Extrañamente, me quedé observando a aquel yo del pasado, lo volví a confirmar, era yo, lo supe por el pelo que llevaba en esa época. Sin dudar intenté nuevamente incorporarme para así: hablarme, gritarme, e incluso moverme para alcanzarme, pero fue en vano. Solo aumento mi rigidez estando postrado.

Noté como mi otro yo, avanzaba por la habitación, y pese a que los trozos de vidrios, eran de mi actualidad, mi alter ego pisó estos pedazos, y vi el dolor en sus/mis ojos, quedando completamente confundido, ya que el vaso no existía en aquella realidad. Aquel yo no pudo comprender que fue lo que causo aquella dolorosa herida.

Rápidamente tome consciencia de que lo sucedido dejando de lado mis dilemas. Lo que pasase en el estado de ensueño, también impactaría el pasado y por ende mi realidad presente.

Al despertar a la mañana siguiente, revisé mi pie, y efectivamente había una herida allí, este suceso fue revelador, y en vez de causarme miedo e incredulidad, me dio la fuerza para querer comprender y asimilar de mejor manera este fenómeno y así poder controlar estos dominios y usarlo a mi favor. Me sentía agotado aun dudando de en cuál dimensión me encontraba, mis ojos se fueron cerrando, rindiéndose a un paisaje oscuro y negro de descanso.