alegre.
-Es parte de mi esencia. -responde guiñándome un ojo, haciendo que el ambiente se llene de buenas vibras.
Edmund Alves Zúñiga. Es aquel chico que puede alegarte la vida, que te dice las cosas directas y sin anestesia, él es aquel amigo más cercano que puedo tener, al que le tengo más confían que a los otros dos que tengo por amigos, aunque eso no quiera decir que no pueda convivir, pero para ser sinceros, con ellos el ambiente es distinto a cuando estoy con Edmund.
-Esencia que te hace único -esbozo una sonrisa- y con respecto a tu pregunta inicial, solo miro la ventana, veo el chisme que hay abajo.
-¿Miras la ventana o sea que no miras el paisaje? -cuestiona enarcando una ceja, lo miro un segundo, se muestra serio y sin emoción alguna, pero sus gestos lo traicionan por no soltar una carcajada, sin embargo, contiene sus impulsos.
-Sabes a lo que me refiero. -respondo ahora, enarcando ceja y sin dejar de mirar el show que se está dando abajo a pesar de que no puedo verlo en 3D y con buena calidad.
-Lo sé, solo me gusta chingar. -comenta separándose de mi lado y dirigiéndose hacia la otra ventana que está en la esquina-, por cierto ¿No quieres un banquillo?
-¿Un banquillo? ¿Para qué querría un banquillo? -cuestiono, despego mi mirada del espectáculo que me tenía tan entretenida y lo miro con el ceño fruncido, sin embargo, la realidad golpea mi rostro como una fuerte bocarada, cayendo en cuenta a que se refiere-, sabes que olvídalo, no digas nada.
-Le quitas lo divertido a la vida, Bel. -musita
-Menso... -suelto falsamente enojada regresando mi vista hacia la pareja que tienen ratisimo de estar en el mismo lugar-... Ya, se me hacía extraño que no me soltaras un comentario.
-Es que, si no te digo algo, siento que como que no soy yo mismo ¿entiendes?
-Entiendo.
-¿Qué tanto observas por la ventana? -pregunta enarcando una ceja, mientras que yo solo puedo menear la cabeza.
-Te dije desde hace rato que estaba mirando un show, pero ahora ya no sé si se están besando o si siguen discutiendo.
-¿Eh? ¿Show? ¿De que hablas, Belén?
-Sí. Hablo del show que se está dando en el salón de abajo.
-¿Y quiénes son los del show?
-Pues son nadas y nada menos que Fabricio y Ashley.
-¿La pareja perfecta de la escuela? ¡Oh dios mío!
-Sí, esos meros.
-A ver, yo quiero ver eso. -dice acercándose rápidamente hasta donde estoy, sonrío, porque tanto él como yo nos gusta ser comunicativos en cuanto a chisme, se refiere-, Yo creo que este bato algo hizo y ahora quiere redimir su error.
-O quizás fue ella, quizás lo engaño con Saniel o quizás descubrió alguna infidelidad de Fabricio.
-No sé, quizás puede que exista parte y parte de los dos ¿no crees?
-Es probable, no lo había pensado de esa forma.
-Sí, bueno, pero quienes somos nosotros para juzgar.
Sonriendo meneo la cabeza y hago el ademán de responderle que tiene la razón cuando en ese momento se escuchan las voces de Mateo y Katia en el salón, causando que nuestra conversación se quede a medias.
Ambos nos miramos, esbozamos una mueca, nos encogemos de hombros y salimos del escondite que las cortinas nos proporcionaban. Dirigimos la mirada hacia las dos personas que se encuentran jalando sus sillas hacia sus respectivos lugares, Katia sentándose detrás de mí y Mateo sentándose hasta el final de nuestra fila, casi pegado a la pared.
Miro a ambas personas y al instante la diferencia de alturas es notoria, mientras que Katia es bajita un poco más alto que yo, es llenita de su cuerpo haciendo que se vea muy bonita, piel morena, ojos negros como la noche y su cabello negro como si fuera Edna moda reluce en sus hombros, mientras que Mateo, es alto un poco frondoso de cuerpo, debido a su problema de que no puede bajar de peso, su cabello se encuentra largo en este momento, su piel es morena y el color de sus ojos son cafés.
-Hey, buenos días, bonita. -comenta kati, acercándose a mí con los brazos extendidos para darme un abrazo de oso, el cual sin negarme acepto gustosa.
-Buenos días, Kati. -saludo abrazándola con una sonrisa surcando en mis labios y sobre los hombros de Katia miro a Mateo que nos mira sonriente-. Buenos días para ti, Mati.
Al mencionarlo, él solo me responde con un movimiento de cabeza. Sinceramente Mati es un chico que la verdad siempre he mirado como un amigo el cual nunca podría ver como algo más, no porque no me guste su físico o no me guste su forma de ser que por cierto es genial, pero simplemente creo que todos cumplimos un papel en esta vida y yo tengo muy claro cuál es su papel en la mía.
-Y bien, cuenten ¿qué hicieron en semana santa? -pregunta Katia, separándose de mí para luego ir se a sentar en la silla del escritorio
-Mm... yo no hice nada la verdad, me la pasé encerrada en la casa viendo la Pasión de cristo, ni al río fui. -comento omitiendo que conocí a un chico y que ese chico es mi novio. Me subo en el escritorio y cruzo mis piernas.
-Belén, eso es normal en ti. -dice Edmund llamando nuestra atención al tiempo que se sienta en la primera banca de enfrente mientras Mateo se pone a un lado del escritorio.
-Cierto. -afirmo sonriendo y dirijo mi mirada hacia mi amiga- y ¿tú? ¿Qué hiciste en semana santa? Cuenta.
-La verdad. Estuve en las albercas, mi tía me llevo a unas que están cercas de aquí, las acaban de inaugurar. -termina de platicar ella, cuando su celular suena haciendo que su atención se centre él.
-Irala, quien, como tú ¡Eh! -Edmundo sonriéndole coqueto y moviendo sus cejas de arriba abajo.
-Pa que veas, yo soy la onda mijo. -responde Katia guiñándole un ojo y solo meneo la cabeza sin dejar de sonreír.
-¿Y ustedes que hicieron? -pregunto llamando la atención de Mateo y Edmund.
-Bueno, yo estuve en chinga con el trabajo. No tuve ni tiempo para respirar un poco. -informa Mateo, esbozando una mueca, como si mencionar eso le recordara todo lo hizo.
-Ve el lado bueno, al final del día sabes que tendrás dinero y que con ese dinero puedes comprarte cosas. -expreso mirándolo, él asiente.
-O gastárselo en las víboras de sus conquistas. En esas que solo buscan chingar. -espeta Katia, mirándolo con una ceja elevada.
-Pobre de ti Mateo. -habla Edmundo meneando la cabeza y tocándose la punta de su nariz. Mateo abre sus labios para decir algo cuando de nuevo vuelven a ingresar al salón haciendo que los tres nos quedemos callados y mirando a la persona que nos interrumpió.
-Buenos días. -musita clarisa mirándonos sonriente, deja su mochila a un lado de su banca y avanza hacia donde estamos.
-Buenos días, Claud. -respondemos los tres al mismo tiempo.
-¿Cómo han estado? -pregunta dejando su celular en el escritorio.
-Ay vamos, ni bien ni mal. -informa Katia, tomando la palabra por todos nosotros.
-Y ¿tú? -le pregunta Edmund a Claudia a lo que esta solo suelta un suspiro y se compone la trenza que con el aire de la moto seguro se le alteró.
-En lo que cabe bien, yo quería que las vacaciones fueran eternas. -indica poniendo un puchero al tiempo que su vibra suena informando que una notificación nueva ha llegado.
-Todos deseamos que las vacaciones sean eternas, pero lamentablemente no es posible. -asevera Edmund, esbozando una mueca.
-Eso sí. -responde Claud, para luego quedarnos callados todos unos minutos sin tener más que decir, pero yo no me puedo quedar callada así que rompo el silencio.
-Oye, Mati. -llamo su atención, pues desde que llego Claudia ha mantenido callado.
Sospechoso.
-Si ¿Dime? -pregunta mirándome extrañado y algo como nervioso.
Interesante.
-En donde dejaste a Haidt, no vi que llegaran juntos. -cuestiono al no ver la figura de mi amigo, la garrocha humana circulando por el salón.
-Deberás, Belén tiene razón, ¿en dónde está ese? -cuestiona Katia ladeando su cabeza para mirar con el fruncido a Mateo.
-Sí, es cierto, y ahora que le paso a Tomate que no vino contigo. -indica Edmundo en un tono curioso mientras frunce su ceño.
-Ah... A ese se le durmió el gallo...... O es probable que este crudo después de la peda que se puso ayer. -responde rascándose la nuca y esbozando una sonrisa ladina, aunque a mí me pareció un acto de nerviosismo.
-¡Ay! Ese nunca va a entender, deberás. -espeto moviendo la cabeza y poniendo una mano en mi rostro cuando una risa se escapa de mis labios.
-No, nunca va a entender. -informa Claudia soltando una risa también al tiempo que los demás se unen a las risas.
Dios, no sabía que falta me hacía reír, hasta que volví a estar con ellos, mis amigos.
Las risas cesan poco a poco y entre abro mis labios para decir algo cuando en ese momento llega al salón, Inés una de las integrantes del grupo YPIV. Inés, ella es alta, su piel es blanca pálida como las lagartijas y de cuerpo delgado.
Las YPIV nacieron después de que las cuatro chicas se hicieran muy amigas de Yaneli, una chica mucho mayor que nosotros y por reprobar segundo semestre ahora le toca repetir el año, luego de eso juntaron las iniciales de sus nombres los cuales son: Yaneli, Paula, Inés y Valeria, creando así YPIV.
-Buenos días. -dice Inés al vernos. Deja su mochila en su lugar y corriendo un poco la cortina de la ventana que está por su banca.
-Buenos días, Inés. -contestamos todos otra vez.
-¿No ha llegado la maestra Diana? -pregunta mirándonos.
-No. -responde Katia amablemente.
-Y ni la invoques que ahorita nos encarga un montón de cosas. -espeta Edmund poniendo mala cara.
-¡Ay! Como son. -dice Inés entrecerrando sus ojos y meneando su cabeza.
-Deja que llegue y verás de lo que hablo. Total, nos toca dos clases seguidas con ella. -informa Edmund jugando con la paleta de la banca.
-De todas formas, tenemos que entregarle la tarea que encargo. -intervengo encogiéndome de hombros e Inés me mira con cara de haber visto Scare Movie, frunzo el ceño y añado-¿Qué?
-¿Había tarea? -pregunta Mateo sorprendido.
-Sí. ¿No me digas que no se acordaban? -cuestiono sonriendo y enarcando una ceja, a lo que Mateo e Inés menean su cabeza en negación.
-No, pero ahorita la hago. Ni cuenta se va a dar. -dice Mateo.
-Bueno. Espero que se demore en llegar, entonces. -comenta Inés soltando una risa de pura maldad.
-Ojalá. -dice Mateo aportando a la conversación.
Inés asiente y sale del salón para luego recargarse del barandal de las escalares.
Pasan varios minutos en los que platicamos y nos reímos de cualquier cosa hasta que mis compañeros ingresan al salón de poco a poco.
-Ahí viene Diana. -Informa Enrique señalando detrás de él la puerta, para luego tomar su lugar, acción que hace que salte del escritorio y me dirija a mi lugar junto con mis amigos que corren también a sus lugares.
-Buenos días, chicos. -espeta la maestra Diana entrando al salón y dejando su mochila en el escritorio, es una mujer bajita, llenita de cuerpo, cabello negro, corto hasta los hombros, ojos cafés, de carácter regular, simpática, pero en ocasiones estricta.
-Buenos días, maestra. -respondemos todos en coro, como si de una orquesta sinfónica se tratara.
-Qué lindo se escuchó eso. -musita mirándonos con una sonrisa para luego empezar a sacar su libro, suelta un suspiro-, bien chicos, vamos a darle inicio a la clase y para eso voy a revisar la tarea que les deje en vacaciones, necesito que me dejen su tarea en el escritorio.
-¿Dejo tarea? -cuestiona el grupo de la izquierda ese que son como víboras entre ellos, se pelean, hablan mal de ellos y luego andan de hipócritas entre ellos.
De por sí el salón siempre se ha visto dividido, por un lado, los presumidos, sangrones y por el otro lado el grupo los aplicados, los que no se meten en problemas, los tranquilos, ese el cual forman parte mis amigos y yo.
-Sí, Yaneli. -responde asintiendo la maestra Diana para luego mirarla con una sonrisa-, ahora, regresando a la tarea, luego que revise sus tareas, vamos a darle inicio al proyecto final del semestre porque se nos viene examen final de la materia y con los ensayos todo se junta.
-¿Proyecto final de semestre? -pregunta ahora Adriana, una de las inteligentes que forman parte del grupito de la izquierda.
-Sí, así mero, Adriana. -vuelve a responder la maestra Diana.
-Aso maestra, pero no cree que estamos remisos de tiempo y más aparte los ensayos de la clausura. -interviene Emily, amiga de Adriana, quien por cierto es una de las alumnas que mejor promedio tiene en todo
Linduwx, con un promedio de 10. 10. Ella es muy diferente a Adriana. Emily es como si fuera la mamá del grupo.
-Por eso mismo Emily. -informa Diana quien ha comenzado a escribir en el pizarrón-. Así que poca habladera y más acción, dejen sus tareas en el escritorio.
Dicho esto, saco de mi mochila, mi lapicera, mi libreta y libro junto con mi tarea, le doy una última revisada al trabajo para luego ponerle mi nombre y dirigirme al escritorio donde Katia acaba de dejar su tarea también, dejo mi tarea y regreso a mi lugar al tiempo que cada uno de mis compañeros empieza a dejar sus respectivos trabajos.
Puede que estar con Raúl se me fuera el tiempo y no recordara que tenía tarea, pero gracias al cielo, me acordé unos días antes de regresar a la escuela y me puse a terminarla, sino quien sabe quesería de mí ahorita.
Raúl... Hacía mucho que no pensaba en él.
¿Qué estará haciendo él en estos momentos?
¿Estará bien?
¿Ya estará en la escuela?
Necesito platicarle a alguien lo que me paso.
Al rato voy a hablar con...
Dejo de pensar en el cuándo un toque en la puerta distrae el hilo de mis pensamientos.
Lo determino, alto de 1,90, cuerpo medio definido, piel caucásica, cabello corto con forma de hongo, color de ojos medio achocolatado, sonrisa coqueta.
Él, sin duda es el tipo de chico que todas quisieran como novio ¿Motivo? Es demasiado bueno en los videojuegos, ama Marvel, le gusta el anime y sobre todo es respetuoso y detallista. Pero, si siempre existe un «pero » y es que tiene algo en contra es medio flojo para las tareas, aunque cuando quiere se pone las pilas y se aplica rápido.
-Maestra, buenos días. ¿Puedo pasar? -pregunta Haidt desde la puerta del salón.
-No maestra, no lo deje pasar, para qué llega tarde. -espeta Katia sonriendo.
-Bueno ¿Y a ti que te paso? Si veníamos juntos en el pasaje. -cuestiona Diana dejando de revisar las tareas para mirarlo con el ceño fruncido.
-¡Ah! Es que se me olvido su tarea y pues me regrese a la casa a buscarla. -explicar Haitd mientras señala una libreta.
-¿Hasta Miranda de Cortes? -cuestiona sorprendida Diana.
-Sí. -responde Haidt, rascándose la nuca, ella asiente y regresa su atención a la montaña de casi 23 libretas que tiene que revisar.
-Adelante, pasa y me dejas tu tarea que estoy revisando. -dice la maestra al postel con patas que espera en la puerta, nervioso.
-Gracias. -responde Haidt e ingresa al salón, le da su tarea y se va a su lugar, el cual es a un lado de Mateo, pero antes de ir hacia dicho sitio se detiene en donde esta Katia, quien esta atrás de mí.
-Castrosita la niña. -le susurra Haidt entornando una mirada de mal humor en Katia, pero ella le resta importancia y solo sonríe traviesa.
-Pero así me amas, bebé. -responde Katia lanzándole un beso invisible a lo que Haidt solo resopla y se sienta finalmente en su lugar, saca sus libretas al tiempo que guarda sus audífonos en su pantalón y comienza hablar con Mateo en susurros.
Retiro mi atención de ellos, puesto que es una plática que no me incumbe y para entretener mi mente ojeo el libro de Metodología de la Investigación mientras espero a que la maestra me entregue mi tarea.
-Bien jóvenes. Guarden silencio y pongan atención. Ya terminé de revisar sus trabajos, por ahí a unos les falta uno que otro detalle, pero están bien sus trabajos, a algunos les hice observaciones, se las anoté, con la finalidad de que mejoren su trabajo y me lo entreguen mañana en la tarde-expresa la maestra haciendo que todo el salón le presten atención cuando comienza a anotar cosas en el pizarrón para luego mirarnos-, ahora pesemos a lo bueno, que es el proyecto, ¿en qué consiste? Bueno como la materia se llama metodología de la Investigación, entonces esta se refiere a los métodos que se lleva en una investigación. ¿Me voy explicando? ¿Entienden de lo que estoy hablando?
-Sí. -respondemos todos en coro. -¿No hay dudas? -vuelve a preguntar mirando a cada uno, pero nosotros negamos.
-No, hay dudas. -responden, pero yo me quedo callada y miro los apuntes que he anotado con respecto a lo que mencionado Diana.
-Bien, me gusta que comprendan, entonces voy a continuar. -informa la maestra Diana-, como les dije desde el principio, esta materia es teórica no hay nada que se lleve a la práctica por ende este trabajo consiste en realizar solamente una investigación y lo que harán ustedes es investigar sobre los problemas que hay aquí en el municipio empezando desde la pobreza hasta la contaminación de cualquier tipo. ¿Alguna duda en este punto?
-No, ninguna. -responde Valeria anotando en su libreta lo que ha comentado la maestra.
-Yo si tengo una duda. -expresa Emily, llamando la atención de la maestra y la de todos.
-¿Solo una duda? -espeta Diana sonriendo.
-Bueno no, son muchas, pero por el momento solo es una. -responde Emily apenada.
-Entonces, dime. ¿Cuál es tu duda Emily?
-Verá, mi duda es, de que, si el trabajo es solamente enfocado en Linduwx.
-Qué bueno que lo preguntas Emily... Y si el trabajo es enfocado en Linduwx no quiero que me entreguen una investigación de otro municipio ni tampoco del estado de Veracruz ni nada que no sea de aquí mismo. ¿Está claro el punto?
-Sí, Maestra. -afirma Emily asintiendo a sus palabras.
-Bueno después no quiero quejas o que me digan: maestra es que no lo explico, maestra es que no tengo idea de cómo es esto. -expresa mientras enumera con sus dedos lo que dice.
-No maestra y si pasa pues ya ni modo, entiéndanos. -interviene Katia, sonriendo.
-¡Ay niños! -espeta la maestra Diana moviendo su cabeza.
-Maestra, yo tengo otra duda. -espeta Claudia.
-Sí, Caludia, ¿Dime?
-¿El trabajo será en equipo o individual?
-Hasta que alguien hace la pregunta clave, -exclama sonriendo y levantando sus manos- y si el trabajo será en equipo ¿alguna otra duda?
-Si ¿para cuándo se tiene que entregar? -vuelve a preguntar Claudia.
-El trabajo se entrega el día 29 de junio, así que tiene dos meses y medio para terminarlo. ¿De acuerdo? -pregunta y nosotros asentimos.
-Y el examen ¿para cuándo es?
-Ese es para el día 20 de mayo así que estudien. ¿Alguna otra duda?
-No.
-Sí. -interviene Adriana levantando la mano.
-¿Dime? -habla la maestra Diana.
-¿Los equipos lo hacemos nosotros o usted?
-No. Los haré yo, porque da la casualidad que siempre hacen equipos con las mismas personas con las que se llevan y con las que tienen amistad.
-¡Nooo! Maestra. -responde Katia en un tono de mientras pone su cara de ofendida. Suelto una risita al verla.
-¿Cómo de que no? El otro día los vi. -exclama la maestra, enarcando una de sus cejas-. Así que, a ver, necesito que las personas que están en la primera fila, den un paso al frente, por favor.
Dicho esto, las tres personas que estaban al frente incluyéndome, nos levantamos. Una vez listo, la maestra comenzó a dividirnos, al final Diana creo cinco equipos de cuatro integrantes, el mío se conformaba de Dulce, Juan, Yaneli y yo, dejándome sola y apartada de mis amigos, a pesar de que me llevo bien con Dulce y Juan, no siento la misma comodidad con ellos y de Yaneli, ni se diga es una chocosa, pero cuando hay algún trabajo deja su chocades a un lado. Así que, un trabajo de investigación es un trabajo de investigación y las diferencias hay que dejarlas a un lado.
-Entonces, que temas vamos a escoger, hay que apurarnos antes de que sea la hora del receso. -pronuncia Dulce, mientras saca sus lapiceros de su mochila.
-Sí. De hecho, pensé en varios temas. -respondo ojeando la libreta en donde anote varios temas.
-¿Cómo cuáles? -cuestiona Yaneli, participando en la toma del tema que vamos a seleccionar.
-Mm... un tema puede ser el desempleo. -comento, revisando mis apuntes y viendo la lista que acaba de anotar la maestra.
-Es un buen tema. -me dan la razón ambas chicas, aunque siendo sincera no me cuadra mucho el tema.
-Si, pero es muy extenso y solo tenemos medio mes para terminarlo. -interviene Juan con su ceño fruncido al tiempo que me pide mi libreta y entorna su mirada entre mis apuntes y el pizarrón.
Lo miro y desde mi posición lo detallo, piel güera, sonrisa bonita, cabello castaño, ojos coquetos y mejillas sonrojadas, porque si, él es de los chicos que se sonrojan ya sea por un cumplido, pena o enojo, también es amable y caballeroso.
Aún no termino de creer que él fue mi novio al poco de que entre a primer semestre.
-Cierto. Aunque no lo sé... -espeta Dulce, haciendo que salga de mis pensamientos muy rápido.
-Y ¿por qué no escogemos la discriminación en las escuelas? Pero enfocado ya sea en la secundaria o aquí mismo en el bachillerato. -comenta Juan, señalando con sus dedos el tema que anote, uno de los últimos de la lista. Levanta su mirada y nos
-Me parece bien. -responde Yaneli y añade entornando su mirada en cada uno de nosotros-¿Ustedes que opinan?
-Me parece un buen tema. -contesto, anotando el tema que será nuestro proyecto. -Sí, me parece a mí también.
-Bueno, pues vamos a informarle a la maestra antes de que nos ganen el tema. Asentimos todos, llamamos a la maestra para que venga y así poder exponerle el tema escogido.
-¿Qué paso, chicos? -pregunta mirándonos a cada uno del equipo-. Ya escogieron el tema.
-Si, maestra y entre todos elegimos el tema de la discriminación en el Telebachillerato de Linduwx.
-Muy bien chicos. Ahora mismo los anoto. -responde levantando una libreta y comienza anotar quien sabe qué cosa en ella al tiempo que revisa el reloj de su muñeca-. Bien chicos, ya es hora del receso, pueden salir. Nos vemos en la siguiente clase.
Todos asentimos sonrientes, ella se aleja de nuestro lugar y se va a su escritorio a guardar sus cosas.
-Entonces, así quedamos, ¿No? -espeta Yaneli mientras jala su banca hacia su respectivo lugar acción que también realiza Dulce y Juan.
-Sí, así quedamos. -le informo cuando termino de guardar mis cosas para sacar mi dinero y bajar a comprar, ella asiente y se aleja.
-Mañana hay que comenzar a planear bien las cosas que pide la maestra. -dice Dulce, llegando a mi lugar.
-Sí.
-Bueno, chicos, nos vemos. -espeta Diana terminando de guardar sus cosas.
-Nos vemos Diana. -respondemos todos cuando va saliendo del salón y al poco rato todos comienzan a salir y bajar rápido las escaleras para ir a comparar y no quedarse sin comida uno de ellos es Haidt.
-¿Vas a ir a comprar? -pregunta Dulce, cuando ve que no hago el ademán de bajar.
-Si, aunque ya ha de estar llena la cooperativa. -espeto esbozando una mueca-, si quieres, adelantate yo ahorita bajo.
-Bueno, te voy a tomar la palabra, no quiero quedarme sin comida. -comenta sonriendo y sale del salón con prisa.
Sonrió menando la cabeza y soltando un suspiro.
-Niña. ¿Podemos hablar? -pregunta Mateo, ya cuando todos han salido del salón y solo hemos quedado nosotros dos.
-Claro, Mati. ¿Qué paso? -pregunto y vuelvo a tomar asiento.
-Quería comentarte algo, pero no sé cómo lo vayas a tomar. -pronuncia con calma y con miedo a la vez y debo admitir que él acaba de despertar mi curiosidad. Lo miro atenta, pero él no me mira, incluso huye de mi mirada, lo cual me desconcierta un poco, él no es así.
-Mm... Todo depende que tan grabe sea el asunto ¿Es muy grabe? -cuestiono sonriendo y bromeando para aligerar el ambiente.
-No... Bueno no lo sé aún. -responde haciendo su cabello hacia atrás mientras dibuja una sonrisa que no llega a sus ojos.
-Mateo Pérez Fortín, deja el misterio y suelta de una vez lo que quieres decirme. -espeto seria y sin ningún rastro de burla, mi paciencia se esfumó y mi curiosidad aclama saber lo que quiere decir.
-De acuerdo, niña. -espeta mirándome finalmente-. Lo que quiero decirte es que Haidt quiere contigo.
Y así sin más, siento un balde de agua fría caer sobre mí.
Mi mente se queda en blanco.
Mis ideas procesando al máximo.
Mi lengua se seca.
Esto no puede ser cierto.
No puede estarme pasando.
No puede...
Y a pesar de todo, obligo a mi cerebro a decir algo, porque en mi mente, tengo una ruedita en la frente donde gira y gira y dice: procesando. -¿Qué? -inquiero en un tono de sorpresa, sin creer en lo que acaba de soltar.
-Sí. Así como lo escuchaste. Haitd quiere contigo. -repite él lo que ya sabía para qué me negaba a creer.
Vaya esto sí que es una conversación inesperada.
Y como es normal en el ser humano, el asombro es lo primero que le llega a uno.
-¿Estás hablando de Haitd, la caña humana?
-Sí, de ese mismo. De quien más podría ser.
-No. Dios mío. No. ¿Esto en que momento paso? -espeto pasándome las manos por el cabello para luego pasarlas al rostro y cubrirlo con ellas
-Belén, ¿Qué te pasa, niña? -pregunta él en un tono preocupado al tiempo que toca una de mis muñecas.
Él no tiene la culpa de lo que me pasa.
-Es que no te das cuenta de lo que pasa. Él no puede sentir cosas por mí.
-¿Por qué lo dices?
-Porque él para mí es como mi mejor amigo. -me apresuro a explicarle y añado-. A pesar de que siempre nos estemos peleando y riñendo en cualquier momento, es mi amigo así como tú, Mati.
Al decir esas últimas palabras, sé que lo he herido, lo sé por la mirada que me dedica a pesar de que la oculta, pero también tiene que saber que yo jamás sentiré cosas por el de forma romántica.
Puede que mi respuesta fuera apresurada y sin analizar, pero es lo más sensato que he podido decir.
-Entiendo y lo comprendo niña. -musita un poco ausente como pensativo por lo que he mencionado -, por favor esto que te conté que no lo sepa él, pues esto me lo confesó un día que sus tíos lo empedaron.
-Comprendo y muchas gracias Mati, por contármelo. -le regalo un gesto sincero y amable.
Él asiente sonriente y justo cuando hace el ademán de decir algo, en ese momento entra el rey de roma haciendo acto de presencia y causando que los dos miremos a dicha persona. A lo que él también nos mira.
-¿Qué? -pregunta él frunciendo su ceño.
-No. Nada. -se apresura a responder Mateo temiendo a que él sepa lo que me contó.
-No, si pasa. -espeto con el ceño fruncido, llamando la atención de Haitd y haciendo que Mateo me mire sorprendido y nervioso.
-¿Qué es lo que pasa? -pregunta Haitd dejando su jugo del valle a un lado del escritorio junto a su celular.
-Pasa. Qué compraste esas horribles chucherías con sabor a pizza. -le digo señalando la bolsa de sabritas.
Él al escuchar eso, solo menea su cabeza y me mira serio.
-¿Y qué con eso? -cuestiona con una ceja arqueada.
-Como qué, ¿Y qué con eso? -repito su pregunta, pero ahora con un tono indignación.
-Sí, ¿qué con eso?
-Dios, no seas así, dame, por favor. -musito poniendo un puchero, desde mi lugar.
-No. -declara así sin más.
-Órale, regálame una sabrita. -vuelvo a decirle, con tal de molestarlo, yo sé que él es medio chocoso, pero a veces es chido.
-No. -declara y toma sus cosas y se dirige a su banca, detrás de nosotros, lo miro hasta que se sienta.
-No seas así. Dame. -insisto de nuevo y siento que en este punto ya no quiero jugar si no salir al baño y echarme agua para bajar la muina que tengo.
Me levanto, avanzó hasta su lugar y me detengo unos pasos antes de tocar sus mocasines.
-No, Belén.
-Me caes mal. -escupo sin filtro alguno y cruzándome de brazos.
-Tú también me caes mal. -replica dejando sus cosas en la paleta de la banca y me mira sin diversión alguna al tiempo que se levanta y es ahí cuando la diferencia de altura se hace notar.
-Así, ¿te caigo mal? -inquiero.
-Sí.
Lo miro boquiabierta, indignada y enojada y siento que en cualquier momento puedo soltar algo de lo que ambos podemos arrepentirnos, cosa que Mateo nota porque enseguida interviene en la discusión.
-Oigan, cálmense, por favor, parece que se quieren asesinar con miradas. -espeta Mateo metiéndose entre los dos, como una barrera para alejarnos.
Si las miradas mataran. Ya estaríamos a mil metros bajo tierra.
Callate, Margarita.
No me recuerdes a Bella y Edward, en este momento.
-Bien. -espeta con desdén Haitd para luego alejarse de mí.
-Bien. -espeto también con desdén y retrocedo dos pasos cuando la mano de Mateo me aleja de él.
-Pero qué, conste que ella fue la que inicio.
-Ahora yo tengo la culpa. -declaro irónica.
-Sí.
-Mira, mejor calle, mejor.
Él intenta decir algo, pero algo lo detiene de decir aquello que quería decirme, quizás se le acabaron las ideas para seguir peleando, por lo que Mateo aprovecha ese momento e interfiere de nuevo.
-Belén, bajemos a comprar, tengo hambre. ¿Me acompañas?
-Sí. Mati vamos. -le respondo sonriendo y avanzo hacia la puerta no sin antes dedicarle una mirada de pocos amigos a Haitd.
Ya me las pagará.
-Sí, anda Mateo, llévate a la fiera.
Al soltar eso, doy media vuelta e intento replicar paro Mateo se interpone y me lleva con él a la cooperativa, también quiero decirle algo a él, pero lo mejor es quedarme callada al tiempo que recuerdo que también tenía que bajar a comprar así que cuando la fila se desocupa, ambos nos formamos, Mateo pide cinco garnachas y yo solo pido tres empanadas, después de eso, regresamos al salón, pero no entramos en cambio comemos afuera junto con mis demás compañeros con quienes me la paso riendo, bromeando y contándonos como nos fue en las vacaciones de semana santa, haciendo que me olvide de la pelea con Haitd hace un momento.
No contarles de Raúl, fue algo difícil de hacerlo. Sé que son mis amigos, pero siento que Raúl es como si hubiera sido un sueño irreal y temo expresarlo y que ese sueño jamás fue real.
Luego de esas pláticas, la hora del receso termino, regresamos a clases, pero ahora con la maestra Dariana quien nos da inglés, las horas pasaron, entre tareas y actividades en clase que ni cuenta me di que las clases habían llegado a su fin, si no que la maestra pronuncio las palabras mágicas.
Suelto un suspiro de alegría.
Guardo rápidamente mis cosas, me despido de mis amigos, no le volví a dirigir la palabra a Haitd, más que para lo necesariamente estricto. Salgo de la escuela y en la esquina de la calle espero a que pase Don, Carlos por mí.
Ni tiempo tuve para platicarle a alguien sobre mi primer beso.
NOTA DE AUTORA: Hola mis Solcitos!! Ha pasado un tiempo desde mi presencia aquí, pero bueno al fin he vuelto!!
Sintieron esa energía entre Belén y Haitd.
Uy!! Yo siento algo tipo, del odio al amor, solo hay un beso... o ¿como era?
Cuéntenme, ¿Como han estado?
¿Qué les parecieron los nuevos personajes?
Gracias Stellar_Editorial gigi_books01 por el Moodboard.🥰❤
Besos primorosos!!❤
Azucena.
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