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- RAPHAEL -

"Debo detenerme"

Pero no puede hacerlo a pesar de que se lo está repitiendo una y otra en su cabeza como una advertencia, es que hay un sentimiento amargado sobrepasando por todo su cuerpo mientras besa esos sus labios juveniles, solo lo hizo para consolarlo, consolarlo de toda esa información que ha adquirido de forma repentina, es que no sabe de qué otra forma hacerlo y dejar de verle llorar, muy pocas veces tuvo la oportunidad de verlo de esa manera. Al principio de la convivencia Simón seguía llorando pidiendo a sus padres por las noches antes de levantarse y luchar por una venganza como habían planeado, además Raphael nunca le gusto ver llorar a otra persona desde que fue un niño mundano, pero ahí estaba de nuevo ese chico por llegar a la adultez llorando como al principio.

Entonces el beso termina porque Simón se ha separado mientras toca sus labios y dice que quema, aún hay restos de lágrimas en su cara y está enrojecido, está sorbiendo su nariz mientras sigue tocando sus labios que parecen adoloridos, pero a pesar de todo ambos se mantienen en silencio y sentados de manera cercana en aquella cama.

— Has dejado de llorar— susurra Raphael acomodando el pelo del menor.

— Si... pero ¿Por qué me hiciste caso y me besaste? — pregunta Simón.

— No lo sé, solo fue lo primero que se me vino a la cabeza para consolarte, es difícil consolar a un mundano.

Se posiciona un silencio en el ambiente después de aquella respuesta, pero no tiene otras palabras para responderle a Simón, no sabe porque no buscó otra forma y se dejó llevar por lo primero que vino a su mente, tampoco sabe cómo tomar aquel sentimiento electrizante por su cuerpo mientras le besaba, obviamente no se lo va a decir a nadie, menos al joven frente a sus ojos, porque ambos pueden preocuparse por algo innecesario; todo es culpa de Magnus que está hablando fanfarrearías desde las horas que lleva en la mansión y comenzó a hablarle en la cocina, no quiere que ese demonio mayor meta cosas en su cabeza, cosas que puede meter magia de forma camuflada. 

Entonces ve como Simón se para mientras busca su bastón, lo cual le lleva a también levantarse, y cuando quiere ver recibe un segundo golpe de parte del joven que le hace arder la mejilla, pero no se sorprende, sino que sigue mirando a la cara de la persona frente a él que parece estar furioso.

— Has estado últimamente muy atrevido, entiendo que hubo inciensos antes, pero ya no. Entonces ¿Qué te está sucediendo? — exige saber Simón molesto— ¿Es la temporada? ¿Necesitas satisfacerte? No juegues conmigo, a pesar de que estoy en mi edad y puede que debería estar funcionando mi ciclo de que todo joven quiere relaciones o divertirse como todos creen, sabes que soy uno de los tantos que no le llama la atención, y eso lo sabes bien, no voy a caer ante nadie porque ese no es mi objetivo, y menos antes un demonio.

Raphael traga de manera gruesa y se arrodilla frente a Simón quien no ha hecho ningún movimiento después del golpe, baja la mirada al suelo y vuelve a subir la mirada hacia su rostro, lo vio en sus clases junto a Ragnor, cuando un sirviente cometió un error grave se arrodillaba a los pies del amo para suplicar perdón, pero a pesar de que ellos dos tienen una relación diferente y ocupa el lugar de mayordomo para aparentar, la necesidad de pedir perdón para que la tensión acabe entre ambos es mucha, no quiere que los sentimientos de Simón haga que la relación se tense y fracasen en todo lo que han estado planeando por todo el tiempo que llevan juntos, no quiere que las emociones mundanas del chico afecte todo y no sea capaz de poder reponerlo.

— Lo siento, Simón— susurra Raphael— por favor, que las emociones no hagan dudar de mi confianza y lealtad. Estamos juntos en estos.

— Si, estamos juntos en esto. — repite Simón— No te comportes como un sirviente Raphael, a puertas cerradas tú y yo solo somos un vínculo de un pacto, un demonio que espera mi alma como recompensa de sus años perdidos sirviendo a alguien, y un adolescente que lo único que quiere es matar a todo "El Círculo".

— No quiero que nuestro vínculo empeore en estos momentos por mis acciones, si no estamos bien cuando ataquemos puedes salir herido, y lo que menos quiero es que te lastimen, no me lo perdonaría.

— Lo sé, debo cuidar mi alma hasta que nuestro trato finalice, no voy a romper mi palabra, lo sabes bien— murmura Simón— ahora bajemos, quiero seguir con la charla y disculparme por mi insultante verdad a Alexander y así no tener problemas con mi líder.

El demonio suspira mientras mira como la figura de Simón se va alejando hacia la puerta, siempre que hablan de estos temas o sale estos temas, siempre el joven duque sale diciendo que sabe que debe cuidar el alma por el trato y no otra cosa, reiterando una y otra vez haciéndole sentir como un monstruo que está todo el día esperando por tener su alma de una vez por toda. Y claro que lo piensa, pero no con tanta ambición para devorarlo de inmediato o querer adelantar las cosas para tenerlo de manera rápida, pues a pesar de que sea un demonio puro, sigue siendo un subterráneo y eso significa que sigue siendo en parte mundana de dieciséis años de edad, y que eso le ha llevado a crear un vínculo raro con ese joven con el que tiene el trato.

Se levanta después de un momento para seguir a Simón mientras dos de su dedo está colocado en el puente de su nariz, debería haberse quedado en el submundo. Dándose cuenta de lo que está diciendo trata de alejarlo de su pensamiento, suena como alguien que se está encariñando de más con el vínculo que tiene con un joven de alma cruel pero aun puro en algún sentido, y eso no es así.

— Eso es para débiles, Raphael— se dice a sí mismo.

Alcanza a Simón en el último peldaño de las escaleras apoyado en su bastón mientras le está mirando desde abajo, no sabe cuando ha demorado para que lo espere ahí solo sabe que Simón se ha detenido a esperarlo al parecer, su mano está extendida como si estuviera esperando que se coloque algo ahí, lo cual Raphael a llegar a su lado le mira confundido, pero los ojos de Simón señala su mano una y otra vez.

— Coloca tu mano en mi mano.

Raphael hace lo que dice, coloca su mano en la mano del joven duque sin dudar, si llegara a dudar sería peor para lo que ha estado sucediendo en el día de hoy.

— ¿Qué sucede?

— Ahora estamos bien, lo que sucedió antes, lo de tus acciones inapropiadas más temprano, y tus actos no serán recordadas por ninguno de los dos. Podrás seguir teniendo sangre de mis labios, pero si te sobrepasas te castigaré. 

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