(41)
- RAPHAEL -
— Tres días llevas aquí, a pesar de que te dije ayer que estoy en el último nivel del proceso y que puedes irte— dice Magnus poniéndose a su lado con un tono malhumorado— no has ido a ver en ningún momento al niño Lewis ni has subido de este lugar, además tu rostro ha estado así desde que volviste el primer día ¿Qué sucede?
Magnus ha hecho aparecer un sillón para descansar y poder tener intimidad con su amante, pero todo es fracaso, porque Raphael ha estado en el sótano junto a ellos desde el comienzo y no se ha movido de ese sillón en ningún momento, observando como ese brujo que está sentado a su lado se frustra cada vez más y más, pero no es el único, ambos se sienten frustrados que el ambiente se ha hecho tan pesado que hasta Alexander se ha retirado con la excusa de que debe vigilar o comprobar cómo esta todo con los demás integrantes del submundo y también bromeando de que le daría vueltas a Simón con la probabilidad de poder ponerlo nervioso y sacarlo del sótano, pero Raphael se siente lo bastante molesto como para ir a verlo, hasta que no llegue a la luna llena no irá a verlo, no saldrá de ese sótano ni aunque el cielo se esté cayendo afuera.
— Fui rechazado y humillado por tu perro guardián— confiesa Raphael— se parece más demonio que un Nephilim mundano ¿Qué clase de persona has estado teniendo bajo tu poder?
— Culpa mía no es, estuviste a su lado en toda su evolución, si tiene ese comportamiento es gracias a ti— se defiende Magnus— además tienes que entenderlo, a cambio de nosotros que somos seres inmortales, él sabe que morirá pronto ¿No crees que no tiene otras cosas que pensar?
No es que no lo piense, pero por esa misma razón no puede entenderlo, es un mundano que debería estar aceptando como últimos días de su vida que tiene sentimientos, a pesar de que no sea real, que deje de pensar en los problemas, que disfrute lo que queda, que disfrute el sentido de amar a pesar de que no sea por completo. Raphael sabe lo que es morir sin amar, cuando llegó el día sorpresivo de su transformación ni siquiera se había enamorado, y en su estado de subterráneo no era ni es una posibilidad hacerlo, pero ahora hay algo confuso en sus sentimientos con ese joven que lo invocó, y no puede controlarlo, solo está pensándolo, quiere besarlo, quiere poseerlo, quiere tocarlo, y ni siquiera sabe si es el famoso "enamoramiento", solo sabe que desea a ese mundano hasta lo más minúsculo.
Cuando está por responderle a Magnus, escucha como pasos corriendo bajan por la escalera y Alexander entra a su campo de visión, está un poco agitado.
— Raphael, Simón tiene fiebre, ha llevado horas en ese estado, trate de bajarlo pero no lo hace, — dice el Nephilim preocupado— se produjo porque su alimentaciones han sido omitidas, no duerme bien y no se ha bañado en tres días ¿Qué hago...?
Antes que la pregunta haya finalizado Raphael ya está corriendo fuera del sótano hacia la habitación de Simón, entra de manera suave y saca a las Seelie salvaje que están dentro sin importar a hablar, nadie debe cuidarlo más que él. Cierra la puerta una vez que se van, y se acerca a la cama hasta dónde está Simón a largos pasos, arrodillándose a su lado tomando su mano, su cara y cuerpo están enrojecidos, toca su frente y afirma que está ardiendo, verlo dormir con aquella mueca de dolor le está horrorizando, nunca ha visto en ese estado a Simón, y todo por su culpa, por haberse comportado como un mundano y no haber dejado de lado aquello, de haber aceptado la situación y no haberse ido del lado de Simón que poco sabe de mantenerse vivo.
— Lo siento, Simón.
Se levanta para comenzar a preparar el agua en el baño continuo para bañarlo y bajar la temperatura, mientras comprueba con solo miradas que Simón este bien, moja un paño en el proceso para colocarlo en su frente mientras sigue con lo otra, busca un nuevo cambio de ropa y sábanas nuevas para la cama, y comienza a sacar su propia chaqueta para arremangar su camisa y poder seguir con más comodidad. Una vez que el baño está hecho desviste a Simón y lo lleva cargando al baño mientras lo mete con cuidado, ni siquiera abre los ojos, se queja y ha comenzado a llorar.
— Déjame... no me toques... nadie puede tocarme— solloza Simón— Raphael, ayuda... Raphael.
— Shh, estoy aquí Simón, estoy aquí no temas.
Nunca en sus siglos de vida se ha sentido tan dolido al ver aquella escena, es suficiente para romperlo completamente, no quiere verlo así. Decide usar sus habilidades que adquirió como subterráneo, saca sus colmillos mientras lo incrusta en sus labios inferiores sintiendo como la sangre sale de aquellas aberturas, por su vena corre sangre de Simón por todas las veces que lo ha alimentado ya que su propia sangre no se renueva como las personas normales, ahora servirá para curarlo, le devolverá un poco de esa sangre que dio, necesita que Simón se renueve rápidamente y no importa cuáles sean las consecuencias.
Entonces cuando ve la oportunidad que el menor abre la boca para hablar en medio del sollozo, le besa tratando de que aquel líquido de aquellas heridas se introduzcan en su cuerpo, pero Simón está tratando de huir, y con ello puede ahogarse en la tina, entonces Raphael trata de agarrarlo mejor mientras no deja de besarlo, introduciendo su lengua, haciendo todo lo posible para que esos labios no se cierren a aquello, pero después de unos minutos debe separarse obligadamente porque aquel chico no podía respirar bien.
— Te sanaras rápidamente.
— Me dejaste solo, dijiste que no lo harías, pero te fuiste— sigue maldiciendo Simón— bastardo... me abandonaste.
El cuerpo mojado y desnudo de Simón se abraza a su cuerpo, sabe que será imposible bañarlo así si sigue en ese estado, así que decide adentrarse a la tina con él, recostando su cuerpo en su pecho, mientras sigue escuchando como el menor solloza diciéndole maldiciones pero de forma más suave de lo que esperaba. Con una de sus manos abraza el cuerpo del menor y con la otra atrapa agua para llegar a partes de su cuerpo que el agua no logra alcanzar, aún no logra entender que ha sucedido con ambos, pero mas con el mismo, un demonio no puede tener sentimientos por un mundano.
— Raphael...
— ¿Mn? — pregunta besando su pelo con cariño.
— Creo que si tengo sentimientos por ti.
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