Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

I: Primavera


Sangwoo sabía por experiencia propia que el amor era la peor de las maldiciones sobre la faz de la tierra, el hecho de que sus padres no se encontraran junto a él en ese momento era prueba de ello. Las flores rosas se dejaban caer descuidadamente de las ramas de los recién florecidos cerezos, siendo arrastradas luego por las corrientes de aire hasta aterrizar en el suelo. El olor a naturaleza y vida empezaba a brotar en todo el bosque. Los árboles se dejaban mover de un lado a otro por la suave brisa primaveral que parecía perfumar misteriosamente aquel mágico rincón del mundo donde Sangwoo conoció los dos extremos de la vida: La felicidad total y el dolor profundo.

Todo aquello le exasperaba grandemente. El odiaba la primavera.

Esta era su décimo octava floración en el mudo de los vivos, y la primera como un alfa hecho y derecho. Sonrió tristemente mientras se aseguraba a si mismo que su padre se enorgullecería de él sí pudiese ver el gran hombre en el cual se había convertido. Extrañaba a su padre hasta el punto de sentir en el pecho aquel dolor que parecía estrujar su alma.

La improvisada tumba del único ser al que había amado en toda su vida se veía adornada por pequeñas florecillas de colores que crecían alrededor de las dos ramas de arce juntadas en forma de cruz. La suave corriente del río hacia que el ambiente se tornara infinitamente melancólico, como si aquel murmullo calmante fueran los susurros de las almas en pena acompañándole en su sufrimiento. Su muerte en vida.

Observó el agua cristalina correr río abajo, ese mismo río de él que su padre le había contado tantas historias:

Esa es la corriente de los amantes melancólicos—Solía decir cuando lo arrullaba durante la noche—Dos jóvenes que a pesar de su infinito amor no lograron estar juntos.

Aquella era una leyenda que había pasado de clan en clan por largas generaciones; el ideal del amor entre dos vehementes enamorados prohibidos que dejaron atrás sus vidas para poder conservar a su pareja destinada, no importándoles en absoluto enfrentarse a reyes, ejércitos, potestades e incluso a los mismos dioses si con ello lograban ser felices el uno junto al otro. Sin duda una linda historia, lástima que como la mayoría de amores idílicos en la vida real, aquellos dos amantes tuviesen tristemente un final tan trágico. Tantos años después, Sangwoo entre sus tristes cavilaciones, por fin pudo darse cuenta de que en esos dos miserables enamorados se reflejaba a la perfección lo injusto e imperfecto que el amor podía llegar a ser.

Sangwoo nunca olvidaría como su padre lloraba en la habitación junto a la suya cada noche luego de contarle aquella triste historia con la que se veía identificado, después de todo, al igual que aquellos dos héroes de leyenda, su padre también había conocido el dolor de ser separado de su pareja destinada, dolor que terminó llevándolo a la tumba.

Lanzó una piedrecilla al río y la vio hundirse con un casi imperceptible sonido. Las lágrimas que cada primavera le inundaban los ojos se hicieron presentes, solo que esta vez más que de tristeza, lloraba de rabia e impotencia. Hacía ya casi dos lunas desde que su primer celo le había designado como un alfa, y por lo tanto, pronto tendría que cumplir la promesa que le había hecho a su padre en medio del lecho de su muerte.

Otra piedra aterrizó en el río, esta vez con más fuerza.

El amor era una maldición, Sangwoo ya no dudaba de ello.

-------------------------------------------------------------------------------------


Bum creía ciegamente en el amor como la mayor bendición de la que los dioses habían hecho participes a todos los seres de la tierra. Mirando a través de la ventana en la torre más alta del castillo del alfa el radiante bosque en primavera, terminó reafirmando sus pensamientos.

Sus ojos no paraban de maravillarse ante la majestuosidad del paisaje adornado con un sinfín de colores y aromas, aquellos con los cuales los dioses habían vestido a las flores y los que ni siquiera un gran rey con todo su poder lograba obtener. El trinar de los pájaros y el constante arrullo del río de los amantes hacia que su vida cobrará un poco más de sentido. Amaba la primavera.

Suspiró apoyándose en el alfeizar de la ventana y se abandonó completamente a merced de sus miedos y revueltos pensamientos: En poco más de una semana cumpliría la mayoría de edad y se convertiría en un adulto completamente dispuesto para buscar pareja. Aun no sabía en qué escala de la sociedad sería designado por su celo, pero a diferencia de su padre, eso a él no le quitaba el sueño. Su única gran preocupación con respecto a todo el asunto de ser un alfa o un omega, radicaba en el poder encontrar a su pareja destinada y ser feliz junto a quien los dioses designaran, sería el amor de su vida.

Desde muy niño siempre le habían fascinado las historias sobre los fuertes lazos de amor entre las parejas destinadas por los dioses a estar juntos, llegando su amor hasta el punto de enlazar ambas almas y unirlas por la eternidad, reencontrándolas en su siguiente vida.

El pequeño pelinegro suspiró cayendo bajo el murmullo del río de los amantes. Él siempre había envidiado en silencio a esa pareja de enamorados legendarios de la que su padre solía despotricar insultos e incluso burlas. Él, contrariamente al pensamiento de su progenitor, les consideraba un ejemplo de que el amor verdadero existía. Ellos habían desafiado a su clan y dejado todo atrás solo por el otro, no importándoles la muerte.

Eso quería tener él con su pareja, ese vínculo que desafiara lo racional y que trascendiera a todo lo mundanal. Una unión divina.

El amor era una bendición. A Bum no le quedaba duda de ello.

---------------------------------------------------------------------------------------

El pequeño pelinegro creyó morir al escuchar a su padre pronunciar aquellas palabras. Era increíble como unas simples letras juntadas con otras podían destruir años de sueños y aspiraciones a algo que el pelinegro supo, ahora nunca podría alcanzar: El amor y la felicidad junto a su pareja destinada.

—Ya he arreglado tu matrimonio con el heredero del alfa del clan sur, el vendrá a por ti antes de tu primer celo—Su padre dejo escapar aquellas oraciones mientras bebía tranquilamente de su taza como si de la cosa más simple se tratará—Ya que ustedes se conocen desde hace mucho y son muy cercanos la unión será más que exitosa, eso sin contar con el hecho de que todo el clan se verá beneficiado con una unión marital entre las zonas norte y sur del clan.



—Pero padre—Se apresuró a objetar el pelinegro—Aun no se mi naturaleza sexual, al igual que Seungbae tampoco conoce la suya ¿No te parece un poco apresurado? Puede que ambos terminemos siendo alfas... u omegas.

— ¡Eso nunca! —El golpe que dejo caer el padre de Bum sobre la mesa resonó en toda la habitación— ¡Un hijo mío nunca será un omega!

Bum tuvo ganas de gritar por la frustración mezclada con enojo y decepción. Si bien Seungbae y el habían sido muy unidos desde que eran apenas unos bebes, su relación estaba lejos del amor. El chico sabía que el corazón de su amigo de infancia pertenecía a otra persona, además del hecho de que Bum no veía en Seungbae a su amante destinado; el revoloteo en la panza y el deseo de proteger a su pareja a toda costa era algo que él no sentía cuando estaba con el castaño. A esta preocupación se sumaba el hecho de que su padre seguía empeñado en no aceptar a un omega como heredero ¿Y que si el destino decidía jugarle una mala pasada dotándolo con las cualidades de un omega? ¿Su padre lo negaría como hijo?

—No quiero más oposiciones respecto al tema, las cosas se darán en la medida en que los padres acordemos y se acabó ¿Entendido? —El pelinegro no tuvo de otra que asentir mientras jugaba con la comida en su plato, de repente su apetito lo había abandonado, al igual que la sensación de felicidad que había tenido por la mañana.

-------------------------------------------------------------


La noche llegó más rápido de lo que Sangwoo había calculado, por lo que la oscuridad le sorprendió aun frente a la tumba de su padre. Su estómago gruñía y se dijo a si mismo que lo mejor sería comer e ir a descansar, ya que por la mañana empezarían los preparativos para el gran día. Le dio una última mirada al castillo que se levantaba imponente en un risco lejano. Mañana para esta hora su venganza habría sido consumada.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro