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Capítulo 10

Capítulo 10

No era tonto.

Sabía que los profesores tenían favoritos y sabía quiénes estaban en esa lista. Pese a ser un buen alumno y pese a tener un canal exitoso, no estaba entre esos alumnos. Al parecer, si no eras una estrella del deporte, uno de los niños mimados, no eras nadie para ellos.

Ni siquiera Venus lo era, siendo la capitana del equipo femenino de fútbol de la universidad.

Menuda mierda.

Tuve que acallar esos pensamientos que se me cruzaban por la cabeza y mirar hacia otro lado, como todo el mundo hacía. Nadie hablaba, nadie decía nada al respecto.

Lo peor de todo fue ver cómo Samuel Brie, ese capullo engreído, entraba en clase y el profesor no decía nada, cuando había echado minutos antes a Venus por lo mismo. Hola, favoritismo.

—¿Has pensado qué harás para el proyecto final de la señora Lorraine? —me preguntó Jordan en cuanto acabó la clase.

Vi cómo Venus llegaba cabreada y se sentaba a unas filas de nosotros.

—Sí, ya tengo claro qué voy a hacer y a quién voy a necesitar.

Lo había estado sopesando y cada vez estaba más seguro de que Venus era la persona que necesitaba para mi proyecto. Era ambicioso, pero sabía que podría cumplir con cada objetivo que me había impuesto.

Como si ella fuera un imán, volví a mirarla. Justo en ese momento, sus ojos se conectaron con los míos y algo en mi interior se revolvió. ¿Qué me estaba pasando?

Corté la conexión que se había creado para centrarme de nuevo en mis amigos.

—¿A quién vas a necesitar?

Me alegraba mucho de que ese grupo de chicas no estuviera pululando alrededor nuestro y que, al menos, me diera un respiro a la hora del descanso.

—A Venus Turner.

—¿Crees que es la indicada? —El tono de Connor estaba lleno de sorpresa.

—Lo es. Me he metido en sus redes y no tiene ni un tercio de los seguidores que tiene Carter y eso que juegan en la misma universidad. Sé que podría ayudarla a darse a conocer. Me ha quedado muy claro que sabe lo que hace en el campo.

Jordan y Connor me dieron una serie de palmaditas en la espalda.

—Eres un tío legal —dijo Jordan con una chispa de orgullo en sus ojos—. Sé de varios compañeros que han elegido a chicas guapas y fáciles de lanzar.

Hice un mohín. Aquello iba a ser mi reto personal.

—Se lo merece. Odio las injusticias, lo sabéis. Además, sé que puedo ayudarla a que su estatus mejore, a brillar. Tiene algo que hace que sea muy fácil hablar con ella y esa es una de las claves para caerle bien al público.

La mirada de picardía que me lanzaron no se me hizo indiferente.

—Claro, porque solo es eso, ¿no? No es que te atraiga ni nada.

Ese comentario estaba fuera de lugar.

—No me atrae.

—Entonces, ¿por qué no puedes dejar de mirarla? Llevas haciéndolo desde que ha llegado a clase —objetó Connor.

Pillado. Sin quererlo, había estado alternando la vista entre ellos y Venus, la que se encontraba ajena a todo. Charlaba animadamente con Destiny. Parecía que su cabreo había disminuido.

—No la estaba mirando.

—Tienes razón, la estabas devorando.

Mataría a ese par con mis propias manos como no dejaran correr el tema.

Puse los ojos en blanco.

—Pensad lo que queráis.

—Uy, el influencer se ha picado —se burló Connor.

—Y ya sabes lo que dicen: quien se pica ajos come.

Sí, iba a cometer un asesinato.

—Mira, si viene hacia ti. Joder, eres un tío con suerte.

Y es que Venus y yo teníamos que hablar. Le había enviado un mensaje anoche al respecto.

Les di una toba a cada uno antes de que llegara a nuestro sitio. Llevaba como siempre una sudadera ancha y unos vaqueros. El pelo lo llevaba sujeto en una cola de caballo. Se notaba que se había vestido a todo correr.

—Hola —me saludó.

Mis amigos me dieron un par de codazos juguetones y salieron pitando de allí.

—Hola. Disculpa a los maleducados de mis amigos. No tienen modales.

Una risa se escapó de sus labios. Le restó importancia con un gesto.

—Bah, no pasa nada. Todos tenemos amigos raros y si no los tienes es que tú eres el raro.

Me gustaba su ingenio.

Se mordió el labio inferior y solo ese gesto me pareció lo más sensual que había visto. Me vi a mí mismo haciéndole lo mismo, provocándola, antes de hacerle el amor.

—¿Qué era eso tan importante que tenías que decirme? —preguntó.

Su boca se veía tan tentadora... ¡Esperad! ¿Me acababa de hacer una pregunta?

—¿Perdona?

—¿Por qué quieres hablar conmigo?

Si es que en ocasiones podía ser muy tonto. En fin.

—Quiero hacerte una propuesta.

Venus se adueñó de la silla que estaba a mi lado y la torció del tal manera que quedamos cara a cara. No llevaba ni una sola gota de maquillaje. Mejor. No le hacía falta. Era una mujer muy guapa.

—Soy todo oídos.

Me apoyé en el respaldo y la observé largo y tendido mientras buscaba las palabras adecuadas para explicarme.

—Verás, como parte de una de mis asignaturas optativas debo crear un perfil profesional y ayudarlo a llegar a cierto alcance de personas. Me lo tomo muy enserio y de verdad quiero que este proyecto sea, en el futuro un éxito. He desarrollado unos modelos, pero necesito a alguien real, alguien que merezca ser reconocido.

—¿Qué tengo que ver en esto?

Venus elevó una ceja, intrigada.

Sonreí.

—Quiero que seas mi conejillo de indias.

Los labios de aquella morenita se entreabrieron. La había pillado por sorpresa. ¿En serio una mujer como ella, con tanto talento y tanta pasión, no se esperaba que quisieran ayudarla a llegar a más gente?

—¿Por qué yo? ¿Por qué no una de las chicas con las que te he visto pasear?

Ahora fui yo quien arqueó una ceja, divertido con la situación.

—¿Celosa?

—Para nada.

—Admite de una vez que que te gusto.

—Cuando las ranas críen pelo, chaval.

Me gustaba su desparpajo, el que no se mordiera la lengua para responder.

Suspiró.

—Ahora en serio. ¿Por qué me has elegido a mí de entre todas las aspirantes a modelo que hay no solo en nuestra clase?

Hice tronar mis nudillos antes de responder.

—Muy sencillo: porque eres auténtica y tienes algo que sé que hará que te sea más fácil destacar.

Puso los ojos en blanco. Joder, se veía adorable haciendo ese gesto.

—¿Acaso no soy un marimacho? —preguntó llena de rencor, echándome en cara todas las cosas que las chicas de clase decían de ella solo porque su vestimenta no era muy femenina. ¡Qué más da!

Apreté la mandíbula.

—¿Desde cuándo te importa lo que los demás digan de ti?

—Nunca me ha importado. Lo que no entiendo es por qué me has elegido a mí pudiendo tener a cualquiera.

La miré como si me estuviera hablando en chino. ¿Iba en serio?

—Mira, Venus, no quiero a alguien vacío, quiero autenticidad y tú la tienes. Eres una jugadora increíble; lo sé porque el viernes vi el partido. Puedes motivar a otras niñas a seguir tus pasos, a no dejarse manipular por los estereotipos que rigen a las mujeres incluso a día de hoy. No sabes el gran poder que tienes en tus manos.

—Ya tengo una cuenta en mis redes.

Hice una mueca. Me preparé para lo que venía. Debía convencerla sí o sí.

—Lo sé, pero siento decirte que no funciona. Tienes bastantes seguidores, aunque sé que podrías llegar a más personas, incluso a los seleccionadores de los grandes equipos de fútbol, si supieras manejarlas mejor.

Abrió los ojos de par en par.

—¿Has revisado mis cuentas? Eres un acosador.

Retiré la mirada, un tanto avergonzado por que me hubiera pillado con las manos en la masa. Pronto volví a centrarme en ella, a perderme en esa cascada cálida.

—Tenía que investigar en dónde me estaba metiendo —objeté—. Tienes potencial y el poder de cambiar el mundo, de llegar lejos. Confía en mí. Si trabajamos juntos, prometo hacer mi mayor esfuerzo para que resaltes. Ya verás cómo esos dos mil seguidores que tienes aumentarán en unas semanas.

—No necesito ser famosa, solo quiero mostrarle al mundo que las chicas también podemos ser guerreras —confesó.

—Por eso mismo te quiero en mi proyecto. Con tu espíritu y mi conocimiento en las redes, podremos hacer grandes cosas.

Aún no estaba muy convencida del todo. Suspiró de manera suave y se desinfló, como si hubiera perdido todas las fuerzas.

—¿Qué me dices? —insistí—. ¿Serás la modelo de mi proyecto?

Sus ojos se clavaron en los míos. Su manera de observarme me dejó fuera de juego durante unos segundos, provocando en mi interior un cálido hormigueo que fue extendiéndose por todo mi cuerpo. Se mordisqueó el labio inferior de nuevo y un deseo incontrolable de pasar mi lengua por ellos se adueñó de mí.

Tuve que cortar de raíz mis pensamientos y centrarme. «Es solo una compañera. Necesitas que te ayude, no acostarte con ella. Céntrate», me recriminé mentalmente.

Infló y desinfló las mejillas de una manera adorable y volvió a suspirar.

—¿Puedo pensarlo?

No era la respuesta que esperaba, pero al menos sabía que estaba casi convencida.

—Claro, pero necesito que me des una respuesta antes del viernes. Mi plan es empezar a trabajar durante las vacaciones de Navidad y...

—Estaré fuera toda la semana de vacaciones. Visitaré a mi madre y a mis hermanos y hasta el domingo siguiente no volveré de Nueva York.

Estaba sorprendido.

—¿Tu familia vive en Nueva York?

Vaya, vaya, vaya. Crystal se llevaría una gran sorpresa cuando se enterara de ese dato.

—Mi madre adora la ciudad y mis hermanos vienen y van entre Nueva York y Los Ángeles.

Pese a que daba respuestas escuetas, entreví un brillo en sus ojos cuando habló de ellos. Los adoraba.

—Mira, haremos lo siguiente: piénsatelo y el viernes sin falta me das una respuesta. No te sientas obligada a aceptar, pero piensa que esto puede ser muy beneficioso para tu carrera.

—Está bien.

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Nota de autora:

¡Feliz lunes, Moni Lovers!

¿Qué tal estáis? ¿Cómo lleváis los primeros días de 2021?

Tengo que decir que cada vez me enamoran más Maxwell y Venus. ¿No os pasa? ¿Qué es lo que más os gusta de ellos? Repasemos:

1. Lo que piensa Maxwell de lo ocurrido.

2. Los amigos picando a Maxwell.

3. La conversación con Venus.

4. La propuesta.

5. Venus siendo Venus.

6. Pequeño guiño a la Vecina Rubia.

7. ¿Aceptará Venus la propuesta?

Espero que el capítulo os haya gustado. ¡Nos vemos el viernes! Os quiero. Un besito.

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