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- RAPHAEL -

Una vez que Simón se ha quedado en las escaleras para bajar, comienza a caminar hacia donde siente la presencia de aquellos mundanos, y el peligro que les está acechando, no sabe cómo, pero desde que salió de la oficina algo llegó a su mente que le decía que había peligro dentro de la mansión y justamente donde la presencia de esos dos mundanos estaban, lo cual debía llegar a ellos rápidos si quería sacarlos a salvo. 

Pero cuando llegó la escena le causó asco, Clarissa la niña de pelo rojizo rizado estaba colgada en la habitación y en su cuerpo algo parecido a explosivos, cuando llama el nombre del chico rubio, Jace, un ruido suena del cuerpo de la chica y asustado se tira por la ventana sintiendo como la habitación explotó, pero el impacto con el suelo le ha dejado algo atontado por unos momentos, aunque se está preguntando sobre qué ocurrió y porque su intuición no le previno de la explosión. Entonces escucha los gritos de Simón desde adentro gritando su nombre, se levanta sosteniendo su espalda mientras comienza a caminar dentro de la mansión nuevamente, subiendo al segundo piso para ir hacia donde aquel chico está gritando.

— ¡Raphael! ¡No puedes desaparecer ahora! —Grita Simón— ¡Raphael!

Se acerca viendo que están todos ahí, hasta Ragnor, mientras que Simón está arrodillado en el suelo, el bastón apoyado en la pared y el humo saliendo de aquella habitación, se va acercando viendo como del húmero viene saliendo Isabelle junto a Merliot, quien traen el cuerpo del rubio casi destruido, y a simple vista puede verse una abertura en su frente, tan grande que podría ser de cualquier arma. Mira a Magnus que le está mirando asintiendo a lo que los dos piensan. Magnus va hasta el cuerpo para evaluar qué sucedió para que esos dos mundanos tuvieran esa mala suerte, mientras que él camina hasta dónde está Simón en el suelo, toca su hombro viendo como este le mira con lágrimas en los ojos, pero al verle Raphael sonríe por lo vulnerable que se ve frente a todas las personas, entonces se sorprende más a ser abrazado por aquel joven.

— Derramas lágrimas por mí, me siento halagado— dice bromeando Raphael.

— ¿Quién crees que eres para hacerme creer que te habías muerto? No te permito morir antes de mí. Te odio.

— Fue una sorpresa para mí también, allá dentro no se veía nada bien.

Mira hacia donde está el cuerpo del chico rubio tirado, mientras tiene un brazo por la espalda del menor que le está abrazando, observa que Magnus está más que serio después de haberse metido a la mente del chico junto a la ayuda de Fran, mientras hace evaporar el cadáver después de un momento indicando que ha encontrado el causante. Separado a Simón que parece muy conmocionado, seca sus lágrimas recordándole con la mirada donde están, a pesar de que puede entender los sentimientos del menor cuando ha perdido tantos familiares, lo ayuda a pararse para ver qué noticias tiene el demonio que parece paciente frente a ellos.

— Quiero hablar con Raphael y Simón a solas— murmura con un tono duro Magnus— Alexander, Fran ayuden al mayordomo llamado Ragnor para que prepare bebidas para pasar este mal rato. Isabelle, Merliot necesito que vigilen de inmediato todas las habitaciones de la mansión, todas las ventanas, todo.

— Entendido— dicen todos.

Una vez que se han ido todos, los tres caminan hacia la oficina guiados por Magnus, que al entrar este se sienta en la silla donde Simón suele siempre sentarse, levantando un pié en la mesa mientras apoya una mano bajo su mentón, mirándolos de manera intimidante que le hace dar escalofrío al menor a su lado, pero para el que conoce a esa persona frente a él sabe que solo está pensando, ni siquiera sabe si realmente está molesto o no.

— Camille ha hecho una buena jugada con ustedes, ha ido dos pasos delante ¿Sabían que esos niños se han criado con la manada del demonio oscuro de Morgenstern?

— ¡¿Qué?!

Ni siquiera emanaba olor a demonios, estaban en lugares diferentes y se "conocieron" cuando los trajo a la mansión ¿Cómo fue que planearon todo con tantos detalles?, además lograron pasar desapercibido a él, a Raphael Santiago, demonio subterráneo del submundo, se siente tan humillado y molesto que no le causa nada la mirada que le está dando, es que ese demonio Morgenstern fue quien, junto a su manada, usurparon un país del sur para ellos, rodeando todo de oscuridad, matando a mundanos y animales, saber que fue engañado por dos niños de ese enfermo es lo peor que puede soportar, más que saber que Camille ha planeado tantas cosas en sorpresa.

— ¿Cómo quieres que sepa? Mi olfato solo está sincronizado al olor de Simón, ni siquiera siento el olor a demonio en Ragnor — responde de mala manera.

— Pero deberías haber sido más inteligente...

— Deberías haber llegado antes, solo vienes quince días antes para decirnos lo que pasará, cuando todo esto es tu culpa si hubieses matado a esa mujer antes de exiliarla— murmura entre dientes.

Ambos están parados enfrentándose, mirando con mala cara por las palabras del otro, entonces reciben un golpe en la cabeza y después ve como Magnus se está quejando, al mirar al causante ven a Simón que sigue aún sus mejillas sonrojadas y nariz congestionadas después de llorar en el pasillo, pero les está mirando con molestias.

— Entiendo sus diferencias, pero sacar sus frustraciones con el otro no va a llevarnos a ningún lado, además estoy aburriéndome, me duele la cabeza y una parte de la mansión está destrozada ¿Quién va a arreglarlo? — Dice Simón molesto— además, Raphael me dijiste hace unos días que ibas a traerme la cabeza de Maryse, ve y tráelo como castigo de tus irresponsabilidades.

Raphael se acerca hasta donde está el menor, no se encuentra de humor para aceptar que le hable así o interrumpa una pelea de palabras con Magnus, puede sentir sus colmillos saliendo mientras ve como Simón se asienta sobre el escritorio con una mirada de preocupación por lo realizado, pero Raphael se acerca lo bastante mientras agarra con un poco de fuerza de su mejillas para sonreír por la manera que se ve, tan asustado y avergonzado porque tienen a Magnus presente.

— No me hables de esa manera, eres inferior a mí, se dócil cuando me dirijas la palabra, no soy tu sirviente, soy un demonio con el que tienes un pacto ¿Lo entiendes?— advierte Raphael.

— Si, Raphael— susurra en un balbuceo Simón.

— Bien— dice Raphael soltándolo— ahora sigamos en lo que estábamos, Magnus.

— Eres un inútil, realmente lo eres.

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