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Promesa y olvido.

—Entonces... ¿Eso es todo? —Los ojos de Taehyung se encontraban brillantes debido a las lágrimas que no dejaba escapar, Jungkook suspiró.

—No será un adiós, Tae. Es un hasta luego.

Era estúpido, Jungkook no podía estar hablando enserio.

Estaban tirando dos años relación a la basura porque debían ir a la universidad en países distintos, a Taehyung le parecía injusto, él no tenía problema con mantener una relación a distancia, pero su novio no pensaba lo mismo, nunca lo había hecho.

Era doloroso porque habían sido dos años de experiencias juntos, se habían conocido hacía años y se habían vuelto cercanos en todos los sentidos, se habían entregado mutuamente y no se arrepentían.

Aunque ahora por primera vez en su vida Taehyung estaba dudando de Jungkook.

—Es que... No creo en los "hasta luego" Jungkookie... —La voz del rubio tembló. —Irás a estados unidos, conocerás gente nueva, y vas a olvidarte de mi...

Le rompía el corazón que Jungkook quisiera dejarlo, así como así, como si fuera tan fácil y no le doliera tanto como a él. Cómo si no hubiesen compartido tantos momentos hermosos juntos. Las lágrimas ya caían de sus ojos mojando sus mejillas y el pelinegro estiró una mano para limpiarlas.

Taehyung era tan frágil cómo un cristal y en ese momento se estaba rompiendo totalmente sin poder evitarlo.

—Tienes diecisiete Tae, yo tengo dieciocho, quiero lo mejor para ti, que vivas tu vida y experimentes todo lo que puedas, no quiero amarrarte a mi desde ahora, te prometo que en un par de años volveremos a encontrarnos, mantendremos el contacto y la vida se encargará de juntarnos de nuevo si así debe ser.

Le abrazó con fuerza, sabiendo que nada de lo que dijera le haría cambiar de opinión, Jungkook le devolvió el abrazo pero no pudo unir las piezas de su corazón roto cómo lo hacía antes.

Se sentiría perdido y por sobre todo extrañaría muchísimo a Jungkook, porque le amaba y estaba profundamente enamorado de él.

—Es una promesa. —Dijo el pelinegro alzando su meñique para que Taehyung lo tomara y así lo hizo.

Taehyung confiaría en Jungkook.

.                .                 .

2 años después.

Taehyung sopló las 19 velas del pastel frente a él y escuchó a todos aplaudir alegres, una sonrisa se dibujó en sus labios y recibió los abrazos y felicitaciones por parte de sus familiares y algunos amigos.

—Feliz cumpleaños, Taehyungie. —Hoseok besó sus labios y lo envolvió en un cálido abrazo que correspondió gustoso.

Hoseok había sido su novio los últimos seis meses y la verdad era un chico increíble, con su sonrisa brillante que lograba contenerlo hasta en los peores momentos, siempre atento y recordándole lo mucho que le quería, aún así siempre estaría ese vacío en su pecho que sabía no desaparecería nunca.

—Vamos Tae, ya debemos irnos, la abuela está esperando. —Su madre le llamó luego de repartir el pastel y acomodar los platos y vasos de nuevo en su lugar, despidiéndose amablemente de las personas que habían venido a celebrar el cumpleaños de su hijo.

Irían a casa de su abuela cómo todos los años para recibir el año nuevo y estaba bastante emocionado por ello, tenía más de un mes sin verle y ya era hora de que volviera a consentirle cómo acostumbraba. Sus amigos le abrazaron a modo de despedida y recibió un último beso por parte de su novio prometiéndole que se verían apenas volviera.

Todos salieron de la casa y siguió a sus padres hasta el auto cargando su mochila y dejándola en el maletero junto a las demás cosas que llevarían a casa de su abuela. 

El clima era frío y ya estaba anocheciendo, las personas caminaban de aquí para allá de seguro haciendo algunas compras de última hora y Taehyung solo suspiró viendo a través de la ventana del auto pensando en que su cumpleaños había sido algo deprimente.

Bueno, los últimos dos años lo habían sido.

Sí, sus amigos y familiares habían estado allí, había obtenido un regalo y tenía salud, que era lo importante, pero le faltaba algo. Ante el pensamiento tomó su celular y lo desbloqueó verificando una vez más que no hubiese recibido un mensaje de él.

— ¿Jungkookie aún no te ha felicitado? —Preguntó su madre desde el asiento de copiloto cómo si hubiese estando leyendo sus pensamientos. Y fue cómo echarle limón y sal a la herida.

Taehyung tragó grueso. —No. No creo que lo recuerde... No hablamos desde hace seis meses.

Y fue mucho más díficil decirlo en voz alta y sin duda dolía más que solo pensarlo, el menor trató de que su voz no sonase tan rota cómo se sentía pero sabía que había fallado cuando su madre le regaló una mirada comprensiva y una pequeña sonrisa.

—Él volverá cariño, solo confía, lo que tenga que suceder, sucederá. —Habló la mujer con voz dulce y Taehyung asintió rendido, decidiendo que no le daría más vueltas al asunto.

Su madre tenía razón, lo que tenga que suceder, sucederá. Siempre era así, él personalmente era un fiel creyente de que todo sucedía por algo y aunque el futuro era incierto la vida ya tenía ciertas cosas planeadas para cada persona.

El camino a casa de su abuela eran unas dos horas en auto, pero con el horrible clima que había estaba seguro de que tardarían más de lo necesario, así que optó por cerrar los ojos y dormirse un rato.

Despertó unos treinta minutos después, la noche había caído por completo y una lluvia torrencial amenazaba con volverse una tormenta de nieve, incluso la calefacción del auto no parecía ser suficiente para apaciguar el frío y Taehyung se encogió en su asiento observando a su padre con la vista fija en la carretera oscura cubierta por una gruesa capa de neblina y agua.

¿En qué momento había empeorado tanto el clima?

Estaba nervioso y podía notar que sus padres también lo estaban pero no dijo nada. Sus manos se entrelazaron y jugueteó un poco con ellas moviendo el pie con ansiedad, atento a los autos que pasaban demasiado cerca de ellos y las luces que le encandilaban de vez en cuando.

Y en un efímero momento todo sucedió, a unos metros de distancia, en dirección contraria un camión apareció de la nada (o al menos así parecía debido a la tempestad), a una velocidad demasiada alta para el clima y las fuertes luces del vehículo lo cegaron, entrecerró los ojos y por auto reflejo puso las manos al frente observando cómo venía directo a ellos, lo último que escuchó fue las ruedas del auto chirriar contra el asfalto y sintió el movimiento brusco del vehículo cuando su padre dio un volantazo antes de oír el impacto seco y los vidrios quebrándose.

Antes de que pudiera abrir la boca para gritar todo se volvió negro, no podía oír nada, solo sentía su cuerpo magullado, no sabía que parte dolía más porque el frío adormecía sus sentidos, y no pudo hacer nada. Sintió que le faltaba el oxigeno pero no pudo inhalar, el frío era cómo cuchillas de hielo que se enterraban en su cuerpo de manera demasiado agresiva.

Taehyung había quedo atrapado entre el asiento del copiloto y el asiento trasero, cuando los para-médicos lucharon un largo rato por sacarlo, cuando lo lograron creyeron que si no estaba muerto ya, moriría de hipotermia. Su cuerpo estaba frío, sus labios azules a causa del frío, cubierto de moretones, raspones y una que otra quemada, probablemente también tendría algún hueso roto.

Pero no sería consciente de ello por un tiempo.

Tres meses después despertó en una habitación de hospital, conectado a múltiples maquinas y con varias agujas introducidas en sus delgados y pálidos brazos, horas después se enteró de que había estado en coma aquellos tres meses a raíz del accidente, sus padres habían muerto en el accidente y su abuela había tenido un infarto cuando le recibió la noticia.

Taehyung lloró con el alma desgarrada, con la poca fuerza que le quedaba, pataleó y gritó con desesperación aunque sabía que no arreglaría nada y eso era lo peor, saber que no podría hacer nada.

Estaba solo.

Y se preguntaba porqué la vida había sido tan cruel con él, sí había hecho algo para merecerlo, pero no había nadie que pudiese darle una respuesta.

Y Taehyung sabía que ese solo sería el comienzo de sus desgracias.

.                .                   .

4 años más tarde.

—Vamos Jungkookie... ¡Es tu cumpleaños número 24! Debemos salir y darle algo de uso a ese dinero tuyo. —Insistió Jimin por cuarta vez en la noche formando un puchero con sus labios que no terminaba de convencer al pelinegro.

A sus 24 años, Jeon Jungkook era el millonario más jóven de Corea del Sur, se había graduado a los 22 en administración de empresas y volvió a Corea para tomar su rol como heredero de la empresa de su padre, tiempo después decidió que era hora de comenzar su propio negocio.

Fue así como nació Jeonʹs Paradise. Una cadena de lujosos y famosos hoteles resort.

Y le iba tan bien en la industria que a veces le parecía ridículo.

Jungkook y la suerte habían ido de la mano desde joven y siempre decía que aquello era lo que le había llevado a donde estaba, aparte de su esfuerzo y trabajo duro claro. Pero sin embargo, no podía evitar sentir que le faltaba algo.

Siempre que llegaba a casa lo sentía, aquella mansión que era el lugar de sus sueños, color negro con grandes pilares de mármol y un garaje con más de siete autos deportivos, tenía tanto que era demasiado, y lo más triste era que no había con quien compartirlo, podía hacer lo que quisiera, ir a fiestas, comer en restaurantes costosos, ser la imagen de las mejores revistas, ir de vacaciones a Bora Bora y disfrutar de su yate y demás lujos estúpidos. Pero la cruda realidad era que al final del día, al volver a la cama, esta estaba fría y no había nadie a quién abrazar y el espacio vacío era tan grande que se sentía hasta en su pecho, en conclusión: al final del día estaba solo.

Y ese era un dolor que ni siquiera el dinero podía curar.

Porque el no quería a cualquier persona. Él no quería una de esas hermosas modelos que eran parte de su día a día, no. Él quería a su chico. Él quería a Kim Taehyung.

Pero hace cuatro años que no sabía absolutamente nada acerca de él, y desde hace dos años que le buscaba sin parar hasta por debajo de las piedras, había contratado cientos de detectives privados, había buscado por sí mismo y había visitado incontables sitios que el chico visitaba en su adolescencia, pero siempre era lo mismo, nunca encontraba nada, era cómo si se hubiese esfumado de la faz de la tierra. Su casa había sido vendida y los nuevos dueños no tenían ni la menor idea acerca de la familia que vivía anteriormente allí.

El último registro que había con el nombre de Kim Taehyung era de un hospital en Busan, y no había detalles acerca del porqué había estado allí. Ni siquiera la fecha exacta.

Y Jungkook cada vez perdía más las esperanzas.

—Jimin... —El pelinegro miró a su amigo con ojos suplicantes, queriendo que desistiera de aquella idea de una vez por todas.

Jungkook no tenía ganas de nada, y mucho menos de celebrar. No había algo que celebrar. Él celebraría el día que encontrara a Taehyung otra vez.

—A ver, hagamos una cosa. —Jimin era bastante terco y él lo sabia. —Vamos a un club qué es muy famoso desde hace un tiempo, se llama Olympus y he oído hablar de él durante bastante tiempo. Echamos un vistazo y si no te sientes cómodo, volvemos a casa.

El pelinegro soltó un suspiro exasperado y echó la cabeza hacia atrás sabiendo que no podría hacer cambiar de opinión al pelirosa.

—De acuerdo, tú ganas. Pero si no hay nada interesante volveremos a casa y me dejarás en paz por el resto de mi vida para ser un millonario soltero y amargado con diez gatos y una mansión valorada en dos millones de dólares.

Jungkook hablaba enserio pero Jimin soltó una estrepitosa carcajada. —Eres gracioso amigo. Nos vemos a las ocho, ponte bonito.

Y se levantó saliendo de su oficina cómo si no hubiese estado molestándolo por una hora solo para convencerlo de ir a alguna discoteca de ambiente.

Maldito enano.

Se frotó las sienes soltando un suspiro exasperado y decidió que necesitaba un masaje y un largo baño de agua caliente si quería soportar esa noche.

.                      .                      .

Luego de salir del spa que frecuentaba habitualmente se sentía cómo un hombre nuevo y ya no estaba tan reacio a la idea de salir con Jimin, tal vez y hasta pudiese llegar disfrutarlo.

No malentiendan, a él le gustaban las fiestas, es solo que últimamente no se encontraba en sus mejores tiempos, ese no estaba siendo su día, ni su semana, ni su mes, ni su año. Porque mientras más tiempo pasaba sin saber nada de Taehyung, más se angustiaba. Y mentiría si dijera que no estaba asustado, en más de una ocasión había pasado por su cabeza la idea de que hubiese podido pasarle algo, y el hecho de que no hubiera ni el más mínimo rastro de él solo empeoraba todo.

Llegó a su casa y su amado gato Zach lo recibió pasando su oscura cola negra alrededor de su pierna, sonrió al verle y lo levantó caminando hasta la cocina para beber un poco de agua.

Mientras se servía un vaso con agua dejó al felino sobre la encimera alzando su vista al reloj para ver la hora y se dijo a sí mismo que debía comenzar a vestirse antes de que Jimin llegara y comenzara a gritarle que era un impuntual.

—Papá saldrá esta noche, Zach. —Su pálida mano se estiró acariciando el pelaje brillante del animal y este ronroneó ante su tacto en respuesta.

Caminó para salir de la cocina y subir a su habitación, la suela de sus zapatos hacía eco al pisar el suelo recordándole lo solo qué se encontraba en aquel gran lugar y trató de no pensar en ello o terminaría deprimiéndose cómo siempre.

El hecho de que su clóset fuese tan grande y estuviese tan repleto de ropa solo hacía más difícil el elegir un conjunto, pasó sus ojos por las perchas y la ropa doblada, Zach estaba maullando detrás de él cómo si estuviese diciéndole algo y Jungkook rió cuando el gato se subió a uno de los espacios del armario, acostándose sobre una pila de camisas dobladas.

— ¿Crees que debo usar una de esas, Zach? —Preguntó el pelinegro acercándose al lugar donde estaba su gato, si no había nadie que le ayudase a elegir entonces le haría caso a Zach.

Tomó una camisa negra con algún estampado random y unos skinny jeans también negros, caminó hasta el lugar donde estaban las chaquetas y abrigos y tomó una chaqueta de cuero vinotinto para después abrir una de las puertas de la parte baja donde guardaba sus zapatos.

Tener tanta ropa era horrible, dejaría de ir de compras con Jimin.

—Zach, creo que necesito tu ayuda otra vez. —De seguro Jungkook estaba loco por estar hablándole a su gato cómo si le entendiese, pero ya saben, consecuencias de estar tanto tiempo solo.

Después de soltar un maullido el gato bajó de su lugar caminando al zapatero y acostarse sobre un par de zapatos Gucci que el pelinegro aún no había usado.

—Vaya, tienes buen gusto. —Jungkook estaba sorprendido y tomó el calzado escogido por su mascota y volvió a su habitación dejando todo sobre su cama antes de entrar al baño.

Una hora y media más tarde Jimin estaba sentado en el sofá de su sala sacándose selfies con su celular.

— ¡Jungkook ya son las diez! ¡Si no te apresuras vamos a perdernos los espectáculos! —Gritó el pelirosa desde su asiento y Jungkook salió del baño arreglando aún su cabello con sus manos.

— ¿Espectáculos? —Sabía que Jimin terminaría llevándolo a algún lugar de ambiente.

—Mierda ¿Cuánto perfume te pusiste, hombre? —El contrario arrugó la nariz ignorando su pregunta y levantándose cuando observó a Jungkook tomar su cartera y las llaves de la casa.

—Solo lo justo y necesario. —Respondió el pelinegro caminando hasta su garaje seguido de Jimin.

—Ah, eso me recuerda... —Jimin corrió de vuelta a la casa y segundos después salió con una bolsa de regalo. —Te compré un regalo. Ábrelo.

El pelirosa le extendió el objeto y Jungkook sonrió enternecido.

—Ah Jiminnie, no tenías que hacerlo. —Agradeció el menor dándole un abrazo al contrario antes de abrir el obsequio para echar un vistazo.

En el interior de esta se encontraba la nueva edición de su perfume favorito y un par de bonitas corbatas. — ¡Me encanta! ¡Muchas gracias!

—Aún no has visto todo... —El pelirosa le interrumpió con una sonrisa ladina y Jungkook supo que tramaba algo.

Rebuscó en la bolsa hasta que sus dedos dieron con la pequeña cajita cuadrada. — ¿Condones, Jimin? ¿En serio?

La sonrisa del pelirosa se hizo más grandes. —Los necesitarás.

El guiño que le lanzó solo lo confundió más. —Pero qué mierda Jim-...

—Tú solo espera y verás. —Le interrumpió el chico jalándole del brazo para retomar el camino hasta el garaje.

Veinte minutos después Jungkook estaba estacionando su flamante Bugatti en el estacionamiento del famoso club «Olympus». Sinceramente el lugar lucía más exclusivo de lo que esperaba, las luces neón en tonos morados iluminaban el letrero del lugar y brindaban tenues sombras a todo el establecimiento.

Jungkook envió una ultima mirada a Jimin después de apagar el auto buscando alguna señal de aprobación, el pelirosa solo le sonrió antes de hablar. —Te va a encantar.

El mayor fue el primero en bajar seguido de Jungkook quién se aseguró de cerrar bien el auto y activar la alarma, fuera del lugar había una fila de no más de veinte personas que obviamente no tuvieron que hacer porque el era Jeon Jungkook y podía mover el mundo a su favor solo con enseñar un par de billetes.

Sí, de seguro había sonado como un patán.

Los hombres de seguridad en la puerta les dejaron pasar sin rechistar y escuchó a las personas de la fila quejarse pero les ignoraron, el interior del lugar era frío, la iluminación era tenue con varias luces de neón esparcidas estratégicamente por el techo y suelo del lugar, había una liviana cortina de humo gracias a las maquinas que lo proporcionaban y habían unas cuantas mesas por el lugar y una gran pista de baile. El lugar era gigante.

Pasaron directamente a la zona VIP, esta se encontraba en una zona más alta del lugar, en una especie de balcón interno y tenía una vista directa al gran escenario, en el centro de este había un caño (tubo de pole dance), al igual que en algunas mesas que iba desde el suelo al techo y Jungkook pudo hacerse una idea de que iba el lugar. La música era estridente y creaba un ambiente demasiado cargado, al pelinegro comenzaba a gustarle, aparte había la cantidad perfecta de personas, ni muy pocas ni demasiadas, las necesarias para darle vida al lugar pero al mismo tiempo poderte mover con tranquilidad.

— ¿Y entonces Jungkookie? ¿Te está gustando el lugar? —Preguntó Jimin cuando llegaron a su mesa y un par de chicas con vestidos demasiado ajustados y maquillajes exagerados se acercaron a ellos.

— ¿Van a tomar algo? —Preguntó una de ellas con una sonrisa pasando una mano por su oscuro cabello.

—Hm sí, puedes traer dos servicios de vodka, el que sea, pero que sea fuerte. —Jimin fue el que respondió y Jungkook no protestó asintiendo ante la elección de su amigo. —Hmm, dijeron que unos chicos y chicas subirían a acompañarnos.

Escuchó a Jimin hablar mientras miraba a su alrededor, Jungkook frunció el ceño. — ¿Qué?

—Este lugar tiene muy buen servicio, si no traes algún acompañante, al estar en la zona VIP te asignan algunos. —Explicó su amigo con una sonrisa y los ojos del menor se abrieron con sorpresa.

— ¿A dónde me trajiste, Jimin? —Desde que llegaron al lugar aquella pregunta había estado en su mente y por fin había sido capaz de formularla, su amigo se relamió los labios.

—Este lugar amigo mío, no es nada más y nada menos que un club de stripers, famoso entre la comunidad lgtb debido a sus increíbles espectáculos. La estrella de este lugar es conocida cómo «Venus». —Los ojos de Jimin brillaron mientras hablaba. —Solo se presenta una vez a la semana y yo, te conseguí un show privado luego de su presentación de esta noche.

—Pero qué... —Jungkook no pudo encontrar las palabras.

—Yo lo conocí, y te aseguro que nunca había visto una persona tan hermosa en este mundo. Más te vale que lo disfrutes, no sabes cuánto tuve que pagar por el. —El pelirosa le apuntó amenazador con su dedo y el pelinegro tragó grueso.

No pudo decir nada más porque tres chicos y dos chicas llegaron hasta ellos, presentándose amablemente e informándoles que ellos serían sus acompañantes esa noche. Estaba demás decir que eran hermosos, al parecer todo en aquel club lo era y Jungkook se sentía abrumado.

Los servicios llegaron, y la fiesta empezó.

El alcohol comenzó a ir de aquí para allá, un vaso detrás de otro, parecía no acabarse, la música era agradable era imposible no moverse al compás, después de hora y media ya se habían bebido más de una botella y todos estaban en ambiente, bailaban con los chicos y chicas y algunas otras personas que también se encontraban en la zona VIP, en ese momento Jungkook estaba sujetando las caderas de una chica que bailaba con su culo pegado a su parte baja, no le molestaba, todos allí se movían de infarto y ya tenían el suficiente alcohol en sus venas cómo para que nada les importase.

Jimin se había apoderado de uno de los chicos apenas habían aparecido, este tenía el cabello de un color azul eléctrico y piel tan blanca cómo la nieve, por lo que sabía su nombre era Baco, o así se hacía llamar ya que todos allí tenían nombres de dioses griegos o planetas. Su amigo parecía estar fascinado con el chico de ojos gatunos y sonrisa tierna, todo iba bien, estaban divirtiéndose y Jungkook pensó que era el mejor cumpleaños que tenía en un tiempo.

Juno (la chica rubia con la que Jungkook había estado bailando) se excusó un momento diciendo que debía ir al baño y el otro chico de cabellos rojos tomó su lugar bailando junto al pelinegro una vez la chica se marchó.

— ¡Te dije que te gustaría! —Gritó Jimin sobre la música bailando junto al chico peliazul. Jungkook sonrió sin dejar de mover sus caderas al ritmo de la música.

— ¡Bien! ¡Tenías razón! —Nunca creyó decirle aquello a Jimin, pero estaba bien admitirlo.

A medida de que el tiempo transcurría más gente parecía llegar al lugar y Jungkook ya no sabía cuanto tiempo había pasado, las luces le hacían doler la cabeza en algunas ocasiones pero estaba demasiado extasiado cómo para que le importara lo suficiente, estaba sudando a pesar del aire acondicionado pero no había dejado de bailar y en un momento separó los labios cuando Jimin se lo pidió dejando que este vertiera el vodka directo de la botella en su boca.

Los chicos reían y conversaban con ellos de vez en cuando, se la estaban pasando bien pero ninguno llegaba a sobrepasarse, solo estaban haciendo eso, divirtiéndose, eran acompañantes y eso hacían, acompañarlos. Aunque Jimin claramente tenía intenciones de que Baco le acompañase a otro lugar.

Sus respiraciones eran agitadas y las luces de neón creaban sombras en sus cuerpos y en el lugar, el DJ hacía un muy buen trabajo y ya habían pedido otro par de servicios, el alcohol corría por sus venas al igual que la sensación de euforia, la cortina de humo ahora era un poco más espesa y los cuerpos sudados en la pista de baile principal chocaban entre sí.

Cuando el reloj dio las dos en punto las luces de neón se apagaron y el escenario se iluminó, enseguida sus acompañantes informaron qué el show del famoso/a Venus estaba por comenzar. Se acercaron al borde del balcón interno viendo fijamente al escenario, todo el mundo tenía su atención puesta allí y Jungkook mentiría si dijera que no estaba ansioso por verle de una vez por todas.

Las gruesas cortinas moradas se abrieron poco a poco dejando ver un letrero con letras neón en el que se podía leer «Venus As A Boy». La música paró y todo estuvo en silencio por varios segundos hasta que el sonido volvió a escucharse, esta vez era una especie de coro de ángeles, se oía el sonido de la lira y el canto adormecedor. Era extraño, pero agradable.

Entonces, apareció desde uno de los extremos del escenario, un chico delgado de tez bronceada caminando con movimientos lentos y elegantes, sus piernas siendo visibles por los costados abiertos de la larga túnica blanca que llevaba, había un cinturón dorado alrededor de su pequeña cintura y su cabello lila caía un poco más abajo de su mandíbula adornado con una diadema de hojas doradas, no podía ver su rostro con claridad pero estaba seguro de que Jimin tenía razón, era la persona más hermosa del mundo. Jungkook había dejado de respirar.

De repente, el canto paró, y una música fuerte tomó su lugar erizándole el vello, la canción era Replay de Jay Park. El chico caminó hasta el caño en el escenario y pegó su espalda a este posando sus manos sobre su cabeza y deslizándose hasta el suelo, el pelinegro jadeó, con ayuda de sus brazos y piernas observó al chico sujetarse a la barra dando suaves giros alrededor, las luces hacían brillar la leve escarcha esparcida por su clavículas y brazos e incluso un poco en sus muslos y Jungkook estaba boquiabierto, el chico pasaba sus manos por su cuerpo y se dejaba caer al suelo pegando su pecho al suelo para luego subir solo sus caderas.

Se levantó del suelo y posó una mano en su cuello alzando la vista directo hacía la zona VIP, fue allí que Jungkook le vio.

Y lo supo.

Su corazón latió con tal fuerza que pensó que podría infartarse, su garganta se secó y alzó su vaso olvidado en su mano bebiendo todo el contenido de un trago. Era Taehyung. Y no podía creérselo, sí el chico le había visto lo había disimulado perfectamente porque no parecía aturdido en lo absoluto. Se sintió fuera de sí, totalmente aturdido y parpadeó varias veces tratando de convencerse de que era real.

Y para mejorar las cosas, la música cambió cuando el de cabello lila estaba de espaldas sobre el suelo con las rodillas flexionadas. Esta vez sonó Mommae de Jay Park también, y estaba seguro de que tuvo un pre infarto cuando el chico se arrancó la túnica dejando solo un ajustado y revelador conjunto plateado, su abdomen estaba al descubierto y una gargantilla con cadenas plateadas y apenas le cubría hasta las caderas.

Ese no podía ser su Taehyung. Él chico que no mostraba ni siquiera una fracción de su estómago en público, el chico inseguro que se escondía detrás de ropa holgada y nunca había usado algo ajustado porque era «incómodo». Este Taehyung batía sus caderas con sensualidad y lucía tan seguro de sí mismo que le hacía temblar, este Taehyung miraba a todos los que estaban fuera del escenario cómo si no fuesen más que simple porquería.

Pieza por pieza el conjunto fue retirado mientras bailaba y se balanceaba alrededor del tubo en el escenario, todas las personas parecían hipnotizadas incluyendo a Jimin, y Jungkook solo creía que si no acababa pronto iba a desmayarse, segundos después, el chico le dio la espalda el público y desabrochó los pequeños shorts que había estado llevando, los dejó caer al suelo enseñando una pequeñas bragas lilas y sin girarse caminó para volver al lugar de dónde había salido. Cómo si no hubiese dejado a un montón de gente babeando detrás de él.

Y cuando las cortinas se cerraron y la gente empezó a aplaudir, Jungkook reaccionó, estaba mareado, y el alcohol parecía comenzar a hacer sus efectos secundarios porque quería vomitar.

¿Qué hacía Taehyung allí? ¿Cómo había llegado allí?

¿Por qué?

Tenía tantas preguntas que se sentía asfixiado, quería salir corriendo, huir de lo que estaba sintiendo, pero al mismo tiempo quería ver a Taehyung, estrecharlo entre sus brazos y besarle hasta que se le acabara el oxígeno.

La música habitual del lugar volvió a sonar y Jimin llamó su atención colocándole un brazo sobre el hombro. —Hey Jungkookie. ¿Qué tal todo? ¿Te gustó?

La sonrisa altanera en los labios de Jimin no surgió efecto en él, seguía en estado de shock y no era capaz de vocalizar palabras.

—Vamos amigo, es hora de tu show privado. —Jungkook había olvidado aquel pequeño detalle.

—Jim... Jimin... V-Venus... Venus es Taehyung. —Soltó las palabras con dificultad y su amigo le miró con los ojos bien abiertos.

Y decirlo en voz alta lo hacía sentirse menos real.

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