(4)
- RAPHAEL -
Raphael sale de la habitación del joven amo mientras está llevando dos de sus dedos al puente de su nariz, dejando escapar un suspiro donde no expulsa nada por ser el origen que es, es que no puede sentirse menos frustrado cuando tiene que dejar que alguien más toque aquel cuerpo que es de su pertenencia, es mucho para soportar, pero por alguna mala razón se olvidó de aquella tradición, cuando le costó aprender todo lo de la cultura mundana tanta antigua como contemporánea, y esa no estaba en la lista de sus recuerdo. Pero no le molesta haberse olvidado aquello tan minúsculo a pesar de que siente como un fracaso, sino que desde que se convirtió en lo que es, en un sirviente, fue el único en cambiarlo, bañarlo, tocarlo, ese cuerpo es completamente de su pertenencia, pero el día de hoy no lo sería y eso le estaba molestando bastante. Deja escapar otro suspiro, y se dedica a caminar hacia abajo para preparar la cena y una habitación para llevar a cabo aquella actividad, es que Isabelle ha traído sorpresas y regalos.
Comienza a bajar por las escaleras encontrándose en la base de esta a la joven Isabelle esperándolo, con las dos nuevas chicas del personal. Raphael afirma que a veces parece una joven normal, una joven inocente que no sabe de la vida, pero otras veces cuando le mira como lo está haciendo ese momento puede decir que parece todo lo opuesto, porque en sus ojos reflejan secretos ocultos, y lo que más añora el demonio es encontrar el hilo para abrir esos secretos oscuros que esconde, y ahora que va a tener más libre lo va a comenzar a hacer, investigar a todos los cercanos a la mansión y acabarlos si encuentra algo malo.
Cuando se coloca frente a la joven vuelve a hacer una reverencia con una fingida sonrisa, es que cuando está presente el joven amo es mucho más natural que hacerlo con un desconocido, porque un demonio no obedece a cualquiera, sino es fiel a su dueño.
— Señorita Izzy, el joven amo la acompañara a la hora de la cena.
— ¿Qué? ¿Por qué?
— Ha recibido cartas que debe contestar con urgencias— miente— lamenta mucho que deba desaparecer así, pero volverá en unas horas, las jóvenes sirvientes serán su compañía si lo requiere.
Hace una reverencia más y se encamina hacia la cocina a pasos largos y resonantes, pero debe comenzar a preparar todo rápidamente, ya que el joven amo espera lo suficiente de su parte para dar todo en la cena y asombrar a esa joven, es que es mejor tenerla satisfecha que escuchar sus llantos falsos, hay que tratarla bien por pertenecer a la familia Lightwood, la única que parece seguir como si nada pasara y sigue imponiendo de forma indirecta a la sociedad, son sospechosos pero aún el joven amo no da orden de investigar e ir por ellos, pero Raphael va a comenzar a moverse antes porque él no confía de esa familia desde hace mucho.
Es que todos consideran al conde Lewis es el único adolescente tomando los papeles de adulto, y a la vez sobresaliendo mejor que los adultos por sus capacidades, pero a la vez recibiendo muchos más enemigos, y a pesar de estar cumplir dieciocho años de edad todos están avariciosos por conseguir su propia satisfacción, y que quieran matar por segunda vez a ese chico, aunque lo que logran es que cada vez más el mal de su alma aumente.
En el proceso de la cena recibe ayuda del nuevo chef mientras le indica cómo debe hacerlo, no conoce bien a ese chico rubio con una gran cicatriz en su cara, pero tiene un poco conocimiento de su historia cuando fue en su encuentro, un joven dedicado toda su vida a servir, su antiguo amo había desaparecido y por ende todo el personal fue echado y tirado a la calle, por obligación de supervivencia entró a la guerra, y fue cuando después de una observación rápida lo eligió, casi en la muerte suplicando por ayuda. No quiere saber todo su pasado, no lo necesita, porque una vez que entra por la puerta de la mansión ya no es una persona sino una pieza de la tableta de juego del joven amo, respirara, comerá, dormirá y hablara para el joven amo, como todos los demás.
— Esta comida ayudará a tener una buena digestión, la comida es tan liviana que permitirá a los jóvenes tener energía cuando estén juntos por la noche.
Después de dejar todo terminado comienza a caminar hacia la habitación donde se ha asignado llevar la tradición, cambiar las sábanas, la posición de los muebles y la alfombra, prender la estufa de pared, abrir las cortinas para que la luz de la noche pueda entrar a la habitación y dar un espectáculo para los dos alojados, y comenzó a aromatizar el lugar para que se mantenga hasta que ambos jóvenes lleguen, justamente Isabelle ha traído inciensos para todas las habitaciones que han sido colocada por las nuevas sirvientas en todo los lugares posibles. Mira el reloj de su muñeca, y como se ha ordenado, comienza a caminar hacia la oficina donde está el joven Simón y después de dos golpes entra por la puerta, se sorprende a verlo preocupado de la misma manera cuando se fue, es que no considero que fuera un tema tan importante después de todo lo que ha pasado, pero Raphael sabe que a veces se olvida que sigue siendo un adolescente mundano.
— Mi señor, por favor relájese, esto será solo una noche, nada más, debe mantener la cabeza en blanco a la hora de que esté con la señorita— trato de ser amable.
— ¿Qué estoy intentando hacer, imbécil? Solo que ella va a ver mis marcas.
— No se preocupe mi señor, yo sabré cómo arreglarlo para que no suceda— le dice Raphael apretando los dientes— pero por favor, ahora debe bajar y pasar tiempo con su prometida, estos informes de actividades llegarán a los duques y no le gustarán para nada si no le da atención a su niña.
— Odio estar acorralado por estas gentes, no puedo estar aferrado a juegos infantiles.
Entonces ve como Simón se levanta del lugar y se encamina con su bastón hacia la puerta, serio y cansado con la situación, Raphael va detrás, dos pasos detrás, para que no se sienta incómodo, porque esas son las reglas de un sirviente, nunca igualar a su amo, nunca caminar a su lado, nunca opinar si él no lo pide, nunca hablar si él no lo ordena, nunca hacer ninguna acción hasta que se diga, el poder que tiene entre sus manos es infinita, puede hacer con sus sirvientes lo que quiera, porque no es cualquier niño y eso es sólo lo que le agrada del joven, Simón Lewis se comporta como una persona adulta, el sufrimiento que lleva ese cuerpo y su mente le han hecho endurecerse para que lo que queda de su vida muestre que es un ser despiadado.
— Prepara alguna movilidad para ella esta noche mismo, haz que las sirvientas se queden despiertas, cuando termine todo Isabelle se dormirán, la vestirán y será llevada a su mansión— dice Simón— no la quiero mañana aquí ¿Entendido?
— Si, joven amo.
Los sentimientos humanos a veces son agobiantes, son tan intensos que es imposible no notar cómo emanan de sus cuerpo, hasta Simón los tiene y a pesar de que no le dice nada de lo que opina para que no se moleste, sabe que en este momento tiene miedo como molestia por llevar a cabo esa tradición, emana tantos sentimientos que agobian, aunque sabe que un sentimiento básico no puede ocultarse. Decide comenzar a planear mentalmente mandar al nuevo personal con la joven Lightwood al amanecer ya que no puede dejar al joven amo solo en esta mansión, más en el anochecer donde las "ratas" salen a jugar.
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