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Capítulo 7: "Conteniendo un amor: Una noticia que genera nostalgia"

Un joven de cabello alborotado miraba lo que había escrito en la corteza de un árbol mientras pensaba: Hoy se cumple 6 meses desde el día en que te conocí y recibí la misión de ser tu guardián, 6 meses que han sido maravillosos para mí, pues el estar a tu lado no solo ha hecho que mi poder aumente, sino además me hace tan feliz, si me siento feliz, me conformo con verte, estar a tu lado, apoyarte en lo que necesites, yo me conformo con ello, no pido más, solo estar junto a ti siempre, siempre mí bello angelito.

Gokú, decía una dulce, pero a la vez temerosa voz, sacando de sus pensamientos al apuesto joven.

Aquí estoy, respondió el nombrado, mientras su rostro se iluminaba de alegría al tiempo que pensaba: Con solo oír tu voz me siento tan feliz mi angelito bello, ahora comprendo que esta felicidad que tu provocas en mí se debe al amor que tú me haces sentir por ti, por este amor, que, aunque estoy consciente que es algo imposible entre los dos me es imposible de evitar.

Ya te he dicho que no me gusta que te alejes de mí, ¿Dónde andas Gokú?, decía la dulce voz, mientras se oían unos pasos.

Fui por unos frutos, tenía un poco de hambre, discúlpame, por haberte dejado sola Milk, respondió Gokú dulzura, mientras caminaba a darle el encuentro a la joven Diosa.

Aquí estás, dijo la pelinegra al ver a su guardián.

Claro que aquí estoy, aquí estuve siempre desde que llegué, solo fui por estos frutos, pero ya estoy aquí, ¡discúlpame! respondió Gokú con una encantadora sonrisa, que estremecía el corazón de la joven Diosa.

No hay nada que disculpar, es solo que pensé que tal vez volviste al castillo por algún desafío, decía Milk con calma.

No, hoy no vino nadie a desafiarme, respondió Gokú.

Y ello te entristece, dijo Milk con calma.

La verdad extraño que me desafíen, pues cada vez que combato puedo medir mis avances, pero a su vez prefiero permanecer aquí, cuidando de ti, agrego Gokú con calma.

Me alegra escuchar ello, yo me siento más tranquila cuando te veo cerca de mí, decía la pelinegra.

Y yo estoy más tranquilo cuando estoy a tu lado, respondió Gokú, mientras miraba con dulzura a la joven Diosa.

Castillo:

Un joven cabello de flama platicaba con su padre en una habitación.

Apoyar al planeta Levita, decía Vegueta.

Si hijo, ellos están solicitando el apoyo de los guerreros más poderos de muestro planetas pues les quieren arrebatar sus territorios, y ellos pues no son una raza guerrera, respondió el rey.

Comprendo ello padre y por supuesto les apoyaremos, pero dime padre, ¿a quienes piensas enviar a esta misión?, decía Vegueta.

A ti y a tu comando hijo, respondió el rey, haciendo una pausa para acotar: Ustedes son los guerreros más poderosos de nuestro planeta, por ello tome esa decisión, además el combatir les permite seguir desarrollando sus poderes.

Cierto padre, pero Kakaroto no podrá ir con nosotros, ya que él no puede dejar a Naturaleza por mucho tiempo sola, ¿no?, decía Vegueta.

Naturaleza, mientras no se aleje del bosque sagrado está protegida, además creo que esta será una buena oportunidad para saber hasta donde se ha elevado los poderes de Kakaroto, respondió el rey.

Bien, ¿Cuándo le darás la noticia a Kakaroto y a los demás padre?, dijo Vegueta.

Mañana primera hora, ya que por la tarde estarán partiendo a Levita, respondió el rey.

Vegita: "Bosque Sagrado"

Descansa Milk, yo velare tus sueños, decía Gokú, mientras la joven diosa parecía caer en un profundo sueño sobre el pasto que daba a una hermosa laguna.

El joven de cabello alborotado, acomodaba los cabellos de la pelinegra, mientras recorría con la mirada el rostro de la joven.

Tu piel es tan suave, decía Gokú, mientras con una de sus manos acariciaba el rostro de la joven Diosa, mientras la miraba embelesado, cuando de repente un fuerte viento inundo el lugar. Orius, pensó el apuesto joven, mientras se ponía de pie.

Al poco tiempo la persona que vino a su mente apareció frente a él.

Buen día, dijo Gokú, haciendo una reverencia.

Veo que Naturaleza está reposando, respondió Orius, mientras caminaba hacia la pelinegra.

Sí, gasto mucha energía hoy, pues tuvo que sanar a muchos animalitos enfermos, decía Gokú.

Claro, dijo Orius, haciendo una pausa para agregar: Ya puedes marcharte, yo me quedare con ella.

No puedo irme, yo soy su guardián, respondió Gokú con firmeza.

Muchachito irrespetuoso, yo soy tu superior, por lo tanto, te ordeno que te largues, dijo Orius con firmeza.

Lo lamento, así usted sea un Dios, y le deba respeto, usted no pueda darme una orden pues no soy su guardián, la única persona que puede dármelas es la Diosa Naturaleza, y ella me dio la orden de no dejarla nunca sola, mientras ella toma una siesta para recuperar energías, respondió Gokú con la mayor calma posible.

Bien, está bien, veo que eres muy obediente dijo con cierto sarcasmo Orius.

Es mi obligación no descuidar a nuestra Diosa, respondió Gokú.

Bueno, esperare a que Naturaleza despierte, necesito platicar con ella, dijo Orius, tomando asiento junto al lugar donde descansaba la joven Diosa.

Bien, dijo Gokú.

Puedes alejarte un poco de este lugar, agrego Orius con firmeza.

Lo lamento no puedo hacerlo, ya se lo dije, respondió Gokú con calma, mientras caminaba hacia un árbol y se apoyaba en el tronco del mismo.

3 horas después:

Orius, decía Milk, mientras tomaba asiento.

Sí, soy yo Naturaleza, decía el hombre.

¿Qué lo trae por aquí?, respondió Milk con calma.

Quería saber cómo te encontrabas, dijo Orius.

Estoy bien, respondió la pelinegra mientras buscaba con la mirada a su guardián.

Se cansó de estar parado vigilándonos y decidió irse de una vez, pues le dije que yo te cuidaría hasta que despertarás, dijo Orius.

La pelinegra no respondió nada, solo guardo silencio, mientras pensaba: Gokú no pudo irse sin despedirse de mí, él no haría eso.

Naturaleza, el supremo anda planeando una reunión de Dioses...., decía Orius, interrumpiendo el pensamiento de la joven Diosa.

¿Reunión de Dioses?, respondió intrigada Milk.

Si, en el planeta del supremo,..., decía Orius.

Cataratas:

Un joven de cabello alborotado se mojaba el rostro con las aguas de una laguna, mientras pensaba: No lo soporto, estoy seguro que ese Dios está interesado en ella, pero yo, yo no soy nada para oponerme a alguna relación entre ellos, él es un Dios como ella, aunque es mucho más mayor que ella es un Dios como ella.

El pensamiento del apuesto joven fue interrumpido por una voz.

Kakaroto, Kakaroto, decía una voz.

¡Caulifa! ¿Qué haces aquí?, respondió entre sorprendido y molesto Gokú.

Vaya, no pensé que te molestara verme por aquí, yo solo quería verte y mostrarte que lo logré, decía Caulifa.

No es que me moleste tu presencia, pero a este valle no se puede entrar sin autorización y lo sabes, respondió Gokú.

Nadie tiene por que saber que estuve aquí, dijo la joven.

Bueno, dime, ¿Qué te trae por aquí?, ¿Qué es lo que has logrado?, respondía Gokú.

Ya puedo convertirme en Súper Sayayin, decía la joven cambiando su color de cabello a otro tono.

Vaya te felicito, respondió Gokú.

Gracias, ¿ahora si crees que puedas tomarme como pareja?, dijo Caulifa.

¿Qué?, respondió Gokú confundido.

Soy la única mujer Sayayin que ha logrado esta transformación, decía Caulifa.

Caulifa, ya lo hemos hablado, lo mejor es que vuelvas al castillo, porque tengo que volver con Naturaleza, respondió Gokú, causando molestia en la joven.

Naturaleza, Naturaleza, como la odio, pensó Caulifa, luego de ello la joven decidió irse del lugar.

Voy con Naturaleza, dijo Gokú.

Minutos después:

Una entristecida pelinegra tomaba asiento en el pasto, cuando de repente alguien llego tras de ella.

Gokú, dijo Milk, mientras giraba su rostro para ver a la persona que estaba tras de ella.

¡Discúlpame! por demorar tanto, pero fui a las cataratas, el Dios Orius me dijo que él no se iría hasta que volviera, respondió Gokú, mientras buscaba con la mirada al Dios.

Se acaba de ir lo llamo el supremo, decía Milk.

¿Qué te pasa?, te dio alguna mala noticia el Dios Orius, respondió Gokú, tomando por impulso el rostro de la joven diosa entre sus manos, haciendo que el cuerpo de ambos empezara a temblar.

Me dijo que habrá una reunión con el supremo, dijo Milk, alejándose de su apuesto guardián, para así evitar sentir lo que él le provocaba cada vez que estaba tan cerca de ella.

¿Cuándo?, respondió Gokú.

Aun no lo sabe, solo sabe que solo tengo que ir yo, acoto Milk causando nostalgia en el joven de cabello alborotado.

No creo que sea una reunión de muchos días Milk, a lo mucho serán 3, dijo Gokú con optimismo.

Al día siguiente: "Castillo"

En unas horas, decía Gokú mientras pensaba: Después de todo nuestra separación llego antes de lo pensado, podré soportar tanto tiempo sin verte.

Kakaroto, escucho el joven de cabello alborotado.

Sí, dime, respondió Gokú.

Mi padre dice que vayas con Naturaleza y le digas que no se distancie para nada del bosque,...., decía Vegueta.

Minutos después: "Bosque Sagrado"

Una misión, decía con nostalgia la pelinegra.

Sí, respondió Gokú.

¿Cuánto tiempo estarás fuera?, dijo Milk con nostalgia.

No lo sé, generalmente las misiones duran algunas semanas o meses, ya que el solo viaje es muy largo, respondió Gokú.

Claro, dijo Milk con nostalgia.

Prométeme que no te alejaras de aquí, agrego Gokú, tomando las manos de la joven Diosa, a pesar que ello hacía que no solo su cuerpo temblara, sino además su corazón palpitara a gran velocidad.

Lo prometo, dijo Milk con nostalgia, soltándose del agarre de su apuesto guardián, para luego abrazarlo.

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