- RAPHAEL -

— Por favor hazlo, es hora, no quiero alargar más el tiempo. Raphael, te estoy entregando mi alma ahora mismo, di mi palabra.

Seca sus lágrimas que han salido sin control desde que comenzó a tener relaciones con Simón, no sabe la razón, solo sabe que todo se debe a la situación que tiene con la persona que está frente a él sollozando, han terminado de tener relaciones y Simón está diciendo que quiere llevar a cabo aquello que han tratado y ha tratado de alargar, y mientras están sentados frente a frente desnudos Raphael deja escapar de sus labios algo parecido a un sollozo, es la primera vez desde que es subterráneo que experimenta este estado de amargura tan intenso, es la primera vez que ha experimentado sentimientos tan mundanos en toda su vida. Lleva sus manos a las mejillas del menor mientras seca las lágrimas que han ido bajando.

— Vistámonos primero.

Al verlo asentir, se separa de Simón y lo ayuda a vestirse para después hacerlo consigo mismo, entonces llega el momento, mientras el menor está sentado en la cama con los ojos cerrados esperando, Raphael se arrodilla frente a él mientras toma de sus manos, no sabe qué decir en estos momentos, solo las palabras de Fran resuena en su cabeza, al ver que los ojos del menor se abren y aquella marca está irradiando un color violeta, le miran desde arriba, sintiendo que la escena es más dolorosa de lo que pensaba.

— Ten una buena vida, Raphael Santiago— dice el menor.

Entonces Simón baja un poco su cabeza mientras deja un casto beso en sus labios volviendo a su lugar y mostrando una sonrisa tan sincera que Raphael graba en su cabeza, porque asegura que esa sonrisa le ayudará a reconocerlo en su reencarnación, entonces se endereza un poco quedando al nivel de la cara del menor mientras lleva su mano, donde está la marca, hacia su pecho mientras enfoca su mirada en Simón.

— Te encontraré aunque me lleve tiempo.

Con una mirada de confusión de Simón, dice aquellas palabras que lleva el ritual de extraer el alma, entonces la atrapa encapsulándola en su mano en un puño, mientras que con la otra mano atrapa el cuerpo del menor mientras lo deja con cuidado en la cama, acostado, cuando ve que está bien se tira hacia atrás sentándose en el suelo mientras mira aquella mano hecha puño donde está el alma de Simón, aquella que le daba vida a aquel cuerpo. Decidió hacerle caso a Fran y conservar el alma y no consumirlo, pero duele tanto, duele tanto que ha vuelto a llorar mientras observa aquello ¿Qué va a hacer? ¿Cómo va a llevar a cabo la búsqueda? Entonces ve como la puerta se abre mostrando a Fran entrando con algo en sus manos, una cápsula metálica de forma pequeña y cilíndrica.

— Toma es para que puedas tener el alma de Simón hasta que logres encontrarlo.

— Gracias— susurra.

Encapsula el alma en aquel objeto, mientras ve como un dibujo con el rostro del dueño y el nombre completo está apareciendo en el metal, Raphael sonríe mientras seca sus lágrimas, debe ser fuerte ahora en adelante y encargarse de avanzar mientras aquella visión de Fran se cumple, debe ser fuerte como el subterráneo que es.

— ¿Va a reencarnar de verdad?— preguntó algo dudoso.

— Si, lo vi en sus ojos, pero no sé exactamente donde terminara.

Cuando el anochecer ya ha llegado, fuera de la mansión ya está arreglado para la ceremonia, todo rodeado por antorchas de fuego y todo el patio están los cuerpos con un cambio de ropa, a una distancia cada uno, Raphael se ha parado junto al cuerpo de Simón mientras espera que Magnus deje de hablar para tomar la antorcha y cremar el cuerpo de la persona más importante de su vida, mientras se abraza o toma con fuerza entre su mano a aquel objeto donde está el alma del dueño de ese cuerpo, reza en silencio ya que tiene la oportunidad y pide que encontrarlo no sea tan dificil. 

Entonces Magnus deja de hablar y da la señal, cada persona hace lo mismo que él, toma la antorcha más cercana para pasarlo por el cuerpo viendo como comienza a prenderse fuego por el líquido que las Seelie le echaron por la ocasión, mantiene su vista en Simón en todo momento tratando de camuflar como sus ojos arden nuevamente, no va a derramar lágrimas frente a otras personas, solo se despedirá temporalmente de la persona que causó tantos sentimientos en él.

— Ave Atque vale, Simón Lewis.

Levanta la vista viendo a Isabelle junto a su familia y a Alexander despidiéndose de Simón, sin hablarle, solo quedando esos dos Lightwood mientras Merliot y Fran se van por su lado, para despedir a su gente y a Ragnor por parte del hijo menor; ninguno de los tres que rodea el cuerpo de Simón hablan, solo ven en silencio y se despiden a su manera de aquel joven, y ninguno se marcha hasta que las cenizas quedan en aquella mesa, donde observa que Isabelle está llorando abrazada a su hermano.

— ¿Quieres quedarte con sus cenizas? — le pregunta Raphael a Isabelle.

— Por favor, si... quiero conservarlo— responde la muchacha.

— Entonces tómalo, y cuida sus cenizas, y cuando no puedas tenerlo más déjalo libre en algún lugar lindo.

Se da vuelta despidiéndose en silencio por última vez mientras comienza a caminar hacia donde la mansión, viendo como las personas despiden a su gente, lloran y Magnus promete el inicio de una vida mejor para el submundo en este mundo. Sentándose en un sillón mira aquel objeto metálico y de forma cilíndrica mientras acaricia el rostro plasmado de aquel joven, prometiendo que lo encontrará cuando sea el tiempo, será paciente y ayudará a su gente mientras tanto, y una vez que lo encuentre tendrá los sentimientos claros por Simón para decirlo en voz alta de forma directa, le dará a aquel joven lo que un demonio subterráneo puede dar si pone esfuerzo, le dará amor, porque un subterráneo como él puede amar a alguien, nada se lo impide, puede sentirlos y puede experimentarlo como un mundano por su media mitad que queda en su alma, lo hará a pesar de que cueste encontrarlo años.

— Raphael, ven aquí, ayúdame un momento.

<< Hasta que nos volvamos a ver. >>