- RAPHAEL -

La mansión es difícil de llevar y con más razón para Raphael que está trabajando solo, tanto como limpiar, ordenar, cocinar, atender a un mocoso y recibir órdenes, mandar cartas, también arreglar las flores, ir de compras para comida y servir en todo sentido a ese joven. Es mucho trabajo para una sola persona y más para un demonio como él, pero ya no importa, porque pronto el nuevo personal llegará a adaptarse para servir como nuevos sirvientes como se les ha designado y entonces no estará tan ocupado, y entonces aquel joven duque podrá requerir más de sus servicios y así el podrá disfrutar más de aquel aroma delicioso que ha ido desarrollando en su evolución mundana.

Raphael sabe que todo está comenzando, ha costado reintegrarse y volver a la sociedad en la que el chico Lewis estaba antes, pero con paciencia todo lo que quieren ambos llegará, Raphael sabe que podrá devorar aquella alma, la más exquisita de todas. Un alma como la de Simón Lewis, es la que todo demonio quiere conseguir algún momento de su vida, un alma desdichada llena de odio, de venganza, con ganas de destruir a cualquiera que se le cruce por delante, de ganar de llevar a todos a sus pies para que rueguen piedad, pero a la vez su alma contiene inocencia de un joven adolescente, y a pesar de haber sido herido su pureza e inocencia sigue ahí, y eso es lo que es difícil de conseguir, ningún demonio logra encontrar a un alma con tal esencia. Raphael se siente tan honrado de saber que todo es suyo, que han hecho un pacto y que ha entregado su alma solo a él.

Es que cuando ese chiquillo aceptó su pacto aquella noche oscura, algo dentro de Raphael floreció, algo que no había sentido por años dormido, no era más que un niño de nueve años roto, pidiendo a gritos vengarse, con un odio tan grande que emanaba de él que todos estábamos tan alterados por poseerlo, todos extasiados y fascinados a ver una alma así, y ahora teniendo más convivencia sabe que cualquier demonio que se acerque por esa alma morirá, porque solo es suyo, y es su naturaleza sentirse de tal manera, tan territorial.

— Raphael, trae algo de té para mí e Isabelle, al jardín.

— Lo que órdenes, mi señor.

Ahora es un adolescente con mucho poder, más poder que cualquier otro, y aunque sabe que mucho de los logros ha sido de su esfuerzos por hacer los trabajos de ese joven, sabe y afirma que ese joven tiene tantos conocimientos que le ha dejado sorprendido, es un juego que sabe manejar muy bien, y que por ley lo tiene como un peón en el juego, un peón que hará todo mientras este se oculta para hacer lo fácil, analizar y mover las piezas a sus órdenes, esperando que alguno se equivoque para burlarse de su inutilidad y destruirlo. Por eso Raphael ama su alma, es tan macabra, que debe dar todo de sí para obtenerla, porque ese joven amo es de su propiedad, tanto su alma como su cuerpo, todo es de él.

Raphael camina hacia la mansión entrando a la cocina, encontrándose con los sirvientes esperando para comenzar a trabajar, a pesar de que cada actividad que se le ha asignado en la mansión no son sus especialidades son trabajos básicos que podrán pulir, mientras se dedican a lo real, a proteger la mansión y a su nuevo amo. Mientras prepara el té le indica a cada uno sus actividades remarcando una y otra vez para que no se olviden, también indicando donde están sus armas, la forma de hablar al amo, los horarios, donde están sus habitaciones, entre otras cosas. Tareas básicas, solo tareas básicas donde no traerán problemas y no hará que Simón pierda la paciencia tan rápidamente.

— Muy bien, hoy solo visiten la mansión, la señorita Isabelle está aquí, así que traten de no cruzar el camino de los jóvenes o el joven amo se molestará.

— Si, Raphael— dicen al unísono.

Cuando el agua del té está preparado, Raphael coloca todo en la bandeja y saca uno de los postres de la heladera que trabaja con energía hidráulica, sabe que todos los días es lo mismo, le sirve a un joven duque toda las horas de su día, pero después de tanto tiempo a su lado es algo agradable, ver a ese joven sentirse superior por mandar un demonio, es un animal salvaje sin correa que disfruta verlo matar y el disfruta hacerlo, no puede quejarse, a pesar de que está atado a él, le pertenece en cuerpo y alma a ese chico. A veces la atadura se vuelve vulnerable para su satisfacción, es que ambos piensan de la misma manera a la hora de ponerse en acción, este joven amo es un demonio en cuerpo de Nephilim o eso ha escuchado en los demás mundanos Nephilim cuando sale a hacer compras para comida, pero lo que no saben es que Simón si tiene un demonio a su lado, el niño solo usa su cabeza para mover las piezas del juego, es un complemento. 

Dejó el té en una mesa pequeña con dos sillas, viendo cómo los jóvenes están caminando por el jardín, la señorita Lightwood tomada de su brazo, y el joven Simón está un poco distraído como siempre, no ama a esa niña o capaz si lo hace, pero sabe que no estará aquí por siempre, se lo llevara con él.

Con una pequeña sonrisa va hacia ellos mientras hace una reverencia que se le ve obligado a hacer siempre que está enfrente de él para después mirarlos, como muestra de sumisión y respeto.

— Joven amo, él té ya está en la mesa, la señorita Isabelle ha tenido un largo viaje y es bueno que coma algo.

— Sabes qué debes llamarme Izzy, Isabelle es un nombre muy formal Raphael— dice la niña— tú también Simón debes llamarme Izzy.

— Lo que ordenes señorita Izzy— le digo algo incomodo— por favor, han de acompañarme, el té va a enfriarse.

El joven duque no dice nada, solo asiente y se adelanta junto a Isabelle que sigue aferrada a su brazo, para ir hacia la mesa, Raphael no evita sonreír a lo dócil que debe ponerse su amo con esa joven, porque si no le hace caso puede hacer un espectáculo que puede dejarlo en ridículo a la sociedad, aunque le parece curioso la cultura que perdura cada año en el mundo mundano, aun están esos padres que comprometen niños para beneficios adultos y si no actúan como corresponde son humillados en la sociedad para siempre, ser el hazme reír porque a su joven edad no puede mantener a una mujer a su lado, a pesar de que aún no son en parte adolescente, tiene que actuar desde siempre como la cabeza de la casa y de su apellido, y si algo sale mal las críticas explotaran. 

Raphael sabe que mientras esté ahí, al lado de ese joven duque, nada de eso pasará, Simón siempre irá dos pasos delante.

Entonces ve como ambos jóvenes se sientan, con paciencia comienza a servirles el té y cortar aquella tarta tratando de no llamar su atención, Isabelle parece emocionada de compartir aquello con el amo, pero Simón parece más distante que nunca, Raphael lo conoce bastante para saber que no tiene nada de interés de estar ahí.

— Raphael, toca algo para nosotros.

Mira a la joven que le está ordenando, puede ver que es bella, pronto se convertirá en una dama adulta preparada para convertirse en la esposa de un hombre y mandar ambos en su familia como pareja Nephilim, el egoísmo va a florecer en ella hacía sus sirvientes sin siquiera notarlo pero que vino internalizada por su familia, entonces será irreconocible, a la vez mira al joven Simón como asiente para que le haga caso a las palabras de esa chica, entonces resignado hace una reverencia para obedecer a las órdenes que no quiere solo porque su papel, su rol que camufla lo que es, es solo de un sirviente.

— Lo que órdenes señorita Izzy.