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Capítulo 7

Narrador:

Era viernes por la noche cuando una muy bien vestida Lauren Jauregui entraba al salón de fiestas de un lujoso hotel. La razón era la inauguración de una nueva línea de calzado escolar de la empresa J&C, para la cual la fotógrafa había estado realizando los medios visuales para la publicidad durante los últimos meses. Era normal asistir a aquel tipo de eventos, pues muchos de sus clientes eran dueños de negocios con fiestas a las cuales les gustaba que asistieran todos los involucrados.

- Se ve bastante bien – sonrió Normani en forma de burla al ver la decoración del lugar: globos por todos lados, música de infantil y bastantes niños corriendo por todo el lugar.

- Debimos venir en pantalones y tenis – siguió el juego la ojiverde al ver que los demás adultos no iban vestidos de manera muy formal.

- O vestidas de payasos ¡esto parece una fiesta de cumpleaños! – dijo entre risas la de piel oscura.

- Mejor busquemos a Mario y salgamos de aquí – sugirió la pelinegra.

Mario era el encargado de mercadotecnia de J&C con el que siempre hacían los tratos y reuniones. A Lauren le pareció mejor idea buscar al hombre para saludarlo, hablar un rato y salir de ahí, pues la idea que tenia de emborracharse hasta que se le adormeciera el cerebro no parecía tan tentadora con un montón de pequeños corriendo con pistolas de juguete y zapatos nuevos. Normani estuvo de acuerdo con ella y tropezando entre la multitud de niños ambas se dirigieron en busca de Mario; lo encontraron hablando amenamente con una rubia de unos 7 años, la cual fue presentada como su hija menor, su más grande orgullo y futura peleadora de lucha libre en palabras de la pequeña.

- Pero no se pueden ir – dijo alarmado el hombre – al menos déjenme presentarles a la dueña para que sepa que estuvieron aquí, ella ha estado encantada con mi trabajo y debo de darles merito a ustedes, que son las que han realizado una parte de el – comentó con orgullo y las chicas no hicieron más que asentir y seguirlo hasta un rincón del salón.

Un chispazo helado recorrió toda la espalda de Normani cuando escuchó ser pronunciado el apellido "Hansen" al acercarse a un grupo de personas que platicaban animosamente. La de piel oscura quiso correr en dirección opuesta cuando vio a una rubia alta lucir una gran sonrisa que aún no se daba cuenta su presencia.

- ¡Mierda! – dijo Lauren causando que el grupo de adultos voltearan a verla. Hubo muchos murmullos de los niños ante la "palabrota" de la ojiverde - ¿Dinah? ¡Por Dios! ¿Eres tú? – preguntó con incredulidad.

- J-jauregui – contestó con nerviosismo – Normani hola p-pero ¿Qué hacen aquí? – preguntó aun confundida.

- Trabajamos con Mario – aclaró la pelinegra con una inmensa mueca de felicidad al ver a su antigua amiga del instituto después de tantos años. Normani seguía congelada de la impresión de ver a la chica de cual estuvo enamorada toda su adolescencia y parte de su juventud.

- ¡Wow! Ven acá – dijo Dinah atrayendo a Lauren en un fuerte abrazo. Ambas habían convivido bastante tiempo en el pasado ya que la rubia era la mejor amiga de Camila, lo que hacía que se conocieran bastante bien, o al menos eso fue hasta que la relación con la morena concluyó.

La situación se tornó incomoda cuando llegó el momento de saludar a Normani. Habían algunos sentimientos encontrados, sobre todo de parte de la de piel oscura, no sabía cómo actuar, pero eso no le impidió aceptar el caluroso abrazo que le brindó la rubia, quien parecía feliz de tener a su ex mejor amiga frente a ella.

Ambas habían sido mejores amigas hasta que terminaron el instituto. Fue justamente algunos días antes del baile de graduación que Normani ya no pudo aguantar más, ella siempre había estado secretamente enamorada de Dinah, pero jamás fue correspondida, por lo que para evitar más dolor se alejó completamente de ella, aunque aquellos sentimientos jamás desaparecieron de todo, a pesar de los años, a pesar de la distancia... el amor que un día sintió seguía ahí...

- Hola... - expresó en tono bajo la rubia separándose un poco para poder verla a los ojos, pero sin cortar el abrazo.

- Hola... - contestó tímidamente Normani.

Lauren observaba a ambas chicas y la rara interacción que estaban teniendo, las demás personas habían dejado de prestar atención un rato atrás dándoles privacidad, por lo que decidió hacer lo mismo. La ojiverde preguntó a Mario donde podía conseguir una bebida, el hombre rió ofreciendo acompañarla a una pequeña barra al fondo, pero esta se negó, quería estar un rato a solas, al menos hasta que su socia/amiga terminara su reencuentro con Dinah.

- Hola, una cerveza por favor – pidió una vez que llego hasta donde estaba la chica que se encargaba de preparar las bebidas.

- Puedo prepararte algo mejor, soy especialista en esto ¿sabes? – respondió la aburrida pelirroja. Al parecer no había muchos consumidores del alcohol en el lugar, por lo que su tarde se había tornado bastante calmada.

- Sorpréndeme entonces... - dijo la ojiverde con una enorme sonrisa y dedicándole una profunda mirada. Una de esas que ella sabía podían derretir hasta el más frío tempano de hielo. Vio divertida la manera en que la joven cantinera se colocaba nerviosa mientras buscaba las cosas necesarias para "sorprenderla".

- ¿No llenas con tu secretaria Juregui? – una voz se escuchó a las espaldas. La fotógrafa no pudo evitar sentir como su piel se erizaba al reconocerla, no era necesario verla para saber que esa pregunta venia de parte de la que un día fue el amor de su vida.

Debió suponerlo, si esta era la fiesta de Dinah, ella debía estar presente apoyándola.

- En realidad n... - no continuó su respuesta al ver que la morena cargaba un pequeño en brazos. El niño parecía tener unos 2 años y era terriblemente parecido a ella ¿Había algo que Lauren desconocía?

- Es mi sobrino – dijo Camila, adivinando los pensamientos que probablemente habían invadido a la ojiverde. Se arrepintió de haber aclarado el punto, tal vez pudo haberse divertido un poco haciéndole creer que era su hijo – saluda a la señorita Alejandrito, como te enseñé – pidió tiernamente la morena al pequeño que de inmediato le sacó la lengua a Lauren arrugando la nariz - ¡Eso! – lo felicitó por lo buen aprendiz que era.

- Se parecen mucho... no cabe duda – comentó irónicamente la fotógrafa rodando los ojos, fingiendo molestia por el tierno gesto de Alejandrito.

- Claro, somos hermosos – dijo Camila con orgullo y chocando las palmas con su sobrino mientras tomaba asiento a un lado de Lauren.

La ojiverde en otras circunstancias habría analizado el "porque" la morena había permanecido junto a ella, pues la última vez que la vio se había ido muy molesta, de hecho no había vuelto a llamar para agendar una reunión. Pero el cerebro de Lauren estaba adormecido por la escena que sus ojos miraban. Su corazón latía más rápido al ver el comportamiento de Camila con su sobrino y no pudo evitar pensar en los futuros hijos que tendría con Logan Lerman, sintiendo una punzada en el pecho.

No. No sería ella con quien Camila formaría una familia, como tantas veces habían planeado. El afortunado seria "El". El seria quien compartiría los días, las noches, los momentos duros, los momentos felices al lado de la mujer que un día lo fue todo en su vida... Sacudió la cabeza tratando de alejar los pensamientos y castigándose mentalmente "No es afortunado, es un pobre imbécil que no sabe que su prometida es una zorra infiel" se repitió internamente.

- Aquí está tu trago, espero lo disfrutes – dijo la peliroja detrás de la barra acercando un vaso de cristal con un líquido rojo – es tequila – aclaró guiñando un ojo a Lauren, causando que Camila rodara los ojos con fastidio - ¿Y tú gustas una bebida? – preguntó dirigiéndose a la morena.

- No gracias, no bebo – Camila negó la proposición de la joven cantinera.

- ¿Sigues sin beber? – soltó sorprendida la ojiverde.

- Bueno... es una promesa que te hice – contestó la otra recordando aquel juramento que un día le hizo después de meterse en problemas con ella por una noche de fiesta donde se le habían pasado las copas.

- Rompiste muchas de tus promesas – atacó Lauren con cierto rencor en la voz que no pudo controlar.

- Bueno Lauren, no fui la única que falló en sus promesas – contestó Camila con cierta indiferencia en la voz poniéndose de pie, con su sobrino en brazos – mejor me voy, parece que todo el tiempo estas de mal humor. Antes eras más agradable... - se despidió dando media vuelta sobre sus talones, emprendiendo camino hacia el centro del salón.

- Pero yo jamás te fui infiel maldita zorra... - murmuró Lauren para sí misma una vez que la morena se había alejado lo suficiente.

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