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Final alternativo (Parte 3/Final)

¿Venís?
Final alternativo, Parte 3 - Te quiero mucho, Martin
Escrito por Mioniii.

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Advertencia: Este capítulo contiene escenas de hard/smut las cuales están catalogadas para +16/+18 leer con discreción.

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   Después de mi llamada con el Martin, vuelve Juan a mi habitación y me hace compañía por unas horas, me sentía más o menos seguro estando con alguién conocido, como que me daba la seguridad de que nadie viniera con una aguja con veneno y me matara, como digo, más o menos.

— Manuel, debo salir, se acabó mi tiempo de visitas, te veré mañana, ¿okay? —dice Juan al terminar la llamada.

— Si, está bien, gracias Juan. Por todo. —respondo con una sonrisa triste.

— Recuerda que todavía estás en mal estado, no te intentes levantar por lo más que quieras, eres muy llevado a tu idea pero no podrás sanar si no esperas. Suena aburrido pero es la única manera —finaliza

— Ya weón si denantes lo intenté hacer y con lo que me costó prefiero esperar. Si estaba hecho pico con el Martin, es casi un milagro que esté vivo.

Se le escapa una sonrisa, asiente y sale de la habitación.

Intento aferrarme a la idea de que lo más probable es que vuelva a ver a Martin, considerando en que yo estaba en mucho peor estado que el, quizás el deba estar preguntándose la misma cosa, si estaré bien.

Miro a mi alrededor y me fijo en lo bien cuidada que era la estructura de la habitación, casi parecia clínica, y en ese momento, me comienzo a preguntar si lo era. ¿Por qué estaríamos en una clínica si lo normal es que te manden a parar al hospital más cercano? ¿Fue juan? No, lo hubiera mencionado... Comienzo a pensar que estaba sucediendo. Repentinamente, entra un hombre en terno a la habitación, mi problema era que no tenía buena experiencia con los hombres de terno que entran repentinamente a tu habitación de clínica/hospital/lo que sea que esta weá sea.

— Manuel González —dice con confianza.

Dejo que mis instintos hablen por mi.

— Por favor, no me mates, he pasado por mucho para llegar hasta aquí, p... por fa... —mi voz comienza a temblar. — Si lo haces, que sea r...rápido... —comienzo a cerrar mis ojos.

— Wow, que difícil debe haber sido todo para que tu primer pensamiento sea ese... —dice con un tono extranjero. — Mi nombre es Ludwig, en palabras simples para que no te sigas asustando, soy de los buenos. Tu video con Martin Hernández causó revuelo mundial, si alguien quisiera matarte ahora mío, le sería muy difícil. Estás en una de las más prestigiosas clínicas de chile, y pronto serás traslado a una de alemania junto a tu compañero. —comenta orgullosamente.

   Me quedo mirándolo con la boca abierta, y me da un ataque de risa. Con dolor de guata y todo.

— ¿Todo bien?

— ¿M.. Me estay diciendo que estoy bien? ¿Qué no estoy en peligro? ¿Qué soy sensación mundial y todos me aman ahora? —pregunto intentando recuperar mi aire aunque resultaba muy difícil hablar con esta risa.

— Acertado, vengo de una organización de derechos humanos,  nos hemos asegurado que tu y Martin reciban el mejor cuidado médico posible para luego ser enviados a alemania a un centro de rehabilitación.—lo detengo.

— ¿Cómo que un centro de rehabilitación? ¿Estoy paralítico? ¿Por eso no me puedo mover? —comienzo a preocuparme.

— No, y sí. No estás paralítico, solo sobreviviste una caida bien larga por un acantilado, pero tus funciones motoras se encuentran recuperables según los doctores. Van a ser trasladados para ser rehabilitados física y emocionalmente...

   Arregla su corbata y me mira a los ojos.

— Tu y Martin han pasado por cosas inimaginables, trauma inigualable, hace un momento pensabas que te iba a matar con solo entrar a la habitación, eso puede ser señal de un trauma que necesita ser atendido por un personal de salud mental pronto...

— Pero yo quiero solo estar con el, tener una vida tranquila y ser felices... No salir de un manicomio para entrar a otro.

— Exacto, si quieren tener una buena vida, primero deben hacer esto, si no, nunca alcanzarán lo que quieren lograr, el internado les dejó muchas cicatrices, mentales, que deben sanar. Nosotros nos encargaremos de que eso ocurra, una vez estén mejor de salud, de momento. Solo podemos hacer esto...

Entran 2 mujeres transportando una camilla a la habitación, y comienzo a observar quien se encontraba en ella.

— Oh, oh. —me doy cuenta de que es el Martin, y comienzo a llorar, no lo podía creer. Las mujeres colocan la camilla al lado de la mía. Cuando se encuentran bien posicionadas las mujeres salen. 

— Los dejaré solos por un rato. —termina Ludwig sonriendo y sale de la habitación.

— ¡¡Manu!! —casi grita y me abraza con cuidado.

— Rusio maldito, te amo. No podía parar de pensar en si estabas bien o no. —digo con lágrimas en mis ojos.

— Boludo yo soy el que estaba preocupado, tu estabas muy mal cuando nos fuimos a la clínica, el solo pensamiento de no volver a verte me revolvía el estómago...

   Posa su mano en mi mandíbula y me besa con emoción pero con cuidado de no dañarme, siempre pensando en mi el rusio culiao. Entrelazo mis manos por su pelo y me siento lo mejor que me había sentido en mucho tiempo.

   Nos separamos un momento y nos miramos el uno al otro, con lágrimas en los ojos, por fin, por fin podía besarlo sabiendo que mañana estaríamos vivos. Pero ahora no podía aguantarme las lágrimas y comienzo a llorar fuerte.

— Manu, estoy aquí, estoy contigo, estamos bien, ¿Por qué llorás? —dice intentando calmarme.

— Es... Es.. que, por fin... estamos bien y puedo verte, sentirte, puedo mirarte a los ojos sin sentir que en cualquier momento alguien viene y nos mata. —respondo intentado parar de llorar pero las lágrimas siguen, solo que van bajando de a poco.

— Lo sé, lo sé. —besa mi frente agarra mi mano. — Te amo boludo, por fin tendremos ese final feliz que queríamos.

— Por fin... —respondo sonriendo.

- unos días después -

   Entre estos días que han pasado, Martin y yo hemos hecho muchas cosas juntos, nos hemos ayudado el uno al otro (Con mucha ayuda de las enfermeras, por cierto), definitivamente me ha hecho la vida más fácil tener nuestras camillas juntas la una al otra. No ha pasado mucho tiempo desde que nos reencontraron, ya que los doctores solo estaban esperando a que nuestros cuerpos se encontraran en condición para poder trasladarnos a Alemania, podíamos hablar con tranquilidad, abrazarnos, besarnos, pero no ir a otro país. Era una situación complicada porque se sentía que podía hacer todo lo que quisiera, pero un traslado, era otra historia. Eso si no me preocupaba mucho, estaba con el Martin, he pasado todo lo peor con él, puedo pasar esto, mientras esté a su lado.

— Che, mirá esto. —me muestra el Martin en su teléfono un video, parecía tratarse sobre la academia.

   Al parecer habían detenido a más personas involucradas en el asunto, de a poco iban cayendo.

— Buena, capturaron un 2% más de los locos. Ojalá supieramos quien está detrás de esto.

— No hay que ser tan pesimistas Manu, al menos alguien está haciendo algo sobre esto, y mientras más capturen, más cerca estarán de saber quien es.

— Si sé oh, solo... Me da rabia que siga tanto loco suelto por ahí, nosotros estamos bien, pero estos weones son inteligente y cachan como hacer las cosas para no salir mal parados. La academia fue solo un peón para que comenzara la investigación, pero me gustaría que se hiciera más. Aun que sé que es mucho pedir. —respondo sintiéndome impotente.

   El Martin se veía apunto de responder hasta que entra Ludwig a la habitación.

— Buenos días, chicos. Tengo buenas noticias... Estuve conversando con los doctores y todo apunta a que están listos para el traslado. —nuestras caras se iluminan porque no esperábamos que fuera tan rápido. — Se planea realizar hoy en la tarde mientras que se sientan listos, pero es lo más recomendable y estarán mucho más seguros una vez allá.

   Nos quedamos los dos sin habla por un momento.

— Por mi todo bien. —responde el Martin. — Si será un lugar más seguro no sabría por qué retrasar el traslado... ¿Manu?

— Emm... Sí, si, obvio, mientras antes mejor, necesitaba un momento para digerir eso. —confirmo saliendo de mi nube mental.

— Perfecto, informaré que se encuentran listos. Cualquier duda que tengan, me lo hacen saber. Volveré en breve. —termina y sale de la habitación.

   Observamos como sale y me dirijo al Martin.

— ¿Te acordai de algo de alemán de la academia? —pregunto intentando recordar algo de lo que aprendí, y al parecer se me olvidó con todo lo que pasamos.

— No tomé alemán, tomé chino con Juan en su lugar.

— Ohh verdad. Yo ni me acuerdo ya, con suerte sé decir hola y chao. —digo riéndome.

— A ver decilo, te quiero ver hablar alemán. —me mira interesado pero riéndose igual.

— Noo, no, me da vergüenza. —siento como se me calienta la cara un poco. — Cuando me piden hablar en otro idioma me da mucha vergüenza.

— ¿Por qué che? Me gusta observarte hablar, mejor si es en otro idioma.

   El rubor en mi cara comienza a subir.

— E... ¿Por qué no mejor te callai mejor? —digo girando mi cabeza.

— Callame.

   En mi cerebro estaba el medio incendio.

— A ver rusio, seré muy weón, pero no aweonao.

   Pongo mi mano en su hombro y comienzo a besarlo, rompiendo la distancia de pocos centímetros que nos separaba, seguido de eso posa su mano en mi cintura, mientras acaricia mi pelo con su otra mano, me encanta cuando hace eso. Avanza hacia mí besándome lentamente y mordiendo mi labio. Descanso mi otra mano en su cuello, una de las cosas buenas del Martin es que sabe besar.

  Continua besándome sin pausa, de repente lento y un poco más rápido. Y comienza a bajar hacia mi cuello. Justo en los mejores lugares, continúa.

— ¿Qué intentas hacer, Martin? —digo suspirando.

— Lo que tu quieras, Manuel. —susurra a mi oído.

   Muerdo mi labio y continúo besándolo. Sus besos eran dulces, y sabía sus cosas el rusio, no era nada tonto. Mientras continuamos lentamente baja su mano de mi cintura hacia más y más abajo. No puedo evitar dejar escapar un quejido, o dos.

— Martin... —continúo besándolo e intento formular palabras pero estoy en un estado de trance, el cual me gustaba, bastante.

   Empiezo yo ahora por su cuello, voy besando de a poco, no queriendo apresurar nada, aunque una parte de mi me decía que sí, aunque no sabía bien por qué. Levanto su bata y comienzo a bajar, bajar y bajar. Me encuentro tan perdido en su cuerpo que era difícil diferenciar donde me encontraba, si en una clínica, si en una habitación aislados de todo el mundo, los 2 solos. Beso su abdomen, marcado, lo que lo hacia mejor, aunque querría al Martin como fuése.

  Sigo bajando y bajando. Sintiendo como la piel del Martin se tensaba.

— Manu... —dice suspirando

— ¿Consientes esta actividad?

— Si boludo, claro que sí.

   Agarro y comienzo a lamer lentamente, procurándome ir lo suficientemente lento para generarle más placer, siento como se le escapan gemidos. Lo mejor de ya conocer nuestros cuerpos, es que sabíamos como hacer sentir bien el uno al otro, de la mejor manera.

   Continúo lamiendo, disfrutando cada segundo de esto, como nunca antes, sentía una hambre, quería más y más del Martin, esto estaba haciendo un buen trabajo acerca de eso. Mi lengua recorría cada esquina, haciendo el Martin suspirar cada vez más fuerte. Ahora, comienzo a subir, mientras lo masajeo, llevo mi boca a sus labios, era una parte que me gustaba mucho. Besarlo sin importar lo que habíamos hecho previamente.

— Creo que me toca a mi. —dice mirándome a los ojos, sonriendo.

—No. —respondo mirando sus labios. — Quiero más, aun más, conectar contigo.

—No crees que ya tenemos eso ahora mis... Oh. —se da cuenta o deja escapar un gemido, cualquiera de las dos era válida.

   Me subo encima de el, y el deja escapar un suspiro, seguido de una sonrisa. Llevo sus mano a mi boca, y lamo uno de sus dedos, mientras observo sus ojos, el intenta ver lo que quiero hacer pero seguido se da cuenta, cuando llevo su mano a mi trasero. A falta de lubricación...

   Repito esto unas cuantas veces y luego comienzo a posicionarme para lograr que entrara hacia mi.

— ¿Estás seguro? —pregunta para confirmar.

— Como nunca. —sonrío y empiezo a besarlo.

   Nuestros besos eran cada vez más intensos, pero cuando nuestras caderas consiguen juntarse y se encuentra dentro de mi, los dos gemimos en la boca del otro, lo cuál era una buena combinación.

   Embiste lentamente, no había mucha oportunidad para que fuera rápido, pero era genial de esta manera.

— Martin, oh.

— Di mi nombre, Manu. —exige mirándome con deseo.

  Me acerco a su oído jadeando y digo sonriendo.

— M... Martinn... — Me costaba hablar de lo bien que se sentía, ahora comprendía eso que dicen cuando alguien te deja sin habla.

   Continúo mencionando su nombre, algo de ello me excitaba, y parecía tener el mismo efecto en el Martin, se sentía que estábamos completamente sincronizados.

— M... Manu... —comienza a trabarse mientras jadea igualmente, movía sus caderas de una manera que me hacía sentir en una especie de paraíso.

   No necesitábamos más palabras, estamos en el momento peak del placer, no quería que este momento terminase, se sentía tan bien que era en lo único que pensaba. Quizás habría conocido a mi alma gemela, quién sabe.

   Sube un poco más la velocidad, lo más que podía y los dos comenzamos a intentar callar nuestros gemidos, pero era imposible...

—O...Oh, ¡Oh! —casi grito sintiéndo como me acercaba al final, sentía tanto placer que no sabía si podía seguir aguantando más.

— ¡Manu! — jadea y jadea.

   Como se tratara de una conexión de otro lugar, finalizamos los dos, soltando el suspiro más grande de todos. Pongo mi cabeza en su hombro y solo intento recuperar mi respiración, mientras el hace lo mismo. Se sentía tan bien terminar de esta manera con el, solo el, pocos momentos después comienzo a quedarme dormido...

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Despierto al lado del Martin, él seguía durmiendo. Me encontraba tapado, durmiendo en mi camilla, no es como recordaba haberme quedado dormido pero asumo que el Martin se habría encargado de eso. Pronto escucho los pasos de alguien entrar a la habitación, era Ludwig en la puerta.

— Martin, despiértate. Llego Ludwig. —lo muevo mientras le anuncio su llegada.

— Huh, si, si. —dice saliendo de su sueño.

— Chicos, comenzaremos con el traslado en breve. ¿Están listos? 

Obvio, más que nunca, nunca más listos, miles de respuestas y solo se nos ocurre asentir.

— Una cosa antes de que empecemos, Manuel y Martin, debo comunicarles algo... Les tengo una propuesta. —dice y los dos miramos confundidos, no entendía que clase de propuesta podría hacernos alguien que nos ha dado todo. Literal, no teníamos nada más que darle a nadie.

— ¿Que sería eso? —responde el Martin serio.

— Ustedes... Ustedes son muy admirados, por muchos alrededor del mundo, lo que hicieron, el video, fue algo muy valiente, tengo una pregunta ¿Por qué lo hicieron?

Me río un poco.

— ¿Por qué no lo haríamos? Sí, arriesgamos mucho para hacerlo, pero fue por un bien común, si no lo hacíamos, dejábamos a unas personas malas salirse con la suya, no suena muy conveniente.

— Acabas de describir mi trabajo.

Me detengo a pensar lo que dijo, y formulo una respuesta.

— Nosotros perdimos gente en el proceso, ellos tomaron todo lo que querían cuando lo querían, y pensaban hacerlo con más gente alrededor del mundo, sin importarles quienes muriesen y quién no. No podíamos sentarnos y ver como 1 de nuestros amigos junto con otros compañeros y finalmente nuestra amiga murieran en vano, teníamos que hacer algo para que no siguieran haciendo ese mismo daño a más gente. —respondo firme.

— Pero ellos no han desaparecido así como así, quedan muchos más y no es secreto que la academia solo fue un plan fallido de los más que tendrán.

Cuéntate una nueva culiao. 》digo en mi mente

Yo y el Martin nos miramos confundidos, no teníamos idea a que quería llegar.

— Eso lo sabemos, pero, ¿Por qué nos preguntás eso? —dice confundido el Martin.

— ¿No les interesaría arreglar eso?

Mi mente intenta darle sentido a sus palabras, obvio que queríamos arreglar eso, pero...

Ah, ya te caché wn.

— Quieres que trabajemos para ti. —comento mis sospechas.

— No, no para mi, después de la rehabilitación, me interesaría trabajar con ustedes... Ustedes vivieron lo que fue la academia, conocen un proyecto de ellos de muy cerca y fueron capaces de exponer la verdad frente a todo el mundo, sin miedo a que alguien los matara en un enojo de haber frustrado sus planes, es un milagro que sigan vivos. Y lo que hicieron es muy honorable, nuestra organización podría beneficiarse mucho con personas como ustedes, —comienza a pasearse por la habitación y mover sus manos para explicar. — Desde mi punto de vista, ustedes fueron dados otra oportunidad de vivir, que mejor que aprovecharla salvando la vida de miles, si no millones de personas. Darle más sentido a sus vidas, tener algo que hacer y de lo que vivir.

Yo y el Martin nos quedamos callados por un momento, inseguros sobre que responder.

— No estoy diciendo les salvamos la vida, ahora trabajen para nosotros, esta es una oferta que pueden declinar como quieran, pero siento que no hay mejor manera de seguir con sus vidas que seguir haciendo el bien y encontrar a los verdaderos responsables de todas estas perdidas en el camino, hacer más.—termina.

Era una oferta muy tentadora, como dije antes, lo que quería era que se hiciera más y Ludwig nos estaba dando esa oportunidad en bandeja de plata, con sueldo y todo. Pero... preferí hacer lo más inteligente posible.

— Ludwig, a mí, por lo menos —digo intentando no hablar por el Martin porque no tenía ni la más mínima idea que pasaba por su mente. — Me interesa mucho tu oferta, pero mi respuesta es un no, por ahora, no. Prefiero después de la rehabilitación poder pensar, porque los dos seremos personas distintas después de ella, y lo que ahora sería un sí, podría convertirse en un no con el tiempo. Por lo tanto, estaría muy dispuesto a conversar sobre esto, pero no ahora. Después de que todo lo que tenga que pasar pase. —finalizo.

Se toma unos segundos y responde.

— Comprendo tu respuesta, y no me esperaba más. Debía decirlo antes de realizar el traslado, algo para poner en sus mentes durante todo este proceso. Darles algo que pensar cuando terminen su rehabilitación y digan, ¿Ahora qué? —responde con una cara comprensiva.

— ¿Martin? —pregunto ahora yo, mirándolo, me intrigaba saber que pensaba acerca de esto.

— ¿Que yo que?

— ¿Que pensai po? —digo y luego giro la cabeza.

— Lo que vos decís, encuentro que ahora sería muy pronto para decir cualquier cosa. Hay que ir paso a paso. —sale de su nube.

Tomo su mano y la afirmo.

— Entonces tienes tu respuesta, Ludwig.

— Comenzaremos el traslado entonces, mucha suerte, yo no estaré con ustedes desafortunadamente. Ya que viajaré al día siguiente, tengo cosas por hacer.

Asentimos y el sale de la habitación.

Me interesa mucho la idea de trabajar para derechos humanos y ayudar a las personas, en sí sería una manera muy buena de aprovechar nuestras vidas, siento que la vida es tan corta, aunque técnicamente soy joven todavía, pasamos por tanto en poco tiempo. Mientras pienso esto comienzan a trasladarnos y tengo que despegarme del Martin.

— Te veré pronto, Manu. —dice extendiendo su mano, la cual ahora se encontraba a unos metros de la mía.

— Te quiero mucho, Martin, nos vemos. —digo triste pero esperanzado, esta vez sé que lo voy a volver a ver, es una de las mejores sensaciones.

— Te amo boludo. —sonríe orgullosamente.

Weon. pienso y sonrío leve involuntariamente.

Como decía, pasamos por tanto en poco tiempo, el hecho de que estar cerca de la muerte sea cosa del día a día, te pone en perspectiva, no pienso gastar un segundo más viviendo una vida que no quiero, quiero disfrutar segundo a segundo mi vida con el Martin haciendo lo que pueda. Como la vida es tan corta, que mejor que aprovecharla salvando varias generaciones. Para una persona regular le sonaría como mucha responsabilidad y algo extraordinario/imposible, pero esto ya es un trabajo que hacen doctores, enfermeros, abogados, derechos humanos, cambian vidas, para mejor, en lo que se puede. Si tengo la oportunidad de hacer algo parecido, me gustaría tomarla y que mejor, con el hombre que amo.

Mi camilla sale de la habitación, y la figura del Martin se desvanece mientras miro para atrás, observo los pasillos, dejando todo atrás. Quizás mi lucha con el Martin de todo lo que hicimos en unos años se vuelva polvo, no lleguemos a nada, o quién sabe. Pero prefiero intentarlo, ya logramos algo grande, estoy seguro de que si lo intentamos, lograremos mucho más y todo con un propósito. Estoy listo para ser feliz con el Martin y claro que lo merecemos.

FIN DEL FINAL ALTERNATIVO.

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