Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 7: Revelación

Sinceramente, ¿a quién le gusta la escuela?, tienes que aguantar profesores aburridos, compañeros desquiciantes, cuidar tu imagen, es como estar en una cárcel, solo que con diferente nombre. Eso sonaba bastante defraudante.

Se supone que la escuela, el colegio, es aquel lugar que haces amistades, convives y te sientes identificado con alguien o algo, pero en bastantes ocasiones te hace confundirte, te deprime y te hace perder la confianza en ti mismo, que asco de sentimiento.

— ¿No te fijas por donde caminas? —preguntó Deyanira molesta.

La chica, que tenía el pelo en un color rosa intenso por alguna extraña razón, estaba alterada, solo porque apenas si la toqué cuando estaba caminando, por ir distraído.

—No puedes tocarme, eso es violencia de genero —concluyó.

—Deyanira —di un bufido—, rosar mi hombro con el tuyo no es violencia de género, que tú quieras creer que lo es solo para justificar tus acciones inmaduras es otra cosa.

En ese momento, y justo como me lo esperaba, empezó a hacer sus típicas rabietas, y llegó a un punto en que se desesperó tanto, que alzó su mano para darme una cachetada.

—¡Alto!, no puedes golpearme, eso es violencia de genero —sonreí.

Se detuvo en ese instante, se sorprendió por las palabras que le había dicho y empezó a analizarlo todo.

—Eso no es cierto, la violencia de genero solo es de hombre a mujer —dijo tratando de defenderse.

—¿En qué tipo de mundo ese pensamiento es válido?

—En este, en el cual las mujeres no son violentas como los hombres.

—¿Lo dice la chica que estuvo a punto de golpearme?

Deyanira se quedó muda, muda de toda expresión, de todo comentario, de toda acción que pudiera significar una defensa lógica, o de al menos una defensa válida.

—Deyanira, a mí no me vengas con igualdad, que tú eres todo, menos eso.

Continué mi caminar, dejándola atrás sin siquiera mirar. Creí que todo se acabaría, pero no recordaba que ella era terca como una mula. Llegó hasta mí, me hizo darme la vuelta para mirarla, en serio estaba furiosa.

—Andrew, tú eres un...

La profesora de literatura llegó en ese momento para calmar las aguas que ya estaban bastante agitadas.

—Chicos, tranquilos, discutir aquí no tiene ningún sentido, mejor lo preparan bien y hacemos un debate en mi clase. Los debates siempre aportan ideas nuevas y son toda una lluvia de perspectivas. Creo que será bueno para ambos.

La profesora, más tranquila que cualquiera, tomó a Deyanira para llevársela con ella y por fin terminar este embrollo de una vez.

Dahyun pasó a mi lado en ese instante, me miró rápidamente y después escondió su mirada entré la sudadera que llevaba cargando para luego alejarse de mí. Ya estaba harto de que eso sucediera, tenía que hacer algo al respecto.

La seguí, yendo detrás de ella, hasta que salió del edificio, para por fin encontrarla y poder hablar bien de las cosas que pasaban, y al menos tratar de llegar a una solución.

—Ven conmigo —dije de una.

La tomé de la mano, la llevé conmigo casi a rastras hasta girar en una esquina y quedarnos completamente solos.

—Andrew, yo solo quiero...

En ese momento, y sin dejarla decir una palabra más, la besé, la besé con intensidad y toques de pasión, la tomé por la cintura y la alcé ligeramente a mí.

Cuando terminamos de besarnos, que fue como 7 u 8 segundos después, ella me quedó mirando atónita y encantada por aquel acto.

—Entiende —empecé—, me gustas, en serio me gustas mucho, y nada me gustaría más que tener una relación contigo, pero quiero conocerte, conocer todos tus miedos, sueños y metas, absolutamente todo de ti. No quiero que todo quede en un simple beso, quiero que todo sea especial para ambos, ¿está bien?

—Está bien, Andrew, me convenciste —sonrió—. Ahora vamos a clase, que no quiero que lleguemos tarde.

La tomé de la mano, la acerqué de nuevo a mí y le di un rápido beso, algo que sinceramente quería hacer.

Regresamos de nuevo a clases y todo fue muy bueno hasta la hora del almuerzo, en donde nos encontramos a Oliver, con quien nos sentaríamos en la cafetería a comer.

—¿Están bien? —nos preguntó Oliver confundido.

Por un segundo no había sabido a que se refería, pero al otro me di cuenta que era porque Dahyun estaba sentada a mi lado, tocándome la mano y sonriéndome cada vez que me veía.

—Claro, todo está muy bien, ¿Por qué preguntas? —dijo Dahyun.

—Se ve que se están divirtiendo mucho el uno con el otro. Algo sucede y no me quieren decir.

—En serio no sucede nada, por ahora —dijo en voz baja.

Oliver ladeó la cabeza intentando comprender lo que sucedía, pero prefirió no hacer más preguntas, ya que sabía que sería poco probable que las respondiéramos.

La cafetería es un lugar mágico, por decirlo de alguna manera, porque aparecen las cosas más inesperadas.

Daphne, quien se sentaba a unas cuantas mesas de nosotros, se paró de su asiento, no sé la razón, y justo un chico, de apariencia bastante endeble, choca con ella por accidente, lo que ocasionó que le derramase jugo de naranja encima de ella, algo que por supuesto la irritó. Le dijo de hasta lo que se iba a morir, y el pobre solo se quedaba callado recibiendo aquellos regaños, para terminar, recibiendo una cachetada y un empujón por parte del novio de la pelirroja, quien era alguien fornido.

—Auch, eso le debió de doler —dije curveando el labio—, no entiendo por qué ella es así, tan mala y grosera.

—No siempre fue así —dijo Dahyun sin ánimos.

—¿Eso cómo lo sabes? —pregunté confundido.

—Porque antes yo era su mejor amiga.

Eso me quedó sorprendido al igual que perplejo, no sabía que decir o que hacer, mi reacción quedó retrasada mientras intentaba digerir la noticia.

—Espera, ¿qué?

—Antes de que a ella le sucediera algo malo, muy malo, era una chica dulce y bastante agradable, pero cambió algo dentro de ella que jamás se pudo recuperar.

Eso es bastante curioso, Dahyun podría saber información que necesitaba para hacerle daño a Daphne, eso podría hacer de mucha ayuda, podría utilizarla para llegar a su debilidad.

—¿Qué fue lo que pasó? —pregunté curioso.

La campana sonó para el empiece de la siguiente hora, por lo que esa información se tendría que saber después. Eso me frustro bastante.

Pasaron las horas hasta que por fin no hubo ni una para las clases, ya iríamos de nuevo a casa, que ya falta me hacía. Terminé sólo con Dahyun a mi lado, algo que realmente me alegra.

—Andrew, ¿te puedo confesar algo?

—Claro, dime.

—Siento como si fuera la primera vez que me gustara alguien —sonrió de una forma muy tierna.

Intenté corresponderle de una forma lo bastante parecida, para después darle un beso en los labios, algo a lo que realmente me gustaría acostumbrarme.

Llegó su padre y se tuvo que ir a casa, después de despedirnos de una forma cariñosa, eso era muy lindo.

Ahora venía algo que debía de saber hoy sí o sí: descubrir a donde iba Gideon por las noches y, si se podía, ayudarlo.

Esperé a que diera la hora indicada, cerca de las 11 PM. Esperé en la sala, a oscuras, y justo todo salió como lo planeé. Gideon estaba bajando por las escaleras, cuando lo pude intervenir antes de que abriera la puerta para el exterior.

—¿A dónde vas? —pregunté serio.

—Dios, me asustaste, Andrew.

—No me cambies de tema, Gideon, ¿A dónde vas?, si no me dices le diré a mi tía lo que haces, lo he visto, y sé que no te gustaría eso, ¿o sí?

—Obviamente no...—pensó unos segundos—, de acuerdo, lo sabrás, pero tienes que venir conmigo.

Asentí ante tal propuesta, por lo que salimos de casa lo más cuidadoso y cauteloso posible. Mi curiosidad iba más allá de lo que andaría mi precaución.

Como era de esperarse, el auto de la última vez estaba esperando afuera. Solo esperaba que no hubiera problema en acompañarle.

Un hombre, quizás 5 o 6 años mayor que nosotros estaba esperando en el asiento del conductor, tenía una apariencia bastante intimidante, tenía piel oscura y un cabello extremadamente corto.

Llegamos hasta el auto, en donde la ventana del asiento del copiloto bajó para poder hablar con Gideon sobre la situación.

—¿Qué significa esto, Gideon? —preguntó el hombre confundido.

—Es mi primo, del que te comenté la otra vez. Te juro que no dirá nada, pero en serio necesito que venga con nosotros.

—¿Puedo confiar en ti, chico? —me preguntó.

—Claro —asentí con seguridad.

Subí al auto a los asientos traseros, mientras que Gideon subía al asiento del copiloto, cerramos las puertas y el hombre empezó a conducir.

En un principio temía que el lugar al que fuéramos fuera bastante lejos, pero me alivié al darme cuenta que solo tomó 15 minutos en auto llegar al lugar.

Eran unas bodegas aparentemente abandonadas, en un lote apartado de cualquier zona residencial. No entendía porque estábamos en este lugar, que tendría de interesante estar aquí, pero no podría estar más equivocado.

En una de las bodegas, que era bastante grande, provenía música, algo que me sorprendió. Entramos después de que un hombre bastante musculoso nos dejara entrar. Cuando vi lo que estaba adentro, no sabía si asombrarme o reír.

Después del cumulo de gente que se encontraba alrededor, vi una pista, pero no era cualquier pista, aquella estaba diseñada para carreras de Go Karts.

—Alístate, Gideon, que pronto empezará tu carrera —dijo el hombre del auto.

—¿Es en serio?, ¿Go Karts? —pregunté divertido.

Él solo se encogió de hombros, empezó a caminar rumbo a una habitación, yo lo seguí y llegamos hasta el taller, en donde se encontraba su vehículo.

—¿Por qué haces esto? —pregunté confundido.

—Por las apuestas, se paga un buen dinero aquí.

—¿Hablas en serio?

—Pues claro, las personas son capaces de gastar su dinero si saben que pueden ganar más, y si le incluyes un espectáculo como este, sin llamar mucho la atención, te llevas bastante dinero.

El hombre que nos había llevado hasta aquí entró al taller, miró el vehículo y después habló con un par de personas que estaban en la habitación, y aquellas salieron a toda prisa.

—¿Cómo se siente mi piloto estrella? —preguntó a Gideon.

—Bien, Julio, ganaré esta carrera, sabes lo obstinado que soy.

—Confío en ti, nada más no me falles.

Julio salió de la habitación y Gideon se cambió por su uniforme de corredor, que era de completo color rojo y un casco blanco.

Salí con él a la pista, él se adentró y yo me quedé a un lado, como espectador, para ver el espectáculo que nos iban a regalar.

Creí que nada más podía sorprenderme, pero que equivocado estaba. Una mujer, quizás de 26 años, cabello rubio, ojos azules y una piel blanca, con un escote pronunciado en una blusa blanca, se acercó a un pedestal y dio la indicación de que la carrera empezara. Al parecer ella era quien movía todos los hilos aquí.

Las carreras no eran lo mío, pero tenía que aceptar que era bastante interesante y entretenido verlo. Gideon al parecer era la estrella del lugar, ya que estaban en la primera posición la mayoría de la carrera, contra otros 8 participantes.

Pero justo en la recta final, la parte más importante de la carrera, un corredor con uniforme azul adelantó a Gideon de forma casi icónica llevándose el primer lugar. Quizás no me sorprendería tanto si no fuera por el hecho de que la persona que ganó, al momento de quitarse el casco y mover su cabellera, era Daphne quien había ganado.

Me quedé atónito, con la boca abierta, intentando de procesar aquella imagen que mis ojos habían visto.

Gideon regresó a su taller después de haber perdido, sin hacerle caso a nadie y aventando insultos a diestra y siniestra.

Yo seguía mirando a la pelirroja, aún no me podía creer que estuviera aquí, y que mucho menos ganara.

—Felicidades, Daphne, aquí está tu paga —la mujer rubia le entregó un sobre—, sabía que ganarías.

—Gracias, Katy, por la confianza —sonrió.

Katy, la chica rubia, que al parecer era la directora de este lugar, le devolvió la sonrisa y después se fue a hablar con Julio y diferentes personas más.

Daphne cruzó miradas conmigo por accidente, se me quedó viendo fijamente y después hizo una seña para que la acompañara a su taller, junto con una media sonrisa por el camino.

La seguí hasta que llegamos a la habitación, era bastante parecida a la de Gideon, solo que con pequeños detalles diferentes.

—¿Me estás investigando? —preguntó.

—No, solo fue una terrible coincidencia.

—Yo no creo en las coincidencias, Andrew, si quieres estar conmigo a solas solo dímelo.

—¿Por qué querría eso?, ya te dije que no estoy interesado en ti —afirmé.

—No seas ridículo, todos los hombres están interesados en mí, solo que pocos son capaces de decirlo. Además, estamos solos, podemos hacer cosas —dijo sugestiva.

—Vaya, no sabía que eras tan fácil.

—Idiota —me mostró el dedo de en medio—, ¿Por qué siempre tienes que arruinar todo?

—Creo que tengo una tendencia a decir lo que pienso.

La tensión del momento se podía sentir, más en el pequeño silencio que venía intermedio en la conversación.

—¿No me vas a felicitar por ganarle a tu primo?

—Bravo —aplaudí sarcásticamente—. No tengo tiempo para esto. Ahora, si me disculpas, me voy.

Rodeé los ojos, respiré, di la media vuelta y caminé rumbo a la salida de la habitación. Realmente ya no quería estar aquí.

—Andrew, espera.

Di la media vuelta para verla, y me llevé la mayor sorpresa de todas. Daphne me aventó a la cara un vaso de agua, lamentablemente no pude esquivarlo y me empapó.

—Me lo debías —dijo sonriendo.

—Bien jugado —respondí asintiendo con una sonrisa.

Me deshice del exceso de agua y salí de la habitación sin más. En serio estar allí era una completa pesadilla, algo que no quería que se repitiese.

—¿Qué te pasó? —preguntó Gideon confundido.

—Nada, solo fue un accidente. ¿Cómo estás tú?

—Enojo, frustrado, irritado, molesto. Odio cuando ella me gana de nuevo.

—¿De nuevo?, eso significa que ya lo ha hecho antes.

—Así es, ella es mi competencia directa en el primer lugar de las apuestas. Odio cuando ella lo hace. Por cierto, hablando de ella, ¿tienes noticias nuevas sobre el plan?

—Cierto —despejé mi mente—, Dahyun era a mejor amiga de Daphne, quizás sepa algo.

—Ya recordé quien es. Perfecto, puedes utilizarla para sacarle información y utilizarla en contra de Daphne.

Eso había sido molesto, por lo que solo rodeé los ojos y le resté importancia. Debía de concentrarme en regresar a casa, ya que era tarde.

Julio, como era costumbre con Gideon, no llevó de nuevo a casa. Esperaba con toda mi alma que mi tía no se hubiera dado cuenta de nuestra ausencia, sino en verdad estaríamos en graves problemas.

Entramos a casa lo más silencioso posible, y cuando estábamos a punto de subir las escaleras para ir a nuestras habitaciones, la lampara de la sala se prende, para dejar ver a mi tía estando en bata.

—¿Qué hicieron afuera? —preguntó confundida.

—Lo siento, tía, es que hubo un ruido raro afuera y salimos a ver que era.

—¿Ambos se despertaron por el ruido?

—No, tía, yo me desperté por eso, y después desperté a Gideon, no queríamos importunarte.

Sarah, mi tía, vio de forma sospechosa a su hijo, quien disimuló lo mejor que podía, así evitando que sospechara algo.

—Tía, me crees, ¿verdad?

—Está bien —exhaló profundamente—, te creo, Andrew. Ahora vayan a dormir que es tarde.

Eso había estado cerca. No quería mentirle, pero tampoco quería meterme en problemas. Ya no pensaba ir de nuevo a ese lugar y correr estos riesgos.

La parte buena de todo esto es que sabía que Gideon no estaba metido en nada malo, o al menos algo que fuera tan malo. Ahora solo me quedaba dormir y esperar otro día de clases, que ansiaba que llegara ya.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro