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Capítulo 54

Narrador:

- Hola – dijo tímidamente Camila al verlo después de tantos meses frente a ella. Se le erizaba la piel de tan solo mirarlo a los ojos, de imaginar lo que estaba pensando. Tantas cosas habían pasado entre ellos, tan fuertes y tan insignificantes, cosas que habían logrado desvanecer ese lazo invisible que los había unido. Aun podía sentirlo, en algún momento fueron uno mismo, pero nada era igual que antes... podía percibir el dolor en sus ojos, pero no era capaz de descifrar el motivo, sabía que él no se lo diría y ella no lo presionaría.

- Hola Mila – saludó el de la misma manera, se sentía igual que ella - ¿Cómo estás? – preguntó tratando de aligerar la tensión del momento.

- En realidad muy bien – dijo sincera, dibujando una sonrisa en sus labios - ¿Cómo estás tú? – dijo temerosa de la respuesta.

- He estado mejor... - contestó agachando la cabeza. Su orgullo estaba herido. Su vida se estaba cayendo a pedazos, sentía que estaba perdiendo al amor de su vida – Creí que Dinah estaría aquí – comentó con tristeza mirando hacia el escritorio vacío. El estómago de Camila se revolvió al darse cuenta que su mejor amiga era la causante del dolor del hombre que estaba frente a ella, los ojos del castaño asi se lo indicaban, pero no haría nada, no podía hacer nada. Se había prometido a si misma que jamás interferiría, que no elegiría bandos, ambos eran igual de importantes en su vida.

- Ella vendrá en un rato, salió a atender un asunto con los nuevos proveedores – le explicó.

- Supongo puedo esperar aquí – dijo el sentándose frente a su escritorio – tal vez podamos hablar un poco – expresó con nostalgia, extrañaba tanto poder charlar con ella, poder compartir sentimientos y sensaciones. Entenderse como nadie más podía. Pero al igual que en sus últimos intentos sus charlas tomaban un rumbo tabú.

Los minutos pasaban entre incomodas preguntas dolorosas acerca del pasado, acerca de aquel incidente en donde la madre de Camila había intentado arrancarse la vida, preguntas y respuestas que lastimaban el corazón de ambos.

- Yo traté de complacerlos, lo sabes... no lo haré más, es dañino, es enfermo querer ser perfecta para ella, no puedo cargar en mis hombros con la responsabilidad de su vida... si yo hubiese tomado una montaña entera de pastillas cada que sentí que mi vida se derrumbaba y nada tenía sentido estaría muerta hace muchos años... yo no soy la culpable de su tristeza, lo es ella – dijo recordando como ella misma había podido superar los momentos oscuros de su vida, como no culpaba a nadie de su suerte y como jamás cometería el mismo error que su madre, no culparía a nadie de su destino, ni de sus decisiones.

- Lo lamento... - dijo el sin encontrar las palabras adecuadas. Entendía el dolor de ella, a veces el mismo dolor también lo consumía.

- Yo también lo lamento – dijo Camila sincera, esperando dar el asunto por concluido, respirando profundo. Con ligeras ansias vio como a las espaldas del castaño alguien se acercaba. Sonrió – Hola Normani – saludó tratando de no sonar tan abatida por la presencia de su hermano.

- Hola Cam... - las palabras de la de piel oscura no alcanzaron a salir cuando lo vio. Su contrincante de amor – Hola Camila.... hola Alejandro – trató de sonar normal, pero las rodillas le flaqueaban. Él estaba aquí, estaba por ella, por Dinah, coincidencia que ella tambien estaba en J&C por la misma razón, quería verla, no había contestado sus llamadas y estaba comenzado a preocuparse.

- Hola Mani – Alejandro se levantó de su asiento para abrazarla, hace años no la veía, era ignorante de que esa chica era quien le estaba tratando de arrebatar a la mujer de su vida, a la madre de su hijo - ¡Cuánto tiempo! – expresó con una sonrisa.

- Demasiado... - apenas y pudo murmurar – esto es para ti – entregó un ramo de flores a Camila – te las manda Lauren.

- ¡Gracias! – dijo casi en un grito la morena, acercando a su olfato el aroma de las plantas – es hermoso...

- Ya veo porque estas tan bien – dijo en tono bromista su hermano, un tono que no había utilizado en todo el rato que habían hablado. Le gustaba verla feliz.

Camila sonreía enamorada del detalle que le había enviado la chica que amaba, no se daba cuenta de la mirada triste de Normani, ni del nerviosismo de su hermano, ni la tensión que iba creciendo entre ambos, uno no sabía el motivo y la otra se sentía hipócrita de tenerlo de frente.

- Hola... - Dinah había llegado, vio a Normani, vio a su esposo. Los tenía ahí a los dos, pero ella ya había tomado una decisión, una que dejaba fuera de su vida a la de piel oscura – Alejandro... - murmuró antes de aventarse a sus brazos. A pesar de los errores cometidos en serió lo había extrañado, pero el corazón de la rubia latía fuerte al acurrucarse en su pecho, lo había traicionado, lo había engañado.

- Mi amor – contestó el castaño dejándose abrazar, escondiendo su nariz en su cuello, realmente la amaba - ¿podemos salir y hablar? – preguntó en su oído, debían aclarar lo que había ocurrido, quería escuchar de frente que su mujer no le había fallado, se aferraba a unas pocas esperanzas.

- Claro que si... - dijo separándose del abrazo – Mila ¿puedes encargarte? – Preguntó a la morena y esta asintió como respuesta – entonces... nos vemos luego – se despidió sin dejar una mirada sobre su amante que con el corazón roto miraba la escena, lo estaba haciendo de nuevo, la estaba lastimando, la estaba alejando.

Sin mirar atrás Dinah salió tomando la mano del hombre que amaba. La rubia también amaba a Normani, no de igual manera, pero lo hacía. Se arrepentía igual que años atrás de haber cruzado esa línea, de haber vuelto a jugar, a ilusionar, pero lo hecho estaba hecho y solo esperaba no ser descubierta o delatada.

Un parque cercano fue el lugar donde los esposos conversaron, donde el preguntó... donde Dinah mintió.... donde él le creyó. El amor puede volver tonto al más inteligente, puede volver miserable al más alegre y enceguece al que no puede renunciar a él.

- ¿Te iras conmigo? – preguntó Alejandro acerca de no volver a estar separados por miles de kilómetros.

- ¿Por qué mejor no te quedas tu conmigo? – Respondió Dinah – necesitamos mucha ayuda en la empresa y tú eres el mejor, la vida de la capital es muy ajetreada y ambos decidimos esto por el bien de Alejandrito, yo no quiero que crezca encerrado y sin la atención de ninguno de nosotros por lo complicada que es la ciudad – dijo tratando de animarlo. No era la primera vez que lo hablaban – nos haces mucha falta, a nuestro hijo, a Mila y a mi...

- No quiero perderte – susurró el besando sus manos.

- Nunca lo harás – dijo ella con una sonrisa fingida. La culpa la carcomía.

- Lo veremos ¿ok? – acordó Alejandro. No quería arriesgarse, no estaba dispuesto a renunciar a ella y haría hasta lo imposible porque la amaba. Él era plenamente correspondido, pero no de una forma perfecta - ¿podemos ir a casa? Necesito hacerte el amor – pidió.

- Vamos por mis cosas a J&C – contestó con la mirada vacía, harían el amor en la misma cama que había ocupado con Normani, no se podía negar, él era su esposo. Se sentía basura, la peor escoria de la vida.

El regreso a la empresa fue lento, caminando pausadamente, la rubia inundada de pensamientos, apenas cruzaron la puerta corroboró que Normani no estuviera ahí, se sentía mal por ella, pero al igual que en el pasado era mejor un golpe directo al corazón, que mil pequeños.

- ¡Mira quién está aquí! – gritó Camila cuando la pareja llegó cerca de su escritorio, tenía a su sobrino cargado en brazos - ¡papa! – dijo pasando al pequeño a brazos de su hermano.

Alejandro prácticamente se comía a besos al pequeño, lo amaba más que a su vida, era su motivo de vivir, de querer ser un buen hombre, de querer ser un buen esposo. Amaba a su familia. Dinah al verlos sabía que hacia lo correcto, no quería perderlos, con una sonrisa que no fue fingida se dirigió a su escritorio para recoger sus pertenencias y partir a casa con su esposo. Debajo de una fotografía de Alejandrito había un papel con algo escrito, sin dudarlo un segundo lo tomó y comenzó a leer.

"Que difícil se me hace tenerte tan cerca y no poder besarte, tener que ocultar mi amor por ti, tener que callar todo lo que te quiero decir. Cuantas veces me acobarde en el último momento, justo cuando me había dispuesto a confesar todo este amor que me haces sentir. Probablemente debo dejar de pensarte, de soñarte, de idealizar ese mundo en el que solo existimos tú y yo, debo tomar conciencia de la realidad y asumir que no formo parte de tu futuro, ni de tu destino.

Me costará algún tiempo superar este fallido encuentro, pero lo que si es cierto es que te llevaré muy dentro, nunca intentaré olvidarte, pues prefiero guardarte como ese gran recuerdo, tú como mi más preciado sueño.

Ya no te culpo, pues el amor no siempre es perfecto, no es culpa de nadie, mucho menos tuya, ni del tiempo, te quiero sin exigir que tú también me quieras, me basta con sentir que soy capaz de amar, de amarte sin motivo, sin complejos.

Querido gran amor, es necesario estar lejos de ti, de comenzar de cero, sin ti, sin imaginar los besos que nunca fueron nuestros.

Te digo adiós con toda tranquilidad, sin lágrimas de por medio, pero si con palabras reprimidas que nunca pude pronunciar...

Guardo en las maletas los te amo que nunca te dije, me guardo también los besos.

Deseo que te vaya bien, que no te falte el amor, se que lo amas tan intensamente como te amo yo. Hoy comprendo que hay amores que están destinados a no ser correspondidos..."

Normani

El nudo en su garganta la ahogaba, pero al levantar la vista su esposo y su hijo la esperaban. No podía mostrar tristeza, no podía derrumbarse... Tomo el papel y lo hizo trizas, arrojándolo al cesto de basura. Ya estaba hecho, era la decisión correcta, era lo que ella había querido...

Entonces... ¿Por qué se sentía tan vacía?




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Es todo por hoy... me siento rara después de haber escrito ese capitulo de smut, siento de debo ir a la iglesia o algo así xdxd. No se olviden votar y recuerden que los quiero.


Besitos.

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