(40)
- SIMÓN -
Tiene a Raphael sentado delante de él más rápido de lo que creía, y no está preparado para hablar del tema que dejaron a media en la misma oficina, es que cuando escuchó aquellas palabras del demonio no pudo controlar que su corazón comenzara a latir con fuerza, y no quería que ese demonio se diera cuenta de la reacción que había causado, además después de eso su mente comenzó a complicarse de todo, sus sentimientos estaban alborotados y sus latidos no se controlaban, su cara se comenzó a calentar por completo, no podía controlar lo que le estaba pasando, y por esa razón no quiere a Raphael tan rápido frente a él, porque no sabe cómo reaccionar, porque no quiere sentir esos sentimientos vulnerables que tiene por ser mundanos, porque sabe que Raphael es un demonio, y los demonios solo juegan con sus presas.
— ¿Hablar de qué? — preguntó Simón.
— ¿Qué sientes por mi después de todo lo que hemos hecho? — pregunta Raphael de manera directa.
Siente cómo sus manos tiemblan arriba de sus piernas, trata de mantener todas sus emociones para que el demonio frente a él no note como su cuerpo está reaccionando, pero con la mirada de Raphael que le está dando no puede evitarlo, una mirada tan profunda, tan intimidante que le hace pensar cómo fue que con solo días ese demonio pudo someterlo y hacerlo dócil a él, porque está consciente hasta que su forma de tratarlo a cambiado.
— No lo sé.
— ¿Cómo que no lo sabes?
— ¡No lo sé! No sé qué quieres lograr de todo esto, moriré pronto y eres un demonio— grita Simón.
— No me estas respondiendo, Simón.
— Me quedan poco tiempo, lo que menos quiero es decir que tengo sentimientos por un demonio como tú y que cuando llegue la hora de despedirme haga una escena dramática— dice Simón tapando su cara— no voy a hacer eso, soy Simón Lewis, te llamé para cumplir algo y yo ofrecerte a cambio mi alma, nada más que eso.
Ve como Raphael se levanta y se estira sobre el escritorio para agarrarle del mentón con un poco de fuerza, Simón puede sentir toda su cara ardiendo y que está más que tenso, ni puede hablar, es suficiente para tenerlo inmovilizado, además de que al ver el rostro del demonio frente a él no puede sacar de su mente que no está obteniendo lo que quiere, lo que dice no le agrada y realmente no sabe qué decirle, no quiere mentirle.
— ¿Y qué dices de lo que hemos hecho estos pocos días?
— Nos dejamos guiar por el momento.
Entonces Raphael lo suelta con brusquedad mientras asiente a la nada, chequeando su lengua y con los brazos cruzados, mira hacia un lado y se va de la habitación golpeando con fuerza la puerta. Simón suspira mientras baja su cabeza a la madera del escritorio, no sabe cómo interpretar la reacción de Raphael, es que los demonios son difíciles de interpretar, ni deberían estar comportándose como mundanos.
Agarra con su mano su cabello, debería sentirse satisfecho de haber dejado en claro todo con ese demonio, la realidad, ¿Pero por qué siente su pecho doler?, de todas formas mueve su cabeza hacia todos lados para olvidarse de aquello, no quiere pensar en la situación con Raphael, si no lo que pasará con su herencia, sobre qué hacer con toda la plata que está adquiriendo con la empresa y lo que adquirió de antes, de eso estaba hablando con Fran quien le aconsejó no dárselo a otros Nephilim sino dárselo a Isabelle que lo guarde ¿Para qué? No sabe, pero ese chico estaba tan decidido a convencerlo.
Pero últimamente ha estado pensando en ello también, dejará una parte a Raphael porque fue hizo un buen papel como demonio fingiendo ser mayordomo, además es la única persona que queda a su lado, capaz algo a Ragnor para que pueda mantenerse estable hasta que la enfermedad lo termine matando, y como ahora sabe que el submundo quieren liberarse para siempre, donar la fortuna para ayudarles a habitar ya que la fortuna que ha adquirido los Lewis años tras años pertenece al submundo que le dieron por cuidarlos, es hora de devolvérselo, pues el linaje de los Lewis se acabó y le dará una parte a Isabelle para que lo guarde como ha dicho Fran.
Las empresas pasarán a ser de Magnus, pero todo se realizará de acuerdo a como terminé el ataque en seis días, puede que muchas de las personas que nombró en su herencia mueran o que por un descuido él muera y no pueda cumplirle a Raphael, o que el submundo gane, el destino es incierto y no sabe cómo puede terminar todo.
— No tuve una segunda oportunidad en este mundo para tener sentimientos de amor por alguien.
Mientras se susurra aquello tapa su cara con sus manos por lo ridículo que se ve, porque ha vuelto a pensar en Raphael y todo lo que ha sucedido, ni siquiera puede llegar a pensar que en pocos días ya no podrá ver esos comportamientos que tiene el demonio, de seguro que lo extrañara y le costará despedirse, pero con toda la fuerza del mundo lo va a hacer ¿Además cuanto puede recordarle un demonio inmortal? Después de la despedida da una semana de recuerdo o unos cortos meses, las personas del submundo podrán consolarlo o un nuevo invocador aparecerá en su vida que sustituya todo. Golpea su cabeza con la mesa mientras trata de pensar aquello que le causa sentimientos negativos, tiene que detenerse por el bien de sus emociones.
— ¡Agh!
Suspira nuevamente mientras saca de los cajones del escritorio un par de objetos mientras se endereza para mirarlo, hay un pequeño cuadro con una foto de su familia completa cuando eran más jóvenes, puede ver sus rostros y recordarlos, pero ya no recuerda la voz de ninguno, ni de su hermana, es imposible a pesar de que haga mucho esfuerzo, y le frustra un poco, saca aquella fotografía y la dobla para colocarla en el bolsillo dentro de su chaqueta, es mejor tenerlo estos días cerca de su cuerpo.
Saca un pequeño libro negro, donde fue haciendo anotaciones cuando Raphael le salvo, ambos usaban esa libreta para anotar lo que estaban aprendiendo juntos y lo que deberían recordar para momentos futuros cuando tuviera que estar frente a otras personas, ya que ambos eran principiantes tanto en el rol de duque como fingiendo ser un mayordomo, Simón comienza a hojear el libro encontrándose con el primer dibujo que el demonio hizo, porque era la primera vez que quiso tomar el libro y escribir fue cuando tenía nueve años y se sentía en crisis cuando había caído en la realidad de la cantidad de personas que habían asesinado, el dibujo trata de ellos dos juntos con el circulo a sus pies, aquello le hizo sentir bien y ahora mientras recuerda aquello no puede evitar una sonrisa.
— ¿Cómo fue que lo había nombrado? — Se pregunta a sí mismo tratando de recordar— ¿Ha pasado tanto tiempo desde el comienzo de la venganza? Que demonio idiota he invocado.
Fue en el tiempo donde Raphael le decía que parecía un niño dulce pero con alma de demonio, ahora ni siquiera sabe qué impresión tiene de él, pues está enojado.
— ¡Agh!
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