Otra oportunidad.
Una semana después Jungkook estaba en el club de golf del que era socio jugando un animado partido junto a su nuevo amigo, Alex.
Obviamente era su amigo porque le agradaba, no por otro motivo secreto, no porque fuese el mánager de Taehyung y un fan más de sus hoteles y trabajo cómo modelo.
—Sí, entonces cómo te decía, conozco perfectamente al equipo de Gucci y claro que puedo conseguirle una sesión de fotos a Taehyung. —Habló el pelinegro tomando un trago de agua de una botella mientras miraba al extranjero realizar su tiro.
—Eso sería muy bueno Jungkook, Taehyung tiene mucho potencial y estoy seguro de que con la ayuda adecuada llegará muy lejos. —Y claro que yo voy a ayudarlo. Pensó el pelinegro.
—Oh, no me cabe duda Alex. Tenlo por seguro que así será. —Le guiñó un ojo al hombre y se estiró observando a su alrededor captando a Jimin con la mirada, pero no venía solo.
—Hey, Kookie. ¿Recuerdas a Yoongi? —Oh, claro qué Jungkook recordaba al chico peliazul del club, Baco si no mal recordaba, lo que no recordaba es que Jimin acostumbrara a tomar a sus amigos de la mano.
—Eh, sí claro. ¿Qué tal todo? —Saludó en dirección al peliazul y este le dedicó un asentimiento tímido con una sonrisa.
—Tienes una cita con Marco Bizzarri hoy, tiene una respuesta para ti. —Jungkook sonrió, Marco Bizzarri no era nada más y nada menos que el director ejecutivo de Gucci y eso solo podía significar buenas noticias.
Jungkook tomó nota mental de toda la información que le dio Jimin, el lugar, la hora y todo lo necesario antes de marcharse, no sin antes decirle a Alex que estuviera atento a su teléfono porque recibiría una llamada pronto.
La depresión de Jungkook había durado cuatro días, cuatro días en los que no salió de casa y ni siquiera se levantó de la cama, luego entendió que no podía vivir lo que restaba de vida así, si quería seguir adelante debía hacer que Taehyung volviera a su vida, así que se puso a elaborar su plan, y aunque su plan no estaba terminado su primer objetivo era convertir a Taehyung en modelo.
Y eso era algo que su dinero sí podía hacer, y la belleza natural de Taehyung facilitaba mucho más las cosas. Había conseguido el número celular de Taehyung y su dirección, tenía todas sus cartas, solo que debía ser cuidadoso al jugarlas.
Ahora seguía ir a su casa, tomar un baño y arreglarse para ir a ver a Marco, sabía que la respuesta del hombre era positiva, había mostrado mucho interés cuando le mostró las fotos de Taehyung y es que ¿Cómo no? el chico era hermoso y parecía brillar con solo existir, sería una imagen perfecta para la marca.
Se encargaría de que Taehyung tuviese un debut exitoso en el mundo del modelaje, compensaría todo el dolor del chico y haría hasta lo imposible por hacerlo feliz.
Porque lo merecía, Taehyung merecía empezar a conocer las cosas buenas de la vida.
.. . .
Taehyung abrió la puerta de su departamento con cierta dificultad mientras cargaba las bolsas de sus compras en las manos y el celular entre el hombro y la oreja.
—Entonces, esta tarde tienes una cita con Marco Bizzarri, debes estar lo más hermoso posible, aunque eso no es difícil para ti. —La voz de Alex sonaba calmada al otro lado de la línea y el rubio casi se ahoga.
— ¿Q-Qué? ¿Con Marco Bizzarri? ¿P-Pero cómo? —Dejó caer las bolsas una vez tuvo dentro y maldijo entre dientes viendo su sala de estar más llena de flores de lo que estaba antes de irse.
Escuchaba a Alex hablar al otro lado pero su mente no hallaba en qué enfocarse. — ¿Tae? ¿Me escuchas? Te estoy diciendo qué irás con Jeon Jungkook, todo se lo debemos a él. Y serás Taehyung, no más Venus por un tiempo.
— ¿C-Cómo? ¿Jeon? Pero qué.... —Se interrumpió a si mismo, suspirando y masajeando el puente de su nariz. —De acuerdo, de acuerdo. Estaré listo a las tres.
—Te dije qué Jungkook traería beneficios. Bueno, adiós, mucha suerte. —Y colgó antes de que Taehyung pudiese decir algo más.
Cómo si no tuviese suficiente de Jeon Jungkook aquellos días ahora le informaban que era él quien se había encargado de conseguirle una oportunidad con nada más y nada menos qué Gucci. Su sala parecía una floristería, cada dos horas llegaba un nuevo ramo de rosas, ya había rojas, blancas, rosadas y hasta lilas, siempre venían con un detalle aparte y una tarjeta que ponía «Perdóname. Te extraño» y las iniciales J.Jk. Ya tenía suficientes collares de Tiffany y relojes rolex, no necesitaba más regalos de Jungkook.
Mentiría si dijera que no le había costado volver a su vida normal luego de aquel encuentro, pero luego de un par de días llorando, lo había logrado, su plan era evitar al pelinegro a toda costa y hacer cómo si nunca se hubiesen visto, pero ahora sus planes se habían caído, y esta vez no podría esconderse detrás de Venus.
Estaba acabado.
Ordenó los comestibles que había comprado en su cocina mientras ideaba un nuevo plan para mantener la cordura junto al pelinegro, lo cuál sería casi imposible ya que sentía un rencor incontenible hacia el chico y no quería largarse a llorar en frente de él, porque le hacía sentir demasiado débil, y Taehyung odiaba sentirse así.
El día que se convirtió en Venus dejó la debilidad atrás, se dijo a sí mismo que de ahí en adelante sería fuerte y nada podría tirarlo, y lo logró, pero el Taehyung débil y sensible seguía allí, y ese era el mismo Taehyung que amaba a Jungkook y que lo consideraba lo mejor que le había pasado en su vida.
Sinceramente, cuatro años atrás se había convencido de que el pelinegro nunca volvería a ser parte de su vida y en cierto modo lo había aceptado, fue entendiéndolo más con el paso del tiempo, al observar su vida perfecta a través de los medios de noticias y redes sociales, el pelinegro lucía feliz, y él no quería arruinar eso.
Pero tal y cómo su madre decía y el mismo Jungkook le dijo el día que se reencontraron, lo que tiene que suceder, sucederá. Pero eso no lograba detener el rechazo involuntario que su corazón lastimado generaba hacía el chico.
El sonido del timbre de su apartamento lo sacó de sus pensamientos y se sacudió las manos antes de caminar hasta la puerta, abrió esta con cuidado y sinceramente no se sorprendió cuando vio a un chico de cabello negro y mechones rosas sosteniendo un ramo de rosas blancas.
—A ver ¿Dónde firmo? —Preguntó Taehyung ya acostumbrado al proceso, pero eso solo hizo sonreír al contrario.
—Kim Taehyung, mucho gusto. Soy Kim Seokjin y seré tu nuevo estilista. —La sonrisa del pelirosa le hizo lucir más bonito y fue allí que el rubio se percató de el par de maletas y bolsos pequeños que el contrario llevaba.
—Yo... Bien, pasa. —Le tendió las flores y las agarró ayudando al chico a arrastrar sus maletas, una vez dentro le examinó mejor, llevaba pantalones ajustados de cuero negro y una musculosa del mismo color que dejaba sus brazos tatuados expuestos, sin duda tenía un estilo diferente, pero lucía bien.
—Supongo qué ya sabes de quién son las flores... Y sí, el mismo me envió aquí. —Seokjin examinó su departamento repleto de flores. —Ese idiota es bastante insistente cuando quiere algo.
—Pues, por algo está donde está. —Respondió Taehyung medio burlón mientras iba por un recipiente que le sirviese cómo florero.
Sería la primera vez que era maquillado y arreglado por alguien que no fuese Jennie y sus ayudantes, eso le hizo percatarse de algo.
— ¿No traes ningún ayudante? —Preguntó Taehyung una vez terminó de buscarle un lugar a las flores y volvió a la sala con el chico tatuado.
—Créeme cariño, no necesito un ayudante. —Le guiñó un ojo y le indicó que debían empezar ya si querían tener tiempo suficientes y no trabajar bajo presión.
Le guió hasta su habitación ya que el salón era demasiado pequeño y poco iluminado, la presencia del mayor no le resultaba incómoda, todo lo contrario, el chico era agradable y sonreía bonito, también descubrió que a pesar de ese aspecto de chico malo, olía dulce y Taehyung comenzaba a generar una especie de crush.
—Tomaré un baño rápido, mientras puedes preparar todo. —Avisó el rubio perdiéndose en el baño privado de su habitación.
No entendía porque necesitaba tanta preparación para una simple cita, aunque bueno, no estaban hablando de cualquier cosa, era Gucci por dios, ni siquiera podía terminar de creérselo y la inseguridad comenzaba a acecharle de a poco.
Se bañó bien y se aseguró de lavar bien su cabello y su cara para después salir y envolverse en una de sus batas de baño tratando de tragar el nudo de ansiedad que se formaba en su garganta, al entrar a la habitación sus ojos se abrieron en señal de sorpresa al ver el montón de maquillaje y cosas de belleza sobre su cama, incluyendo plancha, rizadora y mucho fijador para el cabello, incluso había una bolsa con el logo de una tienda sobre su cama también.
— ¿Cómo es posible que todo eso entre en esas maletitas? —Preguntó con expresión aún sorprendida sacándole una risa al pelirosa quien se encontraba acomodando las brochas.
—Práctico es sinónimo de moderno hoy en día, cariño. —Se acercó casi dudoso sin saber donde debería sentarse. —Ven aquí cariño, déjame hacer arte en ese lienzo hermoso que es tu rostro.
El pelirosa palmeó un espacio vacío en su propia cama y se sentó allí donde le había indicado, Seokjin había abierto las cortinas dejando que entrara más luz y había encendido una de las luces para fotografía que tenía junto al escritorio.
—Será un maquillaje cargado si queremos que se note lo suficiente en las fotos. —Explicó el chico mientras limpia sus manos con una toallitas húmedas y tomaba un frasco de algún tónico para el rostro.
Taehyung frunció el ceño ante sus palabras. — ¿Sesión de fotos?
— ¿No te lo dijeron? —El pelirosa lució aún más confundido. —Marco quiere una sesión de fotos para probar tu potencial. No te preocupes, si te relajas y te dejas llevar tu rostro y cuerpo harán el resto.
Era imposible no relajarse ante la sonrisa cálida que le dedicaba Seokjin y los dedos suaves que frotaba en su cara con algún tipo de crema hidratante, no dijo nada y lo dejó hacer su trabajo mientras pensaba en las vueltas que daba la vida.
Un día estaba siendo un bailarín exótico y al día siguiente estaba por tener una sesión de fotos para ser la próxima imagen de Gucci. Sí, demasiado irónico.
Y dentro de él admitió silenciosamente que le debía mucho a Jungkook.
. . .
Tal y cómo Jungkook había predicho Marco había dado el visto bueno a Taehyung y le quería para una sesión de fotos de prueba, que estaba más que confiado en que el chico completaría sin problemas.
Contrató a Kim Seokjin, uno de los mejores estilistas y fotógrafos del país y quien trabajaba personalmente para Gucci y Victoria Secret, era el mejor y Jungkook lo sabía, aparte era su amigo por lo que no dudo en llamarlo y enviarlo directo al departamento de Taehyung, claro no sin antes darle el decimoctavo ramo de rosas para que se lo entregase a su futuro esposo.
Sí, quizá ya estaba soñando demasiado, pero cuando quería algo, lo conseguía y mientras más grandes eran las metas más se esforzaba por cumplirlas.
En ese momento se encontraba recostado sobre su cama comiendo alguna fritura que encontró en la alacena y viendo la televisión junto a Zach hasta que fuera hora de comenzar a arreglarse, no es cómo si necesitara demasiado tiempo de todos modos. Zach maulló a su lado y le lanzó una papa para que el minino la comiera y así lo hizo.
Últimamente pasaba más tiempo en casa, no había mucho que hacer y Jimin podía encargarse solo, esos días estaba ocupado planificando su futuro y se había dado cuenta de lo divertido que era ser millonario, enviarle flores y joyas a Taehyung se había convertido en su pasatiempo favorito, también estaba pensando en re decorar la casa y aparte habilitar una habitación para Taehyung, aunque claro que no la necesitaría, si se mudaban juntos obviamente compartirían habitación.
Definitivamente estaba soñando demasiado, solo esperaba que nadie llegase a explotar su burbuja incluso antes de que terminase de inflarse.
Su apple watch sonó cuando faltaban diez minutos para las dos avisando que era hora de comenzar a vestirse y así lo hizo, levantándose y dejando a Zach quejándose en la cama con un maullido. Se movió hasta el armario y tomó su atuendo el cuál ya había escogido horas antes y corrió al baño, estaba ansioso, vería a Taehyung después de aquel día en el club y aunque sabía que el chico era muy capaz de golpearle en la cara, amaría ser golpeado por él.
Sí, también se estaba volviendo loco, muchos cambios de humor en tan poco tiempo no debían ser buenos para su estabilidad mental.
. . .
Cuando Taehyung se vio al espejo apenas y pudo reconocerse, Seokjin debía hacer magia porque el nunca había lucido así, ni cuando era Venus lograba verse así, el chico había un trabajo extraordinario con el maquillaje, llevaba un sombreado que realzaba su mirada y un delineado que le daba un toque sensual a su mirada, su piel lucía como porcelana y el iluminador en tono durazno era sin duda lo más hermoso, había alizado su cabello y también había elaborado algunas ondas suaves.
¿y qué decir del atuendo? Era una blusa de seda rosa que dejaba sus clavículas espolvoreadas con escarcha fina al descubierto, pantalones de pinza un poco holgados que llegaban un poco más arriba de sus tobillos en color crema y zapatos de vestir también blancos, una pequeña gargantilla con incrustaciones de diamante cubría su cuello y le daba un toque aún más delicado al atuendo.
Se quedó pasmado examinándose en el espejo de cuerpo entero de su habitación y salió de su ensoñación cuando el mayor le roció con grandes cantidades de perfume tan dulce cómo el que el mismo usaba.
—D-Dios, esto es... —Taehyung no encontraba las palabras y por el brillo en sus ojos Seokjin pudo deducir que estaba feliz con el resultado.
—Te lo dije, puede ser hermoso siendo solo Taehyung. —Le recordó el mayor citando las palabras que había dicha una hora antes.
—Gracias, la verdad, estoy impresionado. —El rubio no apartaba la vista del espejo inspeccionando cada detalle.
—Te dije que no necesitaba ningún ayudante. —Habló el pelirosa con una sonrisa altanera y el menor le devolvió el gesto.
—Pues, tenías razón.
Seokjin acomodó todo y cuando Taehyung se ofreció a ayudarle casi se le salen los ojos diciéndole que estaba loco y que si quería arruinar su atuendo así que se mantuvo quieto y en silencio hasta que todo estuvo listo y le pidió que fueran saliendo porque ya vendrían a buscarlos.
— ¿Irás con nosotros? —Preguntó Taehyung mientras bajaban en el ascensor de su edificio.
—Sí claro. Yo trabajo para Gucci, y probablemente también sea el encargado de tomarte las fotos. —Informó y el rubio ya había perdido la cuenta de las veces que lo habían sorprendido ese día.
—Oh. Debí suponerlo, eres todo un profesional. —Murmuró el chico siguiendo al mayor fuera cuando las puertas del ascensor se abrieron.
Una Range Rover negra les esperaba fuera del edificio y apenas un pie fuera el conductor se bajó y les abrió la puerta trasera, Taehyung fue el primero en subir quedándose pasmado cuando observó a Jungkook mirarle con una sonrisa, Seokjin subió detrás él y cerró la puerta.
— ¿Y qué tal? ¿Te gusta? —Preguntó Seokjin una vez el conductor se subió en dirección a Jungkook. Taehyung estaba congelado.
—Es hermoso. Excelente trabajo, hyung. —Respondió el pelinegro con voz suave sin apartar la mirada profunda del chico de cabellos rubios.
El menor trató de hacer cómo si Jungkook no estuviese ahí mientras lo asimilaba, pegándose todo lo posible a Seokjin aunque el vehículo era lo suficiente espacioso para los tres. El mayor pareció notar la actitud de Taehyung y le dió un pequeño golpe en el abrazo.
—Eh Tae, mira a Jungkook para que pueda apreciar tu maquillaje. —A regañadientes alzó la vista girando la cabeza lentamente para ver al pelinegro.
Gritó internamente al ver chico, una camisa negra cubría su torso y llevaba los primeros botones desabrochados dejando ver una gruesa cadena de plata pegada a su pecho, podía ver la piel pálida del pelinegro y su cabello negro caía en ondas que cubrían sus ojos, lucía jodidamente sexy y ni siquiera debía esforzarse.
—Estás muy hermoso, Tae. Cómo siempre. —Tanto Seokjin como Taehyung se sorprendieron por las palabras del pelinegro y el menor se ahogó.
—E-Eh, gracias. —Culpó al hecho de que vería a Marco Bizzarri por estar nervioso y no porque Jungkook estaba junto a el.
Decir que estaba incómodo era poco, la última vez que se habían visto nada había terminado bien y creyó que no volvería verle más, el hecho de que estuviese ahora mismo allí lo tenía mareado, sentía su cabeza dar vueltas y su corazón golpeaba furiosamente en su pecho, podría tener un ataque de pánico en ese momento y no era lo mejor que podía pasarle ahora.
Cerró los ojos y suspiró tratando de calmarse, el camino no fue demasiado largo, agradecía el silencio que inundaba el auto y apenas llegaron el chofer de Jungkook les abrió la puerta, un imponente edificio blanco se alzaba frente a ellos haciendo temblar a Taehyung, se sobresaltó cuando sintió una mano posarse en su espalda baja y por mera educación dejó que el pelinegro le guiara hasta el interior, jamás admitiría que el calor de su mano lograba relajarlo y calmar sus nervios.
Seokjin saludó alegremente a alguien en la recepción y avisó que los alcanzaría más tarde, caminaron hasta el elevador luego de que Jungkook se identificara y les informaron que Marco les estaba esperando en la sala de fotografía, Taehyung sintió sus manos comenzar a sudar y se dijo mentalmente que debía mantener la calma.
—Ten seguridad de ti mismo, Tae. Solo haz lo que te digan y relájate, estaré allí si quieres y puedo darte algo de apoyo moral. —Las palabras del chico le sorprendieron y no supo que responder.
Las emociones se mezclaban en su interior y no podía saber que era más fuerte de todo lo que sentía, un lado de él le gritaba que se alejara de Jungkook, que le escupiera un montón de palabras hirientes y le ordenara quitar su mano, pero otra, el Taehyung de diecisiete años que aún vivía dentro de él, le decía que se dejara cuidar y que disfrutara de la seguridad que le brindaba el pelinegro.
Jungkook observó a Taehyung morder su labio mientras lágrimas se agolpaban en sus ojos y entró pánico. — ¿Taehyung qué pasa? ¿No me quieres cerca? ¿Quieres que espere afuera?
Taehyung cerró los ojos con fuerza y negó con la cabeza negándose a dejar escapar alguna lágrima y arruinar su maquillaje. —T-Todo esto es tan repentino, hace una semana jamás imaginé volverte a ver, yo... Mierda, yo te odiaba y t-tú ahora estás aquí, siendo tan lindo cómo te recordaba y... Es difícil, es difícil mantener los muros frente a ti.
Su voz sonó rota y Jungkook lo encaró tomando sus brazos y haciendo que le mirara. —No tienes que hacerlo amor, no tienes que alejarme. Lo siento, lamento no haber estado cuando lo necesitabas, mi mamá me contó lo del accidente y no sabes lo mucho que me duele saber que tuviste que pasar por todo eso tú solo... No lo sabía, Tae. Mis padres nunca me lo dijeron, creí que estabas bien, estudiando o trabajando, traté de buscarte... —Hizo una pausa y suspiró deseando que aún no se abriesen las puertas del elevador. —...Contraté detectives privados, no había registros, no había nada que me dijera algo acerca de ti, no sabía donde buscar, fui a tu antiguo hogar, los nuevos dueños no sabían nada y yo... Quería tanto encontrarte que sentía que me apagaba cada día que no sabía de ti.
—P-Pero tú... Tú vida perfecta, t-tú empresa, el... —Jungkook no lo dejó continuar.
—Hay cosas que el dinero no puede comprar. —Las manos del pelinegro se posaron sobre las mejillas del contrario acunando su rostro. —Desde que tenía quince años te elegí a ti, Taehyung. Siempre supe que te amaría para toda la vida y por eso estoy aquí, por favor, déjame intentarlo.
Y Taehyung estaba haciendo un gran esfuerzo por no soltar las lágrimas, le estaba resultando casi imposible y cuando el azabache se inclinó para rozar sus labios, el mundo se paralizó, no reaccionó pero recibió el beso con gusto, sintiendo cómo si volviera la vida, y no supo que había estado tan muerto hasta ese momento, no sabía lo que había perdido, lo que había necesitado aquel contacto. Y esta vez no fue un abrazo el que unió las piezas rotas, fue aquel beso, y no podía negarse.
Allí entendió, que aquel rencor que había guardado a Jungkook durante aquellos cinco años era lo que más le había lastimado, el mismo se había lastimado al obligarse a odiarlo, a culparlo por todo lo que había sucedido, allí entendió que no había culpables, y si los habían, no eran ellos.
Taehyung empuñó sus manos a los costados de la camisa de Jungkook y le devolvió el beso, sintiendo que volvía a la vida con solo tenerle de aquella manera, y encontró consuelo en aquel sentimiento.
Salieron del ascensor tomados de la mano y Seokjin casi se desmaya al ver el lápiz labial corrido y sus pestañas húmedas, nada que un retoque no pudiese arreglar pero aún así le regañó durante todo el proceso, a Jungkook también e incluso incluyó un golpe por haberle hecho llorar.
Marco Bizzarri había quedado flechado por Taehyung desde el primer momento en que lo vio e incluso le preguntó donde había estado toda su vida, tal y cómo habían supuesto Seokjin fue el encargado de tomar las fotos, Jungkook se mantuvo junto a el durante todo el proceso, dándole algunos consejos y ayudándole a sentirse más cómodo, Taehyung tenía un estilo natural, lograba lucir hermoso sin demasiado esfuerzo y al final del día tenían un montón de fotos espectaculares y un Marco muy contento.
—Cómo desearía haber nacido veinte años antes. —Habló el hombre con tono dulce acercándose para besar las mejillas de Taehyung. —Jungkook, muchas gracias por dejarme conocer esta obra de arte y Seokjin, excelente trabajo, cómo siempre.
—No es nada, Taehyung nació para esto, solo necesitaba un empujoncito. —Habló el pelinegro detrás de Seokjin mientras observaban algunas noches.
—Puedes descansar esta semana, TaeTae. La próxima empezaremos con la sesión para la colección de invierno, Jungkook tú también vas a participar así que ve haciéndote un lugar en la agenda. —Informó Marco con su acento italiano y Jungkook jadeó.
—Pero Marco... —Jungkook iba a protestar pero el mayor no le dejó.
—Nada de peros, son la pareja perfecta. —El hombre le lanzó una mirada afilada y acomodó su traje antes de marcharse. —Bien, nos vemos, cuídense mucho. Ciao Tae. Seokjin, envíame las fotos cuando estén listas.
Y sin más se marchó dejando a un Taehyung demasiado emocionado quien no pudo evitar chillar haciendo reír a Seokjin y Jungkook quién se acercó para abrazarlo y dejar un sonoro beso en su mejilla.
—Felicitaciones amor, sabía que lo lograrías. —Taehyung comenzaba a acostumbrarse a aquel apodo y le correspondió el abrazo al pelinegro de manera tímida.
—Felicidades, Tae. —Habló Seokjin acercándose también y apartándole un mechón de cabello del rostro en un gesto cariñoso.
Y Taehyung estaba feliz, porque esta vez no tenía que esconderse detrás de ningún personaje, podía brillar siendo el mismo. Venus le había brindado cosas buenas, le había enseñado que podía ser fuerte, que podía ser quién quisiera y que el podía elegir si algo le afectaba o no, Venus le había ayudado a sentirse mejor consigo mismo y estaba seguro de que no haber pasado por allí no estaría donde estaba, porque gracias a Venus se había reencontrado con Jungkook.
Pero ahora solo apreciaría a Venus cómo lo que era, el segundo planeta del sistema solar y una parte de su vida.
Venus le había enseñado que sobre el escenario nada dolía.
Y ser el mismo tampoco dolía ya.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro