(36)
- SIMÓN -
Está solo en ropa interior, siendo tocado por aquel demonio que acaricia su cuerpo con sus grandes manos, haciendo que las yemas de los dedos acaricien su piel haciéndole dar escalofríos por su cuerpo, su boca es invadida por la lengua de Raphael sintiendo las comisuras de sus labios con resto de saliva, el sabor que su boca siente es diferente a los besos anteriores, siente un sabor agradable, un sabor que nunca creyó que podría sentir, y se siente tan perdido en ello que no puede ni moverse para taparse porque está muy expuesto, solo se deja hacer.
— ¡¿Qué haces?! Agh...
Una lengua pasando por su pecho hace que deje escapar algo de sus labios y encorve su cuerpo a aquella sensación nueva que ha llegado hasta su miembro. Entonces siente como Raphael aprovecha aquello para desnudarlo completamente, , lo cual Simón comienza a sonrojarse porque esto no es nada parecido a las actividades que solía hacer, todo emana tensión sexual, la cual no ha experimentado a este nivel y eso lo hace sentirse tan débil, tan vulnerable frente a ese demonio. Siente como la mano de Raphael sube una de sus piernas que la dirige para abrazar su espalda, sintiendo como la entrepierna del demonio aún con ropa que está empujando haciendo movimientos que hacen que Simón cierre los ojos abriendo los labios dejando escapar el aliento contenido, es tan inapropiado, es tan desvergonzado, es tan excitante que debe agarrarse de las sábanas solo porque siente la necesidad de agarrar algo.
— R-Raphael.
Entonces ve como Raphael se arrodilla mientras comienza a sacar su chaqueta, y su camisa mostrándole algo que no había visto nunca, el torso desnudo del demonio, que no puede ver bien porque está tapando la luz de la noche entrando por la ventana, Simón traga con dificultad mientras siente miedo, miedo de lo que van a hacer en ese momento porque Raphael no se está desvistiendo por nada. Entonces le toma la mano mientras la lleva a su pecho, Simón está atónito porque es la primera vez que está tocando el cuerpo de otra persona de esta manera, y justo con ese demonio.
— Desabrocha mi pantalón— ordena Raphael mostrando sus colmillos.
Simón comienza a titubear, sus manos están temblando mientras ve como el demonio sigue arrodillado sobre sus piernas, pareciendo tan potente e intimidante, la mano que está sosteniendo Raphael en su pecho comienza a bajarla hacia dónde está el cinturón y los botones, puede sentir su mano temblar mientras toca aquel lugar, pero comienza a levantar la otra mano cuando ve una sonrisa divertida del demonio como si se estuviera burlando y provocándole, cuando su otra mano llega al cinturón con dificultad intenta desabrocharlo y a hacerlo con los botones viendo aquella tela negruzco aproximarse a su vista.
— Quiero que seas mío, completamente mío.
La voz del demonio se ha puesto más grave, tanto que siente que su cuerpo está sensible para todo, puede sentir su pecho latir con fuerza, su cuerpo arde completamente. Entonces Raphael vuelve acomodarse arriba de él, sobre sus piernas, mientras busca sus labios pasando su lengua por ellos, las manos grandes están acariciando sus muslos, sus piernas, haciendo movimientos, lo cual Simón no puede soportar, su visión se está nublando, puede escuchar su respiración entrecortada salir de sus labios que están abiertos.
— Simón, por favor déjame ir más allá.
Lo único que puede hacer el menor es asentir con dificultad, no tiene razón para negarse, todo su cuerpo está ardiendo y pidiendo ser tocado, ese demonio debe hacerlo ya que no se detuvo antes.
Al siguiente día Simón abre los ojos sintiendo un dolor en su cabeza, al sentarse su cuerpo sufre un dolor justo en sus caderas que lo hace quejarse en voz alta mientras comienza a refregar sus ojos, no sabe que sucede pero al ver hacia la ventana los recuerdos comienzan a llegar, tuvo relaciones íntimas con Raphael, en dos posiciones que el demonio lo hizo ponerse, y que le hizo venirse, sentirse en el cielo, que su cuerpo reaccionara de tal manera que no sabía que podía ponerse. Y ahora se estaban dando las consecuencias, su cuerpo duele tanto que quiere llorar y no puede aceptar que anoche le entregó eso a él.
— ¿Cómo amaneciste?
Ve como por la puerta viene entrando Raphael con una bandeja en sus manos, no sabe qué hora es pero por los rayos de sol entrando en la habitación indican que puede estar cerca del mediodía, lo cual es humillante saber que se ha desmayado o dormido después de todo lo que ha sucedido del anochecer, comienza a enrojecer mirando hacia otro lado mientras Raphael le coloca la bandeja sobre la mesa de noche, puede verlo de buen humor a pesar de que no está sonriendo. Entonces siente como lo toma de la mejilla dándole vuelta la cara para sorprenderlo con un beso, lo cual Simón se sobresalta.
— ¡¿Qué haces?! — grita Simón tapando su rostro.
— Te reclame como mío anoche— dice con tranquilidad Raphael— y me falto saborearte más.
Sonrojado ve como el demonio sigue sosteniendo su cara, mientras sonríe de manera maliciosa, ve entonces como se saborea de manera lenta, pasando su lengua por sus labios y colmillos, Simón traga con fuerza no sabiendo cuánto va a poder aguantar esto, cuando está por hablar la lengua del demonio está invadiendo su boca haciendo que se sobresalte agarrando los hombros de Raphael, pero arrepintiéndose porque al dejar toda la fuerza en su parte baja recibe el impacto en sus caderas que lo hace quejarse y separarse.
— ¿Te duele?
— Te dije que te detuvieras anoche, no me hiciste caso, sabes que era mi primera vez y no estaba preparado para ser quien tuviera que aguantar estas cosas.
— Tu decías algo, pero tu cuerpo reaccionaba de diferente manera— dice Raphael comenzando a endulzar el té— yo le hacía caso, además una vez que te dormiste limpie tu cuerpo, deberías agradecerme eso.
Eso hace que Simón quiera morir de vergüenza, cierra los ojos con fuerza mientras lleva su mano a su frente, es humillante todo lo que sucede, ha terminado siendo el amante del demonio a quien invoco hace unos años, y no puede decir que no le gusto porque no es verdad, tiene sentimientos encontrados de las cuales no quiere ponerse a analizar porque no quiere encontrar nada que pueda hacer cambiar su forma de pensar, no quiere ver a Raphael algo más allá de lo que lo ve, y no quiere arrepentirse de su pronta muerte.
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