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- RAPHAEL - 

— Cuando termines ya sabes qué hacer, — dice Raphael— iré a servirle al joven Lewis y a Magnus.

Se dirige hacia donde está Simón y Magnus, quitando a tiempo el vaso con alcohol que su Simón estaba por llevarse a su boca alentado por el demonio sentado frente a él, que está diciéndole una y otra vez que un adolescente duque como él ya debería haberlo probado mucho antes, lo cual Raphael sabe que a su decirle que es un "duque a medias" al joven que sirve, es uno de los peores insultos y provocaciones que le pueden hacer.

Raphael mira a Simón indicando que no lo haga, y da un trago al vaso hasta que lo termina por él, los integrantes del submundo no tienen ningún efecto con alcohol de los mundano, sólo sienten un sabor amargo que es agradable para sus gargantas, el alcohol no llega a ellos como lo suelen hacer con otras personas, lo único que puede hacerlos sentir de esa manera es una flor pertenecientes a las Seelie salvajes que cultivan y es difícil de encontrar o entrar a sus territorios porque se cultiva entre el límite de los dos mundos. Pero lo único que sabe es que tiene que cuidar a la persona con quien tiene un pacto, hasta los más básicos, que es el alcohol.

— No quiero que el cuerpo del joven amo se contamine con sustancias tóxicas mundanas— dice Raphael dejando el vaso en la mesa.

— Te has vuelto muy exigente con tu primera persona con quien tienes un pacto, Raphael— murmura divertido Magnus— si no controlas tus exigencias, tus instintos podrían confundirse de objetivo.

— Cállate, no hables incoherencias Magnus— interrumpe Simón.

Raphael nota como una incomodidad presentándose en el cuerpo del joven, evitando la mirada y tomando del vaso donde hay agua, sus latidos han comenzado a aumentar a pesar de que su cuerpo está calmado como si nada estuviera pasando, aunque es inútil ocultarlo porque tanto Magnus como él son demonios subterráneos, uno con más poder que el otro y pueden saber lo que sucede en los cuerpos mundanos o cuerpos inferiores a ellos. Ve como entonces Alexander se acerca y se arrodilla junto a Magnus, con una hoja doblada en pequeño, mientras susurra algo en su oído y sale de la habitación, ve a Magnus como lee lo escrito, sonríe y vuelve a doblarlo para colocarlo entre sus dedos y evaporarlo de la vista de todos.

— Alexander hablará con los sirvientes ¿Si? — Pregunta Magnus— necesito hacer algo con ellos, son mundanos, si están en esta casa con esa debilidad morirán rápidamente, solo le daré un poco más de habilidad y resistencia de vida.

— Mi casa es tu casa, mis sirvientes son tuyos— dice Simón.

— Eres una bestia especial Simón Lewis, — dice divertido el demonio— las bestias me parecen adorables.

Mientras Simón está comenzando a sonrojarse de enojo por las palabras directas e inapropiadas de Magnus, Raphael deja escapar una sonrisa tapada por su mano mientras mira hacia otro lado, no quiere que Simón lo vea riéndose de él porque seguramente estaría muerto o recibiría ciertos insultos que hasta ahora se está salvando, porque a pesar de que fue retado y abofeteado, no recibió insultos tan fuertes como suele dar. Cuando pudo calmar su sonrisa, volvió a mirar hacia las dos personas sentadas, pero entonces se sobresalta al ver a Magnus mirándole, sus ojos gatunos brillando mientras le mira fijamente, entonces se da cuenta de que el ambiente esta medio pesado, y la figura de Simón se ha quedado inmóvil, saca el reloj del bolsillo viendo que las agujas se han detenido.

— Parar el tiempo ¿Para qué? — pregunta Raphael.

— Tenemos una invitada conocida en estos momentos, y por lo que sé, es una persona que también estuvo en la niñez de Simón.

Entonces la puerta se abre con fuerza, mira que la persona que está entrando no es nadie más que Camille Belcourt en un vestido rojo tinto, su pelo que era rubio va teñido de un negro azulado, sus ojos muestran un tono rojizo de la maldad que la está consumiendo, sus ojos van delineados haciendo que su mirada sea más penetrantes, es la misma Camille que fue exiliada del submundo cuando se descubrió todas las reglas que estaba rompiendo y cuando se descubrió la infidelidad que le estaba haciendo a Magnus con los oscuros, se le acusó de traición y por ende se le exilio, lo cual llevo a que él ocupara su lugar en el puesto del submundo, pero nunca pensó que ella en su exilio ya estuviera planeando hacer otras maldades como forma de venganza al lado de Nephilim mundanos.

— Me dijo un pajarito que mi prometido...

— Ex prometido— interrumpe Magnus.

— Como sea, me contaron que saliste del submundo y viniste a ver a tu único perro guardián y a tu persona favorita— remarca lo último Camille mirando a Raphael.

— No es un placer volverte a ver— dice Raphael de mala manera— es más ¿Qué haces aquí sin el permiso del joven amo?

Ve como Camille camina hasta dónde está Simón inmóvil, se tensiona a verlo tan cerca, acariciando con sus delgados dedos y largas uñas los cabellos castaños de su joven amo, quiere alejarla pero Magnus no está haciendo nada así que puede ser inofensiva, que no venga a hacer nada más que dar algún mensaje.

— ¿Qué se siente haber tenido tanta esperanza en un niño que pudo sobrevivir de suerte y morirá en unos pocos días? — Pregunta Camille— siempre creyendo ir un paso delante, que niño tan tonto.

— ¿Qué quieres decirnos? — pregunta Magnus desinteresado.

— Saben, se acerca la luna llena y he estado planeando esto durante dos décadas, pero te he extrañado Magnus— dice Camille acariciando la cara de Simón— he visto a este niño nacer y crecer ¿Por qué quieres poner en riesgo a tu perro guardián por ti? Si sabes que lo que quiero es que me vuelvas a llevar al submundo, podemos exterminar al círculo si aceptas, esos ambiciosos quieren los secretos del submundo, un pensamiento tan inútil cuando todo está dentro de ti.

Raphael entonces ve como Magnus deja escapar una risa divertida, lo cual significa que le divierte la situación porque no le gusta que le pongan condiciones en su vida, menos la mujer que lo traicionó de la manera más humillante de todas. La risa de Magnus fue una provocación para que Camille se molestara, Raphael pudo sentirla, la tensión y la ira siendo como un aura esparciéndose por el lugar, entonces la ve sonreír mostrando sus colmillos y con la yema de su dedo índice toca la frente de Simón quien de inmediato comienza a temblar. Asustado la empuja lejos del joven quien tiembla en sus brazos.

— ¿Qué hiciste? — pregunta Raphael furioso.

— En estos momentos la esencia del alma de Simón ha sido derivada a los demonios que libere, ellos no se detendrán hasta tenerlo— dice Camille riendo— y la puerta del submundo se abrirá con su muerte, el submundo que tanto construiste será destrozado, todas las personas en ese lugar serán devorado por mis demonios. Todo por tu culpa Magnus, por pensar solo en ti. 

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