Capítulo 11
Capítulo 11
—¿Estás loca? Tienes que aceptar sí o sí —fue lo primero que dijo Des en cuanto le conté la propuesta que me habían hecho Maxwell. Había esperado hasta el final de las clases para hacerlo. La conocía y sabía cómo se pondría.
Me puse cómoda sobre el sofá. Estaba sentada con las piernas cruzadas de tal manera que ambas quedábamos cara a cara.
—Es una buena oportunidad, lo sé —dije dubitativa—, pero me da miedo no estar a la altura y que por mi culpa no saque una buena nota en su trabajo. No soy lo que se espera.
—¡Eso qué más da! —Me envolvió las manos entre las suyas—. Lo importante es lo que transmites, quién eres. Amiga mía, es hora de que el mundo entero conozca a Venus, esa mujer que lo da todo por sus seres queridos y que lucha día a día por hacerse un hueco entre las grandes jugadoras. Maxwell puede ser un poco idiota cuando quiere, pero en esto le doy la razón: podrías hacer grandes cosas. No sabes el poder que tienes.
Maldije por lo bajo y me lamenté de haberle contado cada cosa que aquel chico había dicho.
—¿Qué poder? Si en clase todos piensan que soy un marimacho solo por que no me arreglo. No tiene sentido, ¿sabes? Entiendo que si salimos juntas o vamos de fiesta decida maquillarme, pero ¿es necesario hacerlo cuando vamos a estar encerradas? Además, casi siempre después de clase tengo entrenamiento. No le veo el sentido.
—Es que si no te vistes como te toca a los ojos de los demás vas a ser un bicho raro. ¿Recuerdas cuando empecé mi transición? Todos los niños dejaron de hablarme, incluso los que consideraba mis amigos, solo porque de repente había decidido ser yo misma.
Des lo había pasado muy mal de pequeña, cuando decidió dar ese salto de fe y ser por fin quien era. Perdimos a muchos amigos en aquel camino y nos dimos cuenta juntas de la verdadera cara de las personas que nos rodeaban, pero no cambiaría nada. Aquello nos había unido más hasta tal punto que nos hicimos inseparables.
No os voy a mentir, al principio dejó de confiar incluso en mí. Me costó mucho hacerle ver que estaba de su parte, que no me importaba cómo era por fuera. Para mí ella era mi mejor amiga, fuera chico, chica o lo que quisiera ser. Todas las personas se merecen ser tratados con igualdad y respeto, no importa el color, la raza, el sexo, la orientación sexual...
Pero muchas personas no entendían de respeto.
—Ya sabes que no me gusta que me juzguen sin conocerme.
—Eso es porque no les das la oportunidad de conocerte. Ya sé que esto no te va a gustar, Venus, pero eres muy cerrada.
—No me dices nada nuevo.
Puso los ojos en blanco y suspiró.
—Lo que intento decir es que si dejaras que se te acercaran, si te mostraras más cercana, quizás no te juzgarían tanto.
Resoplé.
—¿Ahora la culpa la tengo yo?
—No es eso. Siento que el ser distante hace que el resto no quiera acercarse a ti. Por eso creo que será una buena idea que aceptes lo que te ha propuesto Maxwell. ¡Sería una forma de que tu público conociera a la verdadera Venus!
Fruncí los labios. No estaba segura de querer abrirme a los demás y que supieran que en realidad estaba rota por dentro, que no había superado la muerte de mis padres ni lo vivido en mis casas de acogida. No quería que nadie viera a la verdadera Venus.
No quería decepcionarlos.
—¿Quién soy en realidad?
—La chica más generosa, buena, amable y guapa que conozco. Todo un ejemplo a seguir.
No estaba muy convencida. A veces cuando me sentía muy mal, aparentaba estar bien solo para no preocupar a los demás. Solo muy pocos sabían leerme tan bien. Me asustaba dejar entrar a las personas para después perderlas, como me había pasado de pequeña.
El miedo a la pérdida aún seguía latiendo en mi interior pese a haber pasado muchos años.
—Venus, no tienes ni idea de todo lo que puedes hacer, de lo mucho que puedes motivar. ¿Acaso no hay niñas en el equipo que entrenas que desean seguir tus pasos? ¿Acaso no hay adolescentes deseando entrar en el equipo femenino de la NCU y ser las capitanas? Eres un claro ejemplo a seguir y ya es hora de que los demás lo vean también.
—Tengo miedo —confesé con un nudo en la garganta.
—¿De qué?
—De que no les guste cómo soy, de que me conozcan y vean lo aburrida que es mi vida.
Des me miró arriba y abajo como si no me reconociera.
—Puedes ser muchas cosas, pero no aburrida.
—No bebo en temporada, apenas salgo de fiesta, solo me relaciono porque tú me obligas... —Me encogí de hombros mientras apretaba los labios. Ese dichoso nudo se estaba haciendo cada vez más grande y los ojos empezaban a escocerme, en una clara amenaza de lágrimas. Odiaba llorar, mostrarme débil a los demás. No me gustaba que vieran ese lado mío—. No lo sé, la gente normal no suele hacer esas cosas.
Mi mejor amiga puso los ojos en blanco.
—Eso es porque tú no eres normal. ¡Eres especial, como todos! Cada uno tiene ese toque que le hace único.
—¿Qué me hace especial a mí?
Una gran sonrisa se extendió por todo su rostro. Llevaba una ligera capa se maquillaje, sutil y para nada recargada.
—Que seas una luchadora, que jamás te rindas, que pese a todo lo negativo que te pasa levantas siempre la cabeza, que le veas el lado positivo a todo... —Se encogió de hombros—. No lo sé, desprendes tanta vitalidad que es fácil querer estar a tu lado.
Las palabras de mi mejor amiga me dejaron sin habla. No me esperaba algo así. ¿Eso era lo que los demás pensaban de mí, lo que transmitía? Y yo que me esforzaba por no mostrar mis sentimientos en público.
—¿Crees que eso le gustará a la gente? ¿No crees que lo que se busca son chicas guapísimas?
Me cogió las manos entre las suyas y les dio un ligero apretón, mostrándome así cuánto me apoyaba.
—Venus, eres preciosa, a ver cuándo te lo empiezas a creer de una vez.
Sí, claro. Con los ojos marrones comunes y el pelo castaño como el de casi todas las chicas de mi clase, el río de pecas que me salpicaba la nariz y la piel morena, se podía decir que era del montón, de las que pasaban desapercibidas. Vamos, siempre había sido así, incluso en el instituto. Por no hablar de la ropa que llevaba y del rechazo que causaba que no vistiera como una chica solo por que prefería mil veces ir a clase cómoda. Porque cuando salía con mi grupo vestía totalmente diferente. Maddie decía que me parecía a ella cuando era joven y utilizaba prendas que no le sentaban bien para alejar a los chicos... solo que yo lo hacía por comodidad.
—Si es así, ¿por qué nunca he tenido novio?
Puso los ojos en blanco.
—Porque los ahuyentas —dijo con obviedad.
—Vaya, gracias por la flor que me has dado —solté con todo mi sarcasmo.
Volvió a encogerse de hombros.
—¿Qué? Es la verdad. Cada vez que un tío se te acerca, le das largas. ¿Cómo quieres salir con alguien cuando los rechazas a todos, cuando muestras esa fachada fría? No querrás que empiecen a llamarte La reina del hielo, como lo hacían con tu cuñada, ¿verdad?
Cierto, así era como habían apodado a Hayley, la mujer de mi hermano mayor. La gente juzgaba por juzgar.
Qué. Puto. Asco. De. Sociedad.
—No puedo evitarlo. Muy en mi interior pienso que van a hacerme daño —confesé posando la vista en la televisión que ocupaba gran parte del mueble empotrado que teníamos en la sala de estar.
Cuando volví a clavar los ojos en los de Des, me lanzó una mirada llena de calidez y una de sus sonrisas más dulces.
—Cariño, nadie va a volver a hacerte sufrir y, de hacerlo, se tendrá que enfrentar a mi furia. Nadie, absolutamente nadie, se mete con mi mejor amiga y sale ileso.
Me pegué a ella, buscando esa calidez familiar que emanaba. Destiny era mi hermana del alma.
Descansé la cabeza en su hombro.
—¿Lo prometes?
Ese mar de caramelo oscuro se me quedó clavado en el corazón junto a ese brillo determinante que emanaba.
—Claro que lo prometo.
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Nota de autora:
¡Feliz miércoles, Moni Lovers!
¿Qué tal estáis? He tenido un mal día y, bueno, como me subís tanto la moral he decidido actualizar antes. No sabéis lo que me encanta publicar en Wattpad.
¿Qué os ha parecido el capítulo? Repasemos:
1. Venus y Destiny hablan sobre la propuesta.
2. Venus tiene miedo.
3. Destiny es el apoyo que tanto necesita.
4. Conocemos más sobre la historia de Destiny.
5. ¿Quién más tiene una amistad como la de Venus y Destiny?
Espero que el capítulo sorpresa os haya gustado. ¡Nos vemos el viernes! Os quiero. Un beso gigantesco.
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