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Capítulo 60

Narrador:

- Entonces ¿estas completamente segura? – preguntó Lauren a su socia mientras jugueteaba con el cabello de Lisandro sentado en sus piernas.

- Ella será la mejor mama Lolo – aclaró el pequeño antes de que Normani pudiera formular cualquier palabra.

- Claro que estoy segura. Me enamoré completamente de ella, además en necesario darle a este enano una prima ¿no crees? – dijo la de piel oscura con una sonrisa en la boca.

Semanas atrás había escuchado las peticiones de Lauren acerca de una pequeña niña huérfana que necesitaba un hogar y el ver la experiencia de Lauren, lo mucho que había cambiado y lo feliz que era con Lisandro solo la animaban a continuar con el proceso.

- Creo que es un acto verdaderamente hermoso – comentó Ally.

Las 3 mujeres se habían reunido en un café para aclarar los muchos trámites necesarios faltantes para el trámite de adopcion, pero con la ayuda de la pequeña rubia todo sería más fácil.

Desde el primer encuentro que Normani tuvo con Ángela quedaron encantadas. La pequeña estaba totalmente fascinada por el trabajo de la de piel oscura y la mujer quedó enamorada de la forma tan madura de ser de la niña, de la ternura que emanaba y de lo inteligente que era. Además la pequeña parecía apoyar totalmente las relaciones de las parejas del mismo sexo, lo que le ahorraba grandes dilemas morales a la mayor, ya que no estaba segura de cómo afrontar esa situación siendo una mujer bisexual, pero bastó una pequeña charla con Angie para darse cuenta de que comprendía perfectamente cómo funcionaba el mundo y el amor.

- Tendrás que cambiar muchas cosas en tu vida – aclaró la ojiverde – pero la recompensa sin duda es la mejor ¿o no enano? – se dirigió cariñosamente a Lisandro.

- Si mami – Lauren se quedó helada con la pequeña respuesta del niño. Era la primera vez que la llamaba así, su corazón latía con fuerza desmedida por la emoción causada.

La ojiverde le había pedido en más de una ocasión que la llamara como el mejor se sintiera, incluso en algunos casos le decía "mama adoptiva", pero ese "mami" parecía haber salido de su boca de manera tan natural esta vez que no se sentía de ninguna manera forzado. Lauren entendió en ese momento que el lazo que tenía con el sería el más fuerte que podría formar con alguna persona, había aprendido a amarlo con el día a día, a adorar cada una de sus infantiles manías, a ver el progreso que tenía mejorando su sociabilidad y recuperando su niñez, eran contadas las ocasiones en que recordaba los maltratos que había sufrido con su padre, y la tristeza que a veces lo acompañaba por la ausencia de su madre biológica ya no estaba.

- Te quiero mucho Lisandro – dijo la ojiverde dejando besitos en las mejillas del pequeño, logrando que un montón de mariposas volaran en su pancita, las mismas que recordaba haber sentido con los besos de su madre en el cielo.

Lauren no lo sabía, pero el pequeño siempre agradecía por las noches a su ángel guardián por haber mandado a Lauren y Camila. Por haberle permitido tener 2 nuevas madres que lo consentían en todo, que siempre lo abrazaban y lo arropaban por las noches, que lo llevaran al cine a ver películas infantiles, que ayudarían a su amiga Ángela a encontrar también una mama para como el, que lo llevaban a la escuela para que aprendiera a leer y escribir, que se besaban en la cocina cuando creían que él no las veía. El pequeño agradecía por volver a ver a Camila feliz, porque Lauren dejara de tener 2 novias y se dedicara solamente a la que él desde mucho tiempo atrás consideraba su madre.

- Yo también te quiero mami – volvió a sentir las mariposas en su estómago de finalmente llamarla así, tenía muchos días queriéndolo hacer, pero ya no podía aguantarse mas, Lauren era su mama, como lo era Camila, como un día también lo fue Ángela, la mujer que lo trajo al mundo y que se enfrentó a todo por él, desgraciadamente no pudo vencer a ese feroz contrincante que es el cáncer.

- Esto merece una fotografía – dijo Ally con lágrimas en los ojos, presintiendo que era la primera vez que Lisandro la llamaba así, al menos los ojos inundados de agua de la ojiverde se lo indicaban.

- Guarda ese celular mujer – pidió Normani sacando su cámara profesional del maletín que cargaba – somos fotógrafas, no podemos sacar imágenes con celulares – dijo apuntando el lente hacia Lisandro y Lauren, ajustando los niveles de luz y enfocándolos perfectamente – ¡sonrían! – dijo tomando una ráfaga de fotografías para después escoger la mejor.

- Creo que ser tan feliz debe ser pecado – bromeó Lauren recibiendo una toallita de parte de Lisandro para secar sus lágrimas, el siempre sería un pequeño caballero.

- Tan solo falta el anillo en tu dedo – dijo la pequeña rubia tiernamente.

- Conociendo a Camila no tarda en formalizar, si por ella fuera tendrías su nombre grabado en la frente – bromeó Normani.

- Lo que pasa es que son unas envidiosas, quisieran tener una persona que las amara como ella a mí – se defendió la ojiverde.

- Idiota, aun duele – se quejó la de piel oscura recordando su fallido amor con Dinah, y aunque efectivamente aun le dolía, no estaba dispuesta a dar ni un paso atrás. Ahora tenía un gran motivo para salir adelante y no caerse, una pequeña niña rubia con extraños peinados aplaudidos y apoyados por Lisandro. Tendría problemas de explicar que era su hija, pues el color de su piel era opuesto al de ella, pero no le importaba para nada, Ángela era lo suficiente mayor para comprender el proceso de adopción, y le ayudaba a tranquilizarse que el pequeño hijo adoptivo de Lauren podía apoyarla en el proceso.

- Dijo una "palabrota" – anunció Lisandro tapando su boca con sus manitas ante la forma de expresarse de tu tía Normani.

- No le digas a Camila, que esto quede entre nosotros – le pidió la ojiverde a sabiendas de lo sobreprotectora que era la morena con el pequeño.

- ¿Puedo decir palabrotas? – preguntó Lisandro a su "mama".

- Claro que no puedes, cuando tengas 13 años... creo que es la edad adecuada – contestó la ojiverde y Ally se llevó una mano a la frente en frustración. Lauren solía comportarse muy informal con el pequeño, pero era tan natural y amorosa la relación de ambos que no le importaba en lo absoluto, la pequeña rubia tomaba como algo cómico las conversaciones que a veces sostenían.

- ¿13? ¡Hasta los 18! ¿Qué chingados le enseñas a tu hijo? – se quejó Normani arrepintiéndose inmediatamente por la "palabrota" que se le había escapado nuevamente.

- Cállate imbécil ¿Qué no te das cuenta que Lisandro te escucha? – el pequeño no dejaba de ver a las dos chicas con los ojos muy abiertos y las manitas sobre su boca, definitivamente le contaría a Camila de todas las "palabrotas" que había escuchado. La morena le había dicho que era muy malo mentir y aun más decir esas cosas. Lauren merecía un regaño.

- Cierren la boca ambas – intervino Ally, dándose cuenta que si seguían así no llegarían a ningún lado – Lisandro, ellas pueden decirlas porque son mayores, pero eso no significa que sea correcto, pues se escuchan verdaderamente mal. Tu elegirás cuando seas adulto si quieres que tu vocabulario sea igual de corriente que el de ellas o serás un hombre sofisticado – aclaró la pequeña rubia ganándose una mirada de sus dos amigas, pues claramente las había llamado "corrientes".

- Voy a ser un hombre fotispicado – dijo con gran seguridad Lisandro, luciendo una sonrisa orgullosa.

- Y lo serás mi amor – lo animó Lauren abrasándolo más fuerte – bueno chicas, nosotros nos tenemos que ir, haremos maletas para el viaje a casa de mis padres, salimos en unas tres horas. Este enano conocerá finalmente a sus abuelos – dijo emocionada la fotógrafa levantándose con el pequeño en brazos, ya no era un bebé, pero le gustaba sentirlo cerca de ella y a él parecía no molestarle – cualquier cosa me llamas – se dirigió a Normani, refiriéndose a asuntos de trabajo – y tu Ally, muchas gracias por darme a "mi bendición", te amo pequeña – dijo dejando un beso en la mejilla de la rubia, seguido de otro beso más húmedo de Lisandro.

- Mucha suerte ¡Y salúdame a todos! – Ally se despidió sonrojada por el cariño que acababa de recibir de Lauren y su pequeño "sobrino".

- Ya quiero conocer a la abuela Clara – dijo el pequeño una vez que salieron del café en busca del challenger.

- Ella también está ansiosa por conocerte.


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5/7

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