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- SIMÓN -

Se sienta sobresaltado en la cama agarrando con fuerza las sabanas mientras toma bocanadas de aire, siente su cuerpo transpirar y recuerda casi nada de la pesadilla que ha tenido, trata de recordar con fuerza mientras mira hacia toda la habitación hasta que se da cuenta que casi entre arrodillado y sentado muy cerca suyo está Raphael, quien parece asustado como si se le acabara de descubrir haciendo algo malo. Estira su mano agarrando de su chaqueta y mientras trata de controlar la respiración puede ir imaginando lo que puede estar ocurriendo con su despertar extraño, y si llega a ser verdad matará al demonio que tiene delante de él por ser tan irracional, y como si quisiera comprobar más lo que sucede lleva su otra mano a sus labios sintiendo como están húmedos, lo cual le está haciendo enfurecer cada vez más.

— Dime que has hecho— dice molesto Simón.

— ¿Cómo que he hecho? — pregunta Raphael haciéndose el desentendido.

— Me desperté casi sin aire— susurra Simón conteniendo el enojo— ¿Por qué me desperté sin aire?

— Ni idea— murmura.

Entonces lo ve como se levanta de la cama, quitando el agarre que tiene en la chaqueta y comienza a buscar en el mueble la ropa, lo cual Simón confirma cada vez más que ese demonio ha hecho una travesura, entonces se sienta en el borde de la cama mientras espera que venga a vestirlo, ha estado pensando mucho mientras dormía sobre la conversación que tuvieron con ese demonio la noche anterior sobre ofreciéndose a hacer actividades más allá de las que están haciendo, o están establecidas entre ambos, y quiere preguntarle en qué está pensando para que esté comenzando a actuar de tal manera. 

Además se está dando cuenta que nunca preguntó por la cultura del submundo y cómo actúan ellos por ser demonios con la otra persona del trato, si tener algo íntimo antes de que esté por cumplirse el trato es algo así a una tradición, aunque deberían habérselo dicho en ese momento donde estaban en el limbo y no tener que adivinar, porque si debe hacerlo no tiene problemas porque tuvo que hacerlo con aquel hombre que le compro y abuso de él, así que sabe que si es algo de demonios le costara aceptarlo pero lo hará, pero necesitaba esa información antes porque podría negarse rotundamente justificándose de que debía saber eso en el primer momento que hicieron el trato.

— Raphael— dice Simón— ¿Acaso en el submundo es una tradición tener algo íntimo con tu personal del trato?

Ve como Raphael se viene acercando con la vestimenta del día en sus manos, la deja en la cama a su lado mientras se arrodilla frente suyo, y nota que trata de no mirarle a la cara, puede darse cuenta de eso, porque cada vez que comienza a desabrochar los botones de su pijama le mira a la cara y esta vez está mirando hacia otro lado pero haciendo su trabajo bien. Simón sabe todo lo que está por suceder en sus vidas para ambos, sabe que su propia vida ahora tiene una cuenta regresiva muy corta, y ese demonio ha estado a su lado desde hace tiempo cumpliendo, así que ofrecerle algo insignificante no es nada para él si puede pagarle a Raphael las actividades de más que ha realizado, porque piensa que su alma no es suficiente. Al ver que el demonio no hará nada para mirarlo, con su mano toma el mentón para que le mire.

— ¿Acaso lo hay? — vuelve a preguntar.

— En parte— dice con desinterés Raphael— pero no lo hago porque soy un demonio, puedo ver la situación emanando de ti, no quieres irte sin haber pasado experiencias de jóvenes de tu edad, y sé que no me vas a fallar, pero tampoco quiero que te vayas sin haber experimentado lo que te quitaron.

— No es necesario eso, no vine hasta aquí para esto, sino para matar a esas personas.

Con la camisa del pijama desprendido, teniendo su torso al descubierto, ve como Raphael deja un beso en su pecho mientras vuelve hacia atrás siguiendo su trabajo como si nada hubiese pasado, sigue teniendo una facción sería como suele tener casi siempre, pero para Simón ha comenzado a sonrojarse porque lo ha tomado por sorpresa, es la primera vez que ese demonio besa otro lugar que no sea los labios o sus nudillos.

— ¡¿Qué rayos haces?!

— A pesar de que siempre te manejas con tu mente, enfocado en tu jugada, aun eres un mundano con sentimientos, — dice Raphael mirándole mientras comienza a sonreír— y realmente eres malo para manejarte con ellos. ¿Acaso eres humano?

— Vísteme ya, deja de jugar— murmura Simón.

Una vez ya vestido, se levanta de la cama mientras sale de la habitación viendo como Clarissa, la chica de pelo rojizo, saluda con un asentimiento y entra a la habitación para limpiar como su trabajo le indica. Desde que ha comenzado a caminar siente un cosquilleo recorriendo su cuerpo, no sabe si Raphael está manipulando su mente para seducirlo, ha leído que los demonios hacen eso con sus presas, pero sería su culpa si cae en algo tan ridículo ¿Pero por qué siente este sentimiento? Es como si su corazón latiera rápido porque sabe que ese asunto, de meterse con el demonio, fuera algo interesante de poder experimentar, pero no quiere decírselo a Raphael, no quiere decirle que tiene razón de que quiere experimentar lo que hacen los jóvenes de su edad como tener una experiencia con otra persona, un joven duque como él no se humillaría a ese demonio.

— ¿A dónde te diriges? — pregunta Raphael.

— Iré al jardín, quiero tomar aire, vi por tu reloj que es muy temprano para que los invitados quieran reunirse o desayunar o lo que hacen las personas cuando se reúnen— responde con un ademán de mano Simón.

— Debería invitar a Isabelle a caminar a su lado hoy, y hablar más, es algo que han hecho en la niñez juntos.

— Sería descortés que una mujer casada camine en los jardines junto a su ex prometido— dice Simón— además es suficiente contigo, hoy te notas muy hablador.

Cuando están por bajar por las escaleras ve como el hijo de Isabelle y ese Seelie viene subiendo con una bandeja y una taza de té con bocadillos, en forma de saludo tiene una sonrisa tirante y da un guiño de ojo, realmente camina como si fuera su casa, pero a pesar de que le moleste, sigue siendo el hijo de su amiga de la infancia y servidores de Magnus, que tiene más poder en la mansión que él mismo, a pesar de ser la mansión Lewis sigue siendo beneficio por ser perros guardianes, así que debe quedarse callado y aceptar, pues pronto todo el terreno se llenara de mas personas del submundo y todo se destruirá cuando el otro bando venga a atacar, es mejor despreocuparse, de todas manera morirá y no tendrá que preocuparse por él material.

— Las Seelie salvajes saben cómo jugar y manipular a las personas— murmura Raphael— rápidamente Fran obtendrá lo que quiere.

— No es nuestro problema, es mejor que ninguno de los dos meternos.

— Tienes razón, debemos guiarnos en nuestro objetivo.

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