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Capítulo 48

Narrador:

Despedirse de Lisandro no era tarea sencilla para Camila y una vez más quedó demostrado ese hecho a la entrada del orfanato.

- Tranquila Camz... lo volverás a ver – decía Lauren a manera de consuelo al ver a la morena con una mueca triste antes de subir al auto.

- Tu lo veras todos los días – se quejó. La fotógrafa sonrió por dentro, le encantaba la idea de poder estar con él a diario. Se daba cuenta de lo que Camila podía sentir por el pequeño, pero algo en su interior le decía que todo estaría bien. Que esta vez todo saldría bien.

- Tu también podrás verlo – dijo haciendo un par de cambios al challenger, pensando en el futuro, un futuro donde Camila estuviera presente – ¿quieres que te lleve a J&C? – dijo cambiando el tema, no quería adelantarse a nada.

- Es tarde para ir ahí ¿puedes llevarme a mi casa? – sugirió la morena de manera coqueta. Lauren asintió.

El camino hacia el hogar de Camila resultó verdaderamente largo, no porque la distancia fuera mucha, pero las ansias sí que lo eran. Ambas estaban conscientes de lo que pasaría, la ojiverde apenas y podía concentrarse en la carretera de tan solo pensar en que podría besar los labios de la morena que iba sentada su lado. Camila mucho más ambiciosa soñaba despierta con poder tocar el cuerpo desnudo de Lauren, hacerla suya una y otra vez.

La morena de vez en cuando daba miradas tímidas a la ojiverde, no veía la hora de llegar a su hogar y lograr que la fotógrafa entrara, quien sabe, tal vez no la dejaría salir de ahí nunca.

- ¿Quieres pasar? – sugirió la morena acariciando la mano de Lauren una vez que estacionaron fuera de su residencia.

- Si – dijo simplemente atravesándola con la mirada, y esa respuesta fue suficiente para que la respiración de Camila se agitara.

Una vez dentro se dedicaron hablar de trivialidades, cosas del trabajo, asuntos que realmente nos les interesaba, ambas estaban nerviosas por la atmosfera que las envolvía, ninguna se atrevía dar el primer paso. Pero ambas lo deseaban más que nada.

- ¿Dónde crees que deban poner el dibujo de Lisandro? – preguntó la morena sosteniendo el pedazo de papel sobre algunos marcos colgados en una pared, pensando cuál sería el lugar ideal para tan grandiosa obra de arte hecha por su pequeño.

- Realmente lo quieres ¿no es verdad? – pregunto la ojiverde acercándose a Camila por la espalda.

- Lo amo – se limitó a responder, no tenía por qué dar más explicaciones ella realmente estaba dispuesta a dar la vida por ese niño si fuera necesario.

- El también a ti – susurró Lauren cerca de su oído, quitando el dibujo de sus manos suavemente, colocándolo encima de él mueble que estaba frente a ambas.

Tomando el valor que su amor por la morena le daba, la abrazó por la cintura, hundiendo su nariz en el cabello de la latina, aspirando todo su aroma, sintiendo su suavidad, palpando con la punta de sus dedos la firmeza del vientre de la que un día fue su novia. Camila podía sentir la respiración de Lauren chocando contra su nuca, causándole escalofríos en todo el cuerpo, haciendo temblar sus rodillas y mojando rincones que solamente la ojiverde podía lograr con tan leves caricias, lentamente dio la vuelta, quería poder ver la verde mirada de su ex novia, o su novia, no sabía exactamente en qué términos habían quedado después de la comida con Lisandro y su pequeña amiga, pero ese asunto poco o nada le importaba en ese momento, tan solo quería disfrutar de la compañía de la chica que un día amó. Con las manos temblorosas acarició el rostro de la fotógrafa con cuidado, tratando de memorizar cada rasgo de él.

- Nunca he dejado de quererte – murmuró la morena contra la boca de la otra, empujándola cada vez más hasta hacerla chocar contra una pared y finalmente besarla, muy, muy lentamente.

Camila estaba acostumbrada tener el control, era algo que le gustaba y se desenvolvía bien de esa manera, no fue la excepción aquel beso, donde ella llevaba el ritmo, arrancando suspiros de la fotógrafa al igual que en el pasado, en aquel tiempo donde todo era más sencillo, donde la única preocupación que tenían era el encontrar un lugar donde poder hacer el amor.

Los labios de Lauren eran cálidos y carnosos, Camila sentía desfallecer de sentir su lengua chocando contra la de ella. Sin pedir permiso se adentró en su boca, reconociendo de inmediato ese sabor tan particular de la ojiverde, tan dulce, tan deseable... Tan suya.

- ¿Por qué tenías que verte con esa idiota? – reclamó Lauren a mitad del beso, Camila sabía que se refería a Taylor.

- Pídemelo y no volveré a ver a nadie... quedaré ciega con tal de no perderte – contestó, sabiendo que a la ojiverde le gustaban las palabras románticas, aunque sonaran trilladas le encantaba que Camila las pronunciara para ella.

- Mi amor... - fue lo único que Lauren pronunció antes de levantar a la morena con sus brazos sosteniéndola del trasero, aprovechando para acariciarlo con ambas manos de manera tosca. Lentamente caminó hasta el sofá más cercano que encontró con las piernas de Camila envueltas en su cintura, sintiendo aun a través de su pantalón el calor que la morena emanaba de la entrepierna, deseaba arrancarle la ropa en ese mismo momento... Una vez que las rodillas de la ojiverde chocaron contra el asiento, dejó caer su cuerpo sobre el de la morena sosteniendo las manos de la otra por encima de su cabeza, tratando así de intensificar las sensaciones de su cuerpo contra el de ella.

- Te extraño tanto... - murmuró Camila sintiendo los besos de Lauren en su cuello, derritiéndose poco a poco.

- Y yo a ti, no sabes cuánto – respondió la otra sintiéndose abrumada por los recuerdos, pero más aún por su presente, porque si de algo estaba segura es que lo que tenía con Camila no tenía que ver con el pasado, sino más bien con un amor que no conocía la barrera del tiempo.

- ¿Me quieres? – preguntó la morena zafándose del agarre de sus manos sobre su cabeza, envolviendo sus brazos en la cintura de Lauren, bajando un poco y deleitándose con la curva que se formaba en el lugar donde la espalda de la ojiverde terminaba para comenzar la hermosa forma de su bien formado trasero – mmm – no logró reprimir ese pequeño quejido al sentir la firmeza del cuerpo de la fotografa.

- Te quiero – contestó sintiendo las caricias de Camila en su cuerpo. Ella era la única que lograba ponerla de esa manera. La morena de un hábil movimiento logro dar vuelta a Lauren para quedar sobre ella.

- También te quiero... - dijo tomando colocándose a horcajadas sobre su cuerpo, tratando de someterla, de tenerla a su merced. Tenía una pregunta rondando en su cabeza desde mucho tiempo atrás y aunque sabía que todo podría salir mal, creyó que era el momento adecuado - ¿Me amas? – preguntó besando a Lauren de manera profunda, tratando de embriagarla en pasión.

El corazón de Camila latía fuertemente, tal vez era muy pronto para esa pregunta, pero la duda la carcomía, necesitaba saberlo, necesitaba saber si podría seguir adelante con lo que tenía planeado y eso solo lo lograría teniendo el amor ciego de la ojiverde.

- Te amo Camz... - aceptó Lauren ilusionada, sin saber lo que esas palabras desatarían.

La morena sonrió con maldad separándose abruptamente del beso, una maldad que la ojiverde no pudo captar... Camila lo había logrado, finalmente lo había logrado...

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