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Capítulo 8

Este capitulo se lo dedico a Cindy, mi amiguita y compañera en la pagina Memes Camren, no se si lea mi historia, pero aquí esta tu capitulo. 

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Narrador:

- Hola – dijo la ojiverde con cierto nerviosismo a través de la bocina del teléfono.

- Hola – contestó Camila - ¿Lauren?

- ¿Cómo sabes qué soy yo? – dijo la fotógrafa con curiosidad.

- Reconocería tu voz aunque estuviera sorda... – respondió con una risita la morena – no esperaba tu llamada.

Lauren no pudo evitar sonreír ante la respuesta de Camila, le había parecido original. Definitivamente una buena línea para levantar chicas. Se reprendiendo mentalmente por eso y también por la dura mirada que le dedicó su amiga. Durante toda la mañana ella junto con Normani habían estado planeando la forma de invitar a salir a la morena, y así continuar con sus planes de venganza, ya que desde el día que se la toparon en la fiesta no la habían vuelto a ver y tampoco se había comunicado para arreglar una nueva reunión y de eso ya habían pasado varios días. Lauren se estaba preocupando de no haber creado el suficiente interés en su ex novia.

- Bueno Cabello – se dirigió a ella por su apellido – estoy llamando para agendar una "cita" y continuar con nuestros asuntos pendientes – habló la ojiverde con un tono neutro.

- Creo que los únicos "asuntos" que tenemos pendientes ya los arreglé con tus secretaría Carolina. Ella tiene la fecha de la nueva reunión – respondió la morena con cierta tranquilidad – además no creo que a ella le agrade que tú y yo nos estemos viendo. Eso lo dejó claro la última vez.

Lauren no encontraba la manera de contradecir eso último, ya que el beso que había presenciado Camila durante la última reunión dejaba mucho que pensar. La ojiverde aún no quería aclarar la situación, podía sacar un poco más de provecho.

- Supongo entonces que no quieres que continuemos con esa "charla" – dijo con un tono ligeramente molesto.

Normani hacía señas de forma desesperada a la ojiverde, alentándola que no se diera por vencida. La de piel oscura sabía que su amiga era capaz de convencer hasta a una roca de aceptar salir con ella, no entendía porque no utilizaba una de sus técnicas de seducción. Pero en realidad estaba empleando la que nunca fallaba. Fingir desinteres.

-¡Supones bien! – dijo la morena con tono amargo, no le habría agradado que Lauren desistiera tan rápido ¿para eso la había llamado? – además ¿qué no me dijiste que nunca le dabas tu numero personal clientes? – preguntó Camila.

- Esta bien.... ¡Relájate! – dijo la fotógrafa para después continuar – supongo que te veré entonces el día de la reunión. Cuídate Camila – soltó con un tono serio antes de colgar sin esperar que la otra contestara.

Durante algunos minutos su socia la reprendió por no seguir intentando. Lo que la de piel oscura no sabía es que Lauren tenía un mucho mejor plan. A ella no le gustaba que le dieran un "no" por respuesta, y por supuesto no estaba en sus planes aceptar la negativa de Camila, pero decidió no contar sus intenciones en su amiga en caso de que estas fracasaran.

Ese día la ojiverde llamo a Mario, el encargado de la publicidad de la empresa J&C para tratar de sacar información acerca de Camila. Para Lauren fue una sorpresa escuchar que la morena era una de las propietarias de la pequeña empresa de artículos para niños para la que había estado trabajando durante los últimos meses. A cambio de una sesión fotográfica gratuita para la pequeña hija de Mario, éste aceptó decirle el horario que habitualmente utilizaba su ex novia. Sin perder mucho tiempo la ojiverde decidió salir unas horas antes de su estudio para arreglarse un poco y tratar de sorprender a Camila en su hora de salida.

- Carolina, por favor pasa las llamadas importantes a Normani y con las demás ya sabes que hacer – ordenó antes de salir de su trabajo a su secretaria. No era la primera, ni la última vez que Lauren abusaba de estar a cargo para darse ese pequeño tipo de lujos, de otra manera ¿Qué de divertido tendría ser la jefa?

Ya en su apartamento, decidió vestirse de una manera informal. Unos pantalones deslavados con rasgaduras en la parte de las piernas, una camiseta blanca con estampados rojo sangre y unos muy limpios convers la hacían lucir exactamente como ella quería. Dejó su cabello alborotado, solamente acomodado por las gafas de sol que en ese momento llevaba colocadas hacia arriba, dejando su rostro libre de mechones rebeldes. Y lo más importante, daba una gran vista para que los demás pudiera notar el esmeralda de sus ojos.

Antes de dirigirse a la pequeña sucursal de la cual eran dueñas Dinah y Camila, decidió llevar su cámara fotográfica. La tarde tenía un tono perfecto y tal vez ella lo aprovecharía para sacar algunas cuantas imágenes de por ahí.

Durante el camino no pudo evitar sentirse ligeramente nerviosa ¿y si Camila realmente no quería verla? Eso sería un golpe muy duro para su orgullo. Decidió alejar esos pensamientos de su mente y optó por ser tan jodidamente adorable para que a la morena no le quedara más remedio que caer. Por eso es que decidió llevar aquel girasol que un muchacho le ofreció en un semáforo. Un muchacho como muchos hay que tratan de sobrevivir a diario vendiendo aquel tipo de artículos en las calles del centro. Éste no era un girasol cualquiera, estaba hecho de un material de felpa, lo que Lauren le pareció bastante tierno.

La ojiverde estaciono finalmente frente al pequeño establecimiento de manufactura donde esperaba sorprender a la morena cuando saliera de trabajar. Miró la hora en su reloj, aún faltaban algunos minutos para la hora que le había indicado Mario. La calle parecía algo desolada, tan sólo unas parejas tomadas de la mano caminaban lentamente, Lauren se estiró por la ventana de su auto para alcanzar la cámara fotográfica y así realizar algunas capturas de aquella escena.

Una de las partes del día que más le gustaba a la ojiverde era ese momento, justo después de que el sol se ocultaba, cuando el cielo se miraba de ese tono azul profundo, para cada ves irse haciendo más y más oscuro.

- ¿Lauren? – una voz femenina la sacó de la concentración que tenía al realizar las fotografías.

- Hola Cabello... - dijo dirigiendo la mirada a la dueña de la voz. Camila portaba un vestido color carne, unos tacones que estilizaban su figura y su ya habitual cabello recogido. La sonrisa que adornaba su rostro hizo que Lauren ajustara su objetivo hacia ella, modificando un poco la luz y la profundidad – quédate así... – pidió la ojiverde.

- ¿Qué haces? – preguntó la morena visiblemente apenada al darse cuenta que estaba fungiendo de modelo.

- Capturo el momento... - respondió con simpleza la fotógrafa.

Un helado escalofrío recorrió la espalda de Lauren al pensar que iba a colocar esa foto junto con muchas otras en aquella carpeta que lleva por nombre "Camila Cabello". Esa carpeta contenía cientos de imágenes que la ojiverde se negó a borrar después de que ambas habían aceptado que su relación había terminado.

Habían fotografías de sus primeros meses juntas, de las tantas vacaciones que compartieron en la nieve y en la playa, muchas imágenes donde se comían a besos, algunas subidas de tono, memorias de aquellos apasionados encuentros que compartieron en la cama, y otras mucho más dolorosas... Estas últimas las había recolectado Lauren por puro masoquismo, en ellas aparecía Camila junto con su nueva chica "Taylor", la misma por la cual había dejado, eran imágenes donde ambas lucían felices, donde también se comían a besos, donde aquella rubia se apoderaba sin ningún tipo de piedad de los labios que le habían pertenecido a la ojiverde.

Fueron varias las noches en que la fotógrafa proyectó todas y cada una de ellas en la pared de su departamento, mientras acababa con botellas de tequila, para después estrellar los envases vacíos contra el congelado rosto de Camila en la pared, sumida en el dolor de ver a la mujer que amaba ser feliz junto a otra.

No. Eso no se quedaría así.

- Esto es para ti – le dijo estirando el girasol de tela hasta ella, dejando caer la cámara fotográfica sobre su pecho, haciendo que el cordón que la sostenía a su cuello se hiciera cargo.

- Gracias – dijo tímidamente la morena, luciendo en sus ojos un brillo que no pasó inadvertido a Lauren – está muy lindo.

- No es real, pero... así te durará más – contesto con la mayor amabilidad posible. "Falso como tú" Pensó. Trató de hacer que no se notaran los obscuros pensamientos que la habían atacado unos minutos antes - ¿Qué dices si me acompañas un rato? – preguntó colocando aquella sonrisa que les era irresistible a los demás.

- Yo... amh... yo quedé de ver a Logan – respondió la morena con pena en la voz - ¿Cómo sabias que estaba aquí?

- Tengo mis contactos... – soltó Lauren con tono juguetón – y puedes cancelar tu cita con el... ya tendrán mucho tiempo para verse cuando se casen – propuso con una hipocresía que no era perceptible, al menos no para Camila. Lauren en esos momentos lo que más deseaba era arruinar sus planes de una feliz vida en matrimonio.

- Yo, no lo sé... - contestó dudosa la empresaria.

- No te insistiré – amenazo la ojiverde levantando una ceja.

- Esta bien... solo déjame avisar a la recepcionista por si él llega...

- Le mandas un mensaje o algo... ¡vamos! Tengo miedo de que si entras ahí ya no salgas – la animó Lauren tomándola de la mano y estirándola suavemente hasta la puerta de su Challenger, haciendo reír tiernamente a la morena en el proceso.

"Eso es Camila" pensaba la ojiverde al ver como la otra tomaba asiento. Cerró la puerta del copiloto con fuerza, haciendo dar un brinquito a la morena.

- ¿Y a dónde vamos? – preguntó una vez que Lauren también entró al coche.

La ojiverde no contestó, solo le brindó otra seductora sonrisa mientras colocaba su cinturón de seguridad. Quería tener a Camila comiendo de su mano, la conocía bien, sabia como llegar a ella. Las personas pueden cambiar con el tiempo, pero esos rasgos que distinguen la personalidad, siempre quedan ahí. Un día la ojiverde creyó ser capaz de leer los pensamientos de la morena, creyó que su amor podía unirlas tanto hasta el grado de conocerse perfectamente, y esperaba que todos esos años a su lado sirvieran, al menos, para hacer que Lauren acertara con "la cita" que tenía en mente.

Sin duda la fotógrafa estaba sorprendida de como el odio y el rencor eran tan entusiastas igual, o incluso más que el amor...

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