6.César-recuerdo
El sonido que producía el timbre de la escuela indicó que iniciaba la hora del receso por lo que, apenas la maestra dio la indicación de que los estudiantes salieran, César y Andrés empezaron a sacar el dinero que sus respectivas madres le daban para comprar en la tiendita de la escuela
pero mientras Andrés terminaba de sacar su dinero, se dio cuenta que, César, además de sacar su dinero sacaba también una carta y la guardaba rápidamente en el bolsillo del pantalón de su uniforme
-¿para quién es esa carta?- le preguntó Andrés a César -¿la puedo ver?
-¡no!- le contestó César -es para una persona muy especial
-bueno. Solo puedo desearte mucha suerte a quien se la vayas a entregar y es mejor ya bajar porque seguramente habrá una larga fila- le dijo Andrés y los dos bajaron al instante
ya en el patio de la escuela, Andrés le dijo a César que lo esperaría en uno de los asientos que estaban en la entrada de la dirección, lugar donde los dos, se ponían siempre a la hora del receso, ante esto César aceptó y Andrés se retiró de allí mientras se formaba en una de las cuatro filas
pero en medio de los griteríos, César logró divisar a Rosa, quien se había enrollado el suéter por la cintura y que estaba junto con sus dos amigas, de nombre Gretel y Angélica
"necesito que se alejen de ella". Se decía César en lo más profundo de su mente y entonces desvió la mirada y alcanzó a ver la persona que empezó todo y fue quien, indirectamente, casi le causa la muerte, y solo por haberle dicho los sentimientos que sentía por esa persona antes de las vacaciones de navidad
pero esa persona no era la única a la que César temía ya que, desde que entraron en enero, palabras hirientes y humillantes provenientes por personas de su salón hacía que los días en la escuela fueran demasiado difíciles y a eso se le juntó el "accidente" que había sufrido, pero aún así, César no les guardaba rencor
luego de varios minutos, César alcanzó a ver como Rosa se alejaba de sus amigas y se dirigía a los salones ya que, seguramente, se le había olvidado algo por lo que César aprovechó eso y la siguió
cuando llegó al salón, vio que Rosa estaba buscando algo en el interior de su mochila y con cierta timidez, César entró al salón
-Rosa- le hablo César con cierta timidez a Rosa, quien se espantó un poco, pero después de ver quien era se tranquilizó
-¿cómo estás?- le respondió Rosa de manera amable a César
-bien. ¿Puedo hablar contigo?- le preguntó César
-claro, si quieres sentémonos un rato- le propuso Rosa y ambos se sentaron en uno de los pupitres de aquel salón
-me da un poco de pena así que mejor te escribí esta carta- le dijo César y después sacó del bolsillo de su pantalón la carta y se la entrego con mucho miedo a Rosa y esta la agarro de manera normal y empezó a leerla
"a lo mejor acepta". Pensó César mientras Rosa leía aquella carta y después le dedicaba a César una sonrisa cálida
-César- le decía Rosa mientras miraba directamente a su compañero -eres un chavo lindo, pero yo solo te veo como un compañero e incluso como un amigo. En verdad lo siento
escuchar aquello fue una especie de decepción para él, pero hubo otro sentimiento que empezó a expandirse dentro de César, era un sentimiento que ya llevaba tiempo que invadía la mente de aquel joven pero ahora crecía con demasiada fuerza
-en verdad lo siento- le dijo Rosa mientras le regresaba a César su carta
-no te preocupes- le dijo César mientras volvía a agarrar la carta -al final de cuentas eres como esos hijos de puta- le contestó César y entonces salió de aquel salón
César se refugió en un lugar muy oculto de aquella escuela y apenas se sentó empezó a llorar mientras recordaba todas las humillaciones y los golpes que había recibido y fue también en ese instante, que César se prometió en cumplir una promesa que ya tenía pensado en realizar
y ahora, luego de quince largos años, César se encontraba cumpliendo aquella promesa, aunque faltaba mucho que hacer antes de dar el golpe definitivo
había pasado cinco horas desde que secuestró a Rosa y le había anunciado de su secuestro a Alberto y ahora se encontraba bebiendo un trago de cerveza mientras permanecía sentado en una de las sillas del comedor en silencio, y entonces, el celular de César empezó a sonar y se dio cuenta que era la única persona que tenía su número telefónico registrado
-te iba a llamar más tarde- le dijo César -necesitaba un momento a solas- le dijo a Andrés apenas César respondió a su llamada
-lo hiciste verdad- le cuestiono Andrés
-cómo lo estuve planeando amigo- le confirmó César
-¿y ahora qué harás?- volvió Andrés a preguntarle a su amigo
-disfrutar lo que pueda mientras tengo compañía- le contestó cínicamente César a su amigo
-por favor César, no cometas una estupidez de la que puedas arrepentirte
-ya te dije que no tienes de qué preocuparte- le dijo César de manera tranquila -no la mataré, pero si me haré cargo de que sufra de la misma forma que yo sufrí
luego de despedirse, César dio por terminada la llamada y posteriormente agarro su lata de cerveza y se dirigió a su cuarto
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