(43)
- RAPHAEL -
Eleva las comisuras de sus labios mientras estira el cubierto con la última porción de comida hacia Simón, lo ve como esta sonrojándose mientras a la vez coloca una mirada de confusión por lo dicho, Raphael sabe que debía esperarse a todas estas reacciones después de que en medio de su fiebre le confesó que tenía sentimientos, pues el menor lo dijo en su forma inconsciente sabiendo que al siguiente día no podría recordarlo, pero de todas formas él lo sabe y con eso basta, ese malestar y humor molesto ha desaparecido. Dejó el tenedor en el plato vacío para darle de tomar lo que queda de jugo, en todo el momento manteniéndose en silencio y Simón evitando la mirada, por lo menos no están peleando y con eso basta.
— ¿No te sientes incómodo de que mucha gente del submundo puede perder una vida en lo sucedido? — pregunta Simón aclarando su voz.
Se sorprende de la pregunta repentina del joven duque, pero es una pregunta que no lo ha pensado en el trayecto de los días, solo sabe que va a haber una lucha por defender sus propias vidas y volver a ser libres, y que él tiene que defender a la única persona de sangre Lewis que queda porque quieren asesinarlos, porque es una llave directa al submundo y a la gloria, además Simón es el punto de una forma de venganza de Camille para vengarse de Magnus que prefirió a los demás y no a ella. Raphael sabe que para ser libres, para deshacerse de los demonios oscuros y que sigan encerrados, y para detener a esa mujer de una vez por todas, deben enfrentarla, y ello lleva a que vidas se pierdan, pero todo por una causa.
— La vida será dada para que las personas que conocen y aman, y a las que no, puedan ser libres de ahora en adelante— responde Raphael— serán recordados como héroes.
— Me hace difícil pensar que en este lugar donde se ha derramado tanta sangre, volverá a derramarse pero del submundo, de este mundo y demonios oscuros— murmura Simón— cuando me vaya y si sigues vivo, haz que esta mansión sea nombrada como una mansión embrujada para que nadie se atreva a entrar.
— Bien, lo cumpliré.
Un pequeño temblor que comienza a intensificarse de nivel los sorprende a ambos, Raphael casi salta de su silla para sostener a Simón de sus hombros, arrodillado frente a él, viendo a su alrededor como se está moviendo todo con fuerza, cayendo algunas cosas pero no son lo suficiente para sacarlos. Se sorprende cuando Simón lo abraza mientras acomoda su frente en su hombro, lo cual se acerca más a él para envolverlo con sus brazos para darle seguridad de que todo va a estar bien, la mansión ha sido inspeccionada antes de que Magnus comenzará todo para saber si era lo bastante estable sus estructuras para no derrumbarse en el proceso, si supiera que está por derrumbarse ya hubiese sacado a Simón de ahí.
— Hueles a sangre, azufre y mugre.
— Digamos que no he tenido tiempo para asearme y cambiarme— dice Raphael— solo pude hacerlo pero con dificultad anoche cuando nos bañamos juntos.
— ¡¿Qué?! — pregunta sorprendido Simón separándose.
— Anoche no me dejabas bañarte, estabas llorando mucho y también muy vulnerable, tuve que meterme contigo ahí.
— ¿Te aprovechaste de mí?
— Eso lo hacen los demonios oscuros, Simón.
Pero el joven sigue diciendo palabras tras palabras, entre insultos y reclamos, que no cree que no se haya aprovechado mientras el temblor los mueve haciendo que Raphael se tenga que sostener de cualquier lado para no caer, además de que se encuentra un poco débil porque está por cumplir los cuatros días sin alimentarse, los primero dos días casi tres días porque estaba en el sótano y los demás cuidando a Simón que está desconfiado totalmente de su buena voluntad de cuidarlo. Entonces en uno de esos empujones de los movimientos de la mansión se siente marear y cae hacia atrás, viendo como el menor frente a él se detiene de gritar e insultar para mirarlo, Raphael niega y mueve una de sus manos en el aire para decirle que está bien, se arrodilla dándole la espalda sosteniéndose de la silla.
— ¿Raphael?
— No te muevas o te vas a caer, solo ha sido un mareo, me voy a reponer.
— ¿Te has estado alimentando?— vuelve a preguntar Simón.
Pero no responde, solo se mantiene con la cabeza apoyada en la silla solo por un momento sintiendo como los movimientos están disminuyendo, y el olor a las personas de su raza entran por sus fosas nasales calmando su mareo, cuando todo los temblores se detiene puede escuchar los festejos abajo que Simón no puede escuchar por sus oídos no desarrollados, se levanta sentándose en la silla mientras arregla su cabello con sus dedos, mirando de paso a Simón que luce preocupado en su lugar, esperando una respuesta.
— La abertura ya se terminó, están saliendo las personas del submundo— avisa Raphael— todo salió bien.
— Raphael... ¿Te has alimentado?
— Me voy a alimentar esta noche cuando salga con las Seelie salvaje a cazar.
Sabe que no podrán llegar muy lejos con las Seelie salvaje por los demonios y porque no se siente tan fuerte, puede que solo pasen de las primeras veinte arboledas o menos, ni siquiera puede haber plantas o animales para atrapar, pero deben traer alimentos para todos los que están en la mansión y mantenerse en bienestar hasta el día acordado aunque por lo que ha estado hablando con Magnus de la alimentación se está encargando con el grupo de su raza para hacer pociones que sustituyen el poder de la alimentación o da más energía, que será usado en el último día con las personas más débil y vulnerables.
— ¿Por qué no me pides que yo te alimente? Toma sangre de mi cuerpo— dice Simón— tengo un mal presentimiento.
— Recién te estás sanando.
— Estaré bien Raphael, no me sirves si estás débil porque no te has alimentado.
— Si, tienes razón...
Ve como Simón estira su brazo, arremangando su chaqueta y su camisa mostrando la muñeca desnuda preparado para ofrecer su sangre, Raphael sonríe un poco mientras arrima su silla más cerca de la cama mientras toma de su brazo, besó aquella parte con cariño porque la relación de ellos dos es así, amor-odio, el joven delante de él puede gritar e insultarlo pero después va a estar ofreciendo lo que sea para ayudarlo a que este bien. Pasa su lengua por ese lugar, para incrustar sus colmillos ahí, comenzando a absorber lo que su cuerpo necesita para sentirse satisfecho, pero no lo suficiente para poner más débil a Simón.
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