Prólogo
—Tranquilo, todo estará bien—Dijo Dae-hyun tratando de tranquilizar a su pareja y auto convenciéndose de que ambos tendrían pronto su final feliz. Sin embargo, el más que nadie era consciente de que solo estaba engañándose a sí mismo y a su omega. Las cosas no estaban bien, nunca lo habían estado. Los finales felices no existían en la vida real, solo lo hacían en aquellas viejas leyendas de amor y heroísmo que solía contarle su madre antes de dormir.
Saltó con agilidad sobre un tronco que obstruía su paso y se dio la vuelta para ayudar al más pequeño a sortear el obstáculo. Ahn se veía pálido, el sudor bañaba su frente y sus hermosos cabellos color carbón. Aunque tratará de mostrarse fuerte, era más que obvio el hecho de que estaba a punto de quebrase. Dae-hyun se sintió intranquilo y quiso morir allí mismo, le había prometido a su pequeña pareja que le protegería por siempre, y ahora era el la causa del sufrimiento de su eterno amado.
—Estaremos bien si vamos más al sur, pronto cursaremos la frontera y seremos libres—Dijo el pequeño pelinegro mientras luchaba por seguir el paso de su alfa, no quería convertirse en una carga para Dae-hyun—Pronto los tres seremos una familia feliz—Frotó su vientre plano con una dulce sonrisa. Allí dentro yacía el fruto de su amor y su nueva razón para vivir.
El alfa observó a su omega con ternura y se lamentó en silencio por no haber sido lo suficientemente fuerte para darle la felicidad que merecía. Llegaron a la orilla del gran rio que dividía a su clan del bosque profundo.
—Debemos atravesar nadando—El alfa observó la fuerte creciente del rio embravecido por las constantes lluvias durante esa temporada del año—Debes cruzar primero mientras yo vigiló, te ayudaré a atravesarlo.
Ahn negó con la cabeza, sus lágrimas contenidas a punto de desbordarse.
—No te dejaré aquí, no quiero perderte—Se acurrucó contra el pecho de su amante prohibido y le abrazó fuerte.
—Yo iré luego de que tú estés a salvo, los centinelas de la manada pueden estar cerca y no quiero que te hagan daño mientras este descuidado—El alfa frotó con ternura la cabeza de su hermoso pelinegro.
El omega quiso oponerse pero Dae-hyun silenció sus quejas con un tierno beso en los labios. El alfa apretó la estrecha cintura de su amado mientras saboreaba cada parte esa dulce boquita que lo había hecho pecar contra los dioses y romper la regla más importante de su clan. Ahn termino cediendo ante el domino del hombre que parecía querer comerse sus labios, sabía que discutir con el terco alfa no le llevaría a nada, después de todo, era esa testarudez y templanza lo que más le había atraído del rubio en cuestión.
El frágil hombrecillo se adentró en la fuerte corriente del río, sosteniéndose de piedras y cuidando cada paso para no resbalar y caer hacia una muerte segura. Con gran esfuerzo, luchando con la fuerte corriente, llegó finalmente al otro lado, su corazón se agitó en su pecho al sentir la libertad de su amado y la suya a tan solo unos pasos de distancia. Pronto juntos serían una familia feliz, casi podía verse a sí mismo en una pequeña casa besando a su pareja y viendo a sus pequeños hijos corretear de un lado a otro. Con euforia saltó de arriba a abajo, agitando la mano en el aire para saludar a su alfa.
— ¡Lo logré! ¡Lo logré! ¡Ya puedes cruzar! —Grito con toda la fuerza de sus pulmones.
—Bien hecho, amor—Respondió un orgulloso Dae-hyun, su pareja era fuerte y muy valiente—En un segundo yo...
Sus palabras se vieron interrumpidas por un profundo dolor que le destrozó el abdomen, la expresión de horror en la cara de Ahn que gritaba preso del pánico al otro lado del rio, confirmó sus sospechas. Con lentitud bajo la mirada a su estómago, una gruesa espada le atravesaba, dejándole indefenso y completamente inmóvil.
—A ver si así aprendes a no tomar lo que no te pertenece—Susurró a su oído una voz conocida—Muere maldito bastardo, y no te preocupes por tu puta, ella te acompañará al infierno.
Con sus últimas fuerzas, Dae-hyun vio como su amado era apresado por varios hombres y una gigantesca espada atravesaba el lugar en el que reposaba su bebé, su semilla y la prueba del gran amor que habían tenido el uno por el otro.
—Lo siento Ahn—Susurró en su lecho de muerte—Te fallé a ti y a nuestro hijo.
Todo se tornó negro, y el dolor desapareció para siempre, pero los recuerdos no
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Primer capítulo y ya hay clorox XD.
Sé que hay muchas preguntas, y que la lisiada y el ganso no aparecieron en todo el capítulo, pero con el paso de la historia entenderán el porqué.
Espero que les haya gustado, trataré de subir el siguiente cap en un rato.
Gracias por leer <3 :*
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