Hiashi corrió hacia el rubio con su Byakugan activado, este solo esquivaba el ataque sin problemas, cosa que frustraba al Hyuga.

- Tus oídos y olfato está potenciado con chakra- decía el Hyuga enojado- pero eso no explica como diablos puedes esquivar mis ataques.

-Los ataques de los Hyuga son tan estrictos y cerrados. Sabiendo pelear con uno es pelear contra todos- decía el rubio en forma burlona- son tan necios que no han desarrollado técnicas nuevas en siglos, todo se siente exactamente igual- el rubio empezó a rodearse del chakra rojo, liberando 6 colas y una parte del esqueleto de zorro.

- Calla demonio, debí deshacerme de ti antes- decía el Hyuga frustrado empezando a hacer su técnica de rotación evitando varios shuriken que el rubio arrojó con fuerza. 

En plena técnica, unas garras rojas del suelo salieron, tomando con fuerza al líder del clan Hyuga, deteniendo su técnica en el instante y azotandolo con fuerza en el piso.

- Siempre ha sido su punto débil, no crean su protección debajo de los pies- decía la criatura roja, alzándolo nuevamente y estrellándolo contra el piso con fuerza- por Hana-sama- decía arrojándolo de nuevo en el piso- por Hinata, por Hanaba, por toda la casa secundaria del clan, por Naruto- volvió a decir mientras lo seguía estrellando en el piso, siguiendo así hasta que no quedó rastro alguno de lo que era el líder clan,solo una masa de carne y piel que no se reconocía, lanzando lo que quedaba del cuerpo a la mansión Hyuga, terminando así con todos los que tenia en ese lugar.

Sakura estaba corriendo a la academia, su madre estaba resguardada en ese lugar, sabiendo que el equipo de Gai ya estaba con los demás se imaginó que sería un buen lugar donde iniciar su búsqueda, sin embargo, a mitad del camino encontró a su madre tirada, con una expresión de terror en los ojos. Sakura se acerca rápidamente a ella para saber como se encontraba.

- Sakura, el demonio, el demonio vino por mi, sálvame hija- decía la mujer entre lagrimas de miedo, se aferraba con fuerza a su hija, como si soltarla significara la muerte.

- Mamá, debemos irnos, tenemos que salir- decía Sakura tratando de levantar a su madre y huir, pero esta se resistía. 

- No, hay que matarlo- decía esta con una cara perdida y poco a poco empezaba a levantar la voz- hay que matar a ese demonio, hay que matarlo como se debía hacer hace años, debemos terminarlo, no dejaré que todo lo que hice sea en vano- seguía gritando con los ojos inyectados en sangre. 

Sakura se quedó congelada por la actitud de su madre, estaba perdiendo todo el control y parecía que se dejaba consumir por su mente. Ya era tarde, había quedado corrompida por la sed de poder y sangre. 

- Huele a miedo y a sangre- decía una voz que estaba a espaldas de Sakura. 

Esta al escucharla voltea rápidamente, pero recibe una estocada en su hombro, clavandola en un árbol cercano. El rubio que la había encontrado se acercó a la madre de Sakura, de manera intimidante, la mujer no dejaba de gritar de miedo y empezó a lanzar rocas que el rubio esquivaba sin problemas. 

- DÉJALA- gritaba Sakura sin poderse quitar la espada, esta estaba aferrada a su cuerpo con chakra y con cada intento de sujetarla sentía más dolor. 

- Elijan- decía el rubio con una sonrisa maligna- solo mataré a una de las dos.......

- A ELLA- gritó la mujer desesperada- mátala a ella, déjame vivir y haré lo que desees, te daré dinero, riquezas, placer, lo que desees, solo déjame vivir.

-QUE DIABLOS TE PASA- gritó Sakura con algunas lagrimas, su madre la estaba vendiendo para salvar su cuello- ella fue quien te hizo daño, fue quién planeó todo, mátala a ella.

El rubio tenía una sonrisa aún más grande en su rostro, como si disfrutara escuchar que madre e hija no dudaban en traicionarse. 

- No mataré a ninguna- dijo el rubio divertido- la muerte es un descanso eterno, sin dolor y sin tristeza, un encuentro con los seres que más amamos y un juicio al que todos son sometidos......... matarlas sería darles la paz después de lo que hicieron. Irán al infierno al morir...... pero quiero que lo pasen no solo en la muerte, sino en vida.

El rubio se acercó a Mebuki y con un kunai empezó a hacer lo mismo que aquella mujer había realizado años atrás. Enterró el kunai en cada ojo mientras ella gritaba del dolor, pidiendo que parara, pidiendo perdón y piedad, quedando inconsciente por la perdida de sangre. En todo momento Sakura volteó la vista y empezó a derramar lágrimas al escucharla gritar a su madre del dolor, y cuando volteó a ver, su madre estaba tirada con el rostro lleno de sangre, ella no sabia si estaba viva o no, únicamente estaba aterrorizada por ver a su madre así. Su miedo aumentó al ver como el rubio se acercaba a ella, esta con todas sus fuerzas y a pesar del dolor estaba quitándose la espada, pero no pudo hacer mucho, ya que el rubio le lanzó en el otro brazo un kunai, este se enterró por completo en su brazo, dejándola unida al árbol, mientras el rubio tomó la espada y con un corte hacia abajo cortando parcialmente la extremidad, dejando el brazo colgando únicamente por los músculos del hombro, Sakura gritaba del dolor con tal fuerza que empozó a escupir sangre, sintiéndose mareada y al borde del colapso,

- Veamos como te va sin tus brazos.... lo más preciado para un ninja- esto lo dijo el rubio tomando el kunai de su otro hombro y repitiendo la acción, por lo cual Sakura dio un grito de agonía antes de colapsar en el piso por completo. 

El rubio las dejó en el piso, mientras se acercaba a la aldea nuevamente, aún había áreas a la que no atacó, había ninjas aún protegiendo varios lugares y civiles escondidos, pero este sintió que ya se tomó demasiado tiempo, empezando a cubrirse con el chakra rojizo.... 6, 7, 8..... 9 colas liberadas, convirtiéndose en el Kyubi, el zorro de las 9 colas, atacando la aldea por completo, destruyéndola y formando una última técnica que apuntaba al monte de los hokages. Todos los que veían esto se rindieron..... no hay hokage que los proteja, no hay suficientes ninjas que lo contengan, no hay nada que hacer. Toda la aldea quedó quieta, aceptando su fin, y cuando una voz maligna y gruesa dijo algo, sabían que era la última palabra que escucharían en su vida.

-BIJUDAMA-