- SIMÓN -

— Pero la viruela demoniaca se adquiere a través de... relaciones sexuales— susurra Simón.

No se acuerda mucho de donde lo escucho, pero lo que sabía es que era una enfermedad de transmisión sexual que un demonio le transfiere a un mundano o Nephilim, llevándolo a que se transformen en bestias deformes que dejan de tener conocimiento de lo que conocen para guiarse en instintos y después de eso será un demonio oscuro inferior, tan inferior que cualquiera puede matarlo, hasta podría pedírselo a Raphael que se encargue de él porque está tan vulnerable que puede morir de la manera más ridícula. Pero no es capaz de decirle a Isabelle, que está frente a él, lo que pasa por su mente sobre sus familiares, porque siguen siendo su sangre a pesar de todos los delitos que están cometiendo, es mejor hacerlo en silencio y nunca comentarle que se quiere hacer cargo de destruir a las dos personas faltantes que deben seguir vivas.

— Tengo conocimiento, junto a Alexander, que tienen pacto con los demonios oscuros.

— ¿Cómo te sientes con respecto a lo que está sucediendo?

— Es mi sangre, es mi familia, pero una vez que mataron a tu familia no puedo justificar sus acciones, ellos tienen que dejar de hacer daño— susurra Isabelle— no importa cómo sea su fin.

Mira a Raphael que ha evitado mirarlos todo el momento, tirando hojas al fuego, rebuscando en la biblioteca libros para también tirarlo al fuego, es como si estuviera ignorando que están, pero está seguro que escucha cada mínima palabras que dicen, porque puede verlo por su lenguaje corporal, cuando ve que el demonio le mira de reojo confirma lo que ha pensado. Vuelve la mirada a Isabelle para que no se dé cuenta que ha perdido la concentración por un momento, puede ver la angustia en su rostro, se levanta un poco de su lugar para llevar su mano a una de sus mejillas como solía hacer en la niñez, y como solía hacerlo con su hermana mayor, una forma de consuelo, pero a diferencia de las veces que lo ha hecho una persona lo está mirando horrorizado y no es Isabelle.

— Tus padres y tu hermana cometieron atrocidades, pero ten en cuenta esto Isabelle— susurra Simón— tanto Alexander como tú no son culpables de la traición que cometieron ellos en el linaje Lightwood, lo que hagan en el futuro es éxito de ustedes no del apellido.

— Joven amo, esa es una acción inapropiada para una jovencita casada y con familia— interrumpe Raphael quitando la mano.

Simón ve como Isabelle sonríe mientras tapa sus labios con su mano, sabe que ha sido una reacción del demonio muy inesperada, pero él quien ha convivido por mucho tiempo con el demonio sabe que está tratando de ser posesivo después de todo lo ocurrido, aunque su vínculo "sexual" que se formó de un día hacia otro ha disminuido completamente, ni siquiera se han tocado o besado desde la vez que le permitió tomar sangre de su muñeca. Ve como Raphael pide disculpa con una pequeña reverencia y un "lo lamento", mientras se encamina hacia donde estaba antes, al mirar a Isabelle la ve levantando sus cejas con sus labios curvados hacia arriba.

— Bien, me retiraré, siento a Merliot llegando y quiero compartir mi preparación con mi familia— dice Isabelle parándose.

— Los visitaré en un momento, antes de que todo empiece, fuerza y energía a la familia.

— Oh cierto, me olvidaba— dice la joven sacando de un bolso de piel un frasco— si no se han alimentado bien, esto los ayudará a estar bien hoy.

Después de colocarlo en la mesa se retira cerrando la puerta con una sonrisa en su cara, entonces siente una brisa y como una mano golpea en el escritorio cerca de él, el brazo de Raphael entra en su visión y después de ello la visión del demonio con facciones serias, indicando más de molestia, pero Simón no se sobresalta porque está acostumbrado a los últimos comportamientos parecido que ha tenido.

— ¿Qué? — pregunta.

— ¿Qué fue eso? ¿Por qué la tocaste? — pregunta entre dientes Raphael.

— Es una muestra de consuelo, se veía angustiada por lo de su familia, tener sentimientos negativos a horas de una guerra puede empeorar su rendimiento— responde con indiferencia Simón— ¿Acaso estás celoso?

Entonces ve como el demonio agarra su mano y la lleva a su mejilla, donde tiene una pequeña cicatriz notable, entonces mueve un poco su cara para darle un beso en la palma de su mano, Simón se ha sorprendido de la acción del demonio mientras se siente paralizado, aquella acción es tan íntimas que ni ellos siendo amantes o lo que ambos sean, deberían hacerlo, pero ahí están ambos de esa manera y ni siquiera está quitando la mano para terminar el momento, solo mira a la cara de Raphael, sus labios y sus ojos que le devuelven la mirada, una mirada tan profunda que cualquier persona pudiera confundirse o sentirse nervioso como lo está haciendo.

— Raphael...

— No puedo decirte que este celoso, solo que hasta el final de tu vida, tú eres mío— interrumpe el demonio— tus manos deben tocarme a mí, nadie más que a mí.

Sus colmillos están afuera, su mirada se ha vuelto más oscura, está quejándose solo y pueden terminar en algo peligroso si no hacen nada. Mueve uno de sus dedos acariciando la mejilla viendo como el demonio vuelve a relajarse, mientras se aleja y tira la silla para sentarse y darle la espalda, como un berrinche de niño chiquillo, lo cual inconscientemente a Simón se le elevan los labios, mientras toma su bastón para levantarse ya que como lo hizo con Isabelle no quiere que en el momento de esta noche por un mal entendido ocurra un error en su rendimiento de lucha, entonces camina hasta Raphael, colocándose delante de él, mientras con un poco de fuerza toma del mentón para subir la mirada hacia él.

— Moriré cuando el triunfo de hoy se logre, deberías dejar de actuar que te importo a ese nivel— dice Simón de manera suave — serás libre, viajaras por el mundo y tendrás el alma más codiciada por los demonios. No actúes de esta manera, ya no, tu eres el demonio aquí, yo soy el humano, compórtate por lo que eres y haz tu trabajo bien hoy sin cometer errores por tus estados emocionales.

— Es mucho más de lo que piensas Simón, acá en mi pecho— dice Raphael golpeando su pecho— siente que no deberíamos acabar así.

— A pesar de que tengo sentimientos confusos por ti, no voy a ceder a ti.

Simón traga con dureza tratando de ocultar que un sentimiento de estrujamiento se ha posicionado en su pecho y siente sus ojos arder, pero es la mejor decisión, ellos deben despedirse ahora si algo llega a ocurrir, y volverse a despedir si logran salir bien, ya no hay oportunidad de hacer nada diferente, eso no sería un trato justo para ninguno de los dos. Además un demonio no se puede enamorar, si muestra vulnerabilidad solo será un débil joven, y no llegará a ser lo que sus padres esperaban de él, ser un Lewis orgulloso para ellos.