Mientras Rosa caminaba por el borde de la carretera se puso a pensar en todo lo que había ocurrido durante esos largos días de cautiverio y se dio cuenta que César tenía razón en sus palabras y en lo que significaba en realidad su secuestro y venganza

ella era el eslabón más débil y quien sostenía a las personas que ella amaba y si ella se derrumbaba también lo harían los demás y también comprendió que César había escogido una buena venganza para ella y fue revelarle que su supuesta vida feliz era un completo engaño

la mujer sentía que su mundo se estaba derrumbando e incluso después de sufrir aquello sentía ganas de morir allí mismo, sola y sufriendo, pero era tal su distracción y deseos de muerte, que Rosa no se dio cuenta que un auto estaba disminuyendo la velocidad detrás de ella y después paró a un lado

-¿se encuentra bien?- le preguntó el hombre apenas bajó el vidrio de su auto

-¿quién es usted?- preguntó Rosa bastante desconfiada

-me dirijo a la ciudad, no sé si quisiera un aventón ya que supongo que se dirige para allá verdad

Rosa no tuvo otra opción que aceptar la ayuda que le ofrecía dicha persona y después de ponerse el cinturón de seguridad se reanudo la marcha hacia la ciudad

-¿qué hacía en la carretera a estas horas?- le cuestiono el hombre a Rosa

-nada importante- fue la única respuesta que Rosa le proporcionó al hombre

-si ocurrió un accidente puedo prestarle mi teléfono para que pueda llamar- le dijo el hombre mientras le mostraba el celular a Rosa

-gracias, pero no ocurrió nada grave y no se lo tome a mal pero no tengo ganas de hablar- le dijo Rosa de manera seria a la persona 

el trayecto continuó de manera silenciosa hasta que por fin llegaron a la ciudad y la única vez Rosa habló fue cuando le tuve que decir al hombre la calle donde vivía y luego de unos quince minutos llegaron a la dirección que la mujer le proporcionó

-muchas gracias- le dijo Rosa a la persona mientras se quitaba el cinturón y salía del auto

-antes de que se vaya quiero darle esto. Espéreme un momento- le dijo aquel joven mientras sacaba un papelito y una pluma para anotar algo y después se lo entregaba a Rosa -llámeme cuando quiera. Yo vivo aquí en Puebla- le dijo el hombre y después de despedirse aquel auto se fue

Rosa le dio un simple vistazo al papelito y se dio cuenta de que se trataba del número telefónico de dicho hombre asi como tambien su nombre, el cual, era Mauricio

cuando entro a su casa y vio algunas fotografías donde salía ella y Alberto, Rosa no pudo evitar sentir una opresión en el pecho y eso obligó que Rosa subiera de inmediato a la planta alta para también darse cuenta que su marido aún no llegaba por lo que se quitó la ropa para darse una ducha

mientras las gotas de agua que estaban en temperatura cálida empezaban a recorrer el cuerpo desnudo de la joven, está, soltó unas pequeñas lágrimas cuando empezó a recordar su adolescencia y después de bañarse, Rosa se puso ropa limpia y a cepillarse su pelo

cuando terminó, Rosa escuchó como la puerta principal se abría y después se cerraba por lo que Rosa, ya cambiada pero descalza, empezó a bajar las escaleras y Alberto la vio radiante pero también sería

-necesito que hablemos Rosa- le dijo Alberto a Rosa

-ni creas que te voy a preguntar el porqué tuviste sexo con Angélica- le respondió Rosa cuando termino de bajar las escaleras -lo que sí te voy a preguntar es qué esperabas ganar con molestar a César. Era un pensamiento hormonal que tenías

-aquello era solo un juego- le respondió Alberto a Rosa

-pues espero que veas las consecuencias que trajo tu juego. Provocaron que una persona se llenara de odio y me odiara cuando ni siquiera le hice nada- le reclamo Rosa -y que te quede claro una cosa Alberto. César no es el culpable de todo lo que paso y ni siquiera la tendrá por lo que va a pasar

-¿de qué hablas?- le preguntó Alberto un poco confundido

Rosa no pudo seguir hablando ya que le costó mucho, sabía que todo cambió de manera radical e incluso no podía ver a Alberto de la misma manera que lo veía antes de su secuestro y de pronto surgió una idea en la mente de Rosa y al parecer, Alberto adivino lo que quería decirle

-no me pidas eso. No me pidas el divorcio- le respondió Alberto de manera suplicante -lo podemos volver a intentar. Lo que paso con Angélica es un error que me arrepiento

Rosa se dio cuenta que hasta en cierto punto Alberto hablaba con la verdad y hasta la hacía dudar de sus sentimientos y todo llegó a su clímax cuando Alberto intentó besarla y si bien ella quiso desviarse, eso no pudo ser posible porque al final, tanto Rosa como Alberto se fundaron en un beso, pero se trató de un beso sin amor y seco

"lo siento Alberto. Pero la decisión ya está tomada". Pensó Rosa mientras Alberto la seguía besando