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21.César-golpes

Luego de su visita con Angélica, César entró a su auto, el cual encendió y se retiró de allí

cuando ya estaba alejado, César estaciono el auto y sacó las dos últimas direcciones y luego de meditar por un breve tiempo agarro la penúltima dirección y sintió cierta decepción al ver quien era la siguiente persona que tendría que visitar

sabía que el marido de esa persona estaba en Cholula así que se apresuró en ir a la casa de la siguiente persona

finalmente llegó y vio que las luces estaban encendidas por lo que se bajó del auto y cuando llego al patio de la casa vio que Gretel estaba en la sala leyendo una revista por lo que discretamente empezó a buscar el interruptor para suspender la energía de toda la casa, primero se fijó por la entrada y cuando no lo encontró se dirigió a la parte trasera hasta que su búsqueda resultó favorable y apagó las luces para después esconderse en la parte más oscura del patio al mismo tiempo que sacaba su arma

se escuchó como la puerta se abría y Gretel se acercaba al interruptor para volver a encender las luces y cuando eso ocurrió, César le tapó la boca con su mano mientras que con la otra le apuntaba con su arma para que no cometiera algo en contra de César

-quiero que permanezcas tranquila y si haces algo indebido creeme que no tendré piedad en matarte. Entendiste- le susurro César a Gretel y esta solamente asintió por lo que ambos entraron a la casa

apenas entraron, César cerró la puerta y acto seguido soltó a Gretel y está volteó a verlo

-por favor, llévese cualquier cosa, pero no me haga nada- le imploro Gretel mientras este seguía apuntándole con su arma

César entonces agarró una silla y después se sentó mientras seguía mirando seriamente a Gretel

-arrodíllate- le ordenó César y Gretel obedeció -ahora quítate la ropa

-por favor no me haga eso- le seguía suplicando Gretel y César asustó a la mujer preparando su arma como si estaba apunto de dispararle y aquello hizo que la mujer empezará a desnudarse enfrente de César

cuando ya estuvo desnuda la joven intentó mantener la calma ante dicho hombre, pero fueron las palabras de César que hicieron que Gretel quedará paralizada

-así de tímida te muestras ante Rafael- le cuestiono burlonamente César a la mujer, quien, al escuchar esas palabras pudo adivinar quién era esa persona que estaba sentado enfrente de ella y la apuntaba con una arma de fuego

-entonces es verdad- le cuestiono Gretel -haz vuelto

-inteligente. Lamentablemente no tanto como nos gustaría que fuera- le dijo César -y supongo que ya sabes que yo tengo a tu compañerita verdad

-entonces en eso también decía la verdad- le dijo Gretel y aquello impresionó a César y fue entonces que este le pidió explicaciones a Gretel -yo la ayude a buscar una carta que le mandaste a Rosa y la encontramos en una caja de zapatos

aquello tomó por sorpresa a César, pero no fue el hecho de que Rosa no tirara la carta que le dejó a Rosa si no que viviera con miedo por lo que venía escrito, al final, las palabras de César se cumplieron

-enserio me sorprende que Rosa no haya tirado la carta, pero me agrada la idea de viviera con ese miedo- le confesó César a Gretel mientras este sonreía y ella se cubría sus pechos y su sexo

-¿porque eres así? tengo entendido que Rosa y yo nunca te hicimos nada

-pero su silencio las condenó a esta situación

-no era mi intención César- se disculpaba Gretel mientras intentaba reprimir sus ganas de llorar, aunque eso no evitó que ella soltara unas lágrimas agrias

-calla mejor esa boca con la que besas tanto a tu marido como al imbécil de Rafael- le dijo César a Gretel

-¿qué piensas hacer?

-solo diré esto porque prácticamente tú me das igual- le respondió César mientras se acercaba a Gretel y ambos se miraron directamente a los ojos -tanto tú como Rosa sufrirán de la peor manera por no tratar de evitar esto

luego de haber dicho aquello, César se puso de pie y finalmente salió de la casa de Gretel para nuevamente entrar a su auto y dirigirse al último lugar que esperaba con muchas ansías y mientras conducía entre las ya calles desiertas de la ciudad, una sensación le invadió y esa sensación era también la necesidad de golpear a alguien

luego del largo trayecto, César finalmente llegó a la casa de la última visita que daría esa noche y a diferencia de con sus otras visitas, César tocó frenéticamente la puerta y luego de algunos minutos se escuchó como alguien bajaba las escaleras y luego abrió la puerta un joven de piel clara de pelo rizado color café

y fue en ese instante que dicho joven de nombre Sebastián abrió la puerta que recibió un fuerte golpe por el puño de César que Sebastián retrocedió abruptamente mientras se tocaba la nariz

-¿que te pasa idiota?- pregunto Sebastián, pero este no recibió respuesta por parte de César quien en vez de responderle le seguía golpeando a base de patadas y uno que otro puñetazo cada vez que Sebastián intentaba levantarse

Sebastián intentó huir subiendo las escaleras y esconderse en cualquier lado, pero aquello no funcionó, ya que César lo atrapó y reanudó sus golpes en el rostro de Sebastián hasta que César agarro a este por medio del cuello de su playera interior y lo empujaba fuertemente hacia la pared, en donde recibió un golpe en la cabeza

-a que te recuerda esto- le empezó César a hablar a Sebastián mientras este ya no podía mostrar más fuerzas para enfrentarse a los golpes de César

-déjame ya en paz desgraciado- le ordenó Sebastián y en cambio recibió otra patada en el estómago

-dime que te recuerda todo esto desgraciado- le dijo César mientras amenazaba con golpearlo con más fuerza -dime a quien golpeabas con esa misma intensidad 

y como si Sebastián adivinara quien era dicha persona su temor y escepticismo aumentó aún más

-no puedes ser César. César era un idiota pendejo- dijo Sebastián y entonces recibió otro golpe en su ya sangrado rostro

-agarra tu celular y quiero que le hables a Rafael- le ordenó César al instante

-ya no tengo contacto con él- le contestó Sebastián y aquello molestó aún más a César y sacó su arma para amenazar a Sebastián

-no me quieras ver la cara de pendejo y haz lo que te dije- le dijo César mientras seguía apuntando a Sebastián con su arma y este último obedeció y agarró su celular

luego de buscar y de encontrar el número de Rafael, César se lo arrebató y mientras seguía apuntando se sentó sobre la cama 

-¿bueno?- respondió la voz adormilada de Rafael

-espero no haber interrumpido tu dulce sueño Rafael- le dijo César de manera irónica

-¿quién eres?- le preguntó Rafael quien con solo escuchar la voz de César se sobresaltó, pero no tardó en comprender quién era -eres tú malnacido- le cuestiono Rafael a César

-espero que ya estés al tanto de mi

-lo suficiente para odiarte aún más- le dijo Rafael -me puedes decir que estas haciendo en casa de Sebastián

-digamos que vine a pagar una deuda que Sebastián tenía conmigo, aunque no está del todo completa y eso va para ti y para Alberto

-no te tengo miedo desgraciado y creo que quien debe de temerme eres tu a mí- le dijo Rafael de manera arrogante y aquello provocó que César se riera por el comentario de Rafael

-creo que no estas entendiendo nada y si quieres entender de qué estoy hablando porque no le das una visita a Gretel y a Sebastián y así te darás cuenta que todo a cambiado

-piensas que no te voy a arrestar. Tengo las cartitas que le mandaste a Rosa y a mis amigos y lo único que falta es saber donde tienes a Rosa para poder arrestarte y verte tras las rejas- le respondió Rafael y César seguía siendo sin tomar en serio a Rafael

-solo te dire una cosa. Tu estúpida determinación será tu perdición- le dijo César -y si quieres ver como esta tu estúpido amigo tendrás que venir a verle- le respondió César y entonces este colgó la llamada

al terminar la llamada, César aventó el celular y se acercó demasiado hacia con Sebastián mientras que César le agarraba del pelo

-siempre fuiste y eres el más idiota y el que menos secretos tienes, pero que serás testigo de los secretos de los demás- le respondió César

-lárgate hijo de puta- dijo Sebastián tratando de demostrar una valentía que ahora ya no poseía

César se limitó a sonreír sarcásticamente y posteriormente, éste, le escupió en la cara a Sebastián

-eso es lo único que mereces- le dijo César y después se levantó y se fue de allí para ingresar a su auto

apenas entró, empezó a inhalar y exhalar un poco de aire por todo la adrenalina que había gastado en esa noche, pero ahora ya todo estaba listo y seguía planear la culminación de esta pesadilla por lo que encendió el auto y se trasladó nuevamente a la cabaña    

      

    

   

  

   

      




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