Capítulo 50
Narra Camila:
- ¿Recuerdas nuestra primera vez? – le pregunté dejando de estimular su entrepierna para empezar con un camino de besos que comenzaron a su vientre, poco a poco subí por su estómago lamiendo y mordiendo lo que me pertenecía, lo que era mío – yo lo recuerdo todo – le dije acariciando sus pechos con ambas manos, besando su parte interna y con mis dedos apretando y estirando sus pezones, ganándome sus excitantes gemidos, ella estaba tan excitada que ni siquiera podía contestar mis preguntas – recuerdo como temblabas con mis caricias, fui la primera en tocarte, en besar hasta el último rincón de cuerpo, en morder tu piel inexplorada, en acabar con tu inocencia – contaba mientras hacia una pausa para con mi boca saborear uno de sus senos, moviendo mi lengua lento y rápido sobre el duro botón que los coronaba – no tenías ni idea de cómo hacerlo, sin embargo me pedías más y más, recuerdo como gemías mi nombre y tratabas de retener tus gritos de placer cuando te embestía una y otra vez, como gemías cada que mi lengua se movía entre tus piernas – dije llevando una de mis manos hasta su centro, rozando con mis dedos su sexo, haciendo que su cuerpo se retorciera debajo del mío por las ansias de sentir más, lentamente fui palpando con mis yemas cada parte de sus mojados y calientes pliegues hasta concentrarme solamente en masajear su clítoris, mientras con mi boca continuaba dándole placer a sus deliciosos y rosados pechos. Subí mis besos hasta llegar a su cuello para dejar suaves mordidas, sus manos exploraban mi trasero sin pena alguna, lo estrujaba, lo apretaba a placer y voluntad, por momentos tocando mi sexo desde la parte de atrás, causando que diera brinquitos y quejidos de placer – me vuelves loca – dije casi en un gemido subiendo un poco más hasta llegar a su oreja para dejar suaves lamidas sobre esa parte de su cuerpo. Eso la volvía loca. Sus uñas se clavaban en mi trasero con desesperación al sentir la humedad de mi lengua sobre su piel – yo fui la primera en tu vida Lauren, fui la primera que te hizo disfrutar, que te hizo gemir, que te hizo venirte una y otra vez – susurré sobre su oído – fui yo la primera en saborear tu cuerpo, en comerte completa, fui yo quien te enseño a hacer el amor, a entregarte, a dejarte llevar por la pasión y cometer locuras en mi cama ¿lo olvidas, olvidas todas esas cosas deliciosas que hicimos en nuestra primera vez? – pregunté mientras seguía dejando besos en su cuello y oreja, sin detener los masajes sobre su sexo.
- No, no lo olvido – pronunció en un tono apenas audible, parecía que quería llorar de sufrimiento, y eso solo me indicaba una cosa: era momento de actuar. Volví a colocarme entre sus piernas, no deje estimular su clítoris, tampoco detuve los besos sobre su piel, no pregunté, sus gemidos me habían dado la aprobación que necesitaba. Puse la punta del dildo en su entrada, abriendo sus pliegues con mis dedos y empujando poco a poco – ahmm Camz... - se quejaba ella sobre mi oído, y su voz ronca eran música para mí, comencé empujar más fuerte, pero tratando de no excederme, el juguete sexual aun no podía entrar en ella completamente – oh-oh – los sonidos de su boca no paraban, comencé a moverme en círculos mientras seguía empujando, quería penetrarla completamente.
- ¿Te gusta? ¿Te gusta cómo te lo hago? – le preguntaba mientras veía sus cejas fruncidas y sus ojos cerrados con fuerza. Sin duda lo estaba disfrutando.
- Duele un poco, pero me encanta – contestó tomando mi rostro y dando un apasionado beso a mi boca, no aguante más y sin mucho tacto me hundí completamente en ella – umhhh – se quejó mientras estiraba mi cabello y se separaba del beso. Me encantaban los gestos de placer que hacía, como parecía estar sufriendo, pero los movimientos que ella misma estaba haciendo con sus caderas me indicaban que le gustaba.
- Eres mía, mía, mía – murmuraba cada vez que la embestía. No podía evitar ponerme así de posesiva en momentos pasionales, pero es que ella era solo mía.
- Solo tuya amor... - dijo y sentí como sus piernas comenzaban a temblar. Lentamente salí de ella - ¿Qué haces? – preguntó confundida, pues seguramente corté el inicio de un orgasmo. No contesté, con la mayor fuerza que pude volteé su cuerpo para que quedara de espaldas a mí, levante sus caderas para que quedara apoyada sobre sus rodillas, y empuje su nuca para que su rostro quedara contra la cama. Quería tenerla así, totalmente sometida y me encantaba la vista que tenia de su culo completamente disponible para mí, esperando que hiciera travesuras en el. Me incline un poco para besar la parte trasera de sus muslos y subir para dejar algunas mordidas en su bien formado trasero – mmm – ella gemía al sentir mi lengua recorriendo parte de su mojada intimidad – hazlo ya Camila – me pidió y sonreí. Volví a enderezarme juntando sus piernas para que sintiera mejor, volví a colocar el dildo en su entrada, por la posición la penetración sería más apretada, pero estaba tan excitada que lo introduje todo de un solo golpe, presionando su nuca contra la cama y comenzando a bombear dentro de ella. Me encantaba observar como el dildo entraba y salía de ella. Yo tenía el control, yo la estaba haciendo gemir – ahh Camila umhh... así, así ¡Dios! – gritaba a la vez que aumentaba el ritmo.
- Te encanta ¿verdad? ¡Te encanta! Eres mía Lauren, solo mía – le decía estirando su cabello para poder mover mis caderas aún más rápido.
- Si, umhhh soy tuya, me encanta como me lo haces Camz... - sentía que de solo escucharla podría correrme. Me sostuve esta vez de su cintura para penetrarla con más fuerza – ohhh sii – le encantaba, estaba tan mojada que el dildo entraba y salía de ella sin problema. Comencé a apretar su trasero, masajeándolo en círculos, observando cada maldito movimiento de su cuerpo – me voy a venir... - me avisó y como si pudiera ser posible me moví mas rápido, ella comenzó a gritar sin control mi nombre acompañado de malas palabras. Me encantaría que todos escucharan que es solo mía, que yo soy quien la hace gozar.
- Córrete Lauren, córrete – le pedí inclinándome hasta pegar mi pecho con su espalda para meter mis manos entre su cuerpo y la cama para apretar fuertemente sus senos y pellizcar sus pezones.
- ¡Ahhhhhh! – un fuerte gemido salió de su boca mientras sus músculos se tensaban, yo también gemía, era demasiado excitante lo que estábamos haciendo – ah-ah-ahhhh – finalmente un grito de satisfacción y cansancio me anunció que había llegado al orgasmo, yo seguía moviéndome dentro de ella, pero esta vez lentamente, tratando de prolongar las sensaciones que la invadían, ella seguía dando pequeños gemiditos hasta que calló rendida en la cama.
- ¿Te gustó? – le pregunté quitando aquel arnés de mis piernas y dedicándome a dejar besos en su espalda hasta llegar a su nuca. Su piel estaba cubierta por una fina tela de sudor y su respiración aún estaba agitada.
- Me encantó, pero me duele un poco – dijo en un suspiro, sintiendo mis labios besar sus ruborizadas mejillas.
- Mañana dolerá un poquito – le dije con una risita mientras me acomodaba a su lado, estirando su cuerpo para que se acurrucara en el mío. Yo seguía completamente excitada, pero estaba dispuesta a ceder por esta noche, había obtenido lo que deseaba.
- Eres tan posesiva – dijo escondiendo su rostro en mi cuello y subiendo su pierna sobre mi vientre, su brazo rodeando mi cintura.
- Te encanta que sea así – le contesté besando su frente. Probablemente las chicas con las que Lauren había estado después de mi no se encargaban de consentirla y mimarla. Ella podía mostrarse a veces muy dura, incluso dominante, pero yo la conocía y sabía que en el fondo era una princesa esperando a su Camila.
- Me encanta, tienes razón – acepto.
- Te amo – dije en un suspiro, era la verdad, estaba perdida por esa mujer. Por más que he intentado alejarme de ella simplemente no puedo.
- Yo también te amo Camz... - contestó dejando un tierno beso sobre mis labios. Yo quería profundizarlo por el estado alterado en el que aún me encontraba pero me contuve - ¿Qué pasa? – preguntó extrañada.
- ¿A qué te refieres?
- ¿Ya no quieres hacerlo? – dijo apoyando su cabeza sobre su mano, mirándome a los ojos.
- Por mi lo haría las 24/7 – contesté con una risita, dejando el beso que había contenido antes en su boca.
- Bien, porque es mi turno – dijo tomando el arnés y metiéndolo en sus piernas como si de unas bragas se trataran. Trague saliva, esto no lo tenía planeado.
- Lauren... yo no...
- Shhh – me interrumpió tomándome de las caderas y dándome la vuelta sin mucho esfuerzo, colocándome en la misma posición que ella estaba minutos atrás - ¿Se te olvida que tú también eres mía? – dijo en ese tono ronco de voz que me volvía loca.
Me mordí el labio, definitivamente era suya y dejaría que hiciera lo que quisiera....
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Gracias por los votos y los comentarios. Recuerden que los quiero.
Besitos
En la qk
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