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Capítulo 33: Una mudanza

Tenía que admitir 2 cosas. Ese beso había cambiado mucho, y que ahora sentía un vacío. Ninguno de los dos volvió a hablar de esa noche, pero ambos sabíamos que había significado algo, el mismo hecho de hablar de ello era la clara muestra que había sido demasiado grande para nosotros.

Tengo que ser sincero, el beso me había fascinado. Creo que era la primera vez que sentía algo así. Y no hablo de que con Dahyun la cosa había sido distinto, sino que a ese nivel de detalle nunca lo había sentido.

Sinceramente prefería evitar pensar en el rompecabezas que supondría revelar el significado de ese acto. Solo exhala y pensaba en concreto "Olvídalo, Andrew, no es el momento".

Ahora me encontraba en el pasillo, recargado en mi casillero, esperando que nadie me hiciera una estúpida pregunta. En aquello pude localizar a mi novia, ella estaba vestida de forma bastante atractiva. Tenía una blusa negra con escote en forma de rombo, una chamarra ligera abierta de color verde militar, un short de piel negro y unas botas de cuero que le llegaban a las rodillas. Lo primero que pensé era que era para su película.

—Te ves increíblemente hermosa —dije sonriente.

—Muchas gracias, es para la película que estoy filmando —respondió dándome un beso.

—Fue lo primero que pensé. Y hablando de eso, te tengo una sorpresa, cierra los ojos.

Ella acató lo que le había pedido y yo saqué de mi mochila la sorpresa. Sabía que le gustaría y que me amaría por siempre por ello.

—Listo, ábrelos —dije alegre.

Ella los abrió y se encontró frente a sus ojos un boleto para una conferencia. Y se preguntarán "¿Qué tiene de especial una conferencia?". Pues la respuesta es que esa conferencia es dada por su director favorito, lo cual le ayudaría increíblemente con su película.

—¿De dónde los sacaste? Son imposibles de conseguir —dijo emocionada.

—Digamos que tengo contactos.

—En serio muchas gracias, eres increíble —me abrazó.

—Sé que te encanta ese director, y eso te ayudará para hacer ganar tu película.

Me encantaba verla sonreír. En parte me sentía triste porque no pude conseguir más de uno, pero, por otro lado, me sentía feliz por hacerla feliz, soy su novio y mi trabajo es ayudarla, en lo que sea.

Pasó el tiempo, incluyendo el de la clase de literatura y continuó el tiempo del almuerzo. Algo de lo que me daba cuenta era que pasaba demasiado tiempo con Daphne. Evidentemente no más que con mis amigos, pero sí lo suficiente como para que varias personas se dieran cuenta.

En la cafetería Dahyun les contaba a los demás las maravillas que conllevaría ir a ese evento. Era genial verla tan animada, tan divertida, tan contenta y alegre, contagiaba la felicidad con quien se le acercara, eso es algo lindo.

Llegó el momento de la hora del club de ciencias, en donde me encontraba sentado junto a Daphne. Justo ahora habíamos terminado de hacer una práctica. Algo de lo que me daba cuenta era que las situaciones con ella podrían ser, de cierta forma, demandantes.

—¿Qué harás este fin de semana? —preguntó curiosa.

—No lo sé —me encogí de hombros—, ¿Por qué?

—Creo que deberíamos de ir a almorzar a algún lado, sería bueno para ambos.

—Lo pensaré. Por cierto, ¿no has tenido ningún problema? Ya sabes a que me refiero.

—No, y espero que eso siga así. Andrew, quería preguntarte algo.

—Sí, dime —la miré con atención.

—No sé cómo decírtelo... ¿amas a Dahyun?

Esa pregunta me cayó como balde de agua fría. Había sido tan directa, que no supe que responder al instante, solo me quedé pensando.

—No lo sé —exhalé profundamente—, últimamente hemos tenido muchos problemas, y en gran medida a sus celos. Odio que si por alguna "x" o "y" razón no puedo verla o estar con ella piense que es porque la engaño, o que simplemente por estar hablando con una mujer inmediatamente le estoy siendo infiel. Siento cosas muy lindas por ella, pero ya me está desgastando mucho.

Ella no dijo absolutamente nada, solo sé quedó callada, entendiendo todo lo que le había dicho. De cierta forma, esperaba eso.

Todo lo que había dicho era verdad. Era verdad que me dolía. Era verdad que me sentía desgastado. Era verdad que, aunque sentía muchas cosas por ella, ya no creía que fuera lo mismo.

Debido a que era viernes, todos fueron directo a sus casas para empezar a disfrutar su fin de semana. Pasó lo mismo con Dahyun. Debido a que su conferencia era en Los Ángeles el día de mañana, debía de salir de la ciudad hoy mismo, y eso conllevaría pasaporte, ropa, comprar boletos de avión, arribar al aeropuerto con anticipación, cargar el archivo de su película, etc.

Llegué hasta casa, esperando que el día fuera y, en general, el fin de semana fueran tranquilos, pero evidentemente no fue así.

Cuando estaba en la sala, a escasos minutos de mi arribo, vi que mi tía sacaba una maleta de su habitación, una maleta bastante grande. Debía de ser algo bastante importante.

—Tengo un viaje de negocios, así que estaré fuera del país el fin de semana —comentó.

En ese momento llegó su hijo a la casa y notó a su madre alistándose, pero aquello no le sorprendió, parecía preparado.

—Buen viaje, mami. Cuídate mucho —dijo Gideon.

Parecía sonriente, excesivamente sonriente, aquella sonrisa parecía forzada. Él continuó a abrazarme por el hombro y ver como mi tía salía por la puerta.

—No hagan fiestas, confío en ustedes —finalizó.

Cerró la puerta detrás de ella y el teatro que Gideon había montado, se había completamente esfumado.

—Genial, ya se fue —dijo con verdadera felicidad.

—¿Qué planeas, Gideon? —pregunté serio.

—Hay una mega fiesta en Filadelfia y planeo ir. Necesito irme ya si quiero llegar. Me llevaré uno de los autos, te dejaré el Jaguar. Estaré fuera el fin de semana.

—¿No crees que mi tía se dará cuenta que no estás y que uno de sus autos tampoco?

—Pues ahí es donde entras tú al plan. Ella me hablará y no me creerá, después llamará a casa y es allí donde estarás para confirmar mi estadía aquí. Es un plan infalible.

Solo rodeé los ojos. Odiaba que me utilizara para alguno de sus planes. Él inmediatamente subió a su habitación, tomó una pequeña valija y después bajó, tomó las llaves del auto y salió hecho un rayo, dejándome solo en casa.

Era increíble ver cómo me quedaría en soledad. Mi novia en Los Ángeles, al igual que mi tía, y mi primo en Filadelfia por una fiesta. Al menos, la parte buena era que tendría paz y tranquilidad.

Pasaron alrededor de 4 horas. Me encontraba en la sala jugando videojuegos, era mi forma de pasar el tiempo.

De pronto mi celular sonó, lo revisé y vi que era Daphne quien me llamaba. Eso era raro, casi nunca me marcaba, por lo que me dispuse a contestar.

—Hola, Daphne, ¿sucede algo?

—¿Puedes venir por mí? Es en casa.

—Claro, voy de inmediato.

Su voz se escuchaba quebradiza, lo cual me asustó mucho. Algo realmente malo debió de haber pasado como para que eso sucediera. Me alarmé al instante y salí de casa rápidamente. Tenía que llevarme el Jaguar.

Al poco tiempo llegué hasta su casa, pude ver que estaba sentada en la acera esperándome, tenía una valija a un lado. Lo primero que pensé fue "aquí sucedió algo malo".

Estacioné a su lado, bajé del auto y llegué hasta ella. Cuando levantó la mirada para verme, pude observar que tenía un gran moretón en el rostro, al igual que una pequeña cortada. En ese momento sentí un golpe en el pecho, y dolor que no pude describir. Tenía ganas de gritar y sollozar a la vez.

—No voy a preguntar por qué —exhalé pesadamente.

Tomé la maleta, abrí la puerta y la coloqué en los asientos traseros. Realmente no sabía que decir, y también sabía que ella no quería hablar del tema, y la entendía bastante.

—Sube al auto —sonreí ligeramente.

Antes de que pudiera dar una respuesta, yo regresé al volante y entré al auto. A los pocos segundos llegó Daphne para sentarse en el asiento del copiloto. Encendí el auto y conduje a casa.

—Andrew, yo... —dijo temerosa.

—Daphne, llegaremos a casa primero, te curaré las heridas y allí me cuentas lo que quieras decirme.

Sinceramente, si me decía quién le había hecho eso mientras conducía, muy probablemente perdería los estribos y aquello ocasionaría un accidente, así que, para evitarlo, lo mejor sería llegar a casa y calmar las cosas.

Llegamos a casa, abrí la puerta mientras llevaba su maleta y entramos. Agradecía bastante que nadie estuviese aquí, ya que podría maniobrar a mi antojo.

Ella se sentó en el sillón, mientras esperaba calmarme los suficiente para no estallar. Quería matar al que le hizo esto. Había un silencio incomodo, por lo que me dispuse a romper el hielo.

—Iré por el botiquín —dije dejándola en la sala.

Fui al sanitario, que es en donde se encontraba y saqué todo lo necesario. Regresé hasta ella y sentí un gran impulso de abrazarla y nunca soltarla.

—Listo, esto será suficiente.

Me acerqué a ella y tomé el alcohol al igual que un pequeño algodón. Los combiné y me acerqué a la pequeña herida.

—Andrew, quiero...

—No te muevas, Daphne.

—Lo siento —se movió un poco por el dolor—, me echó de casa.

En ese momento dejé de aplicarle desinfectante y verla de forma directa. Aquello me dio un temor increíblemente grande.

—¿Cuáles son tus planes? —pregunté preocupado.

—Me quedaré en casa de Ámbar, solo que ella regresa en dos días.

—Te propongo qué te quedes aquí —sonreí alegre.

—No, tranquilo, no quiero incomodar, me iré a un hotel.

—No, al contario, quiero que te quedes. Nadie estará en casa todo el fin de semana, así que nos quedaremos solos. Tendremos tiempo de calidad.

Me alegraba tener tiempo a solas con ella. Creo que sería demasiado bueno para ambos. Además, esto nos dará ver realmente que es lo que pasa con nosotros.

Le terminé de colocar un pequeño vendaje, cerca de su cuello. Afortunadamente no había más daño. Solo un par de moretones en su brazo y en su cadera, además de uno en su mejilla.

—Creo que sería bueno ocultar esto —señaló el moretón en su mejilla.

Tenía razón. Asentí con la cabeza y busqué el pequeño estuche con lo básico. Bajé cuando lo obtuve, pero no estaba en la sala. Noté que estaba en la cocina, por lo que llegué hasta ella.

—¿Qué haces? —pregunté recargándome en la pared.

—Es una forma de agradecerte lo que has hecho por mí. Si voy a estar aquí por un tiempo, tengo que ser útil.

—Oh, te refieres a... ¿esto?

En ese momento tomé harina que estaba en un bol y sutilmente se lo lancé a la cara. Quería jugar con ella, y debía de admitir que era divertido.

—Eres un tonto —dijo ligeramente molesta.

—¿Por qué? Tienes un buen maquillaje, deberías de quedarte así siempre —sonreí inocentemente.

—Entiendo, ¿te refieres a esto?

Ella, al igual que mi acción anterior, me arrojó harina a la cara y ambos, después de toser un poco, quedamos con una fina capa blanca en el rostro. Ambos empezamos a reírnos y divertirnos.

Me encantaba esto de ella, en realidad, en general todo. Era genial saber que podía contar con ella, divertirse como niños, pero cuidarla y protegerla. Sé que ella es capaz de todo, pero realmente no me importaba, solo quería que estuviera bien, por eso está aquí ahora.

Llegó la hora de la cena, después de limpiar la cocina debido al desastre que habíamos ocasionado. La cena era bastante ligera, pero muy sabrosa. Ambos cocinamos y fue una experiencia bastante satisfactoria para ambos, en otras palabras, lo habíamos gozado.

—¿Por qué siempre tengo que ser a damisela en peligro y tú el príncipe azul que viene a rescatarme? —preguntó confundida.

—No lo sé, tal vez solo estaba en el lugar correcto y en el momento correcto. Lo único que sé es que esta última ocasión querías que te salvara.

Eso era bastante cierto. Las veces anteriores solo estaba en el punto exacto, pero me alegraba demasiado saber que ella quería contar con mi apoyo, ayudarla y hacerla sentir mejor, al menos esa era mi impresión.

Continuamos hablando de dimes y diretes hasta que llegó el momento de irse a acostar, era poco antes de media noche y ambos habíamos tenido un día extenuante.

—Daphne, puse tus cosas en la habitación para huéspedes. No olvides que, si necesitas algo, puedes decírmelo. Mi habitación es la que está a lado.

—Buenas noches, Andrew —dijo con una sonrisa.

—Buenas noches, Daphne —respondí de igual modo.

Ella se acercó a la puerta y la abrió para entrar lentamente. Parecía como si no quisiera entrar, o que por algún otro motivo quisiera quedarse conmigo. Yo solo vi como entraba y cuando al final cerró la puerta respiré de forma lenta. En cierto modo, la extrañaba, aunque haya pasado pocos segundos.

Llegué a mi cuarto, acomodé todo lo necesario y me metí a la cama. Tenía insomnio, supuse que era por el hecho de que está Daphne en esta casa, así que solo me quedé despierto, esperando a que algo mágico sucediera como para que me gane el sueño.

—¿Puedo pasar? —dijo Daphne después de tocar y abrir la puerta.

—No puedes dormir, ¿cierto?

Ella negó con la cabeza y cerró la puerta detrás de ella. Me alegraba mucho que estuviera aquí, era muy reconfortante.

—Ven, acuéstate conmigo, veremos una película.

Le hice un espacio en la cama y ella se acercó a paso veloz, casi saltando a la cama. Era de cierta forma demasiado tierno. Pasar tiempo juntos.

Vimos una película mientras hablábamos y comentábamos sobre lo que veíamos, y tengo que aclarar que aquello terminó casi a las 2 AM.

—¿Crees que pueda besarte? —dijo con la cobija a la altura de sus ojos.

—¿Desde cuándo pides permiso? —pregunté curioso.

Ella sonrió, sabiendo que le estaba dando lo que ella quería, un "sí" como respuesta. Se acercó a mí y me dio un beso en los labios. Ese beso me hizo sentir lo mismo que la otra noche, esa explosión de sensaciones que no puedo explicar con palabras. Simplemente la tomé levemente de la mejilla y continué disfrutando de ese hermoso y maravilloso beso.

Después de eso, ella se acostó lateralmente y empezó a bostezar, hice lo mismo y todo se quedó en silencio.

—Abrázame —dijo en un susurro.

Pude alcanzar a oírla, por lo que pasó mi brazo por su costado hasta que nuestras manos se encontraron y se unieron. Así fue como terminó la noche.

Muchos pensarían que, al estar en la cama con Daphne, siendo de noche y en una casa sola sería sinónimo de sexo desenfrenado, pero no fue así. Solo nos quedamos dormidos, abrazados, de forma cálida y tierna. Algo que mi corazón había pedido a gritos al igual que el suyo.

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