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- SIMÓN -

Mientras camina por el pasillo hasta su oficina va pensando en el miedo que le dio por un momento a pensar que Raphael había sido herido, nunca había presenciado con sus propios ojos cuando se realizaban, porque siempre dejaba que fuera solo para no interferir y pudiera encargarse rápido, pero ahora era distinto, haciendo que por un momento se sintiera asustado de que dañara algo de su cuerpo, pero al parecer el demonio estaba más que mejor, hasta bromeando. Pero no tiene porque ponerse nervioso, si Raphael dijo que quería jugar con él, y no se negó, lo que sea que vaya a hacer ese demonio lo aguantará mientras que no pase sus límites, aunque sabe que no podrá hacerle nada ya, le permitió comportarse como es, un demonio, con una sola mirada como le dio Magnus es suficiente para quedarse callado y no hacer nada para no salir herido.

Entra a la oficina mientras va a su asiento, dejando el bastón a su lado mientras ve que no hay tantas cartas para abrir, al parecer desde que los Lightwood comenzaron a dar rumores a la sociedad todo se detuvo, solo tiene las noticias de sus empresas que todo marcha bien. Entonces la puerta es golpeada interrumpiendo lo que está por hacer, viendo que Isabelle viene entrando.

— Sabía que ibas a estar acá, tu padre tenía el mismo hábito cuando éramos pequeños.

— Tiene una buena vista, un buen ambiente y está alejado de todo ruido, es agradable lugar para estar— comenta Simón— siéntate, no te quedes ahí parada.

Ve como Isabelle cierra la puerta, tiene una sonrisa en su cara mientras se sienta frente al escritorio, Simón se toma el tiempo para observarla, su pelo azabache que siempre iba trenzado cuando eran niños ahora cae como un ola sobre sus hombros casi cubriendo sus brazos enteros, tiene la corona de flores azules y blancas sobre su cabeza resaltando su blanquecina piel, tiene algunas cicatrices no tan notorias en su mejilla y cuello, puede suponer que hay más en su cuerpo por el lugar que habita ahora, y se pregunta porque a pesar de todo ella desarrolló bien su cuerpo, más de lo esperado pareciendo ya mayor mientras que él tiene facciones de adolescente a pesar de que haga todo lo posible para no aparentarlo, a pesar de que está por entrar a la adultez.

— Magnus me contó sobre tu pacto con Raphael— dice Isabelle rompiendo el silencio— no sabíamos que mis padres te vendieron a ese tipo de gente, creímos que te habían matado.

— No fui con esa gente como primera opción, estuve encerrado en un lugar donde causaron estas heridas— dice Simón señalando su ojo herido y su pierna— pero decidieron que podía ser más servil vivo, por ende me vendieron, fue cuando conocí a Raphael. Pero no te preocupes, todas esas personas ahora están donde deben estar, pudriéndose bajo tierra.

— Lo siento— susurra la chica.

— No eres tú la que debes decir esas palabras, además los causantes de mi desgracia también se lo hicieron a ti y a tu hermano, siendo sangre de su sangre— comenta Simón— ¿Ahora estás bien?

Entonces escucha como Isabelle después de decir que está bien, comienza a contar todo lo que sucedió. El día del ataque a la mansión ella como sus hermanos estaban en casa durmiendo, pero sus padres habían salido, desde tiempo llevaban sintiendo sucesos extraños en casa, como una nube transparente abrumadora, y a sus padres como a su gemela comenzando a adquirir conductas extrañas, ese día Alexander fue a despertarlas viendo como sus padres volvían cerca del amanecer con un ejército de personas extrañas de apariencia, ambos, ella y Alexander estaban asustados porque el ambiente. 

Lo que emanaban esas personas y sus padres eran muerte y sangre, entonces fue cuando vieron a Rebeca ser arrastrada por uno de esos hombres, herida e inconsciente, Isabelle comenzó a contar lo asustada que estaba que a sus ochos de edad estaba viendo una escena así, Simón no quería interrumpirle y contarle sobre cómo estaban sus padres muertos en la mansión, solo la dejo seguir porque se enteraría de todo.

Entonces Isabelle comenzó a contar que sus padres encerraron a Rebeca en los sótanos y comenzaron a maltratarla, pero Rebeca nunca habló ni en sus últimos momentos de vida, cambiando de tema hacia otro suceso donde e sus padres querían que hicieran trato con demonios y Camille quería convencerlos, pero Alexander se negó y a la semana desapareció en cacería, ella también se había negado pero Elizabeth no, lo cual le dio un poco de tiempo, así que después de la muerte de Rebeca ella huyó, pero demonios oscuros fueron mandados a matarla, y ahí fue cuando conoció a Merliot, que la salvó y del cual después de un tiempo se enamoró. Simón no siente nada al saber que un hombre ganó el corazón de su ex prometida, pues ese hombre es digno de ella por salvarle.

— Es bueno saber que se aman y ya tienes familia, por lo menos voy a irme sabiendo que te casaste como habías soñado— dice Simón.

— Me hubiese gustado verte de la misma forma, formando una familia y amando a tu esposa— confiesa Isabelle— pero ahora te volverás a ir y no voy a poder verte nunca en más en mi vida, y lo único que sé es que Raphael, que ha estado a tu lado desde que desapareciste, se lleva más recuerdos que los que obtuve.

— No hay nada que saber, los primeros años fueron complicados para ambos y nos llevábamos mal, estábamos tensos con el otro, mas de mi parte porque creía que podría traicionarme y matarme ahí mismo, pero ahora nos llevamos bien. Es mejor que conserves recuerdos felices que tuvimos de niños.

— Puedes decirle que no te deje morir, son cercanos ya, dile que te libere, de todas formas él no consume almas— dice Isabelle con un poco de esperanza en su voz.

— Isabelle, soy un Lewis, no voy a fallar a mi palabra.

Entonces la puerta se abre mostrando al hijo de Isabelle entrando y cerrando la puerta detrás de él para arrodillarse al lado de su madre quien le está acariciando sus rizos, Simón se siente tan incómodo mientras ve aquello porque aun es extraño ver a la pequeña Isabelle ya siendo una mujer de familia, después de que ese chico se levanta, se queda parado junto a donde está sentado su madre.

— Dime que has logrado saber Fran— dice Isabelle.

— Ragnor no es parte del círculo, pero en ese tiempo de invasión a la mansión estaba colaborando con el atentado, estaba bajo amenaza sobre su familia, tenía una esposa e hijas, murieron de todas formas— informa— pude observar que van a tratar de buscar su ayuda de nuevo, pero déjenme eso a mí.

— ¿Cómo sabes eso? — pregunta curioso Simón.

— Con solo ver los ojos de la persona puedo saber su historia— comenta como orgulloso— ¿quieres que lea tu futuro, tío Simón?

— Moriré pronto, no es necesario— responde mirando como Isabelle se ríe —no me llames tío, no soy adulto aún. 

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