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Capítulo 42

Narrador:

- No tengo nada que hablar contigo – respondió de manera amable, tratando de que Lisandro no se diera cuenta de lo que ocurría. No quería que el pequeño estuviese influenciado por lo que ella podía sentir por la morena.

Camila se había comportado siempre muy bien con él, y no quería cambiar ese hecho.

- ¿Camila quieres quedarte a ver las cosas que compramos para mí? – preguntó emocionado el pequeño.

- Amh... no sé si Lauren quiera – dijo la morena sin la sonrisa que había estado adornando su rostro los últimos minutos. Las palabras de la fotógrafa le dolían. Le dolía su rechazo, era algo a lo que no estaba acostumbrada.

- ¿Lolo? – habló Lisandro dirigiéndose a la ojiverde, utilizando ese apodo que ella le había dicho en secreto. Camila tembló de tan solo escucharlo, solo ella la había llamado así.

- Puedes pasar un rato con el si quieres... - aceptó incapaz de negarle eso al pequeño.

La morena tímidamente entró a la casa ayudando con una de las muchas bolsas que cargaba Lauren, rozando sus dedos intencionalmente al quitárselas de la mano, causando que ambas se colocaran nerviosas por el contacto.

Una vez dentro la ojiverde escapó a la cocina dejando al pequeño y a la sorpresiva visita en la sala. No se sentía preparada, no estaba lista, ni por un momento pensó que Camila fuera capaz de ir hasta su casa y esperarla sentada afuera para hablar, el que hubiera estado con Lisandro había sido una coincidencia pues la morena no tenía método de saber si el pequeño estaba con ella o no, lo más probable es que la visita era para hablar con ella, y no precisamente para ver al pequeño.

Estuvo un rato en la cocina, escuchando como los dos hablaban acerca de las cosas nuevas que habían comprado, Lisandro parecía bastante emocionado y eso hace que el corazón de Lauren latiera más rápido de lo que ya estaba latiendo a causa de la hermosa mujer que estaba sentada en su sala.

Después de un rato escuchó unos tacones acercarse, ella aún estaba recargada contra la mesa pensando en su horrible suerte y cómo el destino era tan caprichoso de ponerle tantas trabas en el asunto de dejar a Camila lejos de su vida ¿Por qué no pudo mostrarse así antes? ¿Por qué siempre tenían que estar en diferente sintonía?

- Lauren... - murmuró la morena entrando a la cocina, encontrando la ojiverde masajeándose las cienes en señal de frustración.

Camila sabía que no sería fácil hacer entrar en razón a Lauren, la fotografía solía ser bastante terca respecto de las cosas que pensaba, no le era fácil cambiar de opinión, y no le sería fácil cambiar la idea que tenía de ella por las cosas que habían pasado últimamente. Desde los constantes rechazos hasta el haberla visto con Taylor aquel día en ese bar, el escenario estaba en su contra.

- ¿Qué quieres Camila? – preguntó amargamente la ojiverde.

- Hablar contigo....

- No hay nada que hablar, permití que pasaras con Lisandro... - dijo la fotógrafa tratando de evitar seguir con esa conversación que a su parecer nada bueno traería.

- De el quiero hablar – mintió Camila tratando de tener una oportunidad de entablar charla.

- ¿Qué pasa con él? – Cuestionó Lauren – hablé con Ally y me dijo que por los reportes negativos que había en tu archivo la adopción no avanzaría, solo quiero lo mejor para él, créeme que si hubieras tenido oportunidad de hacerlo me hubiera hecho a un lado – explicó notando como la morena agachaba la mirada.

- Lo se... - contestó Camila.

Ella sabía que no tenía oportunidad, así como no la tendría en el futuro, su expediente había quedado anulado y eso no solo aplicaba para la adopción de Lisandro, si no para cualquier trámite relacionado y eso definitivamente le dolía, había tantos niños necesitando un hogar y ahora no podría dárselo a ninguno.

- Lo lamento – dijo Lauren de forma sincera, independientemente de lo que sintiera odiaba ver a la morena triste, sabía que ella se estaba quedando con el sueño que ella había planeado por más de un año y de alguna manera quería compensarlo – creo que puedes ver a Lisandro alguna vez, siempre y cuando yo esté presente – ofreció.

- Muchas gracias, no tienes que estar cuidándome, no lo voy a robar – dijo Camila pensando en que le encantaría poder verlo a diario y recibir sus abrazos que siempre la calmaban.

El pequeño tenía el mismo efecto que Lauren en ella, podían tranquilizarla y sentir paz, podían apagar los contantes pensamientos de su mente con tan solo verlos. Y verlos a ambos juntos hacia que pensara en lo que podía perder.

En lo que probablemente ya había perdido.

- Es mejor asegurarse – dijo Lauren respecto a dejar a solas a Lisandro con ella. La ojiverde ya no podía tomarse las cosas a la ligera, tenía una enorme responsabilidad y ninguna madre dejaba a su hijo a solas, ella tampoco lo haría.

- ¿Por qué no contestas mis llamadas? – preguntó de pronto Camila acercándose hasta sentarse al lado de la ojiverde, observando sus reacciones, evitando lo más posible que se colocara a la defensiva, tal vez la cercanía la ablandara un poco.

- No tengo celular – se limitó a contestar la otra. No quiso decirle que lo había arrojado contra una pared el último día que hablaron en un momento de desesperación.

- Te he mandado mensajes constantemente – dijo Camila. Lauren solo levantó los hombros, restándole importancia al asunto – te quiero... - pronunció apenas en un susurro. Un susurro desesperado, no sabía qué hacer para romper la indiferencia que Lauren mostraba.

- Camila... - bufó Lauren desesperada - ¿Por qué no te vas a buscar a tu novia? – dijo sarcásticamente recordando a Taylor y la íntima escena que había observado con sus propios ojos una semana atrás.

- Ella quiere intentarlo nuevamente – dijo Camila clavando una daga en el pecho de la ojiverde ¿no había dicho que no tenían nada? – ese día nos vimos para los asuntos de la empresa, sé que piensas cosas muy malas de ella, pero en realidad es buena y tiene intenciones de invertir...

- Invertir a cambio de tenerte de nuevo ¿no? – dijo Lauren siendo presa de los celos, odiando que la morena estuviera ahí frente a ella tocando esos temas.

- Yo quiero tener una oportunidad contigo Lauren, sé que las cosas han sido una locura últimamente, pero...

- No Camila. Tú has hecho que sea una locura y no quiero tener más de la misma mierda. Tú y tu cabeza pueden pensar todo lo que quieran, pero ya no me involucres a mí – dijo cortante la fotógrafa – ahora por favor si terminaste con Lisandro me gustaría que te fueras...

- Lauren... por favor – suplicó la morena.

- No Camila... si quieres ver a Lisandro puedes hablar con mi secretaria y ver cuando tenemos tiempo libre, el estará viviendo aquí a partir de la próxima semana – explicó antes de levantarse de su asiento.

- ¿E-el y-ya va estar contigo? – preguntó asombrada, le parecía muy poco el tiempo comparado a lo que ella hubiese tenido que esperar. Su corazón latía muy rápido.

Él era su hijo.

- Si – respondió Lauren notando el tartamudeo que solía acompañar la ansiedad de la morena – Camila... - dijo tratando de llamar su atención, los ojos de la morena miraban a ninguna parte, sabía que estaba pensando de sobra, que se estaba preocupando por todo y que estaba culpándose por cosas que seguramente no podían estar en sus manos – puedes quedarte un rato más... - dijo asustada de que pudiera tener una crisis. Camila simplemente asintió saliendo de la habitación para poder abrazar a Lisandro.

Aunque Lauren quería tenerla lo más lejos posible había una cosa que le dictaba su corazón: no quería hacerle más daño del que ya le había causado.



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